Antes de la caída del sol.

Esta es la historia de cómo mi familia poco a poco fue creciendo, actualmente tengo dos potrillos, Apple Core, y uno que está en camino, y del cual no sé aún si es un potro o una potrilla, pero quiero contar como los concebimos.

Todo comenzó aquella noche hace casi ocho años en que Applejack y yo volvíamos de una aldea cercana para vender las tartas de manzana, nos había alcanzado una fuerte tormenta y, por ello, Applejack tuvo un accidente y se hizo una esguince en una de sus patas traseras. Tras cuidarla y relajarnos, algo comenzó a florecer entre los dos y, lo admito, ella dio el primer paso. Tras ello, comenzamos a salir, y aquí comienza la historia de nuestra primera hija, de su madre, y de nuestra familia.

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Unas semanas más tardes después de aquello, y de que se recuperase, Applejack y yo comenzamos a salir a escondidas de los Apple y mis hermanas, no estábamos seguros de querer contarlo aún a ellos, sin embargo, nuestros amigos ya lo sabían y nos ayudaban a guardar el secreto, eran pocos los momentos que Applejack y yo teníamos para nosotros solos, y queríamos aprovecharlos.

Este puede que sea el inicio de nuestra familia, fue una tarde en la que decidimos ir de picnic, nos fuimos a un sitio que Applejack conocía, un lugar con un lago y un extenso campo para acostarnos a tomar un cálido baño de sol.

-Aquí es perfecto, ¡Loud, trae la cesta! -me llamaba.

Por aquel entonces, aún no podía comunicarme telepáticamente, por lo que aún usaba el lenguaje de signos y mi pizarra, pero, para Applejack eso no suponía ningún problema, se había acostumbrado a mi antigua forma de comunicarme.

Me acerqué con la cesta levitando a mi lado y, una vez llegué donde Applejack me decía, la posé en el suelo y saqué el mantel, extendiéndolo. Tras hacerlo, Applejack colocó la cesta sobre ello y se sentó encima, a continuación, me senté a su lado, sonriendo.

La joven Pony granjera tomó un prolongado respiro y se posó sobre mi, relajada. Me sorprendí enormemente, el corazón me dio un vuelco al sentirla apoyarse en mi, aún me costaba verla así de mimosa.

-Al fin solos... -decía. -Ha pasado un tiempo desde que tuvimos la última oportunidad...

Asentí ante su afirmación, la verdad es que yo también echaba en falta un poco de mimos, y no suelo ser de quién los pide, pero ella... Ella era especial, los quería a todas horas. Desde aquel día, mi mente no podía pensar en otra cosa, el brillo y el olor a manzana de su melena dorada, la firmeza de sus cascos, y el resplandor esmeralda de sus ojos, por no hablar del hipnótico sabor a manzana de sus besos.

-Eh, Loud... ¿En qué piensas? -me preguntó.

Di un pequeño sobresalto al oír su pregunta. Tras eso, me puse a hacer surcos con el casco sobre el mantel, me había puesto rojo como un tomate, no sabía qué responderle, sin embargo, ella rió suavemente. Ante aquella risa, la miré, se estaba tapando la boca con su casco, como si aguantase la risa.

-Todavía eres un poco tímido, ¿verdad?

Asentí sin remedio.

-Mira, es así de fácil Loud... -dijo sentándose frente a mí y posando un casco sobre mi pecho. -Yo... Yo me siento muy cómoda contigo, y me gusta estar contigo... No sé si será raro o no que una Pony de tierra como yo salga con un unicornio como tú, pero... Yo quiero estar contigo.

El corazón vo lío a darme un vuelco, entonces, comencé a usar el leguaje de seguimos con ella, diciéndole: "No digas eso, eres la Pony de tierra más fuerte que conozco, yo no soy gran cosa, apenas sé usar correctamente mi propia magia"

Ella volvió a reír levemente.

-¿De verdad piensas eso? ¿Soy... La más fuerte que conoces?

Asentí. Tras eso, bajó la cabeza y me empujó levemente.

-Pues deja que te diga una cosa. -respondió. -A mí me da lo mismo que seas el mejor o el peor usando tu magia, lo que no me da igual es que no veas lo que eres.

