Capítulo 1.
Por Kamisama sé que esto es descabellado, sé que esto está en contra de todo lo que creo y todo lo que siempre me han enseñado y he defendido, pero sé que como el infierno, se siente tan bien, me siento viva, me siento deseada, y en sus brazos puedo dejarme corromper por la ola de lujuria y pasión que él causa en mí.
Irás al infierno, Son Pan.
Me dice mi subconsciente, pero decido mandarla al diablo, para tan solo disfrutar y perderme en este mundo de exquisitas sensaciones que él logra darme con solo pasar un brazo por mi cintura y hundir su nariz en mi cuello. Absorbe mi aroma, dice que es excitante, dice que es como un afrodisiaco que lo ha traído hasta donde está ahora: Sobre mí, dándome placer hasta morir.
Sé que esto es inmoral, sé que es un pecado todo lo que estoy haciendo, y que no debería sentir lo que estoy sintiendo pero ¿Qué se le va a hacer? Es lo que siento, es como me siento cuando estoy con él, me vuelve loca con una de sus miradas, la sensación de felicidad cada vez que recuerdo sus ojos, su voz, su tacto sobre mi ardiente piel.
Aun si alguien leyera mis pensamientos estoy segura que nadie lo entendería, nadie que no haya pasado por lo que estoy pasando en este momento, sería capaz de comprender la dimensión de este deseo prohibido, nada sano, enfermizo y desquiciante que me ha hecho perder la cordura, pero que me ha dado más satisfacción y placer que todo lo antes vivido. Esto marca un antes y un después en mi vida. Un antes, uno antes del él.
Pero, sé que no lo entiendo al mismo tiempo, es un mundo diferente, es algo desquiciante, lleno de adrenalina, lleno de vida, algo que me incentiva a ir por más, y hace que mi corazón lata desbocado.
-Tienes una piel exquisita – susurra en mi oído y todo de mí se estremece por ese alago.
-¿En serio? – inquiero.
-Hueles increíblemente bien. Seré breve porque se extrañarían de no estar allí, de otro modo, te tomaría enteramente mía.
-Entonces solo hazlo, solo quiero sentirte. Solo eso. Por llegar unos minutos tarde, no se extrañarán.
-Esperaba que dijeras eso, Pan.
Al igual que en otras ocasiones, mi amante se concentra en lo que quiere, ser egoísta conmigo, ser egoísta con mi cuerpo, pero siempre siendo recíproco en darme el mismo placer que creo yo, causo en él. Así que, casi siempre me oigo suplicando internamente que no se vaya, que se quede conmigo para toda una vida, incluso si voy al infierno, espero que él vaya conmigo, sé que no será aburrido, sé que con él, será entretenido.
Definitivamente me he enloquecido, me ha vuelto loca justo ahora.
Es eso, no le encuentro otra explicación, me ha desquiciado, o me he desquiciado sola, pero se siente realmente bien, se siente adrenalina, vida, se siente jodidamente bien en cada sitio dónde él acaricia, aprieta, toca, solo para hacerme sentir bien, solo para volverme loca en este momento.
Su mano asciende por mi pierna y su sublime boca toma posesión de la mía, con gula, con fuerza y lujuria en cada beso. Muerde mi labio inferior y pasando toda la extensión de su mano por detrás de mí oreja, me acerca más a él, para profundizar nuestro enlace. Siento sus dedos perderse en mi nuca solo para apretarme a su codiciosa boca que siempre me lanza comentarios desafiantes, comentarios que hacen que la guerrera interna, que por mucho tiempo permanecía dormida, despierte. Despierte y le demuestre que no soy tan niña como él cree.
Mirando su cabello, por demás extraño, solo me permito apretar las sábanas a cada lado de mi cuerpo y cederle el control. Él ya se lo espera y su agarre es profuso. Casi puedo sentir su sonrisa socarrona en mi vientre.
¿Cómo es posible que con un simple toque en mi piel, esta llega a encenderse en llamas?
Realmente no lo entiendo, no sé lo que sea, pero es un fuego del cual nunca me canso, me hace parecer una loca, sus besos, sus caricias sobre mis labios deseosos de su atención hace que parezca tan locamente enamorada que hasta a mí misma me asusta.
