Hola, espero que les guste esta retorcida idea, por el cambio de horario todavía es 31, espero que les guste. Esta cosa es corta, no tengo gran coco para esto, quizás después haga algo pervert de esto.
…-.-….
Esa vida de pirata
Hoy era una noche especial, después de todo era el día de Halloween, él había armado la más grande fiesta del año, como todos, quizás el único problema es que casi nunca podría asustar a Inglaterra, la única recompensa que tenia era su magnifica fiesta del día de brujas, a la cual acudían casi todas las naciones.
- muajajajajaja – la risa "psicópata" salió de los labios del rubio estadounidense, sus invitados lo miraban con una gotita de sudor en la frente. Estaba vestido de vaquero.
- Ah cállate – Inglaterra lo golpeo en la nuca, bastante molesto. Él estaba disfrazado de pirata "para variar".
- Pero Inglaterra… - el rubio de lentes lo miro con ojos de cachorro, Inglaterra solo lo volvió a golpear.
- Cállate niño vaquero – dijo con burla.
- Cállate "Siempre visto de pirata" – le regreso la burla.
- ¿Qué dijiste? – lo empujo.
- Lo que oíste – lo empujo, pero sin contar con su gran fuerza, la mando a volar varios metros, estrellándose contra una pared – Maldición – dijo preocupado acercándose al inconsciente del ingles.
- Ahora si te pasaste hermano – dijo Canadá a su lado, quien venia disfrazado de sirvienta francesa (culpa de Francia), Francia quien venia a su lado asintió, este venia "disfrazado" de Adán.
- Se pego muy duro – murmuro Japón, quien venia disfrazado de "L" de Death Note.
- Dejen de criticar y ayúdenme – dijo mientras lo cargaba a un sillón, sin necesidad de ayuda de nadie. Canadá recogió el sombrero.
- Ahora hay que esperar a que despierte – y pasó media hora, la hora, dos horas, y aun no despertaba, lo cual empezaba a preocupar a los demás, especialmente al culpable del estado actual del ingles.
- despierta – murmuro mientras le picaba el pómulo, las cejas, etc, sin éxito.
- Hermano déjalo en paz – Canadá dejo el sombrero al lado del ingles, cuando un ruido llamo a todos, el inconsciente empezaba a despertar.
- Bienvenido Inglaterra, saliste disparado como nunca – sonrió de forma maliciosa, el ingles parpadeo confundido, vio su ropa, al francés y los hermanos. Se paro mientras tomaba su sombrero, y ponía una mirada peligrosa, que erizó la piel del francés, que reconoció esa mirada.
- Inglaterra – se acerco el estadounidense – solo tengo que decir que lo que paso no es mi culpa, es toda tuya – sonrió de forma arrogante, sin notar la mirada que le dirigía el ingles, el francés tomo a Canadá quien cubrió con su cuerpo.
- Eres joven – menciono el ingles, quien lo analizaba - cara bonita – tomo su rostro y no inspecciono más de cerca, mientras el estadounidense se sonrojaba - buen cuerpo – toco el pecho y los muslos, Estados Unidos se alejo con la cara roja.
- ¡¿Qué demonios haces? – grito el de lentes.
- Me gustas, vienes conmigo, serás mío – sonrió de forma petulante, mientras caminaba hacia él otro hombre.
- ¡Estados unidos! – España interrumpió, sonriente – los demás preguntan ¿Que a que horas empieza el espectáculo? – apenan notando al ingles, pero de una forma distinta, una que no había visto hace algunos años.
- Oh vaya España – su sonrisa se volvió malvada, agarro la espada "que parecía que era falsa, pero resulto ser real" y empezó a perseguir al español.
- Chicos corran, ¡Ahora! – grito el francés, mientras agarraba del brazo al estadounidense y empujaba al canadiense, saliendo de la habitación.
- ¡Hey Francés imbécil no te lleves mi tesoro! – grito el ingles que empezó a perseguir al trió, alcanzando su objetivo pervertido.
- ¡Corran! ¡o no saldrás virgen Aldred! ¡corre! – grito mientras recibía una paliza inglesa, que hacia tiempo no había recibido.
Los hermanos se encontraron a Japón, quien venia para preguntar sobre el estado de su amigo, pero ambos se escondieron detrás de él.
- ¿Qué sucede? – pregunto bastante alarmado, pero ninguno contesto.
- ¡Tú! ¡Regresa mi tesoro! – grito el ingles, quien saco su espada – si lo quieres tendrás que matarme para obtenerlo – se abalanzo al japonés.