Ladeé un poco la cabeza ante eso, no sabía muy bien a qué se refería.

-Mira, no hace falta ser el mejor en magia para ser como eres, y me gustas tal así. -decía elevando lentamente la cara.

Cuando la elevó finalmente, pude ver que su rostro estaba ruborizado, ¿era posible que ella también se sintiera nerviosa? No... No puede ser... ¿De verdad?

-Oye, vamos a dar un pequeño paseo por los alrededores antes de comer, así abriremos estómago. -dijo levantándose y dando leves saltos sobre el césped.

Asentí y me levanté, caminando hacia ella para alcanzarla. Cuando lo hice, ella rió levemente y echó a correr, sorprendido, comencé a caminar cada vez más rápido hasta que inicié el galope. Poco a poco, mi rostro dibujaba una sonrisa mientras corría hacia Applejack, mientras corría, no paraba de escuchar su sonrisa. Era asombrosa, muy rápida, apenas podía alcanzarla, era tan veloz como una centella.

Applejack dio un buen frenazo levantando levemente la tierra, esperando a que yo llegase, se había colocado en lo más alto de un terraplén. Cuando llegué, dejó que recuperase un poco el aire para, luego, tirarse sobre mí y que ambos empezásemos a rodar colina abajo abrazados, hasta que, finalmente, ella quedó sobre mi, apoyando su cabeza sobre mi pecho. Reí por lo ocurrido, al menos en gesto, sin percatarme que ella me estaba mirando, cuando me percaté, me paralicé por sus ojos llenos de ternura.

Ella sonrió y se acercó a mí, besándome. Sin poder creérmelo aún, devolví esos besos que ella me daba, tras un rato, ella se separó levemente de mi, sin levantarse de encima mía.

-Oye, Loud... -me dijo. -No cambies, nunca...

Ante ello asentí y, para mi sorpresa, volvió a besarme, esta vez más suave que antes.

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Tras una larga hora dormitando en el mismo sitio me desperté, me sentía genial, despejado y feliz. Casi a la vez, Applejack, quien estaba también dormitando a mi lado, se despertó, tenía la crin un poco alborotada, pero tenía una enorme sonrisa dibujada en el rostro.

Intenté espabilarla un poco empujándola con mi morro, a lo cual, reaccionó riendo un poco y suspirando.

-¿Ya te has despertado? -preguntó tras un prolongado bostezo.

Asentí ante su pregunta, acomodándola a mi lado.

-Oye, tengo hambre, vamos a comer y luego nos damos un baño, ¿vale?

Tras ello, la ayudé a levantarse para irnos a comer, sin saber que, justo una hora antes, Applejack y yo ya habíamos plantado la semilla de nuestra propia familia.

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No fue hasta el día de la familia cuando me enteré, Applejack me dijo que estaba embarazada. La sorpresa fue tal que me había cortado la respiración, por no decir que el corazón me dio un vuelco y no pude contener mi felicidad, la abracé y la besé con todo mi cariño, la idea de que iba a ser padre me llenó de alegría, no podía creérmelo, era como un sueño. Esa noche no solté en ningún momento a Applejack de mi abrazo, por fin entendía por qué, meses atrás, la veía tan hermosa, era eso... Estaba embarazada de un hijo nuestro.

En mitad de aquella noche, pude oír a Applejack llorar entre gimoteos mientras la abrazaba, me sorprendí un poco, ¿qué era lo que le había provocado eso? Pasé mi casco por su rostro, secando sus lágrimas, lo cual la sorprendió.

-Oh... ¿Te he despertado? -me preguntó.

Negué con la cabeza.

-Loud... ¿Puedo acostarme sobre ti? Necesito verte...

Al oírla hablar así, la abrace y, juntando mi rostro a su crin, asentí. Applejack se movió con cuidado y se apoyó sobre mi cuerpo mientras me miraba con sus ojos llenos de lágrimas, ¿qué le pasaba?

-Necesito confesarte algo... -me dijo. -Antes de quedar embarazada, tuve cita con el doctor... Me dijo que era poco probable que pudiera tener un hijo.