Pareces una adolescente, Son Pan.
Retorna a recriminarme mi subconsciente, pero al igual que siempre, la mando a la mierda.
¿Y ese cambio? Debo decir que te ves hermosa. No había visto esa sonrisa en ti en mucho tiempo.
Eso es lo que al menos, muchos dicen, que he tenido un pequeño cambio, pero ellos realmente no saben el mundo que este hombre ha traído a la vida. La sensación de sentirse con energía, con una fuerza abismal que es capaz de destruir planetas si yo así lo quiero.
-No te muevas. – ordena, totalmente conociéndose el dueño de mi cordura, mis actos, mi lujuria, mis estremecimientos, mientras yo solo atino a perderme en sus ojos, los mismos que me han traído hasta aquí. Completamente desquiciada, y con todo el acto de decencia de mí, que se ha ido por un caño.
Contemplando sus ojos una vez más, antes de que se dirija a mi entrepierna, decido que no hay cosa en este mundo que quiera más, que lo que ahora está sucediendo.
"¿Y ese vestido?"
"Es para la fiesta"
"Solo quiero arrancártelo"
Apenas sí lo había dicho y a mí ya me temblaban las piernas. No entiendo cómo es que puede tener ese control totalitario sobre mí, y doblegar mi voluntad, hasta el punto de fingir tan bien quién es él realmente y lo que significa para mí.
"De hecho, este es especialmente para ti. Tengo otro en la bolsa"
Una sonrisa completa no tardó en aparecer apenas si escuchó eso salir de mi boca. Y es que todavía no comprendo cómo es que puede hacer el amor mejor que cualquiera. Como ningún otro, y lo escribo en piedra sin ser experta en esto, ya que en mi vida, solo he tenido un hombre, y aunque él es el segundo, para mí, ahora representa todo lo que me importa, todo lo que tiene sentido, y siento que es solo para estar entre sus brazos el motivo de mi existencia.
No soy una maldita sumisa, de hecho, esa fue una de las razones por las cuales nos compenetramos tan bien, pero es innegable no decir que él tiene el don de hacer que alguien se sienta especial.
Nunca sumisa ante él, mis pensamientos, por mi orgullo, él nunca lo oirá en voz alta, pero es lo que siento. Es mi maldito pensamiento, y son solo míos.
-Tenemos una hora. Antes de que llamen.- anuncia y yo solo doy un cansado suspiro. Ojalá nunca hubiese dicho eso, solo me hizo pensar que largarme de aquí para nunca volver sería lo mejor.
-Lo sé – contesto.
-Sabes que tengo razón – suelta cuando ha evaluado que me he enfadado por su anterior comentario, pero es que ese comentario fue un puñal a mi corazón, en especial porque sé a quienes se refiere.
El solo sentirme hipócrita cuando lo tenga de frente, como siempre, hace que me den ganas de largarme a vomitar, porque sé, le estoy haciendo daño, sé que estoy siendo una maldita y le estoy viendo la cara de imbécil y cuernudo, pero él no puedo culparme por ninguna de mis decisiones.
Quizá sea la maldita mujerzuela, para la cual, lo que tiene no es suficiente pero en parte, la culpa es de él.
Siempre es la misma sensación de sentirme asqueada conmigo misma, y querer olvidar todo esto, decirle que nos vayamos, decirle que quiero recomenzar, o al menos eso era, cuando todo esto no era tan intenso como ahora, al menos todo eso pensaba cuando todo esto no se tornó tan jodidamente imposible de abandonar.
"Te esperaré allá…"
"Ah, pero creí que iríamos ju…"
"La reunión empieza a las ocho. Nos vemos"
Solo tendrás que ir, sonreír, y poner tu cara de: Aquí no pasa nada. Toda mi vida es un jodido cuento de hadas. Dinero me sobra, no dependo, al menos no, totalmente de él, gracias a mi propio esfuerzo, tengo una carrera que me da dinero, nadie pude decir que soy una arribista, porque no lo soy.
