Zeon, no permitas que nuestro amor se convierta en una tragedia como el de Julieta…por favor, quiero que escuches mis deseos…

HOY QUIERO ESTAR CONTIGO.

ANOTHER ROMEO & CINDERELLA

Episodio I: "PROLOGO - Dos Historias Opuestas"

-Instituto Pyro en la Capital Valhalla, Reino del Fuego "Saika" ~ Mundo Mamodo-

-¡Buen día, Mi-sama! – Dijo una amable chica mamodo de cabello rizado color azul añil.

-Buen día, Izuri. – Respondió amablemente la mamodo pelinegra de piel blanca y ojos dorados de aparentes 13 años, era una chica con una belleza destacable que resaltaba entre la multitud donde quiera que caminase y todo el mundo giraba a verla de inmediato.

-¿Cómo se encuentra, Mi-sama? – Preguntó una mamodo androide de cabello guindo y ojos negros con cuerpo de color plata y rojo.

-Me encuentro bien, gracias por preguntar. – Respondió nuevamente con gentileza la pelinegra.

-¡Mi-sama, luce tan encantadora como siempre! – Exclamó un mamodo de fuego algo peculiar.

-¡Sí, sí! Su piel es tan suave y blanca que le dan el aspecto de un verdadero ángel. – Concordó otro mamodo con físico de un tigre.

-Mu-Muchas gracias… - Dijo ligeramente nerviosa esta vez.

-¡Ey! ¡Kurumi! – Exclamó una chica pelirroja de ojos escarlata y piel blanca, podría decirse que era muy linda, pero dentro de un grupo no tendría algo que la hiciera destacar entre el resto a diferencia de la pelinegra. - ¡Kurumi! – Repitió mientras comenzaba a caminar hacia la chica rodeada de varios mamodos.

-Tch, ¿quién es esa? – Murmuró cruzado de brazos el mamodo de fuego.

-Mira que tener el descaro de llamar por su nombre a nuestra Mi-sama… - Murmuró la mamodo androide con repugnancia.

-Qué chica más irrespetuosa. – Apoyó la chica de cabellos añil.

-Buen día, Tio. – Saludo amablemente Kurumi girándose hacia la pelirroja, ganándose las miradas de asombro de los mamodos que la rodeaban. - ¿Cómo te encuentras el día de hoy? – Preguntó ignorando a los demás.

-Normal, como siempre. – Respondió Tio con normalidad, pero cuando notó las miradas llenas de celos, rencor e indignación de los cuatro mamodos que yacían detrás de Kurumi tragó saliva silenciosamente mientras mantenía su postura calmada. – Dejando eso de lado, ven conmigo Kurumi. – Dijo tomando a la pelinegra de la mano y echando a correr jalando a la chica con ella sin dejarla responder.

-Tch, ¿quién esa chica? – Murmuró el mamodo tigre.

-A saber… - Respondió indignada Izuri.

-Mejor vámonos. – Dijo la mamodo androide comenzando a caminar.

-Sí, andando. – Concordó el mamodo de fuego y los cuatro se fueron en dirección a la entrada de la escuela.

-¡T-Tio! ¿Q-Qué haces? – Preguntó confundida Kurumi y algo agotada por la corrida sin cesar que la pelirroja la obligó a tomar.

-Salvándote de esos cuatro acosadores locos claro está. – Respondió Tio deteniéndose bajo un árbol que estaba cerca de la entrada al instituto para que Kurumi tomara aire y descansara. – Es la tercera vez en la semana que te salvo de ese tipo de personas. – Dijo cruzando los brazos y recargándose en el tronco del árbol. – Jo…ser amiga de la "princesita" escolar es agotar. –

-Lo siento Tio, siempre te estoy causando problemas. – Dijo Kurumi entre ligeros jadeos de cansancio parada a su lado con la mirada agachada, su voz sonaba con cierto tono de culpa.

-No te preocupes, precisamente por cosas como esa es que necesitas a una amiga como yo. – Respondió Tio con grandeza para tranquilizarla. – Pero ¿sabes? No me molestaría que me recompensaras, digo…recibir tu pudín de hoy no estaría nada mal. – Dijo mirándola con mirada picara.

Kurumi la miró unos segundos y soltó una risita elegante. – Mi pudín es todo tuyo hoy, Tio. –

-¡Hurra! – Exclamó Tio con éxito mientras daba un salto emocionada. - ¡Entonces vamos ahora, no hay que perder tiempo! – Dijo con decisión.

-Bien, bien. – La apoyó Kurumi con una sonrisa divertida. – Entonces démonos prisa antes de que se acabe el pudín de chocolate. –

-¡Sí! ¡Andando! – Dijo Tio abrazándola. - ¡Eres la mejor, Kurumi! –

-Vamos Tio, no tienes que agradecer. – Dijo ella ligeramente nerviosa. – ¿Te importaría soltarme? Ya tuve suficiente acoso por hoy… - Murmuró.

