Hola a todos:))

Esta es la primera vez que escribo un fic asi que espero que tengan un poco de misericordia con este capitulo…

Este fic esta dedicado a Alexia, Ximena e Isabel… gracias.

Para aquellos que les gusta Hermione/Draco, estan de suerte porque esa es mi pareja favorita y si estan en este fic… las parejas son algo extranas pero espero que no sean tan desagradables.

Espero que lo disfruten y si quieren dejen review… mas bien, solo haganlo.

L.B. Evans

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EL NOMBRE DE LA ROSA

CAPITULO I

Amanecio en el colegio Hogwarts de Magia y Hechiceria, un dia como cualquier otro, tan monoto y simple que era imposible pensar que hoy hace ya docientos años una intensa historia de amor se dio tras esas paredes. Nadie sabia de aquello porque nunca fue contada ni como historia ni como leyenda.

- Hoy convertiremos objetos inanimados en animales- explico la profesora Millet de Transformaciones a la clase de 7 año compuesta por Slytherins y Gryffindors- Formen parejas, por favor.

Como era costumbre Gryffindors se emparejaban con Gryffindor y Slytherin con Slytherin.

Esa regla habia sido respectada y acatada con agrado desde que se formo el colegio. Nunca nadie habia roto esa invisible regla a exepción de una pareja de supuestos enemigos llamados Draco Malfoy y Hermione Granger.

Se conocia mucho de ellos porque en aquellos dias ellos fueron Premios Anuales y Orden de Merlin primera clase por su participación en la segunda Guerra, pero en la epoca en que Merlin daba los reconocimientos personalmente… como solian bromear los alumnos.

Era bien sabido que Malfoy fue un Slytherin y que Granger fue una Gryffindor pero que habian terminado casados y con un legado que habia durado siglos, ejemplo Rob Otranto Malfoy un Gryffindor poseedor de los encantos porpios de su familia paterna: rubios de ojos grises y extremadamente sexys y encantadores

Pero aún así nadie estaba dispuesto a desobedecer a Salazar que en paz descanse y de Dios… o el dialo… bueno, con quien quiera que este goze; y, como siempre hubo enemigos, pero ninguno como Aidan de Casale e Isabella Proust.

Desde el momento mismo en que supieron a que casas pertenecian y cuales eran las tradiciones, fueron enemigos... Aunque la mayoria del tiempo parecian una pareja de mal casados, realmente.

Aidan, un muchacho saludable, alto de penetrantes ojos azules que contrastaban con su piel morena y cabello negro; era miembro de una antigua y rica familia de magos italiana pero hace cuatro generaciones se había transladado a Inglaterra.

En la otra mano, Isabella, era hija de madre muggle y padre mago. De incredible talento y atrayente a pariencia, se consideraba una de las brujas mas inteligentes que pisaron el colegio. Su mirada siempre era misteriosa aún cuando se reia; tenia el cabello largo y negro al igual que sus ojos, un tanto risado en las puntas que hacia que Aidan siempre la molestara diciendo que dormia sentada porque tanto rulero no la dejaba poner la cabeza correctamente en la almohada.

Que poco se podian imaginar ellos que un libro uniria sus vidas.

Cuidadosamente, Aidan deslizó la varita por debajo del brazo y apuntó directo a la silla que Isabella estaba intentando transformar en un perro; un rayo plateado salió de la varita y convirtió a la silla en un gato.

Isabella dió un grito de pánico, porque ella temia y odiaba horriblemente a los gatos y sin contar la alergia. Toda la clase volteo a verla. Ella sabía perfectamente quien había sido y sin medir las consecuencias apuntó su varita directo al corazón de Aidan, este se hecho para atrás pero tras recuperarse de la impresión, enarvoló también su varita y apuntó.

- Ya sacaste cupo Casale, ponte para el duelo- dijo friamente Isabella

- Lo que tu quieras Proust, muñeca- respondio dandole una sonrisa muy arrogante.

