Disclaimer: Los presento. Lectores, Advertencia de derechos. Advertencia de derechos, lectores. ¿Qué? Como, pero… ¿Ya se conocían?

Hola, ¿Cómo están? Bueno, aquí vuelvo con esta historia. Deben estar odiándome por tomarme tanto tiempo, pero les diré que estuve a punto de arrepentirme. Dije: "A casi nadie le gustaba esta historia, casi nadie dejaba review, ¿Para qué lo harás? ¿Por qué?" Y me dije a mí misma "Por Orgullo" Tal vez los que me conocen saben que ese es mi mayor defecto, y a la vez mi mayor virtud. Por orgullo, porque no quiero decir un día "Yo escribía una historia, y la no aceptación hizo que lo dejara" He planeado tan detalladamente esta historia y sus personajes que me dije que era una tontería dejarla así. Así que aquí estoy, y espero que ahora tenga más aceptación.

Agradezco a todos los que antes me dejaron un review y a los que leyeron esta historia, ojalá les guste esta versión, pero se darán cuenta de que no es taaan distinta a la anterior.

¡Los veo abajo!

OoOoOoO

"Menuda muerte"

por RedRoseFairy

Capítulo 1: "La muerte acecha"

- No hay nada en la televisión, - Dijo la chica decepcionada, apagando el televisor con su control remoto - ¿Qué se supone que debo hacer ahora? No tengo sueño ni hambre, ¿Quieren que vea los pájaros volar? ¡Ni siquiera puedo caminar! – Reclamaba mirando al techo, luego cambió su expresión a una de tristeza – Lo siento, pero es que a veces me altero. ¿Por qué me haces esto? La vida es muy injusta…

El dicho popular dice: "La esperanza es lo último que se pierde", incluso después de la vida… Pues eso no era lo que pensaba Ginny Weasley, una chica de sólo 16 años, con el pelo muy largo y rojo fuego, ojos de un azul profundo, con unas pequeñas pecas esparcidas por su rostro que le daban un aire infantil y con facciones muy finas y bien formadas. Pero también una chica muy triste y deprimida, y tenía razones para ser así, o al menos eso pensaba. Pues como iba a tener esperanza si ella era una chica común y corriente que estaba acostada en una camilla viendo la televisión todo el día. No veía razones para ser distinta, ni para seguir viviendo, por lo que esperaba que su muerte llegara pronto para dejar de sufrir, y aunque no se lo dijeran, ella sabía que su familia hacía lo mismo.

Había perdido toda voluntad de vivir, no podía hacer nada más que estar ahí acostada, no podía saltar, no podía correr, no podía hacer algo tan simple como era caminar y mover las piernas. Para ella, la vida había perdido sentido, no sólo por su enfermedad, sino por su familia. Su familia estaba rota, destruida, todo por aquél día, el día que había cambiado completamente su vida.

·•·•

Aquel era un día muy hermoso, con el sol en lo alto de un cielo muy azul, las aves cantando una hermosa melodía, flores de todos los colores por todas partes, animales jugando y revoloteando por ahí y un hermoso lago con el agua muy cristalina. La familia Weasley fue a un día de campo a las praderas más hermosas de Inglaterra y estaban muy felices. Bill volaba en su Nimbus 1000 tratando de enseñarle a Charlie como volar, Fred y George molestaban a Ron quitándole su auto verde favorito, Percy y Arthur trataban de detener a Fred y George y Molly vigilaba y le gritaba a Ginny, que estaba nadando en el lago con su nuevo y pequeño traje de baño y con su también nuevo flotador.

"¡Cuidado con las algas Ginny!" Gritaba Molly a su pequeña hija de apenas dos años en ese entonces.

"¡Zí, mamá, tende cuidado!" Decía Ginny que aun no lograba hablar correctamente.

"¡Vamos, Ginny! ¡Patalea! Una pierna, luego la otra, una pierna luego la otra."

"Una piena, luego la ota, una piena, luego la ota."

"¡Ginny no sae nadaar! ¡Ginny no sae nadaar!" Se burlaba Ron, quien estaba jugando con su auto verde, su favorito. Pero se había descuidado y no se había dado cuenta de que Fred y George venían hacia el. Cuando se percató de ello ya era demasiado tarde, Fred y George corrían con el auto de Ron en sus manos, riendo y burlándose de Ron.

"¿Te reías de Ginny?" Le decía Fred.