Me sorprendí enormemente al oírla, no esperaba aquella confesión. De repente, me tomó un casco con fuerza, podía sentir como sus lágrimas corrían mientras pegaba la cara contra mi pecho.

-Tuve mucho miedo... Pensé que, aunque encontrase al Pony adecuado... No podía tener un potrillo... -me contaba. -Lo de ahora... Es un milagro...

Intentaba calmarla acariciando su espalda. Applejack levantó el rostro y me miró, tenía los ojos rojizos de tanto llorar.

-Loud... Nuestro bebé... Lo querré con locura... -decía Applejack sonriendo con los ojos cerrados y llorando a mares. -Gracias por darme una familia...

Al oírla, la abracé con fuerza y cuidado, sentía como el corazón se me derretía al verla así, estaba tan acostumbrado de ver a Applejack tan fuerte y segura de sí misma que verla así me había descolocado. Acaricié su crin cuidadosamente para calmarla, hasta que, finalmente quedó dormida sonriendo sobre mi.

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Los meses iban pasando, y su embarazo iba en aumento y por buen camino. Pese a estar cada vez más avanzada, ella insistía en realizar los trabajos en la granja, como era arar o recoger las manzanas, aunque la abuelita Smith y yo hacíamos lo imposible por qué se detuviera, que ella debía descansar, pero conociéndola y lo obstinada que es, no se iba a detener.

-¡Applejack, te he dicho que vayas a descansar! -le regañaba la abuela Smith.

-Abuelita, ya te he dicho que estoy bien. -le respondía Applejack.

-¿Bien? ¡Por todos los manzanos, ¿te has visto últimamente la tripa?! ¡No puedes seguir trabajando en tu estado!

-Pero...

-¡Ni pero ni peras! Nosotros nos encargaremos de sacar la granja adelante mientras tú te preocupas de ti y de ese potrillo. ¿Verdad, Loud Off?

Asentí ante la pregunta de la abuela.

-¡Ahg...! Está bien... Pero no sé qué voy a hacer si no trabajo en la granja. -quejó Applejack.

-Lo que tienes que hacer es descansar, potranca, ese pequeño que tienes ahí tiene que crecer con tranquilidad, y solo lo hará si mamá se queda quietecita y descansa lo que debe.

-De acuerdo...

A regañadientes, Applejack se dirigió a la casa, parecía muy molesta por la situación, debía ser de que no le gustaba que la vieran como un estorbo.

Me dirigí a la abuelita Smith y, con el lenguaje de signos, le pregunté si estaba molesta.

-¡Es normal, Loud! -me dijo con una sonrisa y elevando su casco. -Las Apple somos muy obstinadas con nuestros embarazos, y no nos frenamos si podemos, así que tenemos que "obligarlas" a que se tomen su descanso.

Puse un semblante preocupado en mi rostro.

-¡No te preocupes! -me dijo animosa. -Créeme si te digo que esto es normal, ahora ella necesita descansar. Llamaré a Applebloom, Shine y Greeny para que te echen un casco con la recogida.

Mientras tanto, en la casa, Applejack estaba tumbada sobre el sofá, gruñía un poco y se peleaba con el cojín. En ese momento, pudo oír que llamaban efusivamente a la puerta.

-¡Está abierta! -dijo.

La puerta se abrió de sopetón, dejando entrar al salón un sinfín de confeti y serpentinas, además de un enorme y pavoroso bramido de mata suegras y chirigotas, se trataba de Pinkie, quien venía acompañada de Twilight, Rarity, Fluttershy y Rainbow Dash.

-¡Sorpresa, feliz quinto mes de embarazo! -gritó efusiva la Pony rosada.

-...Pinkie Pie, ya te he dicho que no hace falta que celebremos cada mes de mi embarazo. -decía Applejack quitándose los confeti de la crin.

-¡Por supuesto que debemos! -respondió Pinkie. -¡Has sido la primera de nosotras en estar embarazada, tenemos que celebrarlo!

-Siento mucho todo esto Applejack, debe ser muy duro para ti. -le dijo Twilight.

-Lo realmente duro es tener que oír a la abuelita Smith una y otra vez decir que no me esfuerce mucho. -respondió Applejack. -¿¡Cómo quiere que me pase el día sin hacer nada!? Empieza a ser agotador que tanto ella como Loud hagan todas mis tareas.

