Creo que ya me tocaba... Una historia "larga".

Titulo: Las caras de un dado.
Disclaimer: Todo es de Shore and cía.
Pairing: Huddy.

Spoilers: En realidad no hay spoilers.

Resumen. Seis oneshots, cada uno visto por uno de los personajes principales. House, Wilson, Foreman, Cuddy, Cameron y Chase, por ese orden. Todos relacionados con el Huddy. Son de manera continuada, pero con grandes saltos en el tiempo.

Es una idea que tenía desde hace mucho y que acabé no hace tanto. Hay cosas que hoy por hoy no me gustan porque pienso diferente, pero decidí respetar mi idea original...

Espero que os guste!!

NatY

Pd. Si no hay separaciones o hay algún problema con los guiones, os puedo asegurar que es cosa de fanfiction.


I. HOUSE. Promesas que cumplir.

Wilson, en traje y corbata, intimidado y nervioso era una escena para ver; pero Wilson, en traje y corbata, intimidado, nervioso, contra la pared de uno de los pasillos del hospital y con una amiga de Cuddy tan pegada a él que seguramente hacía que ya no supiese ni de quien era cada aliento… Esa escena, era una de esas en las que no te paras a pensar en ningún momento que estás espiando a tu mejor amigo y mucho menos, te sientes mal por ello.

-Pero, ¿qué va a hacer? ¿Va a…? –susurró House recibiendo por contestación una mirada reprobatoria de Cuddy, un "ssshhh" y un codazo.

Al comienzo de una nueva canción, Cuddy lo había cogido de la mano sin decir ni una palabra y lo había arrastrado por media fiesta hasta la salida. Una vez fuera, se dignó a darle explicaciones. Explicaciones que no pasaron del "hay algo muy interesante que quiero enseñarte" y del "ahora hay que ir en silencio hasta el pasillo siguiente. Creo que ahí lo verás". A lo largo de todo el trayecto, pensó en mil escenas, pero sin duda alguna aquélla las superaba todas; o casi todas, si se paraba a recordar las cosas que se había imaginado…

Y justo ahora, con Lisa pegada a la pared, con él pegando su pecho corbateado a la espalda semidesnuda de Lisa, y con ambos medio inclinados a la izquierda para poder ver a Wilson y a su acompañante sin que ellos los viesen, no puede evitar sonreír cuando ella le da un leve codazo y le echa una de sus miradas amenazantes mientras lo manda callar con un "ssshhh".

Lo rodeó el aroma femenino.

-Eeehhh… Sebill, me pareces una mujer excelente, de verdad –decía Wilson 15 metros más allá, con traje de fiesta, intimidado, nervioso y contra la pared-, pero yo no busco nada serio ahora mismo.

-Yo tampoco Wilson –sonrió la mujer justo delante de su cara. –Estoy muy feliz como estoy.

-Entonces, ¿qué hacemos aquí?

-No busco nada que vaya más allá de 4 minutos y medio. Bueno, tres en realidad –concretó después de un instante en el que pareció pensárselo.

-¿Cómo? –preguntó Wilson sin comprender.

-Te lo explicaré –declaró riéndose al ver la cara de Wilson. -Hace años, hice un trato con una amiga de la universidad, un trato que siempre he cumplido. El trato era pasar esta canción que está sonando ahora mismo y que por cierto, hace mucho que no escuchaba -comentó como si lo acabase de pensar-, con la persona con la que nos apeteciese estar. Sin ataduras Wilson, sin compromisos. Llegar adonde queramos llegar, ir adonde queramos ir. Simplemente, dejarse guiar por los sentimientos, no pensar en las consecuencias y ser uno mismo. -Wilson pareció querer decir algo pero ella no lo dejó. -Todo –susurró poniendo uno de sus dedos en los labios del Doctor para que no la interrumpiese-, al menos, durante una canción. Ésta.

-Oh… -fue todo lo que pudo manifestar el oncólogo antes de que el dedo fuese sustituido por unos labios de mujer.

Wilson no tardó mucho en decidir aprovechar la canción, por ejemplo, enredando sus brazos en la cintura de Sebill y acercándola a él más, si cabe.

Y mientras House se reía viendo a Wilson con Sebill…

Se escapó el aroma femenino.

Cuddy escapó de la prisión Pared/House sin que ninguno de los dos pudiese hacer nada por evitarlo. Lo cogió por un brazo para que dejase de espiar a la pareja y mientras se alejaban de la zona él suplicó con voz infantil:

-Un ratito más… ¡A ver si le mete mano!

-Un poquito de privacidad, ¿no? –cuestionó ella sonriendo por la frase anterior.

-Eres mala.

-Encima que te he traído a verlos… Si no llega a ser por mí ni te enteras de que Wilson se había ido con ella.