Mirarlo de nuevo me da pena. Sé que soy una perra, por siquiera tener esa concepción pero – Quizá si lo analizo bien- Esa soy yo, quizá yo fui la que inconscientemente lo orientó a que haga esto, caso contrario nunca, en su vida, lo habría hecho.
Este hombre ha hecho que lo extrañe en demasía, ha hecho que toda yo arriesgué todo – Aunque no sé si realmente lo que tenía valía la pena de todos modos – Arriesgamos todo, todo para disfrutar de estos tortuosos momentos, en la intimidad de una habitación, donde ojos inquisidores jamás sabrán de la locura en la cual este hombre me ha transformado.
Si no está él, no le veo el caso de arreglarme impresionantemente como debe ser, no quiero impresionar a nadie más que no sea él, y por decirlo menos, me tiene esperando una de sus llamadas para vernos clandestinamente, de todas maneras, no le debo explicaciones a nadie, por así decirlo.
Es gracioso intentar explicar cómo me siento cuando él está cerca o cuando me tiene así, aferrada a su pecho, con su cara perdida en el nacimiento de mis senos, con su cabello haciéndome cosquillas en mi cuello y su barba de tres días picando mi mediastino. Es algo tan raro el tratar de explicar, porque sé que si alguien lo supiera, sería capaz de mandarme a la Santa Inquisición por hereje.
Luchando por no venirme cuando él ha pasado sus manos por toda la extensión de mi trasero, enrosco mis brazos en su cuello, su pasión se desata cuando paso mis dedos por su cabello, lo siento estremecerse, y me congratulo al saberme la responsable de que sus músculos y abdominales de cada parte de su cuerpo se tensen a tal punto que se vuelvan sensibles.
-Pan… - sisea entre dientes, pero mis dedos ahora bajan por la línea natural de su espalda que divide sus omóplatos demasiado trabajados. A mi paso, algunas huellas de batalla convertidas en cicatrices chocan contra las yemas de mis dedos. Arañando con mis uñas siento que el hombre en cuestión está colocando todo de sí mismo para evitar apretarme a él con la fuerza con la cual podría destrozarme todos los huesos del cuerpo, lo ha intentado antes, y sé, es poderoso, pero yo, nunca le he decepcionado, he sabido soportar la presión de su pasión sobre mí.
En especial en situaciones como las de ahora: Ansiosos y con poco tiempo para volver a nuestras vidas reales, con las personas con las cuales debemos estar, para volver a sonreír y tratar de aparentar tener una vida normal.
Después de unas cuantas embestidas a mi cuerpo, colapso echando mi cabeza hacia atrás, y arqueando mi cuerpo para quedar en contacto casi invasivo, casi como una fusión con él.
Después de colapsar en mí, rodó a un lado de la cama y ahora tomó su sitio favorito – Según yo – El lado izquierdo de la cama, con las sábanas desarregladas al pie de la cama, él se coloca completamente desnudo con la cabeza apoyada en su brazo derecho sobre la almohada blanquecina, mientras yo también me coloco a su lado, con una mano sosteniendo el peso de mi cabeza y la otra, acariciando su oreja, su mandíbula, su cuello, pasando mis dedos por su toda la extensión de su nuca, mis ojos se conectan con los suyos, enmarcados en largas pestañas y de ojos que me miran un tanto extrañados, de seguro por la sonrisa en mi cara. Sus labios marcan una línea muy recta, sus ojos me vuelven a evaluar, moviéndose de mis ojos a mi boca, pero dejándome acariciarlo.
Pasando una de mis piernas por sobre las suyas continuó con mi sonrisa en su dirección.
-Debemos apresurarnos – cortó el momento tomando mi mano, pensé que la apartaría de su rostro, pero al contrario de otras ocasiones, él depositó un beso en mis dedos sin dejar de mirarme.
-¿Qué pasa? – pregunté extrañada por ese acto.
-Nada, no preguntes. No seas tan curiosa.
-Pero lo soy – repliqué. – Soy muy curiosa, y quiero saber el porqué de eso.
-Solo lo hice y punto.
-Me gusta cuando eres espontáneo.