-Querida, es comprensible. -intervino Rarity. -Una embarazada debe de estar tranquila y relajada para así conseguir que el potrillo nazca fuerte y robusto.

-A lo mejor eso va contigo, pero no conmigo.

-Yo... Yo creo que estás siendo un poco injusta con ellos. -le dijo Fluttershy.

-¿A qué te refieres? -preguntó Rainbow.

-Pues... No quieren que te agotes, saben que debes de hacer un gran esfuerzo, y que lo mejor que puedes hacer es descansar, te tienes que preocupar ahora por ese potrillo, y ellos saben lo mucho que te esfuerzas, sólo intentan ayudarte.

Todas mantuvieron el silencio durante un rato. Applejack rompió el silencio con un suspiro prolongado.

-Aah... Lo peor es que tienes razón... Debo agradecérselo a todos...

-¿Podemos ayudarte? -le preguntó Twilight.

-No... Debo hacerlo yo por mi, pero gracias...

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Tras una larga tarde trabajando en las labores, todos llegábamos agotados a casa.

-¡Estoy muerta! -decía Applebloom desplomándose sobre el suelo.

-¡No pensé que las tareas de Applejack fueran tan duras! -comentaba Shine.

-Loud... Tengo sueño... -decía Greeny.

-Tienes que cenar antes de irte a dormir, potrilla. -le decía cariñosa la abuela Smith,

-Eeyup.

De repente, me percaté de un suave y sabroso olorcillo que parecía venir de la cocina.

-¿Qué pasa, Loud? -me preguntó Greeny.

Comencé a andar hacia la cocina guiado por el olor, era como si fuera un perro. Al llegar ahí, pude ver a Applejack sacar algo de horno de leña con cuidado, era un sabroso y gran pan.

-Veo que habéis vuelto. -nos dijo tras dejar el pan sobre la mesa.

Greeny tragó saliva al oler el pan, de hecho, juraría que se le caía la baba y, en un momento dado, le rugió la tripa. Applejack se acercó a mi hermana y, sonriendo, le frotó la barriguita.

-Alguien tiene hambre, eh, ¿potrilla?

-Y sueño... -respondió dando un bostezo.

-Venga, aguanta hasta que cenes. -dijo tomándola con cuidado entre sus cascos.

-¡Vaya, qué sorpresa! -dijo Applebloom de pronto entrando junto a Shine a la cocina.

-¿Has hecho tú la cena, Applejack? -le preguntó Shine.

-Si, he pensado que os merecíais algo rico tras todo el trabajo de hoy, y los días que os tocan en los próximos meses. -dijo Applejack.

-Que buena idea, Applejack. -dijo la abuela Smith tomando asiento al igual que Big Mac.

-¿Sabes? Cuando te vi con Loud y Greeny, era como si fueras su mamá. -dijo Applebloom sonriendo.

Ese comentario sonrojó a Applejack, no esperaba eso por parte de Applebloom.

-Jejeje... Bueno, dentro de poco será con nuestro propio potrillo.

-Jo... Cenemos ya... Que quiero irme a dormir... -quejaba Greeny.

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Tras la cena llevé a Greeny a su cuarto, la pequeña estaba echa polvo, de echo, me abrazaba débilmente sin soltar a Mopi de su casco hasta que la tumbé en su cama. La arropé y me disponía a irme a dormir cuando Shine entró, también se mostraba cansada. La empujé levemente con el morro para que espabilase un poco y no se quedase dormida en mitad de la habitación.

-Buenas noches, Loud. -me dijo.

Bese a ambas en la frente y me dispuse a salir. Hiendo a mi habitación, Applejack me llamó.

-Loud...

Me giré y pude verla asomada desde su cuarto con la cabeza baja y con la melena suelta. Me dirigí a ella y pude ver qué hacía un gesto con el casco como si me indicase que entrase a su cuarto, la seguí y, una vez dentro, cerró suavemente la puerta y me abrazó.

No sabía exactamente qué se le pasa a por la cabeza.

-Oye... Lo siento...

Me pilló por sorpresa oírla decir eso.

