Disclaimer: Los personajes de Once Upon a Time no me pertenecen
N/A: este es mi primer intento de fic SwanQueen y es AU, ya he subido este fic en otro fandom, así que lo tomo como adaptación, espero que les guste
Capítulo 1: un encuentro inesperado
Era una linda mañana en la ciudad de nueva york la detective Regina Mills se encontraba en uno de los tantos parques que hay en la ciudad, cuando se topó con una pequeña niña que lloraba desconsolada.
–Hola cariño…. ¿Por qué lloras? –Regina trata de ser lo más dulce con la niña que acaba de encontrar llorando.
La pequeña la miró con algo de recelo mientras secaba sus lágrimas. Regina se sentó a su dado en el banco del pequeño parque donde la había visto. Su experiencia como detective de Homicidios la hizo reconocer desde lejos, que la niña estaba en problemas.
–Está bien cariño, yo puedo ayudarte –Regina, dice con la más dulce voz– ¿ves esto? –Le mostró su placa de detective– soy policía.
La niña la miró, esta vez sintiéndose algo, aliviada. Había estado perdida desde hace unos diez minutos y se encontraba aterrada. Por lo general era una niña muy inteligente y cuidadosa, pero el estar en otra ciudad hizo que entrara en pánico al verse pérdida.
–Mi Mamá es policía –murmuró la pequeña.
– ¿Y dónde está ella?
–No lo sé. Se pondrá furiosa conmigo, –ella sollozó–. Siempre me dice que no me aleje.
–Tranquila cariño, yo te voy ayudar a encontrar a tu papi y mami, ¿está bien?
–Mi papi está en el cielo.
Regina se sintió un poco cohibida al escucharla. Los ojos de la pequeña estaban llenos de lágrimas y temor.
–Bien, entonces a tu Mamá. ¿Estabas con ella?
La niña asintió.
– ¿Cómo te llamas? ¿Y cómo se llama ella?
– Charlotte… y mi mamá Emma Swan. También es policía.
Regina trató de hacer memoria para saber si la conocía pero no le resultó familiar.
–Bien Charlotte, ¿sabes algún número donde podemos localizarla?
–Me sé su número.
–Muy bien –Regina sacó su celular mientras le sonreía–. Vamos a marcarle y decirle que estas bien y que venga por ti.
–Debe estar asustada buscándome, se va a enojar mucho conmigo porque la desobedecí.
–Ciertamente debe estar muy preocupada, pero tranquila ¿sí? Ahora dime el número para hablarle.
Una vez que Charlotte, le dijo el número Regina marcó de inmediato, siendo contestado en el segundo repique por una voz algo temblorosa y asustada. La mujer había dicho su apellido y ella no supo porque se le creó un nudo en la garganta y no dijo palabras sola hasta que la mujer volvió a repetir su apellido pero esta vez con más firmeza.
–Detective Swan, le habla la detective Mills para informarle que tengo a su hija Charlotte,… no, no, tranquila, no le sucedió nada. La encontré perdida en el parque y… si, ese parque. Aquí la esperamos.
Regina guarda su celular y dirige la mirada hacia la pequeña niña, quien la miraba expectante.
–Ya viene.
– ¿Estaba muy enojada?
–No, solo asustada de no encontrar a su pequeña –Regina le sonrió para hacerla saber que todo estaría bien–. Charlotte, ¿tu mamá es violenta contigo?
–No. –La niña hizo mucho hincapié– nunca me ha gritado si quiera, pero me ha dicho muchas veces que no me alejé y yo desobedecí.
–Bueno entonces tranquila que todo estará…
– ¿Charlotte? –Emma gritó a medida que corría hacia ella.
La niña corrió hacia su mamá y se unieron en un reconfortante y aliviado abrazo, que tampoco dejó de ser conmovedor. Regina las veía con una pequeña sonrisa.
– ¿Bebé, como me haces esto? –Emma apenas susurraba recobrando el aliento. Esa niña lo era todo para ella y una vez que había regresado del baño del cafetín donde habían estado comiendo helado, y no la encontró fue como caer en un infierno–. Fueron solo dos minutos Charlotte, ¿porque te saliste?
–Lo siento mami –la niña lloraba–. Yo solo quería ver la muñeca.
Emma se apartó y la miró. Regina quedó aún más conmovida al verla con los ojos llenos de lágrimas.