-¡Ah! ¡Claro! Lo siento. – Dijo Tio con una risita nerviosa. – Bien… ¡Vamos! – Exclamó tomando a Kurumi del brazo y comenzando a correr nuevamente hacia el interior del instituto, jalando con ella a la pelinegra sin darle tiempo de quejarse otra vez.

-¡T-Tio, no me jales así…! – Se quejó la pelinegra agotada por la gran velocidad de la pelirroja. – "Tio está muy animada…no tengo el valor para destruir su ánimo con tal noticia…" –

-Instituto Lightning en la Capital Asteria, Reino del Rayo "Makoku" ~ Mundo Mamodo-

-Estoy cansado y me hacen venir a clases…– Murmuró un chico de 13 años de cabellera plateada, piel blanca pálida y ojos violetas brillantes. Su belleza era única, la camisa de manga larga con cuello doblado color blanco junto a su short color hueso y sus zapatos a juego le daban ese aspecto único…un ángel, esa era la primera impresión de todos al verlo, ya que iba vestido de blanco de pies a cabeza y su cabello plateado le daba un aspecto de divinidad. – Que tontería… - Bufó mientras continuaba caminando hacia su aula.

-¡Zeon! – Exclamó una voz dulce detrás de él ganándose su atención, era una chica de cabello rosado enroscado de las puntas, su piel era blanca y sus ojos magenta, usaba un vestido rosa sencillo con la parte superior blanca, de manga larga con encajes blancos en los bordes, calcetines blancos y zapatillas de correa rosados. Daba el aspecto de una dulce niña gentil y amable, con una belleza que cautivaría a cualquiera. – Buen día, Zeon. –

-Hola, no estoy de humor Koruru. – Respondió a secas el chico continuando su camino.

La pelirroja sonrió ligeramente y lo alcanzó. - ¿Trabajaste hasta tarde otra vez? –

Zeon la miró de reojo, desvió la mirada y asintió. – Es la tercera vez en la semana, ya casi no duermo nada por culpa de las tareas. –

-Si gustas, yo podría-… -

-No. – Interrumpió rápidamente sin dejar de caminar. – Ya les dije un millón de veces que NO necesito su lástima. –

-Pero solo queremos ayudarte. – Respondió Koruru.

-Lástima, ayuda, para mí es exactamente lo mismo. – Dijo deteniéndose un momento para verla a la cara. – Y mi respuesta es no. – Finalizó abriendo la puerta del salón, notando como todos rápidamente dirigían sus miradas hacia él y comenzaban a murmurar cosas entre ellos. – Y aquí vamos de nuevo. – Murmuró soltando un suspiro y entrando junto a la pelirosa, caminando hacia su butaca.

-¡Zeon, Koruru! – Los saludó una energética chica pelilila de ojos violetas y piel blanca, usaba una blusa de manga corta azul añil con un vestido de tirantes azul marino encima, sus zapatillas eran de piso sencillas color negro. Tenía el aspecto de una niña en su totalidad, su figura reflejaba una chica tierna y amable, pero su belleza no se comparaba a la pelirosa. – Por poco y no llegan a tiempo. –

-Lo siento, estuve esperando a Zeon en la puerta pero no apareció. – Explicó Koruru con una sonrisa.

-Tsk, no iba a llegar contigo, me verán más raro de lo que ya lo hacen. – Dijo el peligris sentándose en la butaca que estaba al lado de la de la pelilila, justo a un lado de la ventana que daba hacia afuera.

-¿Eso es posible? – Preguntó la pelilila mirándolo.

-Sí, créeme que se puede, Yumín. – Respondió él apoyando su rostro en la palma de su mano mientras se perdía en el paisaje del otro lado del cristal.

-Vamos Zeon, no seas negativo. – Agregó la pelirosa parada entre ambos mamodos. – No es tan malo que sepan que tienes amigas. –

-¿Y quién las considera amigas? – Preguntó mirándolas de reojo.

-Tú, aunque no lo digas. – Respondió Yumín con tranquilidad. – Después de estar juntos casi toda la vida puedo asegurarte eso. –

-Tsk, mocosa fastidiosa… - Murmuró desviando la mirada nuevamente, Yumín solo soltó una risita ante esto.

-Ustedes sí que son muy unidos. – Agregó Koruru mirándolos con una sonrisa. – Me siento un poco extraña ya que solo llevo dos años de conocerlos. –

-¿Qué dices, Koruru? Sean dos días o 8 años, tú también eres nuestra amiga. – Respondió Yumín sonriente.

-TU amiga. – Corrigió Zeon mirándola de reojo.

-NUESTRA amiga. – Recalcó Yumín nuevamente.

-Tsk, no cabe duda que realmente eres muy fastidiosa… - Murmuró desviando la mirada por tercera vez.

-Y no cabe duda alguna de que no eres honesto. – Respondió Yumín con simpleza.

Koruru soltó una risita divertida. – Realmente son muy unidos. –

[…]

-Ya llegué, madre. – Dijo Zeon entrando a la pequeña vivienda de 5 habitaciones algo desgastada y antigua, su expresión facial reflejaba arduo cansancio.

