Disclaimer: Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, sino a su respectivo dueño, Masami Kurumada. Fic sin fines de lucro.
Notas: Este primer capi trata mucho sobre la diosa, pero en el que viene habrá más sobre nuestros héroes favoritos :P
Un Par de Ojos Tristes
No es nada. No, seguramente ni si quiera se acercaba.
Jamás sería lo mismo y ella sabía que en cierta manera el "castigo" que se auto infligía en aquellos momentos no era nada en comparación con lo que seguramente significó para ellos. Sí, así es. El frío de la muerte no puede ser experimentado de otra forma o medio que no sea el verla los ojos y experimentar el mismo dolor, el mismo sentimiento y la misma aflicción.
Quería alejarse de aquella enorme mansión lo más pronto posible que ni si quiera le importó tomar un abrigo para cubrirse de la gélida brisa nocturna aquella noche de invierno. A pesar de ser enorme, si no hay nadie con quien compartir su hogar, entonces siempre se sentirá vacía por todo. Y especialmente aquel día no quería escuchar a Tatsumi hablarle sobre los negocios de la empresa que su abuelo le heredó. A veces toda aquella responsabilidad la hartaba y la hacía desear tomar sus cosas un día inesperado he irse de ahí por siempre.
Aquella época de navidad seguramente sería la más triste y horrible de todas sus navidades. Tantas cosas habían sucedido en tan poco tiempo, tantos recuerdos ahora ahogaban todos sus pensamientos, como un torbellino, arremolinándose en su interior, volviendo en invierno también la temporada de su corazón. Se detuvo a pensar en seco en todo aquello y, ahora que meditaba, seguramente todas sus navidades fueron horribles. Sin embargo, lo que ella confundía con felicidad era amargura de otras personas, tristeza de todos esos niños pequeños a los cuales masacraba como si fueran juguetes. ¿Cuál era la diferencia ahora?
Fácil. Aquellos niños ya no estaban ahí y ella estaba sola.
Hacía tanto tiempo que permanecía así. Inútil sería pensar en usar la navidad como un pretexto para llamarlos y que ellos vinieran a visitarla. Tantas despreciables navidades les hizo vivir, que ahora parecería un gesto hipócrita el tratar de redimirse mediante buenos regalos y una hermosa cena. Porque a fin de cuentas, lo que ella quería era ya no sentirse sola.
Después de todos los acontecimientos vividos en el pasado, era justo brindarles la libertad que siempre se merecieron. Dejarlos seguir sus propios caminos, sus propios sueños y anhelos, así que los caprichos de ella no debían interponerse jamás.
Después de tanto, al final sabía lo que era estar sola. En un pasado creía que las personas importantes que la trataban con elegancia eran sus amigos. ¡Cuán equivocada estaba! Tuvo que vivir incontables experiencias, no solo como diosa, sino como humana también, para poder darse cuenta de cuantos errores había cometido, de lo inexperta que era y aún sigue siendo. De toda la farsa que inclusive ella se había creído. En el momento que le dijeron quién era en realidad y cuál era su papel en el mundo, inclusive ella misma no lo creyó. Y a pesar de haber aceptado ese hecho, jamás hubo cambio alguno. Sabía que en el fondo, seguía siendo aquella niña mimada que abusaba de su posición como nieta de un magnate. Que jamás esperó que dicho puesto le fuera concedido, y que posiblemente lo hubiese rechazado en su momento si se hubiera enterado de lo que el hado le deparaba. Estaba tan acostumbrada a su vida que esta noticia le había caído como un balde de agua fría. Pero se obligo a sí misma a actuar como era debido, a pensar como tenía que pensar, a razonar como debía razonar, porque el cosmos, la esencia de la diosa Athena le influyeron a hacerlo al sentir aquel inmenso poder recorrer su cuerpo y mente. Pero jamás dejó de ser aquella niña mimada que deseaba que le cumplieran cualquier deseo por tan estúpido que fuera.
Y aunque ahora no lo demostrara como tal, en cierto sentido sabía que había cambiado. Ahora comprendía el mundo en el que vivía y cuanto tiempo estuvo cegada por su propio egoísmo. Pero de la misma manera sabía que ella aún anhelaba cosas por parte de los demás. Desearía ya no sentirse así y no pensar tanto en ella. En ser feliz si sus caballeros son felices lejos de ella. Como Hyoga quién terminadas las batallas pudo retirarse a vivir su tranquila vida en Siberia, o Shiryu quién decidió cuidar el campo en Rozan a lado de su hermosa Shunrei. Seiya aún vivía en Japón y de vez en cuando la visitaba, pero el trabajo como músico en un bar familiar le quitaba el tiempo, porque también el Pegaso distribuía su tiempo en visitar el Orfanato, a los niños y a Miho. Ellos también se lo merecían. Por su parte, Shun seguía viviendo en la mansión, ella desde un principio le había ofrecido hogar ahí, pero Andrómeda no quería depender de ella así que había conseguido un trabajo como fotógrafo para una revista sobre el medio ambiente y en esos momentos él se encontraba en la India haciendo su trabajo, pues también era reportero de la misma. Su trabajo le ofrecía la ventaja de viajar por el mundo, por lo cual no pasaba mucho tiempo en la mansión. Y eso Saori lo comprendía… ¿Quién quisiera permanecer ahí después de haber vivido hartas experiencias que en su mayoría fueron tristes? Y en cuanto a Ikki… solo él sabía dónde estaba.
Así es, una navidad sola. La primera navidad así.
