Es bueno estar de vuelta, ya han pasado tres años desde la última vez que escribí algo de esta historia. Así que hace unos días revise la historia y tome la decisión de rescribirla, no me gusta la forma en que está redactada y se me ocurrieron más cosas para que se evite parecer a la telenovela mexicana de la cual iba a adaptar esta historia. Parte del contexto va a ser un poco parecido pero tendrá giros inesperados.
Pues espero que la disfruten.
DISCLAIMER: Todos sabemos que no me pertenece nada, solo los personajes originales que irán apareciendo conforme avance la historia.
Un pasado tormentoso.
Cuatro familias unidas por un secreto.
Una joven de 18 años en busca de sus orígenes.
Un diamante rosa.
Las cosas no son siempre como parecen.
Forks es una pequeña ciudad ubicada en el estado de Washington, E. U en el condado de Clallam. Una ciudad con el total de 3, 532 habitantes según el último censo llevado a cabo. La ciudad contaba con un clima oceánico con precipitaciones muy altas. Aunque existía una ligera pero muy ligera tendencia de sequedad en verano. Contaba con abundantes lluvias. Para muchas personas en otros lugares ignoraban la pequeña existencia de esa ciudad en el estado de Washington, E. U. No era una ciudad tan pequeña comparada con otras que estaban casi sumergidas en el olvido y no pasaban de doscientos habitantes.
¿Qué es lo importante de esta ciudad en la historia?
Forks vio nacer a dos de las familias más importantes en Estados Unidos, fue testigo de sus nacimientos y de todos los logros que fueron los que llegaron a posicionarlas como las familias más ricas e importantes en el país. Pero no solo fue testigo de sus logros y victorias sino también de sus actos atroces e imperdonables. Sus bosques fueron testigos de que tan bajo podía ser el ser humano guiado por los celos, la ira, el resentimiento y el odio. Todo lo que se estaba dispuesto a hacer por conseguir lo que se quería, sin importar el dolor que se causaría a otros en el camino.
La pequeña ciudad de Forks se sumía en la oscuridad y el silencio. Todos sus habitantes dormían pacíficamente en sus camas. Ni una sola alma despierta.
En las afueras de Forks en lo más profundo del bosque, se había construido una cabaña vieja y descuidad, llevaba más de diez años deshabitada.
Actualmente cuatro mujeres estaban reunidas ahí, en el lugar que anteriormente era la sala, rodeaban una pequeña mesa. La habitación estaba casi oscuras, lo único que iluminaba un poco el lugar era la lámpara de queroseno en la mesa. Las mujeres hablaban lo más bajo que podían evitando despertar a la pequeña bebé de no más de tres meses de edad que dormía pacíficamente en sus moisés ignorando el destino cruel que se avecinaba a su vida.
Una de las mujeres tomo una pequeña bolsa negra de piel del moisés abriéndola con cuidado y mostrando dieciocho pequeños diamantes blancos y uno rosa – Estos diamantes valen una fortuna debe de ser suficiente dinero para que la mocosa viva lejos de nosotros.
-Pobrecita –susurro otra de las mujeres, acariciando con ternura la cabeza de la pequeña bebé –Es inhumano lo que le estamos haciendo a esta pequeña, ella no tiene la culpa de nuestros errores.
-Este no es el momento de ponernos sentimentales, tenemos que desaparecer todo rastro. No podemos dejar nada que nos pueda ligar a lo que hemos hecho –murmuro otra mujer.
-Tenemos que hacerlo, no por nosotros, por nuestras familias, imagina lo que será para nuestro hijos si se llegan a enterar de esto, nadie puede enterarse sobre todo porque si se llegase a revelas, pagaríamos todas con la cárcel.
-Es hora, debemos llevárnosla antes de que alguien comienza a sospechar sobre nuestra desaparición.
Las cuatro sintieron y comenzaron a salir. Una de ellas se separó de las demás tomo al bebé y salió en diferente dirección. Miro con lastima y dolor hacia el moisés.
Ya no había vuelta atrás.
