Título: Pérdidas.
Categoría: One-shot.
Autora: Naa-chan (Mundo Yaoi), Kira KuroNeko (Amor Yaoi) y Kira KuroNeko666 (FanFiction). Esto es para que sepan que NO es plagio, sino que lo publicaré en otros foros.
Fandom: Memorias de Idhún.
Clasificación: +13
Advertencias: Yaoi, chico x chico, así que si no gustas del género lárgate por dónde has venido (Es por tu bien, pequeña mente inocente)… Y creo que nada más. Solo pastelosidades por parte de esta autora ~.
Yacía ella malherida en su cama, con la vista perdida, sin su brillo. A un lado suyo, Jack sostenía su mano caída entre sus dedos, acariciándola con delicadeza en un gesto preocupado.
El shek miraba aquella escena atentamente apoyado en el umbral de la puerta, ¿qué había pasado? El amor hacia ella, la doncella unicornio… ¿se había esfumado? ¿Así, sin más?
Giró sobre sus talones dispuesto a irse, más una voz muy conocida por él lo detuvo.
—¿Piensas dejarla así e irte, sin más?—Inquirió el dragón con brusquedad, posando sus ojos verdes en la espalda del mayor.
—Sabes que nada me ata ya a ella… Al igual que a ti. Todo esto se acabó.—Miró de reojo al rubio con su típica mueca de indiferencia.
—…—Jack guardó silencio, mirando a la delicada chica que tenía a su derecha. Él tenía toda la razón; su amor por Victoria se había reducido a las simples cenizas de un recuerdo. La seguía queriendo, pero como a una hermana, como a una amiga.
Antes de aquel accidente, Jack le había dejado las cosas claras; diciéndole que seguiría a su lado por la profecía y nada más, ya que se había enamorado de otro. Ella, totalmente enfurecida pensando en la semiyan Kimara, le había reprochado en su cara el que no lo necesitaba ya que tenía a Kirtash, su querido shek, quien nunca la abandonaría.
Pero, aquello no era del todo cierto, ya que… "ella" no era otro que él; Kirtash, la serpiente alada de hielo.
—Escucha.—El de ojos azules se posicionó raudo y veloz ante él. Alzó su mentón, mirándole fijamente.—No pienso compartir a alguien a quien amo de nuevo, ¿comprendes?—Aún con Lunnaris en brazos, Christian se agachó levemente y besó a Jack, restándole importancia a su presencia.
Jugueteó con su lengua suavemente, para después separarse, quedando conectados por la mirada.
—Sí…—Murmuró el dragón, soltando a Victoria sobre la cama y abrazándole, apoyando su cabeza en su pecho con los ojos cerrados.
Después de todo, del amor al odio sólo hay un paso… Y ellos lo sabían muy bien.
