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Jason Peter Todd fue adoptado por Bruce Wayne a los siete años. Para entonces ya llevaba uno viviendo en las calles, y más de dos robando para conseguir comida. El Joker lo asesinó a los nueve años y Talia Al Ghul lo encontró vivo de nuevo y lanzó a la poza seis meses después. Desde entonces y hasta los once años entrenó, con Talia como su guardiana.

-¡NOOOOO!-

Jason suspiró, fingiendo que seguía dormido en la cama junto a la de su hermano, dándole la espalda. Cada año desde hace cuatro años era lo mismo… cada año por estas fechas, todas las noches sin excepción, Tim despertaba gritando, después de tener pesadillas con los estúpidos juegos.

Tim jamás en la vida había pisado la arena, pero de todos modos se comprendía; Los Juegos del Hambre no eran algo para tomarse a la ligera. Daban miedo, sí, pero demostrar miedo no era un lujo que él, Jason Peter Todd Wayne, pudiera darse, era lo que su familia menos necesitaba, lo que Tim y Damian menos necesitaban. Sin embargo, los gritos de su hermano menor no se la ponían nada fácil.

Jason cerró los ojos con fuerza, ¡Demonios! ¡¿Cómo lo soportaba Dick?! Aquél acróbata debía de estar hecho una furia por dentro. Jason lo compadecía mucho… el segundo año desde que fueron arrastrados a esa dimensión, Dick fue escogido como tributo. Aquél año sólo los mayores de 15 habían sido requeridos en la cosecha. En el capitolio les pareció que eso incrementaría la audiencia, pero el año siguiente volvieron a solicitar tributos desde los 12 años… al parecer era más interesante ver cómo niños se matan entre sí, mientras más jóvenes mejor.

Cuando Dick compitió y ganó, Jason pensó que la suerte, por primera vez, estaba de su lado. Puede que no tuviesen la mejor relación fraternal del mundo, pero lo que menos quería era que su hermano muriera en la arena. Dick ganó sin necesidad de matar a nadie… pero dejando que muchos murieran. Jason sabía que su hermano mayor también tenía malos sueños al respecto, pero los ocultaba de todos. Así era Dick, no quería distraer la atención de Bruce, quien desde que llegaron,hace 4 años, trataba con esmero de encontrar una forma de volver a la dimensión a la que todos ellos pertenecían.

Bruce; otro tributo ganador. Predecible, Batman no perdería ni aunque sus oponentes fuesen todos ellos Supermans. A Bruce le había ido un poco diferente que a Dick, él compitió desde el primer año que llegaron, donde sólo participaron adultos de 20 a 30 años. Bruce, de entonces 29 (la ironía del destino puede llegar a ser horriblemente cruel), fue escogido tributo. Sin embargo, él sí tuvo que matar para ganar. Un solo oponente. Iba en contra de todos sus principios, pero ¿qué se suponía que debía hacer? En ese mundo extraño su familia no tenía nada, ni siquiera Alfred estaba ahí con ellos (de seguro el mayordomo cubría su ausencia con una gran coartada que les permitiría integrarse sin problemas a su vida una vez que volviesen) y sus hijos, lo admitiesen o no, lo necesitaban si es que querían sobrevivir. En ese momento Bruce no dudó en tomar una vida si eso significaba salvar aquellas cuatro. Como premio a su "victoria", le fue otorgada una gran casa, que, aunque no se comparaba con la mansión Wayne, sí que era mucho más práctica que las otras del distrito y ropas como para vestir a diez familias. También se le entregaría mensualmente, durante el resto de su vida, un sueldo con el que podría alimentar a tres distritos. No obstante, su padre sólo tomaba lo necesario para él, los cuatro muchachos, emergencias, posibles heridas y/o enfermedades, mientras que lo demás lo repartía entre los necesitados del distrito. Dick, siguiendo su ejemplo, había regalado su casa a las personas mayores del distrito, haciendo arreglos para que estos fuesen quienes recibiesen su sueldo cada mes durante los próximos ochenta años y el capitolio concedió esto debido al gran espectáculo que Dick, con sus acrobacias e ingenio, había dado en los juegos. El chico casi había aumentado al cuádruple la audiencia durante su participación. Desde entonces todos los hermanos Wayne entrenaban el triple cada día, y aunque Bruce dijera que el propósito era no perder condición y sacar provecho a las circunstancias, los chicos sabían que su padre casi muere cuando llamaron a Dick como tributo. Bruce, en un desesperado intento por salvar a su hijo, peleó contra todos los guardias hasta que uno lo atacó desde su punto ciego y le dejó inconsciente. En esa ocasión se llevaron a los tributos de inmediato, sin darles siquiera oportunidad de despedirse. Desde entonces, los padres y madres estaban advertidos que cualquier oposición sería castigada con la muerte de los demás hijos o de al menos 3 familiares y, en caso de no tener más familiares, con la propia.

