Aviso: Los personajes de One Piece pertenecen a Oda, no a mí.

Capítulo 1

En una isla del Nuevo Mundo, la tripulación de los sombrero de paja estaba en problemas. Tras un ataque imprevisto de una banda pirata subordinada de Barbanegra se habían separado.

Parece que la estrategia del enemigo era neutralizar antes que nada a los usuarios de la fruta del diablo, y sabían quiénes de ellos eran: el capitán Luffy, el animal que siempre los acompaña Chopper, el esqueleto Brook y la mujer que lleva en busca y captura desde que era una niña, Robin.

Por supuesto, para llegar a ellos y anularles tendrían que pasar a través del espadachín con tres espadas Zoro, el cocinero Sanji, el cyborg Franky, el rey d elos tiradores Ussop, y la navegante y ladrona Nami.

Aunque les costó lograr el "sub-objetivo" de esa misión, finalmente, con una elaborada estrategia y a base de engaños y trampas, lograron atrapar a los usuarios de poderes con unas cadenas neutralizantes, dejando atrás al resto de la tripulación, igual de temible que los usuarios, pero no a ojos de todos.

-¡Maldita sea, maldita sea!- se quejaba Zoro dando golpes contra la pared.- ¡¿Cómo hemos dejado que atrapen a Luffy y el resto?!- ahora estaba más enfadado.

-Cálmate, idiota, todos estamos igual que tú…-esta vez hablaba Sanji.- No me perdonaré no haber protegido a Robin-chawn…

-Hey chicos, no os deprimáis… Seguro que saben apañárselas para sobrevivir y escapar, son muy inteli…-Ussop se corrigió a sí mismo.- Robin sabrá qué hacer.

Todos sabían que Ussop tenía razón, aunque puede que sobrevalorara demasiado a la arqueóloga, siempre la estaba alabando y puede que su fe ciega no fuese del todo buena, pero Franky corroboró:

-¡Tienes razón, ellos son súper! Además, nosotros vamos a ir tras ellos y asegurarnos de que regresen.

-¿Tú qué piensas, Nami-swan?-quiso saber Sanji.

-¿Tú qué crees? Claro que iremos a por ellos, pero antes debemos asegurarnos a dónde se dirigen y trazar un plan.-contestó ella.

Mientras tanto, en el barco enemigo, los usuarios de poderes de la tripulación de Luffy se encontraban en una habitación cerrada a cal y canto, todavía con las cadenas.

-¿Cómo hemos llegado a esto? ¡De verdad que eran fuertes!- dijo Luffy despreocupado, mientras sonreía.

-¡Yohohohohoho nos pillaron por sorpresa!-añadió Brook.

-Tengo miedo…-dijo Chopper mientras se arrastraba hasta el regazo de Robin.

-Puede que quieran torturarnos hasta que tiñamos la cubierta de sangre.-decía la chica con la mirada fijada en un punto en la pared.

Chopper se alejó de ella con un salto, asustado mientras el resto observaban la estancia.

De repente el barco ancló en seco, y a la habitación entraron varios piratas, que sin decir nada cogieron en brazos a los sombrero de paja.

Cuando salieron del barco, descendieron en una pequeña isla con un par de construcciones, y entraron a una de ellas. Entonces, vieron que los llevaban a estancias diferentes; los iban a encerrar por separado.

-¡No! ¡Chopper, Robin, Brook!- gritaba Luffy.-¿A dónde los llevas?

El pirata que lo sostenía no contestaba, pero de fondo podía escucharse la respuesta de sus amigos.

-¡Luffy!

Tenían que mantener la calma, fuera como fuese saldrían de esta, pero les intrigaba su situación. No sabían porqué les capturaban, sin signos aparentes de violencia de momento, ni tampoco porqué les separaban. El caso es que no dejaban de escucharse los gritos de Luffy y el resto llamando a sus amigos, pero sin resultados.

Sin darse apenas cuenta, les dejaron caer en una jaula de grandes dimensiones, a cada uno en una ubicación diferente.

El plan de la banda de subordinados de Barbanegra era de lo más sencillo, observar las reacciones, movimientos e relaciones interpersonales de la banda de los sombrero de paja, para luego volver a atacar a lo grande, pero para ello tenían que analizar las debilidades dentro del grupo. No contaban en esos momentos las defensas ni la ofensiva necesaria para hacerles frente completamente, y eran conscientes de ello, pero todo formaba parte de un plan mayor.

Mientras tanto, Zoro y el resto de compañeros desembarcaron en la isla y se adentraron en el edificio donde estaban sus amigos. Fue sospechosamente fácil, ya que no había nadie para oponer resistencia alguna. Pero si podían evitar las peleas antes de dar con ellos, mejor.

La primera jaula era la de Luffy, la más cercana a la entrada.

-¡Habéis venido! Id a buscar al resto, por favor.-decía algo angustiado el capitán.

Todos excepto Sanji siguieron buscando al resto, que parecían más escondidos, mientras el cocinero se las arreglaba para liberar a Luffy.

El resto se separó casi sin acordarlo, luego ya se reencontrarían en la entrada, no se requerían explicaciones.

Tras varios minutos, más de lo esperado, Zoro dio con la jaula de Robin, que estaba recostada en la pared con los ojos cerrados.

Sin una palabra, cortó los barrotes como si fueran mantequilla y se adentró dentro.

-Oi, mujer.-le decía mientras la sacudía del brazo.-Nos vamos de aquí.

-Vaya, señor espadachín.- despertó ella.- Sabía que vendríais.

Zoro hizo gesto de levantarse para salir de allí, pero Robin levantó los brazos mostrando sus esposas que la neutralizaban. Zoro levantó la vista al cielo y se deshizo de ellas.

-Muchas gracias.-contestó ella, todavía en el suelo, y añadió.- ¿Recuerdas hace dos años… antes de que no separásemos?

-¿A qué te refieres?- decía él, de pie.

-Sabes a qué me refiero.- dijo sólo ella haciendo ademán de levantarse, pero a causa de las esposas desfallecía y las piernas le fallaron, pero Zoro estuvo rápido y la cogió en brazos, antes de tocar el suelo. Entonces dijo:

-Dime tú a qué te refieres.

Robin, que seguía en brazos de Zoro, apoyando sus manos en sus antebrazos, lo reveló finalmente:

-Tú y yo hablamos acerca de… nosotros. Yo no me he olvidado de ti ni de lo que hablamos en todo este tiempo.

Zoro seguía en silencio, mirándola y esperando a que continuase hablando.

-Sigo sintiendo cosas por ti, igual que tú dijiste que sentías por mí… aquél día.

-Yo tampoco he dejado de sentirlo.-dijo finalmente él, apartando un poco la vista.

Se quedaron en silencio mientras se lanzaban miradas de complicidad, sin cambiar su posición.

-¡Te he encontrado, sexy arqueóloga! ¡Súper!-era Franky, que había llegado sin previo aviso.

Sin hacerle caso a la presencia del espadachín, el cyborg anduvo a zancadas hacia ella y la cogió en brazos.

Parecía que lo habían olvidado, pero hace dos años era evidente que Franky sentía cierta simpatía especial hacia Robin. A ella también le gustaba mucho estar con él, pero no de la misma forma que con Zoro, aunque esto pareció escapársele al cyborg.

-Vamos con el resto.- dijo Franky todavía con Robin encima de él.- ¡Zoro, sígueme y no te pierdas!

Zoro sólo puso una cara molesta y mordió entre dientes.

-Tsk.