–Pudo haberte ocurrido algo terrible –esta vez hablaba con dureza, pero solo era por el temor que aun corría por sus venas– te he dicho mil veces que hay muchas personas malas en la calle, si no hubiese sido por…- En ese momento recordó a la detective que le había llamado para literalmente regresarle su vida. Porque su hija era su vida.
Emma se levantó y miró a Regina Dios, esa mujer había salvado a su pequeña, esa mujer había hecho que volviera a respirar. No había nada en este mundo con lo que él pudiera recompensarla por lo que había hecho.
–Mucho…
Regina quedó casi en estado de shock cuando Emma la estrechó en sus brazos sin dirigir palabras. Simplemente la abrazó y a pesar de la sorpresa le correspondió el abrazo, sabía que la detective que estaba conmocionada y ella en cierto punto también lo estaba.
–Gracias,-susurró apenas audible– mi hija lo es todo para mí.
Regina llevó su mano a su espalda y la frotó, calmándola. Le pareció tan tierna y conmovedora la escena. La mujer estaba verdaderamente preocupada por su pequeña, no muy a menudo se topaba con padres que amaban a sus hijos de la manera en que ella vio que amaba a su hija.
Emma seguía abrazándola. De pronto Regina se había convertido en un soporte. Ella había salvado a su pequeño tesoro. La vida entera no le bastaría para pagarle por lo que había hecho.
-Solo la dejé unos minutos mientras fui al baño.
–Ella está bien.-Regina le pareció escuchar un sollozo, ella seguía frotando su espalda para así aliviar su preocupación.
–No fue tu culpa, mami –la pequeña Charlotte dijo llorando.
En ese entonces Emma se apartó de Regina. Qué pena, ella debería estar pensando que se volvió loca por la manera en que la había abrazado.
–Yo… lo siento. Qué pena.- Emma agarro la mano de Charlotte y la mira una vez más, cerciorándose de que está bien.
–No, está bien. –ella una vez más era cordial–. Bueno lo importante que la niña está bien.
–Gracias a Dios y a ti. Jamás tendré como pagarte lo que has hecho.
–No hago esto por la recompensa de las persona, detective.
Ella observó que Regina cambió de postura al pronunciar las palabras.
–Oh, no me mal interprete… yo solo quería hacerle saber lo que hizo por mí.
La expresión de la cara de Regina se suavizó y Emma se sintió tan relajada entonces. Lo menos que quería era ofenderla. Jamás ofendería a una mujer con tan bellos ojos y de rostro dulce.
–Comprendo.
–Soy la detective Swan–le tiendo la mano y sonríe.
Regina siguió su ejemplo, extendiendo su mano y mostrándole por primera vez la sonrisa más hermosa que jamás había visto.
No sabía cuánto tiempo las dos estuvieron tomados de la mano, mirándose mientras sonreían. Parecían un par de adolescentes que creen haber encontrado su primer amor.
– ¿Mamá? – Charlotte comenzó a jalar la camiseta de su madre, trayéndola de nuevo a la realidad.
–Yo… la detective Mills –ella dijo, apresurada y luego retiró su mano.
– ¿Si, cariño? –Emma desvió la atención a su hija.
–Es que…- La pequeña miró hacia Regina su mamá parecía bobita por ella, pero algo había en aquella mujer que le agradaba, no solo por el hecho de haberla ayudado, sino que era tan dulce y encantadora que quizás, solo quizás, era la indicada para su madre… pero eso aún tenía que decidirlo con otra persona.
– ¿Charlie? –Emma preguntó, confundida.
–No, nada.
Emma sonrió y volvió la mirada hacia Regina
– ¿De qué departamento eres?
–Manhattan, Homicidios
– ¡Oh eso es bueno! Yo soy de Homicidios en Brooklyn
– ¿Enserio? Jamás había escuchado de ti.
– ¿Te gustaría un… café? –Le preguntó, tímidamente– ¿qué dices tu cariño? Te gustaría que Regina nos acompañara a tomar algo –pidió el apoyo de su hija. Aunque quizás no sea tan buena idea. Su hija solía ser tan celosa con cualquier hombre o mujer que se le acercara a su madre.
La pequeña miro a Regina algo molesta, pero sin dudad sabia la respuesta
Si han llegado hasta aquí gracias por leer, intentare actualizar pronto, dejen reviews con sus comentarios y sugerencias.