- ¿De que esta hablando? – pregunto alarmado el japonés, quitándose justo a tiempo, mientras el estadounidense salía corriendo, Canadá se quedo ahí, por que ya no pudo correr.
- ¡Ah le gusta jugar! Bien ¡Entonces jugaremos tesoro! Jajajaja – se carcajeo de forma burlona y fue detrás de él.
- uf – suspiro de alivio el canadiense - ¿Estas bien Japón? – pregunto al pelinegro, quien intentaba no morir del infarto.
- ¿Qué rayos le pasa? ¡Parece un loco pirata que le gusta la pelea! – dijo asustado e histérico.
- No se, parece que se golpeo muy fuerte la cabeza – razono el Canadiense.
- Esperemos que Alfred-san corra mucho
En unos cuartos más allá, la escena parecía similar solo que…
- ¿Qué se supone que haces compañero? – pregunto con sorna el ruso, ya que el estadounidense de aferraba a su espalda, sujetando fuertemente su abrigo.
- Yo… - murmuro un poco cohibido, pero fue interrumpido por alguien más.
- ¡Rusia aléjate de mi tesoro! – grito con euforia el ingles, pelear por obtener lo que deseaba era satisfactorio.
- ¿Pero que sucede Inglaterra? – pregunto con fingida inocencia, mientras intentaba ponerle una mano en el hombre, pero este lo uso para dejarlo en el suelo, Estados Unidos salió disparado del lugar.
- ¡Regresa aquí tesoro, entre mas rápido mejor! ¡y veraz como te gusta! – empezando a correr tras él.
- ¡No! – y así casi la misma escena se repitió, dejando daños incalculables, naciones con traumas psicológicas y/o físicas. Así que las naciones decidieron hacer una cosa para salvar su salud…
- ¡Esperen! ¿Por qué? – dijo el estadounidense en la puerta delantera, todos los países habían bloqueado todas las entradas, excepto una, por el momento.
- Lo sentimos Alfred, pero te quiere a ti – dijo el francés con muchos moretones y quizás algún hueso roto.
- Vendremos mañana lo prometemos – dijo el japonés.
- Pero… - su angustia fue perceptible.
- ¡Adiós! – y cerraron la puerta, bloqueándola.
- ¡!
- Tesoro, estamos solos – apareció Inglaterra en el umbral de la puerta, sonriendo de forma salvaje.
- ¡No!
Al día siguiente…
Francia, Canadá y Japón, que fueron los únicos que quisieron regresar al lugar, quitaron el bloqueo y se animaron a entrar. Encontrando un desastre aun peor de lo que habían dejado el día anterior.
- Hermano – susurro el canadiense, imaginando al pobre de su hermano.
- Esto es un desastre – murmuro el japonés.
- Hum espero que Inglaterra haya sido amable – dijo el francés. Los otros suspiraron por el comentario que había dado el tercer hombre.
Pronto se escucharon ruidos de la sala, todos tragaron duro por lo que podrían encontrar, y animándose de valor, fueron a checar; de pie, y bastante molesto se encontraba Inglaterra, quien al verlos, se puso más furioso.
- ¿Qué quieren ustedes? – pregunto mientras sacaba su espada, dispuesto a rebanar, pero fue detenido por el golpe de algo metálico. El pirata cayó al suelo inconsciente.
- Por fin pude – menciono Estados Unidos bastante cansado, se sentó en un sillón para descansar un poco, dejando al sartén a un lado.
- Hermano ¿Estas bien? – se apresuro a preguntar el canadiense, viendo las pintas que tenia el otro, su camisa estaba rasgada, no tenia botas, y tenia un extraño moretón rosa.
- Si, después me desquitare de esto – menciono con una mirada mortal hacia los otros dos.
- hmm – el hombre que estaba en el suelo empezaba a despertarse - ¿Por qué me duele la cabeza? – se pregunto a si mismo, vio a los otros tres que lo miraban como si estuviera un zombie con hambre de sangre.
- ¿Inglaterra? – pregunto Estados Unidos quien levanto rápido la sartén para darle un remate de ser necesario.
- Por supuesto, ¿Qué haces con una sartén? – vio a su alrededor - ¿Qué le paso a la casa? – volvió a preguntar confundido.
- Que bueno que has vuelto – el estadounidense lo abrazo, se acabaron lo acosos. Al ingles le gusto el abrazo, no sabía por que, pero le agradaba, hasta que noto algo más.
- ¡¿Qué le paso a tu ropa? ¡¿Por qué traes un chupetón?
No es el fin, pero hay que esperar otro año.
…-.-….
Eso fue todo, espero que les haya gustado.