"¡Pues ahora aprenderás que no hay que burlarse de los demás!" Continuaba George burlón.

"¡Dios castiga-"

"-que cien volando!"

"Jajajajajaajajajaja" Reían al unísono los gemelos, era increíble escuchar como pronunciaban correctamente todas las palabras por complicadas que fueran con sus escasos años.

"No es así el dicho, Fred."

"Por supuesto que es así, George!"

"No lo es"

"Sí lo es"

"¿Qué importa? Ron nos alcanzará" Y seguían corriendo con el auto de Ron en sus manos.

"¡Oigan! ¡Devuemame mi guguete!" Lloraba Ron, quien había dejado de reírse de Ginny.

"¡Fred, George, dejen jugar tranquilo a su hermano ahora!" Gritaba Arthur a sus dos hijos gemelos, pues con sus apenas cinco años ya eran muy traviesos y escurridizos. Ambos corrían con el auto de Ron, quien corría un poco más atrás junto a Percy.

"¡Ya escucharon a papá, dejen a Ron en paz!" Les decía Percy, que para sus 7 años era bastante serio y maduro, por lo que sus hermanos Fred y George disfrutaban molestándolo, pues su personalidad era totalmente diferente a la de ellos.

"¡Sí, devuemanme mi guguete!" Gritaba Ron, que al igual que Ginny, tampoco lograba hablar bien con sus tres años de edad.

"¡No nos alcanzarán! Jajajajajajaajaja" Reían al unísono los gemelos.

"Papá Fed y George no me devueven a mi Buba" Le decía Ron a su padre jalando de su pantalón y con los ojitos tristes, refiriéndose a su auto verde al que le había puesto ese nombre.

"¡Les dije que dejen de molestar a Ron!"

Y así seguía la escena, pero por otro lado…

"¡Charlie! ¡Sólo patea el suelo y pon una pierna en cada lado!" Gritaba Bill, quien estaba tratando de enseñarle a Charlie como volar en escoba.

"¿No me caeré?" Preguntaba Charlie asustado, pues a pesar de sus diez años aun le temía a las alturas.

"¡No! ¡Sólo inténtalo! ¿Sí?"

"¡No! Tengo miedo." Charlie se estaba bajando de su escoba cuando Bill lo detuvo.

"¡No vas a caer! ¡Yo estaré al lado tuyo!" Gritaba Bill ya perdiendo la paciencia.

"Esta bien" Charlie volvió a subir algo inseguro "pero… ¿Estas seguro que no caeré?"

"¡SOLO TOMA TU MALDITA ESCOBA Y PATEA EL ESTÚPIDO SUELO Y VUELA!"

Todos estaban felices, hasta que llegó la hora de irse. La habían pasado muy bien, a pesar del incidente de Ron. Todos iban camino a casa en el auto muggle que Arthur había conseguido en el Ministerio de Magia, aunque no sabía utilizarlo muy bien.

Pero de la nada apareció…

Ese ser que Ginny odiaba con todas sus fuerzas… Ese ser que le cambio la vida a ella y a su familia…

De la nada apareció una sombra, un extraño ser parecido a un dementor, pero con unas garras mucho más grandes y un rostro mucho mas terrorífico, con una hoz en su mano derecha. Llevaba una capa negra con detalles rojos como la sangre, el mango de su hoz tenía rasguños y manchas de sangre, su rostro era blanco como la luna y muy arrugado, con manchas moradas situadas debajo de sus quemantes y enrojecidos ojos amarillos.

Ginny palideció… se acercaba… algo frió comenzó a recorrerle la espalda… estaba más cerca… abrió los ojos exageradamente… aun mas cerca… comenzó a sudar frío.

- ¿Qué pasa Ginny? – Le preguntó Molly.

Pero Ginny no reaccionaba. Ahora tiritaba de tanto miedo que sentía. Lo único que pudo hacer fue levantar su mano lentamente y apuntar a tan horrible criatura. Cuando Molly vio a la criatura sólo pudo gritar. Arthur dejo de regañar a los gemelos.

- ¿Qué pasa amor? – Dijo Arthur al ver la expresión de Molly.

- ¡ARTHUR, CUIDADO!

Fred y George dejaron de pelear con Percy, Bill dejo de regañarle a Charlie por no atreverse a volar, Ron dejo de ver el paisaje y de los ojos de Ginny salieron unas grandes lágrimas…

Sólo recordaba los gritos de cada uno de sus hermanos y sus padres, y también a la criatura, que con su hoz destrozo el auto y este se volcó, ya que Arthur trató de esquivarlo.