Toda el aula contuvo la respiración pero la maestra Millett llego antes de que ninguno de los dos pudiera lanzar un hechizo.

- Basta! Ya basta! Por el amor de Dios. Ustedes dos se han pasado de la raya, querer batirse en duelo durante una clase!- gritaba- 20 puntos menos para Gryffindor y 20 menos para Slytherin y castigo, porque no crean que esto se va a quedar así. Hoy quiero verlos a los dos en la biblioteca a las 8 en punto porque Madame Pearce necesita ayuda para ordenar los libros de la Sección Prohibida. Me alegro que me lo haya mencionado- Y sin más, se alejo.

Por suerte la campana que anunciaba el almuerzo habia sonado.

- Esto es tu culpa, idiota- dijo entre dientes

- Mi culpa! Alo-o, yo no dije- he imitando una vocesita aguda dijo- "Ponte para el duelo, Casale"

- Pero fuiste tu quien convirtió la silla en un gato, sabes que odio los gatos.

- Puede que lo hayas mencionado, si- dijo como meditando.

- Eres insoportable!- gritó y salió del aula

- Yo también te quiero!- le gritó a la puerta cerrada.

Después de la cena, cada uno se despidió de sus amigos y se dirigieron a la biblioteca. Dentro Madame Pearce los esperaba en su escritorio.

- Que bueno que llegan, siganme- les ordenó.

- Buenas noches a usted también- murmuro Aidan y Isabella le dio la razón sonriendole.

- Lo que van a tener que hacer,- dijo Madame Pearce mientras avanzaba por entre los estates- es ordenar los libro de la Seccion Prohibida por orden alfabetico y por materia y deben estar todos en un solo librero, no quiero asignaturas mezcladas. Tienen hasta la media noche- Y sin más los dejo.

- Vieja loca- murmuro Aidan

- Cállate y vamos a trabajar.

Después de mas o menos dos horas, los chicos ya habían sorteado casi la mayoria de los libros.

- Muñequita?- llamó Aidan. Isabella lo miro asesinamente- Vaya, si te trato mal te quejas y si te trato bien te quejas, quien te entiende mujer!.

- A ver, que quieres ?- preguntó impaciente.

- Este libro no tiene ni titulo ni autor.

Isabella lo tomó- No es un libro, tarado, es un diario.

- No me llames así que me lastimas!- dijo haciendo un puchero.

- A quien mate en mi otra vida que me toco esto!- murmuró.

- Disculpa?

- Nada, nada… que raro, quien habra dejado un diario aqui?

Lo examinó por fuera y no había nada de extraño, solo era un cuaderno forrado en cuero negro.

Lo abrio y en la segundo hoja encontro el nombre del proprietario.

- Pertenece a Harry James Potter… Wow, mira el año 1724.

- Harry Potter no es el que derroto al Darth Vader del mundo magico?

- De donde sacaste lo de Darth Vader?- le preguntó intentanto no reirse ante la ocurrencia.

- No es el malo de esa pelicula muggle que a todo el mundo le gusta?- preguntó.

- Si, pero yo no sabia que supieras algo del mundo muggle.

- Pues ya veras que si, yo lo sé todo- dijo arrogantemente.

- Lo que sea, el caso es que tienes razón.

- Claro!- exclamo al recordar- lo estudiamos en Historia de la Magia… lo recuerdo muy vagamente, sabes que en esa clase es imposible no dormirse.

- Pero que hará su diario aquí?- preguntó sospechosa e ignorando el comentario de Aidan.

- Talves queria esconderlo.

- Y dejarlo en la biblioteca?

- Es la Sección Prohibida además estaba entre los libros de Pociones, y esos son los más restrinjidos.

- Pero por que no se lo llevo con el? Sabes que? Vamos a darselo a Madame Pearce, ella sabra que hacer con el.

- No, porque no mejor lo leemos- dijo arrancandoselo de las manos.

- Es un diario, Aidan, se supone que es privado- le dijo severa.

