Pequeños retazos de algo en lo que estoy trabajando.
RATED M. Porque estaban hechos el uno para el otro, y los dos lo sabían. Eran como imanes que no acababan de acercarse nunca. Un vistazo a la relación de Harry y Hermione después de la batalla de Hogwarts, desde su reaparición en Reino Unido después de estar desaparecido 10 años, a su vida familiar.
RATING: M
PAIRING: Harry y Hermione
NOVIEMBRE DE 1997
Hacía un frío de cojones, pero se resistía a acercarse al hornillo.
Ella estaba triste.
Nunca la había visto así, ni siquiera cuando murió Dumbledore. Harry se sentía traicionado, herido en lo más hondo por las palabras llenas de odio que le había dedicado Ron antes de abandonarles en aquel bosque en mitad de ninguna parte. Sabía que había querido decir todas y cada una de las palabras que habían salido de su boca, que en ningún momento había sido algo dicho desde la desesperación y la ira. No.
La traición, la decepción, el enfado, todo ello enterraba un sentimiento más que se negaba a reconocer y que trataba de enterrar con todas sus fuerzas.
Celos.
Los recuerdos de los momentos despreocupados, cómodos e ideales que había vivido con Ginny en Hogwarts, se habían desdibujado hasta parecer un borrón lejano de otra vida. Lo único real y tangible era esa puta tienda de campaña, el desasosiego de no saber qué estaba haciendo, el peso del fracaso, el aislamiento del mundo exterior, la comida fría, las mantas ásperas por la noche y Hermione.
Hermione.
Y Hermione sufría por Ron.
Y Harry sufría por Hermione.
Sus pensamientos entraban en bucle fácilmente en aquellos días. Tenía un humor de perros, y después de que Ron les dejase tirados, Harry apenas había abierto la boca, aunque tampoco parecía que Hermione estuviese deseosa de empezar una conversación.
Por otro lado, no podía soportar verla así.
Así que cuando el murmullo de fondo de la radio encendida empezó a sonar en aquella canción lánguida, no pudo evitar acercarse a ella, quitarle esa aberración del cuello, y cogerla de las manos, en un torpe intento de baile.
Y ella se dejó hacer.
Al principio con reticencia, sin saber muy bien a dónde quería llegar Harry, pero a medida que la música inundaba cada rincón de la tienda y Harry la hacía girar, Hermione se relajó. La sensación de su mano contra la suya, la otra en su cintura sujetándola con firmeza.
No pudo evitar sonreír. Harry era un pésimo bailarín, pero le siguió el juego. Giraron, se balancearon, imitaban movimientos que en algún momento habían visto, en otras ocasiones, en otro tiempo, en otra vida.
En otra vida.
Los últimos acordes de la canción sonaron cuando se aferraban en un abrazo que no tenía nada de extraño, que reconfortaba y les hacía sentir en casa. Se separaron y se miraron a los ojos; ahí había algo y ambos lo sabían.
Los ojos de Harry bajaron hasta su boca, sus labios, y por una vez, no quiso reprimirse ni pensar en las consecuencias.
Se inclinó hacia delante hasta que fue capaz de sentir la respiración de ella sobre su rostro. Con una mano le sujetó el cuello, la otra en su cadera, y dejó que Hermione acortara la distancia.
Y lo hizo.
Hermione no pensó. Rozó sus labios con cuidado, casi con miedo, pero el primer contacto le hizo cambiar de opinión. Abrió la boca a la vez que él, el beso cambiando rápidamente, la duda convertida en ganas, en ansia y necesidad.
Acabó demasiado pronto, eso fue lo que pensaron los dos después, pero ninguno lo dijo en voz alta. Ninguno dijo nada.
Se separaron, Hermione recogió el horrocrux y volvió al rincón de donde Harry la había rescatado hacía pocos minutos. Él clavó la mirada en el suelo, y salió de la tienda.
A/N: Dejadme saber lo que os ha parecido. xxx
