Me gusta cuando papá está muy cansado para todo.
Cuando llega tarde a casa apestando nuestro hogar a tabaco y alcohol.
Las veces en las que se echa al sofá o a la cama y se despierta con resaca horas más tarde.
Esa ocasión donde me dijo que no me daría de comer porque no me lo merecía.
Me gusta cuando papá está muy cansado para todo.
Cuando me grita si rompo un plato.
Las veces en las que recalca cómo todo lo que hago está mal.
Esa ocasión en la que me obligó a dormir en la casa del perro mientras llovía como castigo.
Me gusta cuando... papá está muy cansado para todo.
Cuando subí a su habitación y vi la puerta abierta.
Las veces que daba pequeños golpes a su espalda para levantarlo y no lo hacía.
Esa ocasión en la que me di cuenta que no iba a despertar.
Me gusta cuando papá está muy cansado para todo.
Cuando dejó esta casa y quedé sola en ella.
Las veces en las que preparaba comida y la servía en dos platos.
Esa ocasión en la que me di cuenta que finalmente sería libre.
Casi nadie fue al funeral.
Vi al Club de Literatura pero no era relevante.
No sentí nada al ver su cuerpo siendo tragado por la tierra.
¿Sabes qué se siente no sentir?
Es un vacío.
Una nada.
¿Pero cómo es posible sentir algo que no se siente? Un algo que está ahí, pero a la vez no.
Debería leer Parfait Girls, imaginar que estoy en un mundo de fantasía, uno donde mis preocupaciones se desvanecen.
Uno donde pueda sentir algo.
No importa si es dolor.
Necesito sentir algo.
Quizá es por eso que he vuelto otra vez al Club de Literatura, a leer manga contigo en nuestro lugar especial. Te preguntas qué pienso o sueño mientras recargo mi cuerpo contra la pared y cierro los ojos.
Lo que esa criatura de cabello rosa tiene en su mente.
No lo sabes.
¿Has acabado de leer esa página del manga? Pasa a la siguiente, me gusta cuando en esta parte la protagonista...
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Oh lo siento, es spoiler...
