Bien, pues aquí teneis un nuevo drabble. Este va para lexadartlemoo, porqué me siento avergonzada de la bazofia que le escribí para el reto de "hpflashfic". ¿Que puedo decir? Simplemente excusarme, ya que es obvia mi incapacidad para escribir algo de más de quinientas palabras sin cagarla. Venga, disfrutadlo todo lo que podais y... por el odio de Voldy, ¡dejadme reviews!

Disclaimer: Tooodo es de la Jotaka, pero como es buena, me deja sus personajes para que juegue un rato. Eso si, tengo que acordarme de devolvérselos... .

Del color del Oro

Los ojos de Remus tienen algo muy especial. Para empezar, son dorados. No de ese insípido color miel del que se enorgullecen algunas, sino dorados. Un dorado peligroso, que desarma completamente la fachada de niño bueno, amable y santurrón que Remus, con toda supuesta inocencia se ha ido forjando a lo largo de los años.

Remus esconde un montón de promesas en sus ojos, todo aquello que nunca se atreve a decir está allí, si sabes como leerlos. Rabia, furia, tristeza, melancolía, alegría, lujuria...

Aunque, por encima de todo, lo que los hace tan especiales es la capacidad de cambiar, cambiar según el ánimo de su propietario.

Cuando Remus está contento, sus ojos parecen un día soleado. Luminosos y brillantes, del color cambiante del caramelo líquido.

Cuando deja que el cachorro de lobo juguetón le domine, las pupilas se hacen un poco más largas y estrechas y sus ojos son cómo el amanecer, cómo un rayo de sol que intenta salir a la superficie, después de la oscuridad de la noche.

Cuando está triste, parece que se nublen, pierden esa chispa de vida que tanto los caracteriza, y es como si un túpido velo de niebla los hubiese cubierto.

Cuando se enfada, sus ojos se oscurecen, y tienen vetas negruzcas, como los rayos cuando hay tormenta.

Y cuando Remus está realmente triste, sus ojos se humedecen, cómo el aire cuando empieza a llover, y a Sirius le parece que toda la alegría que había sentido hasta hace unos instantes, se desvanece cómo por arte de magia, y no estoy hablando de la magia que aprenden en Hogwarts cada día, sino esa magia de la que habla el viejo Dumbledore, esa magia a la que algunos llaman amor.

Pues Sirius se pierde en sus ojos, tanto si hace sol como si llueve, tanto si los rayos atraviesan el firmamento como si la pesadez de un día caluroso se cierne sobre ellos, porqué Sirius es Remus, haga el tiempo que haga.