Hola!

Por primera vez me he atrevido a escribir un Dramione. Personalmente me encanta Draco! aunque no creo que haya conseguido reflejarlo como me lo imagino, es una pena :D

Todos los personajes que reconozcais pertenecen a J.K Rowling, esa mujer con la infinita capacidad de crear un mundo paralalelo, donde a mí no me importaría vivir :P

Un regalo para Maitane y Ane:


Si hicieran una encuesta sobre dónde buscar a Hemione Granger un jueves por la tarde, la mitad del colégio repondería en que en la Biblioteca. La otra mitad se encojería de hombros, indiferente, o haría un par de comentarios ingeniosamente hirientes antes de esconderse bajo sus capas negras y verdes.

Sólo una persona sabría encontrarla en las escaleras que bajaban a los jardines, puede que con un libro en las manos, o simplemente mirando cómo decenas de lechuzas volaban, una a una, a desconocidos destinos que ella, en vano, trataba de imaginar. Sólo él lo sabía, el causante de aquellos cansinos suspiros de tantas jóvenes, aquel que se hacía ver como el dueño de todo Hogwarts.

Draco lo sabía porque, por algún juego de cartas maliciosamente barajado por el destino, la vio una tarde mientras liberaba su elegante lechuza negra al cielo, en dirección a la noble mansión Malfoy.

Era una tarde como todas, de esas que casi rozan la monotonía. Él acababa de salir de la sala común de Slytherin donde compartió una media hora de superficial placer con Pansy. Lo hacía por el mero hecho de contentarla y hacerla callar, pues en los últimos días las súplicas de atención de la muchacha se habían vuelto insoportablemente desagradables. No le resultaba molesta la compañía de la Slytherin, al fin y al cabo era muy atractiva y no se comportaba como una niña estúpida, no hasta hace unos días al lo menos. Para ser sinceros, Draco sabía perfectamente que la culpa no era de ella, simplemente estaba aburrido. Hacía tiempo que había perdido todo el interés por la joven, pero un rey es más rey con una reina a su lado y, aparentemente, Pansy Parkinson era la chica "oficial" de Draco. Aunque ninguno de los dos supiese que pronto sería destronada.

En la lechucería no había nadie, solo se oía el ruido que hacían esos pájaros al entrar o salir por la enorme ventana que daba a los jardines. Cuando Draco entró, una lechuza voló inmediatamente a su hombro, una lechuza que destacaba notablemente entre todas las demás. Era negra, elegante. El chico pensó que esa era una buena metáfora para describir su, digamos éstatus en Hogwarts. Draco se daba perfecta cuenta de que sobresalía al lado de sus insignificantes amigos pero que, al igual que aquel animal que en ese momento volaba a su al rededor, era negro. Negra era su mansión, en la cual el último verano se había instalado el mas terrible de los mortífagos, el único ser capaz de intmidar a un Malfoy. Negra su familia, donde toda mutua confizanza se había esfumado. Pero, sobre todo, negro era su interior, pues sentía que odiaba a todo el mundo o, puede que peor, todos ellos le eran indiferetes.

Ató la carta semanal en la pata izquierda de la lechuza y esta se alejó, en dirección al Norte. El Slytherin iba a dar media vuelta y a dirijirse a la puerta cuando la vio. Estaba sentada en las escaleras que él tenia justo debajo, y se abrazaba a sí misma, como si tuviera frío. Miraba a algún punto lejano en el Bosque Prohibido, distraida. Al parecer, se había olvidado incluso del libro que llacía, medio abierto, a su lado. Granger, la marisabidilla y asquerosa sangre sucia Granger.

Si había algo que Draco despreciara, odiara y le diera asco, era ella. Despreciaba su condición de sangre sucia, odiaba que le superara en la mitad de las asignaturas y le asqueaba, bueno, todo en ella en general. Pero, entonces, ¿por qué sintió el horrible deseo de acercarse a la chica y abrazarla? ¿Por qué tuvo que hacer un increible esfuerzo para apartar los ojos de ella, y obligarse a sí mismo a girar? ¿Esque se había vuelto loco? Confundido y malhumorado, salió por la puerta, a buscar desesperadamente a Pansy. Le había asustado la manera en que su corazón había empezado a palpitar a mil por hora mientras observaba a la maldita Griffindor, ¿No había quedado claro que su corazón no se volcaba por nada, ni por nadie? Merlín, necesitaba urgentemente una dosis de alguna chica pateticamente fácil pero que le distrajera un rato. Maldita sea, ¿Dónde se había metido Parkinson?

Draco se alejó dando grandes zancadas de la torre, dejando atrás la lechucería. Allí, sin que nadie la viera, una lechuza tan blanca como la nieve salía de su escondite. El ave voló por entre los pasillos más cercanos, donde todabía resonaba el eco de unos enfurecidos pasos alejandose, voló también sobre los jardines y, finalmente, se poso junto a su dueña, que la acarició suavemente mientras notaba como desaparecía aquella extraña sensación de nerviosimo descontrolado que empezó cuado se sintió como observada.


Lo sé, es muy corto. Pero, de todas formas, este es el primer capítulo de una historia me gustaría ser capaz de alargar un poquito :P

Gracias,

Lily.