-Es algo recíproco- soltó.
-¿Eh? – No entendí lo que quiso decir.
-Usaste ese vestido solo para mí. Nunca antes te lo vi puesto.
-No creí que te fijaras en cosas tan banales – repliqué con una sonrisa.
-Si no fuera así, no estaríamos aquí – en silencio, he aceptado que tiene toda la jodida razón. Esa fue una de las razones principales para iniciar esto.
-Lo sé, pero realmente no creí que te fijaras en lo que visto o no.
-No olvido lo que te pones.
-Bueno, eso lo acabo de confirmar, pero en serio, jamás creí que te enfocarías en algo de tan poca importancia como un vestido.
-Un color vino es imposible de olvidar – dijo. – Me encanta el vino.
-Vaya que te encanta – confirmé pasando mis dedos en medio de los suyos.
-¿No tuviste problemas para venir hasta aquí, Pan?
-No, ninguno – murmuré con uno de sus mechones en mis manos, ante lo cual, él solo frunció el ceño. – Es que me fascina tu cabello – solté, casi leyéndole la mente, porque apenas lo dije, el cejo fruncido se relajó y una media sonrisa apareció.
-Iré a darme una ducha – comenté levantándome de la cama, sin siquiera envolver la sábana a mi cuerpo, caminé por el pasillo con rumbo al cuarto de baño, sabiendo a ciencia cierta que sus ojos me miraban en cada paso. – Lo harás luego – sentencié adentrándome en el baño y cerrando la puerta detrás de mí.
Con algo de prisa, tomé el bote de shampoo y acondicionador que había traído encapsuladas en mi bolso, el cual estratégicamente había dejado en el baño, y me di una ducha bastante rápida, teníamos poco tiempo y el mismo se agotaba. Mirando mi reloj a prueba de agua, noté que faltaba poco de menos de quince minutos para dejar todo lo vivido en esta habitación y ser yo de nueva cuenta.
Me enfundé en el vestido color negro que había traído como respaldo, retoqué mi maquillaje solo un poco y agregué un poco de color a mis labios, los mismos que tenían una pequeña mordida en la comisura. Nada que el labial no pudiese ocultar muy bien, con un ligero tono carmín, la "imperfección" o mejor dicho, la prueba de mi infidelidad estaba sellada completamente, y nadie a no ser que fuera un brujo o alguien con un ojo biónico, podría notarlo.
Conecté la secadora al enchufe y empecé mi proceso de secado de cabello, pronto la puerta se abrió y con una media sonrisa en la cara, él ingresó, pasó de mí y se adentró en la ducha para asearse. La humedad empañaba el espejo en el cual estaba mirándome así que decidí esperarlo fuera.
Al salir noté que las sábanas estaban tendidas, las almohadas en su posición inicial, y supe que todo había vuelto a empezar. Todo estaba en estado "Normal". También noté que en el buró lateral, un terno en color negro, al igual que una camisa sin corbata estaba allí. Caminando hacia la entrada de la habitación, encontré mis zapatos de tacón, en seguida me los coloqué, cuando me estaba colocando los aretes sobre los orificios de las orejas, él hizo aparición y entonces sí que sonrió desafiante.
-¿Es tu color favorito? – preguntó. – Te luce bien.
-Bueno, no soy la única a la cual le gusta el color negro – argumenté con mi dedo señalando la muda de ropa que estaba ahora desdoblada sobre la cama, con él, enrollado en una toalla blanquecina alrededor de las caderas.
-Es un color agradable – confesó mientras ascendía el calzoncillo sobre sus piernas. – No me mires mucho – dijo al sentirse observado.
-Está bien, no miraré – dije dándome la vuelta. – De hecho, te dejo, debo irme. - con mi abrigo color caqui, ya sobre los hombros, tomé mi bolsa, guardé cada cosa que usé y entonces sí que me despedí de él, dejándolo solo para que se visitera y pudiera ir a la dichosa fiesta que sí que nos quitó tiempo. Todo fue tan deprisa que ahora me encontraba sentada en el asiento del auto, esperando a que fuera la hora prevista para esperar la llamada o el mensaje que me preguntaría en dónde estaba.
