No cruzar la línea
Por Yoana Spiegel
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Nota: Espero les guste.
Advertencias: Yaoi.
Entró a su habitación silenciosamente, tratando de no hacer crujir la puerta de Madera. Se paralizó cuando creyó verlo moverse en su cama, pero después de unos segundos pudo darse cuenta que aún dormía.
Caminó lentamente, de puntitas, hasta estar frente al chico mayor; lo miró atentamente, grabando la imagen de su cabello negro, la piel pálida y su eterno ceño ligeramente fruncido. Hasta para dormir se miraba frío y calculador.
Sin esperar ni un segundo más, hizo a un lado las sábanas negras y se metió en la cama, tratando de no moverse más de lo necesario. Cerró los ojos y pudo sentir la respiración pausada y lenta de quien era llamado "el demonio de sangre fría".
—Kaoru, ¿qué haces aquí? —Diablos, él despertó.
—¿Qué te parece que hago? Trato de dormir —rió por lo bajo. Kyouya miró con gran furia el techo blanco. También era conocido por su mal despertar, gracias a su tipo de sangre.
—Haz lo que quieras —dijo el de cabellos negros al pelirrojo, girando y dándole la espalda—; pero no cruces la línea, ¿entendido?
—Creo —Kaoru sonrió malévolamente y abrazó a Kyouya por la espalda. Estaba tentando demasiado a su suerte, pero no le importó. Todo el esfuerzo valía la pena.
Kyouya suspiró sonoramente y cerró los ojos. Ese Kaoru pagaría diez veces más por despertarlo en medio de la madrugada.
El sueño lo invadió rápidamente, mientras se preguntaba qué demonios hacía el Hitachiin menor. Y sin Hikaru, para hacerlo más interesante.