Hablando del rey de Roma, Bruce no tardó en irrumpir en la habitación, aunque no se le veía sorprendido en lo absoluto. Caminó hasta llegar a la cama de Tim y se sentó en el borde de esta.

-Tim- le sacudió un poco el hombro, sonando terriblemente cansado. Las pesadillas también torturaban a Bruce, siempre lo habían hecho, sólo que ahora eran diferentes- Tim, despierta, es sólo un mal sueño-

Jason cerró los ojos aun con más fuerza, porque no era todo un sueño. Todos sabían que Tim soñaba con los juegos, y los juegos eran bastante reales, muchas gracias.

Un par de minutos después, Tim despertó sobresaltado, mirando con desconfianza a su alrededor. En cuanto distinguió a Bruce, se lanzó a él, abrazándolo como si de ello dependiese su vida. Bruce lo sostuvo con fuerza, sintiéndose un inútil al tener que ver como su familia pasaba por algo así. Tim trató de calmar su respiración, pero falló con miseria, comenzando a sollozar incontrolablemente.

-Tranquilo hijo, todo va a estar bien- le consoló con voz suave, acariciándole el cabello.

-Eso es una puta mierda- escupió Jason con odio en la voz, sin moverse ni un centímetro.

Bruce exhaló con pesar y más que cansado. Venía del cuarto de Damian, quien justo acababa de quedarse dormido después de tener también él pesadillas. Apenas y podía mantener los ojos abiertos.

El comentario de Jason no tranquilizó a Tim en lo absoluto. El pobre chico ya estaba suficientemente asustado, y escuchar el tono de voz de Jason sólo le hizo pensar que él tenía la culpa por débil, inútil y cobarde.

-Quiero ir a casa- lloriqueó.

Jason resistió la urgencia de decirle que aquella era su casa ahora. La verdad es que él también quería volver a su dimensión.

-Estamos trabajando en eso, Tim- le aseguró su padre.

-¿Y podremos irnos pronto? ¿ antes de la próxima cosecha?- preguntó con un leve atisbo de esperanza en su quebrada voz.

Bruce negó con la cabeza.

-No, hijo. No tan pronto. Aquí llegamos sin los materiales ni la tecnología necesaria para crear un portal. Aún estamos en ello-

Jason bufó, aun de espaldas a ellos. Ciertamente estaban en desventaja en lo que respecta a tecnología.

-Jason- le llamó Bruce seriamente, sentado a Tim en su regazo, abrazándolo aun con el brazo derecho.

Jason puso los ojos en blanco antes de girar sobre su espalda para poder ladear un poco la cabeza y ver a Bruce a la cara.

-¿Qué?- inquirió el adolescente, de malos modos.

-Ven aquí-

Jason rodó los ojos, pero hizo lo que se le pidió.

-¿Qué?- repitió, ahora de pie frente a ellos.

Bruce señaló con la cabeza el lugar a su izquierda y Jason tomó asiento. Sin decir ni una palabra más, Bruce Wayne hizo algo que, en su dimensión de origen, no era muy característico de su persona: Rodeó a Jason con su brazo libre y al atrajo hacia sí, para abrazar a los dos chicos al mismo tiempo.

Jason al principio se quedó inmóvil, rehusándose a moverse, pero reflexionó que esa podría ser la última vez que sucediera y se recargó contra su padre.

Bruce los sostuvo así un buen rato, inclusive después de que Tim se calmase. Se inclinó un poco y le dio a cada uno un beso en la cabeza.

-Muchachos están a salvo- les aseguró, acercándolos aún más- No permitiré que nada les pase nunca, si es que puedo impedirlo-

Y Jason sabía que Bruce decía la verdad. Aunque no pudiese salvarlos de la cosecha, sí que trabajaba como loco para que nunca les faltase nada cuando los tiempos se ponían difíciles económicamente(no tenían nada seguro, ya que Bruce sólo tomaba lo necesario de su sueldo y Dick no lo recibía en lo absoluto), salía a cazar cuando no había suficiente comida en el mercado, jamás dejaba que los muchachos pidiesen nada al ayuntamiento para que sus nombres no estuviesen en la cosecha más de una vez, en fin, el tipo hacía de todo…

Por otro lado, Bruce no podía salvarlos de todo… aún estaba ese asuntito del Joker asesinándolo a los nueve años, pero al muchacho no le gustaba pensar en ello.

A pesar de las buenas intenciones de su padre, Jason no pudo evitar restregarle la verdad en el rostro.

-No vas a abrazarnos por siempre, Bruce- musitó, pero Bruce apoyó la barbilla en su cabeza, como si con eso le demostrara lo contrario.

-No, pero voy a amarlos y protegerlos por siempre, que, aunque no es lo mismo, es lo mejor que puedo hacer justo ahora- respondió sinceramente.

Jason suspiró, al menos era verdad eso de que no podía hacer nada más por ellos en ese momento.