Margaret era una mujer frívola y odiosa que lo único que le importaba en la vida era el dinero. Desde que había sido niña y comenzó a comprender todo a su alrededor, se había proclamado un solo objetivo: casarse con un multimillonario que la sacara de la pobreza. Había comenzado con ese objetivo a los quince años, ella sabía que la juventud y la belleza no eran para siempre. Pero no tuvo tanta suerte, al parecer no había sido lo suficientemente astuta para enredar a un millonario, al final se había terminado conformándose con el dueño de un internado. A pesar de ser un internado de prestigio, el dinero no era mucho, no tanto de lo que le hubiera gustado a Margaret.
Al final el viejo había muerto y ella tuvo que terminar dirigiendo dichoso internado solo para mujeres.
Suspiro con frustración, acomodándose su ropa para verse más presentable. La visitaba una dama de sociedad-pensó con sarcasmo-a inscribir a otra mocosa caprichosa. Se recargo en el escritorio cuando Tocaron la puerta.
-Adelante-grito lo más cortésmente que pudo.
Las puertas se abrieron revelando a Sebastián un hombre de 28 años, mano derecha de Margaret y su amante más joven que ella. De tras de él caminaba una mujer completamente de negro. Su cabello rubio estaba recogido en un moño desordenado, su cara estaba tapada con un velo, estaba vestida para un funeral. En su mano derecha llevaba un porta bebe, igualmente tapado con una sábana color rosa.
Le indico a Sebastián que saliera, este la miro interrogante pero ella solo se encogió de hombros.
-Buenas Tardes, Soy la directora Margaret Bridgets de este internado para señoritas –extendió la mano para saludarla, pero la mujer no movió ni un solo musculo, después de un minuto retiro la mano. Suspiro con irritación internamente, se dio la vuelta y camino hasta su escritorio –Me intrigo mucho su llamada…Disculpe ¿Cómo debo de llamarla?
-Señora –replico.
-Claro Señora ¿A que debo el honor de su visita?
Camino hasta el escritorio donde deposito el portabebé, quito la manta que lo cubría, revelando a un bebé de no más de tres meses muy linda, dormía muy tranquilamente.
-Este es el motivo de mi visita.
-Una niña-sonrió Margaret, claro que venía por una niña.
-Una niña, un negocio, un gran negocio-susurro sin quitarle la vista a la niña. Tomo un pequeño saco negro y lo dejo caer enfrente de Margaret. Esta rápidamente lo tomo y casi le dio un infarto a ver lo que tenía dentro. ¡Diamantes! Muchos diamantes pequeños. Tomo uno y lo inspecciona, al ser una caza fortunas aprendió muy bien a diferenciar un diamante verdadera y uno falso. Y estos eran muy pero muy verdaderos.
-Son dieciocho diamantes, uno para pagar cada año de esta niña en el internado creo que debe ser suficiente. El diamante rosa debe ser entregado a ella cuando cumpla la mayoría de edad y empiece con su independencia…Aquí están sus documentos y la información del negocio.
Margaret asintió sin apartar la vista de los diamantes.
-¿Cómo se llama la niña? –pregunto al ver que la dama de negro caminaba directo hacia la salida.
Se detuvo, la pregunta la había tomado por sorpresa.
-Isabella –musito en voz baja casi en un susurro.
Cuando la mujer salió, Margaret tomo un sobre blanco y rápidamente lo abrió.
Srita. Margaret Bridgets.
He elegido este internado no solo por su exclusividad y prestigio. Sino también por la gran ambición que tiene su directora por el dinero. Como ya le había dicho cada diamante pagar por cada año que debe de estar ahí la niña. El diamante rosa tiene que ser entregado a ella, cuando esté lista para partir del internado.
Si no quiere aceptar el trato, puede llevar a la niña a la policía, pero usted y yo sabemos que claro que va a aceptar el trato.
Nadie sabe nada sobre la existencia de esta niña, es una desconocida para el mundo, no está registrada, confió en que usted sabrá que hacer.
La estaré vigilando muy de cerca, así que no quiera pasarse de lista.
Las puertas se abrieron y Sebastián entro rápidamente corriendo casi hasta llegar a ella.
-¿Qué es lo que quería esa señora?
-Hacer un negocio, un gran negocio, ¿Qué te parece la idea de ser padres –sonrió diabólicamente.
