Sentado sobre la cama de su mejor amigo, con los ojos abiertos y mirando a un punto indefinido de la habitación de James Potter, se encuentra Sirius. Su garganta está seca y sus manos frías. Parece no reaccionar.
"En estado de shock", había dicho James.
"Desconsolado" dijo Peter.
"Diferente" se había atrevido Remus a decir.
Aún así, la conclusión de los tres, después de contarles cómo había escapado de su hogar había sido la misma: Liberado. Y lo dejaron en la habitación de su mejor amigo, para que descanse. Para que su mente aclare y pueda salir de ese estado de indiferencia en la cual llevaba horas.
El sol caía afuera y entraba por las ventanas, produciendo sombras negras. Pero Sirius no reaccionó. En su rostro no había cambio. Seguía siendo el mismo Sirius Black, pero algo había cambiado. No era más maduro, ni menos atrevido pero por primera vez, sentía culpa.
La culpa que no sintió al quedar en Gryffindor a sus once años. La misma que no sintió al cerrarle la puerta su madre en la cara, cuando subía a hablarle de cuán vergonzoso era para los Black.
Pero sí que reaccionó cuando la grande lechuza oficial de su familia tocó la ventana. Traía una carta. En realidad, eran unas cuantas líneas, escritas en tinta roja escarlata. Sólo eso hizo que fuera a tomarla. Era imposible que un Black escribiera con rojo. Todo lo relacionado con su familia era verde, a excepción de él mismo.
Arrancó el papel de la boca del animal, que lo miró unos segundos antes de volver al aire, sin mirar atrás. La letra era apurada y se había derramado algo de tinta en el papel, pero en ese momento no lo notó.
"Te extrañaré. Aunque tengamos distintos propósitos.
R.A.B"
Sirius hizo una bola del pergamino y lo lanzó lejos. Reconoció la firma de su hermanito Regulus. Sí, era la culpa que lo comía por dentro. Esa culpa por nunca dedicarle más de cinco minutos a Regulus. Por ni siquiera intentar cambiar sus ideales, convencido de que sería igual a todos. Que sólo él era especial.
—Maldita cuestión de sangres —Murmuró, antes de tomar su escoba y forzar una sonrisa para sus tres mejores amigos.