-Sí, vale, me traes a verlos, pero es que, ¡no me dejas ver lo mejor!

-Oh, claro, perdona –empezó ella sarcásticamente y parando de caminar a pocos metros de la puerta de la fiesta-, que ver a Wilson contra la pared y sudando hasta por las yemas de los dedos no ha sido lo mejor.

-No te creas… -comentó como si nada.

-Agradécemelo –pidió autoritariamente.

-Tienes razón. Gracias –dijo consiguiendo que Cuddy se sorprendiese, ya que no esperaba que House lo hiciese. –Ya verás cuando le cuente a Wilson que lo he visto todo…

-De nada –contestó ella con voz suave y sonriendo. –Y no le digas que yo te lo he dicho. Me mataría…

Se quedaron un momento incalculable –por falta de raciocinio por parte de House- mirándose mientras sonreían, ambos encantados por aquella situación medio absurda a la que los había llevado la vida. Amigos unidos por sus amigos. Irónico.

De repente y sin que House supiese porqué, Cuddy reaccionó.

–Me voy, que hay un par de benefactores con los que quiero hablar.

-¿Les vas a sacar dinero?

-Ésa es mi intención.

-Con ese vestido puedes convencer a quien quieras sobre lo que quieras –mencionó él con un tono entre enfadado y divertido.

-Para eso me lo he puesto –rebatió ella maliciosamente.

-Entonces, ¿puedo volver a espiarlos?

-¿Cómo? –preguntó ella desconcertada.

-A Wilson y a Sebill. Me dejas solo y no tengo nada mejor que hacer así que…

-Haz lo que quieras. –dijo conforme con lo que él decidiese. -La canción acabó hace un momento, ya no los vas a encontrar en la postura de antes…

Después de sonreírle, ella se gira para irse y da unos cuantos pasos. No pasan de cuatro, ya que se para cuando House vuelve a hablar.

-Lo que le ha explicado Sebill a Wilson sobre la canción es cierto, ¿no?

-Sí –contesta Cuddy sin girarse ni mirarlo.

-Y la amiga de la que hablaba –añadió dando un paso hacia ella-, eras tú.

-Sí.

-No te estaba preguntando, lo estaba afirmando –explicó dando otro paso.

-Lo sé –reveló ella aún de espaldas a él.

No le veía la cara, y si no le veía la cara, no podía sacar nada en claro. Decidió dar el golpe. Y un par de pasos más.

-¿Siempre cumples tus promesas? –preguntó ya cerca de ella.

Orgullosa como sólo ella puede ser, se gira, levanta la cabeza y lo mira de una manera desconocida.

-Todas. Me gusten o no me gusten, esté de acuerdo o no. He cumplido todas las promesas serias que he hecho. –declaró con tono orgulloso. -Todas, menos una –añadió al final.

-¿Cuál? –preguntó él con la curiosidad a flor de piel.

Ella agachó la mirada mientras sonreía. Pareció pensar si contestar, o que contestar. Por fin y para alegría de House, levantó la vista dispuesta a contestar.

-House –gritó la voz de Sebill desde el final del pasillo. –Que bien que no tengo que buscaros. Yo soy tú y voy a ver a Wilson. Está ahí, en ese pasillo. No se mueve. No sé que le pasaría –comentó mientras las dos mujeres se miraban de manera cómplice.

-¿No sabes qué le pasa? –preguntó House esperando sonsacarle algo.

-Ni idea… Ni que le hubiesen hecho algo –murmuró casi riéndose. –Lisa, vamos a tomar algo por favor. Estoy sedienta. Además, quiero disfrutarte cinco minutos más antes de que te pongas a hablar con los aburridos benefactores. Tengo un par de cosas que contarte –agregó mientras le giñaba un ojo.

-House, vete a ver a Wilson anda, no sea que se nos quede así para siempre –le pidió Cuddy. –Luego os busco, que quiero ver su estado con mis propios ojos –añadió divertida.

-Me encantan estas fiestas benéficas –dijo Sebill a la vez que abría la puerta de la fiesta-, tienes que hacer más e invitarme a ellas. Lo peor son los benefactores. Yo no sé como los aguantas. A mí que me viene un enfermo un poco pesado y ya me apetece mandarlo a tomar viento…

Cuando dejó de ver la espalda semidesnuda de Cuddy, y con pocas ganas de volver al gentío, decidió ir en ayuda de Wilson. Tenía ganas de ver como intentaba disimular. Eso cuando consiguiese reaccionar. Wilson era un ligón, pero por eso mismo, porque él era el ligón, no estaba acostumbrado a entradas como la de Sebill.

Cada uno se fue hacia un lado con compañía distinta a la de llegada. Y aún así, esa noche, todos fueron felices.

Al menos, durante una canción.


Y ya que has llegado hasta aquí... ¿Review?