El fantasma de Canterville

Basada en el cuento de Oscar Wilde "El fantasma de Canterville". -

Capitulo uno:

Presentación.

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Varios son los seres que se niegan a pensar por si mismos. Y cuando digo claramente seres obviamente me estoy refiriendo a los humanos. Y, es que si lo vemos bien... no saben ver. En vez de ello echan todo su sentido común en cosas (que yo pienso que son estúpidas) fantásticas y sobrenaturales para dejar de pensar y dejarse de complicarse la existencia. Y, podría dar ejemplos... (Jesús, el Buda, la Iglesia, el padre, Dios...)... pero la lista es larga, así que mejor no. Y me parece algo ilógico, ya a estas alturas, intentar cambiarlos... es una batalla perdida. Y la batalla, aunque nadie la combata, esta en la casa. Je, por algo me volví ateo leyendo la Biblia... esta bien, esta bien, olvidemos eso. No es mi punto.

Mi punto es que, como a cualquier ser, me enfurece que no piensen que es real la magia (aunque ni yo tampoco creo en eso... es la única explicación posible a lo que soy yo). Y, ciento que es mi obligación recordarles a esos seres que si puede existir eso... aunque va en contra de mi...

Creo que estoy diciendo mi problema desde el ángulo incorrecto... para ustedes ¿cuál es la explicación, coherente, de que yo, un fantasma, este aquí, en la tierra que es el limbo? ¿qué no se supone que yo, como materia, un organismo, simplemente dejaría de existir y pasaría a formar otra cosa? cómo alimento para otro animal o... por que como dice un gran filosofo: la materia no se crea ni se destruye, simplemente se trasforma. ¿no debería de pasarme lo mismo? O, yo siendo lo que soy ¿pase a ser otra cosa en el espacio y no me e dado cuenta? ¿qué soy y por qué (la pregunta elemental) existo? ¡sólo por favor! ¡no me salgan con eso del paraíso o infierno, Dios o el jodido demonio! Sólo pido algo coherente, con sentido común, una explicación lógica ¡hasta científica! De lo que soy... y, a pesar de que le he pensado tanto tiempo... sigo con la misma incógnita...

¿cómo dicen? ... sí, soy un fantasma... ¿qué si como existo?... no sé, por eso les pregunto... ¿de dónde vengo? ¿qué si como me llamo? ¿cuántos años, décadas, siglos llevo así? ¿de dónde soy? ... les propongo algo ¿quieren saber de mi?... esta bien, lo haré, pero... les advierto: no se logra sólo una cosa en más de trescientos años de muerte ¿esta bien? Así que esto ira para largo...

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Esta bien... la primera pregunta (que sirve de presentación e inició) ¿quién soy? Soy el fantasma de Canterville. ¿qué si cómo esta eso? Digamos que Canterville es una región en Inglaterra donde, hace mucho, mucho tiempo, habito un rey y construyó una mansión que con el tiempo ha ido llenándose de historia (en la librería, tapicería, dueños...) y un día, después de mucho de haber muerto, su hijo tomo pero lamentablemente falleció de cáncer a lo poco. Pero tenía un pariente, el único y más cercano: su primo. Él quedo en posesión de todo y se casó con una doncella... Yo conocí a esa doncella, en persona. Es más, era mi esposa. Pero... nunca me case por ella por amor (que era muy mal visto) sino que me obligaron parcialmente... odie a esa mujer, odio a esa mujer... por eso la mate. Fue una noche después de la cena. Quede con ella en el vestíbulo. Estrangulamiento. Bendita sea mi mala suerte por que uno de sus hermanos la vio caer ya muerta a mis pies, cuando avisaba de que había regresado una semana con anticipación de Londres... lo siguiente que hice fue escapar al bosque que rodeaba la mansión. No llegue lejos, sin embargo.

Sus hermanos, idiotas en esa confusión, hicieron algo peor contra mi. Me metieron a una sala oculta en la parte más enterrada de la mansión (según yo era un calabozo que fue creado para los enemigos de mi padre, nunca usada) y me encadenaron con grilletes los pies y las manos. Pusieron, al otro extremo de la sala, una rebanada de pan y una garra de agua... sí, morí de hambre... y digo que lo mío fue peor por que yo al menos tuve consideración de matarla al instante, no estar en agonía casi una semana.

... no se pueden imaginar mi sorpresa, confusión, mi terror al levantarme y ver a un escuálido yaciendo en el suelo. Y más cuando ese escuálido era yo. Tuve miedo de pensar aquella vez de qué era yo y no quise mirar mis manos. Pero extrañamente me sentía bien... no, perdón, no sentía nada. Ni hambre, ya no, sueño o cansancio. En mi eterna confusión salí desesperado de ahí y atravesé la pared sin siquiera saberlo. Ni sentía el suelo (obvio....) y me negué a la idea de lo que era ¿qué no debería de no existir y punto? ¿o eso le pasan a todos los muertos? No tuve las agallas en ese momento para comprobar si el espíritu de mi esposa seguía en el vestíbulo en alguna parte de la mansión...

