Querida amiga:

Quiero escribirte porque no aguanto más sin hablar contigo. Desde que te separaste de mí lado, una parte de mí se fue contigo.

A veces, ocurren cambios en nosotros de forma tan lenta e imperceptible que cuando queremos darnos cuenta de lo que ocurre, ya es demasiado tarde y una oleada de consecuencias nos atacan irremediablemente.

Y algo así me pasó a mí contigo. Al principio, cuando te salvé del troll me di cuenta de que eras increíblemente bella. Con el tiempo me caíste bien, te portabas bien conmigo, me hacías reír y me divertía junto a ti. Era todo demasiado perfecto. Y me descubrí mirándote sin ninguna razón, buscándote cuando no te encontraba y pensando en ti más de lo que jamás me había imaginado.

Aún recuerdo cuando te vi petrificada, inerte tras el ataque del basilisco, casi se me escapa la vida en ese momento de angustia repentina. Recuerdo cuando volvimos atrás en el tiempo para salvar a Sirius. Siempre has estado a mi lado en cada momento de mi vida, acompañándome y guiándome, ayudándome y dándome tu apoyo. Y poco a poco mis pensamientos fueron cambiando de forma lenta e inevitable.

Desde que el cambio fue visible me latía más fuerte el corazón cuando te veía, me iluminabas el día con tu sola presencia... y, un día, me pasó lo que más temo en este mundo: me perdí en tu mirada...

Hasta ese momento había estado tan ciego que no me había dado cuenta de que cada fibra, cada poro de mi piel respiraba por ti, que cada momento que vivía era por ti, que cada parte de mi alma empezaba a quererte de una manera más intensa...

Y entonces llegó la batalla final. Intenté dejaros atrás, convenceros de que no me siguierais, pero Ron era demasiado cabezota y tú demasiado sensata; no me dejaríais atrás. Recuerdo cuando Bellatrix salió a tu encuentro y como Lucius se encargó de Ron: nos estaban separando. Quise ayudarte, pero ante mí se erguía el propio demonio con su cara de serpiente mirándome con ira. Luché con él , sí, pero en todo momento lo único en lo que pensaba era en volver a ver tus preciosos ojos marrones mirándome con la dulzura de siempre. Hasta que un fallo mío hizo que cayese y que mi varita saliera despedida de mi mano: estaba perdido. Voldemort sonrió triunfante y se dispuso a lanzar su hechizo final...

Entonces sentí tu mano en mi hombro. No sabía donde estaba, todo en aquel lugar desprendía luz. Y entonces me miraste con tu mirada castaña y me besaste. Fue un beso perfecto, intenso, dulce, tímido... olvidé que hacía unos segundos estaba luchando con la muerte misma y subí mis manos asta rozar tus rizos, rocé tu mejilla y entonces me di cuenta de que llorabas. Te besé cada una de las lágrimas intentando que dejases de llorar. Pero entonces te apartaste de mí y sólo dijiste una frase: "tú madre murió por ti porque te amaba, ahora me toca a mí". Me desconcertó, parpadeé confuso y desperté allí en el frío suelo de la batalla. Ante mí yacía Voldemort, asesinado por su propio rayo de muerte y a mi lado, abrazándome con ternura, tu cuerpo inerte que agarraba mi mano en una última muestra de cariño. Ron había perecido ante el ataque de Lucius y yo, sólo en medio de aquel caos de muerte y destrucción morí contigo.

Continué mi vida, o eso dicen, aunque cada parte de mi ser siga vibrando por volver a verte...

----------

Para Hermione

En el País de la Luz donde su alma reinará siempre