-Siento estar tan tonta últimamente... Aún me creo capaz de poder hacer todas las cosas que hacía antes de estar embarazada, pero todos tenéis razón... No debo forzarme a hacer esos esfuerzos, y más si tengo tu regalo conmigo. -decía Applejack.

No sabía cómo reaccionar, solo la rodeé con el casco y la abracé delicadamente.

-Eres muy bueno conmigo Loud... -susurró. -Ojalá pudiera volver oírte hablar de nuevo... Esto de hablar sola contigo es duro.

Sorprendido, tomé aire y suspiré, besándola en su nuca. Entonces, con el casco, y sobre su piel, comencé a escribir una frase sobre ella. Applejack se sonrojó cuando se percató cuál era la frase que escribía sobre ella: "Te quiero"

-Eres un tonto... Pero eres mi tonto...

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Los meses fueron pasando, y el embarazo de Applejack iba en aumento. Algunos días tenía antojos raros y, curiosamente, muchos de ellos estaban alejado de lo habitual, tenía antojos de helados con cosas raras como alfalfa, o quesadillas con guindillas, ¡y a ella no le gustaban las guindillas! Fueron unos meses raros en los que Applejack se negaba a descansar, pese a que tenía náuseas y la panza cada vez más grande, pese a todo ello, la cara y la actitud se le cambiaba en el momento en que nuestro bebé le daba una patada, en esos momentos, se sentaba con cuidado y comenzaba a acariciarse la tripa con una sonrisa y mirada de esperanza en su cara, era como si nuestro pequeño tomase el control de la situación para calmar a su futura madre.

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Tras lo ocurrido con Neferis, no pasó mucho más de un mes hasta que Applejack dio a luz a una hermosa potrilla, para nuestra sorpresa fue una pequeña unicornio con las crines anaranjadas, y su piel estaba dividida en dos colores, blanco por debajo y marrón por encima, llamamos a nuestra hija Apple Core, por ser el núcleo de nuestra nueva familia.

Durante los primeros días, Applejack y yo nos turnábamos para cuidarla cuando lloraba en mitad de la noche, obviamente, ella se encargaba de darle de mamar leche, mientras que yo me ocupaba de los cambios de pañales y de consolarla cuando lloraba. Era un trabajo duro, no recuerdo levantarme tan cansado, pero, ¿sabéis que? Cuando veía a nuestra potrilla explorar el mundo que la rodeaba, todas las noches en vela y los cambios de pañales valían la pena.

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Han pasado seis meses desde el nacimiento de Apple Core, nuestros amigos ya la conocen, y ella conoce y juega con sus tías mordisqueándole la cola cola para seguirlas a todas partes. Cuando venia Pinkie, se escondía bajo la cola de Applejack, creo que a Apple Core le da un poco de miedo su actitud, pero siempre la engañaba con algo dulce o unos globos para que saliera de su escondrijo, en el caso de Rainbow, ella siente cierto interés en jugar con su colorida cola, Twilight la solía inspeccionar, aún se sigue preguntando a día de hoy por qué es bicolor y como es posible que entre el largo historial de Ponys de tierra que tiene la familia Apple haya nacido una unicornio, con Fluttershy, Apple Core se siente tranquila, de vez en cuando la lleva de paseo a ver los animales de su cabaña, y Rarity se pasa esos momentos que puede para intentar peinarla, aunque la pequeña no se deja mucho. Mientras que nosotros aprovechamos esos momentos para descansar un poco, entre el trabajo y los cuidados de nuestra pequeña acabamos derrotados, nosotros también necesitábamos un poco de mimos...

Las cosas se fueron complicando un poco cuando Apple Core comenzó a tener episodios de magia, pues eran impredecibles, y cuando sucedían nos tomaban por sorpresa, como una ocasión en la que apiló todas las manzanas al lado del silo, o como cuando volvió el granero del revés. No eran cosas difíciles de solventar, pero era un poco peligroso, fue entonces cuando decidí hacer un poco de profesor con ella, le enseñé lo básico para que pudiera usar su magia con seguridad.

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Cuando Apple Core cumplió su primer año, nos tomó a todos por sorpresa, mi madre, su abuela, fue la más sorprendida.