Después de lo de Hades ella decidió no volver al Santuario más. Al parecer ya no había guerras, la paz por ahora reinaba el planeta ¿Cuál era el fin de permanecer ahí? A fin de cuentas, sin caballeros, tampoco hay diosa. El Santuario jamás volverá a ser el mismo sin sus santos. En las doce casas nunca se volverá a sentir esa aura de paz que las inundaba cuando sus protectores las resguardaban.
Los demás caballeros de bronce y caballeros femeninos de plata que quedaron con vida, se llevaron una gran decepción cuando escucharon esta decisión por parte de su diosa. Pero ¿Qué más podía ella hacer? Ellos también merecían descanso.
El manto nocturno caía sobre ella, la acera tapizada de nieve, las bancas, luces por todos lados. En la esquina un sujeto vestido de Santa Claus ofrecía descuentos sobre la mercancía de su empresa. Ella seguía su camino, envuelta en su blusa color beige y su pantalón de vestir negro. Se había cansado de sus vestidos blancos. La gente iba y venía a su alrededor pero ella siempre permanecía sola.
No fue sino hasta que su mirada se topó con el mostrador de una tienda. Varios lienzos de diferentes tamaños se mostraban ahí. Fue una pintura en especial la cuál llamó su atención, no precisamente por la técnica ni el tamaño, más bien por su temática. Ahí en el cuadro que se le presentaba, habían varías líneas que al final formaban la figura de dos niños. El retrato parecía haber sido pintado por un niño de ocho años. No era bueno en cuanto a colores ni trazos. A decir verdad parecía extraño que un cuadro de semejante apariencia estuviera expuesto en un mostrador de una tienda de arte, puesto que de dicha manera jamás conseguirían publicidad con él ahí.
Saori miró el nombre de aquella tienda de arte. Sobre el dintel de la puerta había un letrero de letras que iban y desaparecían. De diferentes colores y luces que titilaban a su vez. La miró por un momento para después leer: "Un sinfín de miradas"
Indudablemente el titulo le llamó la atención. Volvió de nuevo su vista al lienzo. Por un momento estuvo perdida en él, tanto que no se dio cuenta que un joven sonriente estaba a su lado, con la mirada cerrada y su siempre amable rostro.
— Buenas noches señorita. ¿Desea preguntar por aquella pintura?
Saori de inmediato se sobresaltó al escuchar su voz e instintivamente dirigió su mirada hacía el joven que le sonreía con alegría.
— Yo… he bueno… de hecho sí. Me gustaría saber quién es el autor de este escenario. — Dijo señalando con la mirada el lienzo.
— ¡Oh! — El joven se sonrojó. — Bueno… en realidad aquella pintura la realicé yo… — Sonrió, aún los ojos cerrados. — Sin embargo, yo no soy su autor. Lo único que hice fue plasmar el momento.
La peli violeta lo miró algo confundida. Meditó por un momento en sus palabras y después de ello preguntó:
— ¿A lo que se refiere es que… usted copio el dibujo o algo así? — Ante dicha pregunta aquel jovencito de sonrisa siempre encantadora sonrió todavía más.
— Veo que usted no entiende. Tal vez no ha mirado con lujo de detalle. — Supuso —. Venga, por favor. — Al decir esto con un ademán ambos se adentraron a la tienda y el joven quitó el lienzo del mostrador para mostrárselo una vez más a Saori. Lo colocó sobre el tripié y apagó la luz para colocar una lámpara sobre el lienzo, pues así, su luz se derramó sobre este mismo. — Ahora, observe bien.
Los ojos oscuros se posaron una vez más en la pintura. Saori la contempló por un momento y sin esperarlo algo increíble ocurrió. Algo que la hizo derramar lágrimas. Un momento extraño, sin embargo, todo lo que sabe a felicidad siempre sabrá a locura. Quedó impresionada… no tuvo palabras para expresar su sentir, su voz se quebró, todo en ella se derrumbó. Y sobrevino una amargura al corazón, una tristeza irremediable. Quedó petrificada. Sin embargo, aquel joven seguía sonriendo. Sus ojos siempre cerrados.
Mientras Saori permanecía inmersa en el lienzo, el joven se dirigió a la puerta y la cerró. Al hacer esto, todo por fuera desapareció y se volvió en aquel callejón que era y siempre fue.
Seiya se dirigía a su casa después de una jornada de trabajo. Al abrir su departamento dejó caer su guitarra al suelo al sentir ese cosmos.
— Saori...
Continuará…
Lo entrego hasta ahora porque estuve muy ocupada y además muy cansada. Ayer hice mucho ejercicio (Inat aprendió la lección a la mala y tuvo que pagar dandole 20 vueltas a la cancha de futbol trotando xD, me duele caminar jeje) Pero quería tratar de entregarlo a tiempo y aquí esta :D
Regalo de Navidad para mi querida amiga Fabiola Brambila. Amiga, espero te guste esta historia. Es verdad que Saori no es la mejor protagonista que digamos pero quería experimentar algo nuevo y en realidad espero sea de tu agrado. Ya ha pasado un año desde que entré a esta página y tú eres de las mejores autoras/lectoras que conocí. Me has demostrado que en realidad eres una persona digna de ser llamada amiga. ¡Va para ti! Sin embargo, también quiero dedicarlo a otras dos autoras que me han apoyado de igual manera. Tepucihualt-Shun y Mel-Gotic de Cáncer. Por que las apreció y estimo mucho. Gracias a ustedes tres por haber formado parte de mi 2012.
El próximo capi estará listo en dos días. Me decidí a dividir este pequeño regalo en dos, porque quiero algo especial para ustedes. Gracias por todo!