- El tipo lleva muerto mas de doscientos años, Isa, que mal puede hacerle que nos enteremos de lo que hizo- Isabella seguia mirandolo molesta- además no creo que haya nada interesante a parte de un, "Querido diario, hoy comi huevos con tozino para el desayuno"- imito con una voz graciosa.

Isabella rio ligeramente; enemigos podran ser, pero había que reconocer que el chico tenia sentido del humor.

- Vamos Bella, leamoslo aunque sea una hojita- rogo con ojos de cachorro.

- Esta bien, pero que sea solo una hoja.

Ambos se sentaron en la mesa más cercana y se acomodaron. Aidan abrió el libro, se aclaró la garganta y...

- Que raro, no tiene fechas.

- No importa, vas a leer si o no?- preguntó molesta.

- Ya va no mas no me muerdas- se aclaro de nuevo la garganta y empezo a leer:

Que mi mano no tiemble ahora que empiezo a revivir mi pasado y a evocar el desasosiego que oprimió mi corazón.

- Dios mio, es todo un poeta!- exclamó Aidan.

- No te burles, esta bonito.

- No se porque a las chicas les comueve lo cursi.

- Porque tenemos algo que se llama corazón que tu, por supuesto, no posees.

- Cruela de Vil es como debio bautizarte tu mamá- dijo cruelmente.

- Vas a seguir?- preguntó mirandolo con resentimiento por el comentario.

Ella nunca importó para mi, no era más que una niña rica, malcriada y arrogante que humillaba a todo el mundo solo con una mirada; pero cuándo sus ojos se cruzaron con los mios, poco antes de bajar del tren, me di cuenta que había cambiado.

Recuerdo, como si fuera ayer, la primera vez que la mire. La habia visto muchas veces, claro esta, durante los 7 años que estudiamos en Hogwarts; pero nunca la habia mirado.

El Expreso de Hogwarts desaceleraba conforme se iba acercando a la estación de Hogsmade. Todos los alumnos se fueron apilando en las salidas para poder bajar tan rápido como le fuera posible y conseguir un carruaje para ellos y sus compañeros.

A Harry le estaba costando un poco llevar sus cosas, talvez por el hecho que también cargaba con su tunica de gala en un armador y no en el baúl como se acostumbraba porque ya no le cabia más en el.

Como ya era mayor de edad (en el mundo magico) se trajo todas sus cosas de la casa de los Dursley… y la jaula de Hedwig… bueno si bajaba con todo eso, seria un milagro.

Cuando ya era su turno para bajarse alguien mas trato de hacerlo, levantó la vista y se topó directamente con los profundos ojos azules de Pansy Parkinson. Ese choque fue su condena eterna, los tres segundos más intensos de la vida de Harry.

- Pasa tu primero- le dijo en un susurro.

- Gracias- dijo bajando sumisa la mirada.

Habían rastros de lagrimas en sus mejillas, su mirada era triste y por un momento casi siento pena por ella. La palabra clave es: casi.

Por encima de cualquier cosa: los Gryffindor jamás sentiran nada por un Slytherin.

- Ves hasta ellos tenian esa regla- dijo Aidan interrumpiendo la lectura.

- Aidan, por favor, concentrate.

- Ahora si quieres enterarte de que paso- dijo divertido mas los ojos asesinos de Isabella hicieron que Aidan se volviera al libro de immediato.

Además, a mi poco me interesaba la vida de Parkinson y lo que quiera que le haya pasado no era mi problema. Eso fue lo que pense y mi sentimiento de odio profundo se reanudo.

- Harry?

- Mande usted?- preguntó confundido volteando a ver a quien lo llamaba.

- Estas en el paso, vas a bajar?- preguntó Ginny.

- Lo siento, me distraje- se escuso y empezo a bajar.

Mas mi curiosidad innata no me dejaba estar tranquilo y mi mente empezó a trabajar a toda velocidad tratando de encontrar rezones por las que Pansy podria llorar.