Todo se vuelve negro y oscuro, y con un dolor en todo su cuerpo, y en su alma.

·•·•

Ginny había derramado dos lagrimas, tal como lo hacia cada vez que recordaba ese día, y aunque solo recordaba borrosas imágenes le producía un dolor muy profundo recordarlo, ya que desde ese día nada volvió a ser lo mismo.

Bill se golpeó la cabeza gravemente, por lo que quedo en estado vegetal. Él no podía moverse, ni hablar, sus padres habían discutido muchas veces si dejar vivir a Bill o no, pero esperando un milagro decidieron dejarlo así como estaba.

Charlie fue el único que no tuvo daños graves. De alguna extraña forma, él sobrevivió saliendo ileso, pero eso lo hizo sentir un poco culpable, ya que era el único que estaba bien, mientras que todos sus hermanos salieron heridos.

Percy fue el que quedo más herido, estaba muy grave. Fue llevado de urgencia, pero perdió la vida a los pocos días.

Fred jamás volvió a ser el mismo, ya no se reía, ya no hacia las bromas que a todos divertían, y la principal razón fue que su hermano George estaba en coma hace 14 años y no había despertado desde el accidente.

Ron tampoco era el niño alegre que solía ser. El estuvo a punto de morir, y desde ahí que no era el mismo. Incluso, parecía como si fuera otra persona en el cuerpo de Ron. Claro que Ginny sabía que eso era imposible.

Ginny quedo con un trauma debido a su corta edad en el momento del accidente. También quedo parapléjica, por lo que estaba en una camilla desde el accidente.

Y sus padres, Arthur y Molly, peleaban todos los días por algo más estúpido que otro. Pues como no iba a ser así si tenían a un hijo vegetal, otro hijo que siempre andaba deprimido y contando sus penas, otro hijo en coma y su gemelo conversaba solo a su lado, otro hijo que había cambiado drásticamente su forma de ser a una mucho peor, cruel y fría, y otra hija parapléjica que no se proyectaba a futuro, sin entusiasmo.

Pues como verán, Ginny no tenia razón para vivir, lo único que quería era morir. Y lo que no sabia ella era que su deseo se iba a cumplir muy pronto.

O•O•O

Molly y Arthur se dirigían a la oficina del Dr. Miller, quién los había citado para las 2:30 p.m.

"¿Para qué nos llamó doctor?" Dijo Molly, con un mal presentimiento.

"Pues me temo, señora Weasley, que hay muy malas noticias, muy malas" Dijo el doctor negando con la cabeza.

"¿Le pasó algo malo a Ginny, doctor?" Esta vez fue Arthur quién habló.

"Se puede decir que sí" Ante estas palabras, Molly palideció.

"¿Es algo muy malo? ¿Ella… murió?"

"No aún. Pero le queda poco tiempo."

Arthur sólo bajo la mirada. Su pequeña Ginny iba a morir luego. Todos esos momentos que habían pasado juntos se les pasó por delante. Cuando Ginny nació. Molly se sentía tan dichosa, una niña a la cuál podría vestir, educar, después de tener tantos varones le hubiera gustado tener una hija mujer y ahí la tenía frente a sus ojos. Y cuando nació presintió que iba a lograr grandes cosas, lo presentía, sentía que su pequeña iba a hacer algo grande por el mundo y que iba a ser feliz. Cuando Ginny dijo por primera vez mamá, cuando aprendió a caminar y caminaba por toda la madriguera junto a Ron. Cuando Ginny aprendió a nadar, cuando… cuando ocurrió el accidente.

"¿Y no hay nada que se pueda hacer doctor?" Preguntó Molly con la voz quebrada.

"Me temo señora Weasley que ya nada se puede hacer, más que nada porque ella no demuestra que quiere vivir. Si las tuviera, talvez habría algo que hacer, pero su cuerpo cedió a su deseo de morir" Contestó el doctor con voz triste.

"¿Y cuanto tiempo le queda?"

"Pues, máximo unas semanas más" Respondió el doctor, esta vez bajando la vista.

No lo podían creer, Ginny, su preciosa Ginny iba a morir en solo unas semanas más. Pero si ese era su deseo lo tendrían que respetar.

"¿Y podemos verla ahora?" Preguntó Arthur luego de un silencio.