El cuál por cierto, no tardó en llegar.
[¿Dónde estás? Ya estoy en casa de mis padres. Date prisa]
Guardando el celular en el bolsillo de mi abrigo e inspiré profundamente cerrando los ojos.
Pon la sonrisa en la cara, y… todo estará bien.
Haciéndole caso a mi subconsciente - lo hacía cuando me convenía- salí del auto que había parqueado totalmente lejos de la entrada principal de Capsule.
-Wow. Es un Audi R8 Spyder – murmuró un chico peli rojo que me vio bajar de allí, lo dijo totalmente emocionado al ver el coche negro
– Es el último modelo de la compañía Capsule – dijo otro chico que lo acompañaba, mientras se quedaban embobados mirando el coche de chasis negro, de vidrios polarizados, asientos de cuero sintético y sistema inteligente empotrado en el tablero.
-Wow, y mira, es precioso, solo lo había visto en internet o en revistas pero ahora sí que creo que puedo morir en paz, ahora sí ya lo he visto todo – murmuró el chico de aproximadamente trece años, exagerando la situación.
-Vaya que sí - comentó su compañero rubio.
-Lo siento chicos – empecé – pero debo encapsular a este bebé – solté con una media sonrisa y ambos jóvenes solo rieron por mi comentario.
-Vaya señorita, su auto es increíble – me alagó el chico rubio.
-Gracias, pero ahora, el auto increíble – bufé. – Tiene que guardarse – comenté activando el sistema de encapsulamiento. – Adiós jóvenes – me despedí de ellos para adentrarme en Capsule.
Con paso apresurado caminé por los adoquines que marcaban el camino hacia la parte trasera, lugar dónde siempre se hacían las fiestas.
-Hija, que alegría que estés aquí – soltó mi mamá apenas sí me vio aparecer.
-Hola, mamá – saludé con un beso en la mejilla. – Ah, ¿Trunks ya llegó?
-Sí, está por allí, con Bulma. No debe tardar.
-Ah – confirmé simplemente sentándome a su lado. -¿Y papá? ¿Dónde está él?
-Él está con tu abuelo, ya sabes, de seguro en la cámara de gravedad de Vegeta. – contestó mi madre.
-¿Vegeta está aquí? – inquirí con una mano en la copa con agua, justo en frente de mí. – Es extraño, no le gustan estas cosas.
-Por ser aniversario de la compañía, tenía que, pero cambiando de tema, déjame decirte que creo que los que hicieron esto, sí que hicieron un gran trabajo para…
-Pan. Por fin llegas. – Ni lo vi venir, y prácticamente Bra me estaba abrazando efusivamente por la espalda. – Debes venir, no es divertido ser la única allá dentro.
-Hola Bra – bufé un poco con ella, y solo recibí un ceño fruncido que me hacía recordarlo. – Ahora sí, dime ¿Qué ha pasado?
-Nada en especial, solo me sentía sola allí dentro, pero ¿Qué hacían aquí fuera? Ustedes deben estar dentro.
-Solo me quedé aquí para esperar a Pan – contestó mi madre. – Además, los muchachos fueron a entrenar con Vegeta-San en la cámara de gravedad. Hombres, ya sabes cómo son, Bra.
-Ya veo, y sí, sé cómo son – Bra solo pudo sonreír por el comentario de madre. – Pero bueno, ellos vendrán luego, conociendo a mi padre y a los muchachos, de seguro prefieren la cámara a todo esto, pero eso no va a arruinarnos la noche. Vamos Señoritas, dentro está la diversión.
Prácticamente Bra nos arrastró dentro.
-Pero ¿Dónde demonios está Trunks?
-No lo sé – dije mirando el elegante salón que había sido adecuado para una pequeña sesión de conmemoración de los años que tenía Corporación Capsule, después de una pequeña cena, todos disfrutarían de un baile y de allí, cada quién a su casa.
-Debo decirte que tu vestido me encanta, Pan – dijo Bra con la sonrisa en la cara mientras sus ojos barrían mi cuerpo entero. - ¿Es de Gucci? ¿Cierto?
