Pues he aquí mi colección de historias sobre esta pareja (la que más mola de todo bleach para que nos vamos a engañar XD). Son básicamente one shots, drabbles, de tema romántico, divertido, absurdo, filosófico (o algo parecido…) o cualquier cosa que se me ocurra sobre la marcha jeje.
Agradecería mucho algún review con sus opiniones y sobre todo espero que disfruten, gracias.
DisclaimerBleach pertenece a Kubo Tite, yo solo hago un uso más bien cruel de sus personajes. Y seguro que los quiero más que él XP.
Y aquí va uno cortito:
Cuando la musa duerme
El silencio llamó su atención.
A pesar de que las oficinas nunca habían destacado por ser particularmente ruidosas, en aquel instante no se apreciaba el sonido del pincel o de las hojas de papel siendo pasadas, ni siquiera aquel murmullo lleno de molestia que llenaban a su persona de adjetivos poco agradables.
Por eso, cuando Kyoraku Shunsui asomó la cabeza en el interior, una mezcla de curiosidad y preocupación se apreciaba en su rostro.
- ¿Nanao-chan? – preguntó a la penumbra que le devolvió el eco.
Se acercó unos pasos, y miró a su alrededor, aun curioso por el inusual silencio.
Por norma general, a aquellas horas de la tarde su teniente se encontraba trabajando sobre su escritorio, resolviendo el papeleo…resolviendo el papeleo de ambos. Motivo por el cual, a veces, Shunsui se sentía culpable.
Pero solo a veces.
El capitán abrió la puerta corredera que separaba su oficina de la de ella. Recordaba perfectamente el día que su Nanao-chan la había colocado, dividiendo lo que originalmente había sido una sola habitación, con la excusa de que él no la dejaba trabajar tranquila.
Lo que a la teniente en realidad no le gustaba era que su capitán se pasara el día sentado en la mesa, sin trabajar, simplemente mirándola a ella.
"Si no va hacer su trabajo, al menos no me moleste mientras hago el mío" había sido su respuesta a las quejas de Shunsui, que opinaba que separar en dos la oficina no beneficiaba para nada su relación.
El capitán de la octava sonrió divertido ante los recuerdos, de cómo, al principio, ella se removía incomoda cada vez que él se dedicaba a contemplarla en silencio.
Justo como en aquel instante.
Al abrir la puerta, finalmente la había encontrado. Bañada en la media luz, con la cabeza apoyada sobre los brazos, Nanao parecía haber cedido al cansancio y dormía sobre los informes mientras el pincel lleno de tinta goteaba entre sus dedos.
Para Shunsui, poder observar en su rostro tanta tranquilidad y su habitual expresión severa diluida en un esbozo de sonrisa, no tenía precio. Se lamentaba por no poder contemplar esa escena cada vez que lo deseara.
Y entonces, se le ocurrió.
Tomó con cuidado el pincel que su teniente aun sostenía en su mano, y tomó prestados algunos papeles. Se sentó en una esquina, desde donde tenía una perspectiva inmejorable, y comenzó a dar trazos.
Algunas horas más tarde, cuando Nanao abrió los ojos y se levantó bruscamente, regañándose a si misma por haberse dormido durante las horas de trabajo, se topó con que su capitán dormitaba con la boca abierta en una esquina, y el suelo estaba lleno de papeles garabateados.
- Kyoraku taicho. – llamó en voz alta.
El capitán se removió ligeramente y emitió un sonido extraño, que parecía un gruñido.
- ¿Eh? ¿Nanao-chan? – logró vocalizar luego de unos segundos, enfocando la vista bajo el ala de su sombrero.
- ¿Por qué está durmiendo en el suelo de mi oficina, Kyoraku taicho? – inquirió ella más curiosa que enfadada.
- Mmm, lo siento, Nanao-chan, tuve un arrebato de inspiración.
- ¿Inspiración? – la teniente observó a su alrededor y se inclinó para recoger uno de los papeles.
- Eso es – asintió Shunsui, sonriendo – A veces no puedes dejar escapar a tu musa.
- Kyoraku taicho ¿esto es lo que ha hecho toda la tarde?
- Exacto, mi querida Nanao-chan.
- Así que, no ha terminado el papeleo por que estaba haciendo…- Nanao observó el papel, y le dio la vuelta varias veces - ¿Qué es esto? ¿Un cerdo?
- ¿Cerdo? – el capitán le dedicó una mirada confundida.
Ella suspiró.
- Taicho, no me importa lo más mínimo si desea dedicar su tiempo a dibujar animales de granja, pero por favor no lo haga durante las horas de trabajo.
La teniente recogió algunos de los papeles pintados que había desperdigados por el suelo y los colocó sobre la mesa, mientras el capitán no dejaba de mirarla con expresión perpleja.
- Salvo que quiera que le entreguemos sus muestras artísticas al general Yamamoto le aconsejo que me ayude a terminar los informes. No tenemos mucho tiempo.
- ¡Oh! Así que era eso, estabas deseando que viniera a hacerte compañía ¿verdad? ¡No seas tímida, mi querida Nanao-chan! ¡Yo estaré aquí todo el tiempo que haga falta!
- ¿A quien está llamando su Nanao-chan?
Y mientras ella le reprendía, con el ceño fruncido y expresión severa, se alegraba de que su capitán no le hubiera preguntando su opinión acerca de aquellos horribles dibujos.
Y él se alegraba de que ella no hubiera visto la dedicatoria al reverso de la hoja.