Me tomo otra semana para aceptar lo que era: un fantasma.

Me la pase todo ese tiempo en la pequeña sala, mirando a la nada en un punto fijo de mi cara. Y fue ese el día, cuando mi cuerpo orgánico se estaba pudriendo, aquella ocasión cuando mis cavidades oculares estaban hundidas y mi manos estaban torcidas que me levante y decidí buscar un igual pago por la agonía que sentía. No era justo. Ni mi esposa estaba sufriendo después de vida y yo si, en el limbo. También... me di cuenta en aquella vez de que mi cuerpo podía tomar forma física. Quiero decir, sólida. Podía agarrar objetos con volver sólida (pero trasparente) la mano y hasta mi cuerpo entero. Eso lo comprobé cuando aventé el pan contra la pared y pateé el plato.

Mi primera aparición fue el octubre de 1717, un mes después de mi muerte. El hermano mayor de mi esposa se había quedado con la propiedad y estaba solo, en la sala sentado en el sillón verde de roble, tomando vino español rojo (mi favorito) con leyendo un libro de John Dryden. Tuve una incesante impulso de voltearlo a verme, por la cólera que tenía al verlo ahí, calmado, como si nadie hubiese pasado. Maldita burguesía, me dije. Ellos solo apuestan por jugar, el puro placer que ELLOS, los ingratos, tienen. Ellos, no los demás. Nadie de aquella familia nunca me demostraron confianza (ni la estúpida de mi mujer, con la que estuve casado dos años). A pesar de ser blanco y trasparente, admito que tenía bien marcadas mis finas fracciones y aun llevaba la ropa de cómo morí. La misma suciedad y todo eso. Me puse ante él, imponente mirándolo con profundo odio y dije, con mi acostumbrado sentido del humor.

- ¿Disfrutando el vino, lord Rynolds? No, por favor, tómelo. Es de las mejores cosechas que ha habido desde hace tres años...

Por consecuente, él quedo inmóvil, casi tan blanco como yo. Aunque, en alguien vivo, eso es grave... se escuchó la copa romperse en miles de pedazos contra sus pies y el libro caer sobre su regazo. Lo único silencioso fue su expresión cuando su cabeza calló a su lado, aun con ojitos de sorpresa.

Y me veo obligado agregar de, que aquel sujeto de cuarenta y tantos, tenía problemas cardiacos. Eso fue demasiado sencillo, inclusive para mi.

Cuando era yo joven (pues mi aspecto sigue teniendo los de un hombre de 35) era un atleta excepcional. Era guapo y muy modesto. Y, bueno, era algo duro con mi forma de ser y no me dejaba guiar tanto por mis emociones como ahora (como fantasma puedo hacer cosas muy libres). Sí, tenía ojos azules y mi apellido venía de una familia muy respetada en la alta sociedad.

Mmmhhh... por cierto. Dije que soy el Fantasma de Canterville. Pero ese soy yo y es como me conocen. Son algunos los que saben mi verdadero nombre, y claro, principalmente las decenas y decenas de dueños que han habitado de este terreno (que creció obscenamente, con establos y demás) y los criados del mismo. Y, por supuesto, el pueblo, pues el apellido de Black es ahí y era muy conocido. Sirius Black, me pueden llamar... pero vulgarmente soy ese fantasma de aquella mansión de por allá en algún lugar.

Les diré, es más, les contaría una centena de mis logros en esos tres siglos de existencia y recuerdo cada una de las cosas. Desde todos los libros de la A y Z de la biblioteca, doncellas, criados, animales, objetos destrozados y coleccionados que me guardo en una de las habitaciones ocultas una torre. Hasta cada lord y su descripción detallada. Pero...

Jamás, en una brillante e interrumpida carrera de trescientos años, había sido humillado y avergonzado tan groseramente como en estos últimos tres... no, tres no, apenas llegan a dos.

¿quieren conocer esa historia? ¿de esa estúpida familia que, gracias de su insensatez han podido conmigo? ¿de quién es el chisme?

Malditos ateos aquellos, por algo yo soy el perjudicado...

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¿Continuara?

ese es el primer capítulo. Créanme, es mejor que la otra versión que hice(y mucho más corto). Por favor, díganme si le continuo. Es que e tenido, no dudas, decisiones con la historia y me pregunto así como que si esta bien que la narre en primera persona y pensamientos un poco... no sé: es mi libre expresión y particularmente no creo en eso de la iglesia. Se que eso puede incomodar a MUCHOS pero si es así, por favor, no lo lean Oo

Espero sus Reviews.