-Sí, confesé – era oficial, a Bra Briefs, nadie podría ganarle si de moda se trataba. – Bruja. Me has descubierto.
-¿Lo escogiste por ti misma, Pan?
-Pero claro que sí, tu pregunta me ofende, Bra – dije entornando mis ojos maquillados con máscara de pestañas y finas líneas de delineado.
-No lo decía por eso, sino que Trunks viene enteramente de negro. Kamisama, ustedes sí que combinan ropa – bromeó.
-Solo coincidencia, Bra – argumenté en mi defensa.
Caminamos entre la gente para llegar a la mesa principal. La mesa de los miembros que integraban la familia dueña de C.C. Allí ya se encontraba Bulma, en un precioso vestido blanco hueso que le quedaba de infarto a la silueta que ella tenía.
-Oh, pero por fin llegan – comentó sonriente, levantándose de su asiento para recibirnos con un beso en la mejilla. – Por Kamisama, parece que seremos solo las cuatro mujeres esta noche, los muchachos han desaparecido – dijo tratando de sonar graciosa, cosa que logró ya que todas nos reímos.
-Sra. Briefs. El Sr. Briefs la busca – le informó un empleado con un auricular en su oído y una tableta en las manos.
-Oh, el trabajo de nuevo – enfatizó Bulma, totalmente relajada y burlesca, cosa que de nuevo, nos sacó otra risa. – Regreso enseguida.
Después de unos minutos, los muchachos aparecieron y se sentaron en la mesa redonda con un cuadrado en la mitad que contenía la insignia de CC, alrededor de ella, crisantemos adornaban la mesa.
-Perdón por la tardanza, pero ya estoy aquí – dijo Bulma, sentándose nueva cuenta.
-¿Algo grave, Bulma? – preguntó mi abuela, quien recién se nos había unido.
-No, solo era cuestión de saludar a unos posibles socios importantes, lo típico, establecer relaciones comerciales.
-Tu trabajo parece sumamente agotador, Bulma – comentó mi abuela.
-No, no lo es, es más, Trunks los saludó antes que yo, así que, siendo él, el presidente de la empresa, él es el que tiene que cargar con toda la responsabilidad.
-Buenas noches – dijo el antes mencionado, mi vista en enfocó en Trunks y él solo me dio una media sonrisa. – Hola, Pan – saludó, para luego sentarse a mi lado.
-Hola – sonreí completamente en su dirección, ante lo cual mi tío Goten solo soltó un par de burlas relacionadas al acto.
-La fiesta empezará en media hora, así que todavía tenemos tiempo para que Vegeta venga. Oh, pero miren, allí está – indicó discretamente Bulma, y todos giramos en la dirección que ella dijo.
-Más vale que la comida sea buena – murmuró cuando ya se encontraba frente a nosotros.
-¿Solo viniste por eso? Por Kamisama, ya cambia hombre – siseó Bulma, tomando una copa con vino.
-Hm – dijo sentándose al lado de Bulma. - ¿Dónde está Kakaroto?
-Él regresará, fue al tocador – le informó mi abuela.
-Buenas noches, perdón por la tardanza – se disculpó mi abuelo, haciendo presencia y sentándose al lado de mi abuela. – Hola Pan – saludó con su típica sonrisa entusiasta.
-Hola, Abuelo. – contesté de igual manera. Pronto una suave música clásica llenó el ambiente, más que antes, porque ahora sí que se daría el inicio al evento.
-Pan…
-¿Sí? – Le contesté al hombre a mi lado enfundado en un traje negro íntegro.
-Nena, lamento no haber podido ir por ti, pero las cosas se complicaron un poco en el trabajo – se disculpó Trunks conmigo, mientras sus dedos depositaban el celular con la pantalla encendida sobre la mesa. – De verdad lo siento, pero el trabajo…
-Lo sé, Trunks. No es necesario disculparte – le solté. – Disfrutemos de la fiesta. No te preocupes.
-Sres. Briefs. Por favor, una fotografía para la revista LEO.