Es gracioso como mi mente funciona independiente de mi voluntad. y mientras me ocupaba de sortear entre el mar de alumnos para llegar a un carruaje ya tenia, al menos, 10 buenas razones.

- Harry?- el aludido volteo- Voy a ver si Ron quiere que le lleve su lechuza, Ok?- dijo Ginny.

Harry asintió y la vio moverse en dirección a donde todos los prefectos estaban reunidos.

Harry observó a Pansy durante el tiempo que Ginny hablo con Ron, ella tenia algo que nunca antes habia sentido… una tristeza distinta que dolia.

Extrañamente la cuerda que la tenía atada a sus sentimientos me ataba a mi también y no sabía cómo habia pasado.

Desde que habia empezado la guerra Hogwarts albergaba a niños de diferentes edades que habian quedado huérfanos o en algunos otros casos eran hijos de aquellos que se habian unido a la Orden y estaban en el campo de batalla; los mismos que en esos momentos bajaban del tren y que Ron y Pansy estaban alineando para conducirlos a los carruajes y evitar que sean atropellados por los más grandes.

El estómago se me encogió al verla abrazar a uno de ellos maternalmente y besarlo en la mejilla, acomodarle la túnica a una niña y recibir una flor de un niño que luce como de seguro lucia Neville cuando era pequeño.

Se veia tierna y buena, pero para mi ella no deberia lucir así, ella era una Slytherin los Slytherin son malos por naturaleza, y no solo ellos las mujeres también son malas por naturaleza.

Son ellas las que se apropian del alma bella del hombre y la hacen caer en tentacion.

Pero, si son tan malas, por que Dios las puso en la tierra?

- Yo también me cuestiono eso todos los dias, en especial cuando sufro un ataque de odio por parte tuyo- dijo Aidan pensativo.

- Ya me cansaste!- exclamo Isabella arrancandole el libro de las manos y empezando a leer ella.

Para enseñaros a amar mas alla de la pasión carnal y en la profundidad del alma.

Y entonces me pregunté: Seria ella capóz de enseñar amar de esa manera?

Seria ella capáz de enseñarme a amarla, que el poseerla se convierta en un acto religioso y que deje mi vida sobre su cuerpo?

No lo sabia, asi como támpoco sabia porque estaba pensando en ella de esa manera. Talves solo fue un momento de debilidad.

- Por qué no hay hombres así hoy en dia!- preguntó emocionada.

- Pero no que era su enemiga, por qué dice eso de ella?- preguntó Aidan ignorando el comentario.

- Dice que se conocian toda su vida escolar.

- Pero al principio no la describe como la gran maravilla. A mi me parecio que era una persona bastante odiosa y mala gente.

- Eso no quiere decir nada, supon que ella era algo prohibido… lo prohibido siempre atrae.

- Por eso ha de ser que me gustas- dijo hacercandosele.

- Dije lo prohibido, no los imposibles. Y no te hagas el meloso que ya sabes lo que te pasa- dijo muy molesta, obedientemente Aidan se hizo para atrás- Que hora es?- preguntó.

- Hora de que compres un reloj- le contestó cortante. Estaba muy resentido por como ella le hablo.

- Que inmaduro eres- se quejó dando un resoplido y levantandose para ir a ver la hora en el reloj de una de las paredes.

- Son las 10:30, mejor continuemos con el castigo que no vamos a terminar para media noche- dijo cuando volvió.

- Y que hacemos con esto?- preguntó Aidan levantando el diario.

- Vuelve a guardarlo.

- No quieres saber lo que pasara luego?

- No- contestó y se alejo.

Aidan miro por un momento el diario y midio sus posibilidades. La cosa estaba interesante y al parecer la bibliotecaria no sabia que existia porque como no tiene titulo no hay registros, entonces nada iba a pasar si se lo llevaba para leerlo un ratito, verdad?

Con una sonrisa traviesa metio el diario dentro de su túnica, se acomodó la ropa y con mirada profesional y aire de que nada ha pasado se unió a Isabella para continuar con el castigo.