"Sí, pasen"

"Muchas gracias, doctor"

"Era mi deber" Contestó el doctor decepcionado por darles tan mala noticia.

Arthur y Molly salen de la oficina del doctor, destrozados.

O•O•O

Era un lugar muy frío y deprimente. El suelo era seco, los árboles estaban retorcidos y no tenían hojas debido al mal suelo y a la falta de agua. Pero el suelo tuvo hierba porque aún quedaban restos de ella. Talvez era como me encontraba yo en ese momento, alguna vez fui una persona alegre, juguetona y traviesa, pero debido a "aquel día" fui secándome y convirtiéndome en una persona fría y triste. Pero no tenía mucho tiempo para observar el alrededor, tenía prisa.

Estaba corriendo con un chico alto, bien formado, de pelo color azabache y muy despeinado, tenia lentes, pero no veía su rostro. Lo único que sabía era que tenía que seguirlo. No sabía muy bien porque pero lo sabia. Estaba asustada pero a la vez confiaba en que él me iba a llevar a un lugar seguro. También sabía que si me detenía correría peligro, pero no sabia de que corría.

"¡Corre, ahí vienen!" Grito él sin voltearse para verme.

"¡¿Adonde vamos?!- Le pregunto, no sabía porque le preguntaba algo si ni siquiera lo conocía.

"¡Sólo sígueme!"

Entramos a una cueva muy oscura y por fin veía su rostro. Tenía unas facciones bien formadas, unos lentes redondos y tenía unos hermosos ojos verdes. Me miraba fijamente y yo me perdía en ese verde profundo.

Luego vuelvo a la realidad, giro la cabeza y veo como un grupo pasaba corriendo a gran velocidad.

"¿Estás bien?" Me pregunto con una sonrisa en su rostro.

"Sí, gracias" Le conteste, para luego perderme otra vez en sus ojos. De alguna extraña forma me sentía atraída hacia él, pero ¿Cómo iba a ser posible, si era la primera vez que lo veía?

Eran demasiadas las dudas que tenía. Iba a preguntarle quién era él, cuál era su nombre, de dónde vino, dónde estábamos, qué hacia yo aquí, por qué se preocupaba por mí, que era ese grupo que corría y si eso era lo que nos perseguía, pero de repente todo se volvió borroso y negro…

O•O•O

Ginny despertó en su habitación, muy agitada y sudando, no sabía que había pasado. Se había dormido, pero no sabía cuanto. Debían ser las cinco de la tarde porque afuera era un hermoso día; algo deprimente para Ginny porque no lo podría disfrutar.

De repente tocan la puerta.

"¿Podemos pasar cariño?" Eran sus padres. Ginny se seco un poco y respiro hondo para tranquilizarse.

"Sí, pasen"

Luego entraron Arthur y Molly con un ramo de claveles celestes, su color favorito. Pero no sabía desde cuando ni porque ahora su color favorito era el verde.

"Ten Ginny, un ramo de tus flores favoritas" Dijo Molly mientras las ponía en un florero. Ginny siguió observándolas, sí, deseaba que fueran verdes. Tal vez tenía ganas de ver ese verde de los ojos de aquél chico de nuevo, pero luego pensó que era una tontería.

"Gracias" Dijo Ginny con voz triste, que ya la caracterizaba y sus padres estaban acostumbrados a escuchar.

De repente, Ginny oye unas voces distantes.

"¿Crees que debamos decírselo?" Esa era la voz de su padre.

"Por supuesto que sí, ella tiene derecho a saberlo" Esta vez era la voz de su madre.

"¿De que estarán hablando?" Pensaba Ginny.

"Pero, ¿No crees que será muy duro para ella?" Volvió a decir la voz de su padre.

"Aun así debemos decírselo" Le contestó autoritaria la voz de su madre.

"Talvez en otro momento cuando este mejor, mira la cara que tiene, se ve muy deprimida."

"Como si no conocieras a tu hija Arthur, ella hace mucho tiempo que ES así…"

"Pero no debemos deprimirla más, dejemos que este sus últimas semanas, normalmente no mas deprimida de lo que es."

Ahora Ginny empezaba a imaginarse lo que era esa "terrible" noticia, pero no estaba segura. Si era lo que pensaba pues estaba tranquila, lo único que deseaba hace tiempo era morirse y no tener que ver mas esos niños divirtiéndose en los días de verano mientras ella estaba ahí acostada, o parejas enamoradas felices mientras que ella no conocía a nadie además de sus hermanos en el sexo masculino, o esos niños estudiando y ayudándose mutuamente cuando ella ni siquiera tenía amigos para ayudar ni ser ayudada. Pero si no era eso, ¿Qué era?