-¡Bienvenido, Zeon! – Saludó una amigable mamodo mayor de aparentes 35 años con cabello rojo y ojos dorados, su piel era blanca, su cabello era largo, lacio y se encontraba atado en una coleta alta con un moño rosado con dos mechones al frente, usaba un vestido de manga larga color vino con encajes rosas. Tenía una belleza que le quitaría el aliento a cualquiera, su figura era marcada y muy bien proporcionada, tenía pestañas largas y labios delgados color rosado, su voz era suave y gentil como ella. - ¿Qué tal las labores escolares? –

-Igual que siempre, agotadoras. – Respondió sentándose en una desgastada silla cerca de la antigua mesa para 4 personas. – Y pareciera que es una casualidad que siempre me toque limpiar los vómitos y cosas asquerosas que la gente deja por toda la escuela. – Dijo rodando los ojos mientras un escalofrío repulsivo lo recorría al recordar todo lo que había visto ese día. – Ugh…vomitaré de tan solo recordarlo. –

-Ya, ya, tranquilo. – Respondió con dulzura dándole una paleta de caramelo, la cual el mamodo inmediatamente metió en su boca. – Lamento mucho que tengas que trabajar de esa manera en la escuela, hijo. –

-Da igual, a fin de cuentas soy yo quien desea estudiar. – Respondió moviendo la mano restándole importancia sin sacar la paleta de su boca. – Además, con mis notas y la labor social es más que suficiente para mantener mi beca de estudios. –

-Así se habla, Zeon. – Respondió ella acariciándole el cabello. – No cabe duda de que eres mi hijo. –

-Sí, sí. – Dijo levantándose. – Avísame cuando esté la comida, iré a comenzar mi tarea. – Le dijo yéndose a la habitación vecina.

-¡De acuerdo! ¡Buena suerte, esfuérzate! – Dijo con una sonrisa mientras regresaba a la cocina para terminar la cena.

[…]

La noche había caído sobre la ciudad, todos los mamodos dormían plácidamente en esa noche fresca, la brisa era refrescante, el cielo estaba teñido de color oscuro, las estrellas relucían con belleza y la hermosa Luna resplandecía con elegancia.

En la mansión más destacable de Valhalla (y de todo Saika probablemente), en una de las muchas habitaciones que había en su interior, la pelinegra de ojos dorados estaba sentada en su escritorio terminando de apuntar algo, el reloj marcaba las 12:25 de la madrugada, las pequeñas ojeras debajo de sus ojos reflejaban su cansancio, pero ella no cesaba en lo que estaba haciendo, quería terminar ese deber lo antes posible.

-Unu… ¿Sigues despierta? – Preguntó amablemente un niño rubio de ojos naranja y piel morena clara que entró a la habitación. – Mañana partirás muy temprano, deberías descansar. –

-Gash… - Murmuró Kurumi deteniéndose un momento y dándose la vuelta para verlo. – Solo estaba revisando que no olvidara nada, enseguida me iré a dormir. –

El rubio asintió. - ¿Cómo lo tomó Tio? – Preguntó mirándola con una sonrisa.

Kurumi se quedó callada unos momentos y desvió su mirada mientras negaba con la cabeza. – No tuve el valor suficiente para destruir a esa energética y activa chica…no pude decírselo. –

-Unu…Tio se pondrá muy triste. – Confesó Gash agachando un poco la mirada afligido.

-Gash, ¿puedo pedirte un favor? – Le preguntó con amabilidad volviendo a verlo.

-¿Unu? ¿Cuál es? – Preguntó ligeramente confundido.

-Quería darle esto a Tio antes de irme. – Dijo tomando una pequeña cajita que estaba envuelta en papel rojo brillante con una cinta rosada adornándolo. – Pero no tuve el valor de dárselo… ¿Podrías hacerlo por mí? –

-¿Unu…? – Murmuró confundido viendo la cajita, sonrió ampliamente y la tomó en sus manos. - ¡Unu! – Exclamó mientas asentía.

-Gracias, Gash… - Dijo Kurumi con una sonrisa. – Me iré a dormir entonces, hasta mañana. –

-Unu, hasta mañana Kurumi. – Dijo con una sonrisa abandonando la habitación. – Buenas noches. – Finalizó saliendo de ahí.

-Buenas noches. – Dijo Kurumi al aire.

La pelinegra escribió unas últimas líneas en su libreta y la guardó en un cajón, apagó la luz de la linterna y se recostó en la enorme cama mirando fijamente hacia la Luna que brillaba fuera de su ventana, soltó un suspiró decaída y se giró hacia el otro lado, cerrando sus ojos para dormir finalmente.

El reloj ha dado su primer campanada indicando el inicio de dos historias completamente opuestas que estaban a punto de ser enlazadas por el destino…


¡YAHALLO! xHimemikoYukix aquí~

¡Primer capítulo de este nuevo fanfic KuruZeo! Espero que les haya gustado uwu deseo de corazón que les guste y por favor síganla hasta el final :'3

¡NOS LEEMOS!