Título: Given and denied
Fandom: Thirteen reasons why
Claim: Hannah Baker.
Disclaimer: Personajes de Jay Asher.
Summary: Ahora sólo te queda esperar, esperar un poco y todo al fin habrá terminado. —Drabble, Hannah.
Nota: Nunca creí que iba a escribir de este libro, porque aunque me gustó y tal, Hannah me cae mal. So, bueno, no sé qué es esto, tbh, y si lo publico es nada más para que no se quede perdido entre mis archivos. Also, ¡soy la primera en escribir de esto en español! :3. Gracias a R por betearlo, ly, bby :D.
:-:
«Give me back my innocence 'cause I wish to dream again.»
:-:
Las imágenes se muestran en bucle en tu cabeza, intentas apartarlas, pero no tienes ni siquiera fuerzas para ello. En tu mente se dibujan y desdibujan todas y cada una de las cosas que pusiste en esas cintas, todas y cada una de las cosas que dijiste y esas otras que no tuviste el valor o que creíste que no tenían relevancia suficiente para siquiera considerar decirlas también, como algo de relleno, como para que al menos Clay entendiera un poco mejor todo. Tu mente es un caos. Es como si de repente no tuvieras más control de tus pensamientos, de tus acciones; es como si simplemente por el hecho de pensar que se acabó, que vas a hacerlo, que tienes que hacerlo de una buena vez, se te negara el poder controlar tu propia mente, porque al fin ¿para qué la necesitabas más?
Tu mano se cierra en torno a ese bote pequeño lleno de pastillas, ese que no estás segura de qué clase de píldoras está lleno, que sólo tienes la certeza de que van a cumplir su cometido. No tiemblas, no tienes miedo. Es un adormecimiento extraño el que te invade, como si lo que estuvieras a punto de hacer fuera la cosa más normal del mundo, como si ya estuviera estipulado que justo ese fuera tu final. Sientes un cansancio que te invade de golpe, como si repentinamente toda esa carga que sabes que tenías dentro, sobre ti se soltara de repente, tratando de aplastarte todavía más, como alentándote a apresurarte a terminar todo ya, de una buena vez.
Las imágenes siguen en tu mente, como grabadas a fuego. Conversaciones que preferirías olvidar están incrustadas en tu cerebro, parece que son susurradas a tu oído, aumentando el volumen cada vez, con cada oración que pasa, más y más. Pero sigues en calma, sigues en calma porque estás cansada, estás harta, estás rindiéndote por fin. Te resignas, no hay emociones que te invadan, sigue ese entumecimiento que llegaría a ser incómodo, desagradable si le estuvieras prestando la más mínima atención. Pero no. No puedes apartar la mirada de ese recipiente en tu mano, no puedes.
Giras la tapadera y todo te parece tan lento, eterno. Vas tragando las pastillas, de una en una, con insultante facilidad. Te sonríes cuando ves el bote vacío, pero más que sonrisa es una mueca de algo parecido al alivio.
Ahora sólo te queda esperar, esperar un poco y todo al fin habrá terminado.