"Bien, en eso creo que tienes razón. Deberíamos decirle cuando el plazo este más próximo de acabarse. Después de todo, le quedan unas semanas"

"Bien, eso haremos"

Y ahí termino la conversación de sus padres. Ginny no entendía como estaban hablando si ni siquiera movían la boca. Era como si estuvieran hablando con la mente. Claro que Ginny sabía que eso era imposible.

"¿Tienen algo que decirme?" Preguntó Ginny con voz triste, dejando a sus padres bastante asombrados.

"Eh… No cariño, nada. ¿Por qué lo preguntas?" Le contesto Molly luego de salir de su asombro. Ginny se encogió de hombros.

"Sólo curiosidad."

"Ah, bueno cariño nosotros nos vamos" Dijo Arthur, ya que notó que Molly no podría seguir hablando sin comenzar a llorar.

"Que estén bien, y mándenles mis saludos a todos" Dijo Ginny con una sonrisa triste.

"Cuídate mucho, y recuerda que todos te queremos mucho y nunca nos olvidamos de ti" Dijo Arthur para alegrarla, pero a Ginny le sonó como despedida. ¿Acaso no los volvería a ver?

"Yo también, adiós" Dijo Ginny triste, su corazón le decía que esa seria la ultima vez que los vería.

"Adiós, cariño. Te queremos" Dijo Molly con los ojos cristalizados.

Arthur y Molly salieron de la habitación de Ginny, dejándola muy triste. Ella había meditado muchas veces que significaba morirse. Sabia que significaba no volver a ver la luz del sol, ni ver a sus padres ni a su familia entera y creía estar preparada para eso y lo aceptaba. Pero ahora que lo veía tan cerca le provocaba una profunda tristeza. Jamás pensó que iba a morir tan pronto. Pero a pesar de eso lo aceptaba y lo iba a enfrentar.

"Adiós, papá, mamá. Yo los tendré siempre en mi corazón y los cuidaré desde donde esté, ojalá ustedes hagan lo mismo conmigo" Pensó Ginny, una lágrima rebelde había escapado de sus ojos. Sabía que este día iba a llegar tarde o temprano y debía enfrentarlo con serenidad. Nunca le tuvo miedo a la muerte y no iba a dejar que la atemorizara cuando estaba por llegar.

Aunque, igual tenía curiosidad por saber que iba a pasarle después de morir. La verdad nunca había pensado en ello. Había tantas versiones de tantas religiones diferentes. Ella era católica y por ahora se tenía que aferrar a sus creencias, pero habían personas que decían que reencarnabas 700 veces, y la verdad no le gustaba la idea. Pero sabía que por mucho que no quisiera que pasara eso, si era así, iba a pasarle igual.

Pero lo que sabía era sólo una cosa.

Que fuera lo que fuese, iba a estar preparada para cuando llegara la muerte. Y la iba a esperar paciente y tranquilamente.

O•O•O

Miró a través de su ventana el horrible día que hacía, lleno de nubes y tormentas. Sonrió.

"Mi amo" Lo llamó una voz femenina. El hombre se volteó para encontrarse con una de sus más jóvenes seguidoras, de cabello ébano, largo y elegantemente liso. La chica lo miraba con algo de temor, arrodillada frente a él.

"Anderson" La reconoció el hombre "¿Tienes noticias para mí?"

"Se trata de Ginevra, señor" Contestó la chica desde su posición "Se dice que está delicada y que morirá en unas semanas" El hombre sonrió de forma maquiavélica.

"¿Cuánto crees que dure?"

"No más de una semana, al parecer morirá más pronto de lo esperado" El hombre rió.

"Muy bien, Anderson. Puedes retirarte"

"Gracias, mi amo"

La chica se puso de pie y salió de la habitación.

El hombre se volteó, y vio como la tormenta se calmaba un poco. El sólo nombrar a la pelirroja afectaba de sobremanera. Pudo comprobar que era cierto, debía prepararse.

"Ginevra llegará pronto… La estaré esperando"

Una risa malévola se escuchó por el lugar.

OºOºOºO

Hasta aquí llegamos hoy. Sé que es poco, pero luego se irá poniendo mejor.

Bien, espero que les haya gustado. Por favor, dejen comentarios, es lo que me anima.