El señor Blaise Zabini y la señorita Astoria Greengrass
tienen el placer de invitar al señor
Draco Malfoy
a su enlace matrimonial
fijado para el día 3 de Septiembre de 1999.
Esperamos su lechuza para confirmar la invitación.
Draco miró de nuevo la invitación de la boda de su amigo de Hogwarts, Blaise, y se pasó la mano por los ojos. Hacía dos años que había acabado la Guerra Mágica contra Voldemort. Dos años de juicios y visitas a Azkaban para ver a su padre, Lucius Malfoy, uno de los mortífagos más conocidos. Había pasado un mes desde que se les notificó la sentencia definitiva, según la cual, habían sido considerados inocentes él y su madre. Su padre, en cambio, fue condenado a pasar cinco meses en Azkaban y luego pasar un año haciendo "servicios comunitarios en contacto con muggles", tal y como describió el juez.
A pesar de ello, podían considerarse afortunados con la sentencia, ya que podía haber sido mucho peor si Potter, Weasley y Granger no los hubieran ayudado. Los tres amigos habían acudido al juicio contra los Malfoy y habían testificado a su favor, diciéndole al juez que tanto Draco como Narcissa habían mentido a los mortífagos con intención de salvar a Potter, "El niño que vivió". Además, la sangre suc… Hermione Granger estaba estudiando Leyes Mágicas en el Ministerio (cómo no) y les había dado consejos jurídicos, a él y a su abogado. La verdad es que les estaba… agradecido por su ayuda.
¿Quién lo iba a decir? En el colegio siempre estaba criticándolos, viendo como podía fastidiarles, y ahora estaba agradecido. De locos.
Draco sacudió la cabeza e intentó concentrarse en la boda de Blaise y Astoria. La verdad, le sorprendió cuando Blaise le escribió desde Hogwarts, a donde había vuelto para cursar su ultimo año, y le dijo que había empezado a salir con Astoria, ya que nunca habían hablado entre ellos ni nada. Pero se alegraba por ellos.
Se levantó de la mesa del apartamento de apenas 180 metros cuadrados donde vivía desde hacía tres meses y se dirigió a su habitación. Abrió el armario y observó con ceño el interior. Maldita sea, no tenía túnica de gala. Se le rompió día del baile de navidad, en su cuarto curso, y no había vuelto a comprar ninguna. Bueno, con su sueldo de funcionario del departamento de seguridad mágica podía permitirse una.
-En fin, necesitaré una túnica de gala nueva- dijo.
D&H
El señor Blaise Zabini y la señorita Astoria Greengrass
tienen el placer de invitar a la señorita
Hermione Granger
a su enlace matrimonial
fijado para el día 3 de Septiembre de 1999.
Esperamos su lechuza para confirmar la invitación.
-No puedo creerlo, al final se casan- dijo Hermione, muy sorprendida.
-No sé de qué te extrañas, Hermione, si en el último año en Hogwarts estaban como dos tortolitos- dijo Ginny, muy animada.
-Pobre Astoria. Menudo elemento con el que se casa- dijo Hermione- Menos mal que el año que viene me graduo y ya le puedo llevar el divorcio. Le voy a sacar hasta los higadillos.
-Lo que sigo sin explicarme es cómo una chica como pudo hacerse amiga de Astoria Greengrass.
-Tenemos más cosas en común de las que creí- dijo ella, encogiéndose de hombros.
-Claro- dijo Ginny girando los ojos- y os disteis cuenta charlando en la biblioteca ¿no?
-Exactamente. No sé de qué te extrañas.
Las dos amigas rieron, muy animadas. Su amistad había permanecido inmaculada después de la Guerra y había sobrevivido a muchos baches… como la huida cobarde de Ron. Ron y Hermione llevaban saliendo un año y medio y eran la pareja perfecta, junto con Harry y Ginny. Todo era prácticamente perfecto: los días de diario ella estudiaba por la mañana Leyes Mágicas y por la tarde trabajaba tres horas en un despacho del Ministerio y Ron trabajaba en la tienda de Sortilegios Weasley, junto con George. Los fines de semana y festivos salían, se divertían… en fín, que eran una pareja normal y corriente, hasta que llegó la castrofe. Un día, en una reunión con sus antiguos compañeros de Gryffindor, estaban charlando de los viejos tiempos cuando Dean Thomas dijo:
-Ay que ver. Lo que nunca hubiera pensado es que vosotros dos acabarais juntos, Ron y Hermione- dijo.
-No lo hubieras creido tú- dijo Seamus- Yo sí sabia que iban a acabar juntos.
-¿Sí?- se sorprendió Ron.
-Por supuesto- dijo Seamus- Se nota que estais muy enamorados y desde hace años.
-Bueno- dijo Dean- ¿y para cuando los niños?
-¿Niños?- preguntó Ron enrojeciendo intensamente.
-Sí, Ron- dijo Hermione con dulzura- Humanos en miniatura.
-¿Te cuento como se hacen, Ron?- preguntó, pícaro Seamus.
-Calla, Seamus- dijo Ron, completamente rojo.
-Antes tendréis que casaros, dijo yo- dijo Harry, de cachondeo- Mi sobrinito tiene que nacer en un hogar asentado.
-¿Casarnos?- dijo Ron, en estado de shock
-¿Vas a repetir todo lo que digamos dijo Seamus, riendo.
Al día siguiente Ron la dejó. Dijo que no estaba preparado para tener una relación seria, que no creía que fuera a salir bien, que la quería demasiado como para arriesgarse a perderla… desde entonces lo había visto algunas veces, de pasada. De eso hacía medio año ya.
Hermione lo paso muy mal, como es lógico, pero con la ayuda de Harry y sobre todo de Ginny lo superó muy pronto y ahora estaba con ganas de divertirse. Eso sí, sin descuidar sus estudios de abogada.
En ese momento Hermione y Ginny vivian juntas en un pequeño apartamento en Picaddilly Street. Ginny acababa de empezar a trabajar en el Profeta, el periódico mágico, como reportera y su relación con Harry iba viento en popa.
-Bueno, pues me parece que voy a tener que ir de compras.
D&H
Draco se apareció en el Callejón Diagon y se encaminó a la tienda de Madame Malkin, para tomarse medidas para una túnica de gala nueva. De camino se fijó en que muchas personas se le quedaban mirando ocn recelo, pero era algo habitual desde hacia dos años, así que alzó la cabeza y continuó andando.
Al llegar a la tienda abrió la puerta y entró. Al parecer Madame Malkin estaba en el interior de la tienda con otra persona, porque la oía hablar.
-¿Así que tienes una boda dentro de poco, no querida?
-Así es- dijo otra voz. Femenina también. Se le hacía conocida esa voz.
-Me alegra mucho que sea así. A tu edad hay que divertirse, echar una cana al aire…
-Canas las de usted, señora- pensó Draco.
-Tranquila, eso haré- dijo la otra voz, divertida.
-Y tú has estado tan triste, niña…- dijo Madame Malkin- Bueno, esto ya está. Lo tendrás dentro de una semana, Hermione.
-¿Hermione?- exclamó Draco.
No puede ser. Pasó al otro lado del mostrador y entró en el cuarto de costura. Allí, subida en un taburete, estaba Hermione sangre sucia Granger. Llevaba puesta una túnica de gala de color azul marino y madame Malkin estaba arrodillada a su lado cogiéndole el dobladillo de la túnica con alfileres. Hermione se giró hacia él
-¿Qué haces aquí, Malfoy?