-Ah – dudé en hacerlo, pero enseguida Trunks me guiñó un ojo, y giré para que el fotógrafo tomara su artículo y se fuera, porque de eso se trataba todo, tomaría la foto, él iría a su casa, escribiría un artículo y al día siguiente o a la semana siguiente, depende de cuando saldría el volumen o la edición de la revista, nuestra foto saldría publicada.
-Muchas gracias – dijo cuando terminó su trabajo. – Sr. Briefs, con todo el respeto, usted tiene una esposa muy hermosa – me alagó el hombre y yo solo pude dar una ligera reverencia. – En verdad, Sra. Briefs. Un placer haberla conocido en persona ¿Podría darme su autógrafo? Es que usted es la mejor escritora de suspenso que he leído. – volvió a alagarme e inevitablemente, no pude evitar firmarle en uno de mis libros que el hombre sacó de un bolso de correa cruzada.
-Ah, muchas gracias – me sonrojé por el comentario. – Para…
-Karl Smith. Sra. Briefs.
-Con todo el cariño del mundo, para mi amigo: Karl Smith – escribí en la primera hoja en blanco.
-Ah, perdón por la intromisión, disculpe si la molesto, pero por Kamisama, no puedo perder esta oportunidad. Dígame ¿Saldrá el nuevo libro para finales de este año?
-Ah, la verdad, la editorial es la que decide todo eso. Entenderás que no puedo darte esa información, pero dentro de un mes se anunciará la fecha oficial de lanzamiento, lamento no poder darte más información.
-Oh, ya veo, de todas maneras no importa, esperaré pacientemente, Sra. Briefs. Vale la pena leer sus libros, en verdad, son excelentes.
-Sumamente agradecida – volví a reverenciar.
-Disfruten su velada – dijo para acto seguido desaparecer de allí.
-Que amable – dijo Trunks retornando su vista a mí.
-Tengo una sobrinita famosa – dijo Goten mientras me veía con una ceja levantada.
-¿Pan? – el solo timbre de voz, hizo que mis piernas temblaran.
-¿Sí, Vegeta-San? – contesté en su dirección.
-Ya que mañana es sábado, iremos a entrenar en la habitación del alma y del tiempo…
-Agh, tú y tus entrenamientos, Vegeta – siseó Bulma.
-Como decía – espetó Vegeta. - ¿Vienes o no? Lo mismo va para ti, Trunks.
-Papá, realmente yo quiero descansar mañana, ha sido una semana ajetreada.
-Hm. descansar – murmuró Vegeta mientras rodaba los ojos. Uno a uno fueron aceptando, menos Trunks y Goten.
-Yo si voy – contesté dándole mi mirada decidida. – De todas maneras, mañana no tengo nada que hacer.
-Bien – dijo el hombre con sus eternas medias sonrisas en la cara y un gesto que solo me mostraba en la intimidad, temblé en extremo cuando Vegeta me dio esa mirada decidida que siempre tenía para mí. – Al parecer Pan y Bra tienen más cojones que muchos aquí.
-¡Vegeta! – llamó la atención Bulma.
-Es la verdad, yo no me callo, porque lo es, y todos en esta mesa lo saben. Nos veremos a las siete de la mañana, entrenaremos todo el día. Pan… – me dijo el hombre enfundado enteramente en el traje negro que horas antes vi tendido en la cama de esa habitación. Tuve que fingir muy bien, para que no se notara que literalmente, el desgraciado lucía increíblemente apuesto en ese traje.
-¿Sí, Vegeta-San? – cruzando una pierna sobre la otra, controlé un poco los latidos de mi corazón.
Tranquila, nadie sabe, solo es una sana invitación a un entrenamiento.
-No te atrevas a no ir. – amenazó el hombre causante que justo ahora el corazón me lata desbocado de la preocupación de que alguien pudiese leer mi mente, y saber qué somos realmente.
-Nunca le fallaría, Vegeta-San – estaba siendo una completa descarada, es más, no habían palabras que pudieran definirme o definir esta situación. El tener a mi esposo a mi lado, y a mi amante en mi frente, pero no era lo peor del asunto, sino que mi amante, era el padre de mi esposo, era Vegeta.