-¡Escuchad todos! -nos decía. -Creo que la pequeña va a decir su primera palabra

Sorprendidos, nos acercamos. Mi madre la sus tuvo con cuidado entre sus cascos y la puso de tal modo que nos viera.

-Ma... Ma... -decía Apple Core.

-¡¿Va a decir mamá?! -preguntó Applebloom sorprendida y con una sonrisa en la cara.

-Ma... Man...

-¿Man? -preguntaron a la vez Shine y Greeny.

-Man... ¡Manzanas! -dijo finalmente Apple Core.

Hubo un silencio momentáneo al escuchar su primera palabra, la verdad es que me pilló por sorpresa, los bebés suelen decir "mamá" o "papá" como su primera palabra, pero esto no lo esperaba.

-¡Manzana! -dijo Apple Core de nuevo.

-Sin duda es una Apple. -dijo Applejack orgullosa y tomándola entre sus cascos. -Bien hecho, mi corazón de manzana.

Apple Core balbuceó un poco buscando que su madre la abrazara, y orgullosa, Applejack la abrazo suavemente.

-"Estoy orgulloso de ti, Apple Core" -le dije

Cuando le hablaba, Apple Core miraba a todos lados, era como si buscase a quien le estaba hablando.

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Antes de cumplir sus dos años, y antes del torneo de los tres equinos, Apple Core le hizo una pregunta a su madre.

-Mamá...

-¿Si, Apple Core?

-¿Por qué papá no nos habla como los demás? -le preguntó.

Esa cuestión tomó por sorpresa a Applejack, no se había preparado para ello.

-¿Es que papá me odia? -preguntó apenada.

-¡Para nada! -le respondió agachándose frente a ella. -¡Papá te ama con locura! Es solo que papá es mudo.

-¿Mudo?

-Si, significa que no puede hablar.

-¿Por qué?

-Bueno... Tu abuela me contó que es algo que le pasa desde que nació. -le explicaba Applejack. -Lo que pasa es que papá no tiene voz, y por eso nos habla usando su magia.

-¿No se puede curar?

-Me temo que no, terroncito... -dijo Applejack apenada. -Pero, ¿sabes? No me importa.

Apple Core no entendía muy bien lo que su mamá le decía mientras se sentaba y la levantaba entre sus cascos.

-Aunque no tenga voz, tu padre siempre está ahí cuando le he necesitado, ten por seguro que tú también podrás contar con él.

-¿Siempre?

-Siempre.

-Y... ¿Le duele a papá el no tener voz? -volvió a preguntarle a su madre.

Applejack sonrió comprensiva.

-Yo también me pregunté lo mismo... -le respondió. -Pero no es un dolor como cuando te raspas los cascos, si no de otro tipo. Lo comprenderás cuando te hagas mayor.

-¿Seré tan fuerte como tú o papá?

-¡Dalo por hecho! -le dijo. -Eres un Apple, y ¿sabes qué le puede gustar a papá?

-¿Qué?

-Que cada vez que vuelva a casa, o salga de su estudio sin nada cargando o haciendo levitar, le des un fuerte abrazo.

-¿Eso le gustará?

-¿No te preguntabas si te quería? Hazlo, y seguro que sabrás cuánto te quiere.

-¡Vale!

Casi en ese mismo momento, entraba por la puerta, dejando a un lado mis alforjas.

-Creo que ya ha llegado. -dijo Applejack contenta.

-¡Papá! -dijo corriendo hacia mi.

Antes de poder darme cuenta, Apple Core se lanzó hacia mi, abrazándome con todas sus fuerzas. Si dijese que me lo esperaba, mentiría, pero no pude evitar abrazarla a ella también.

-"Hola, mi potrilla"

Apple Core sonrió y me abrazó tan fuerte como podía. En ese momento, Applejack se acercó a nosotros.

-Hola Loud. -dijo sonriendo.

-"Hola Applejack" -le respondí.

-¿Qué tal el encargo de tu cliente?

-"Es un poco indeciso, pero vamos avanzando" -respondí con un poco de cansancio en mi rostro. -"¿Y tú, mi potrilla? ¿Qué tal estás?"

-¡Muy bien! -me respondió con una sonrisa inocente.