El aire frio comenzaba a correr a través de la ventana, todo se encontraba en penumbra, solo la tenue luz de la luna iluminaba la habitación, definitivamente esa noche no conciliaría el sueño, los fantasmas del miedo y los remordimientos la visitarían otra vez, quitándole la poca paz que tenía en su vida.
Ella sabía que sería una noche difícil, como muchas tantas que ha pasado durante los últimos meses, las primeras noches abrazaba su almohada y lloraba suplicando en silencio su perdón, otras noches se levantaba de la cama y se sentaba en un sillón en el balcón a esperar a que la noche terminara.
Todo eso era antes de que llegara ese pequeño ser que le daría un motivo para seguir, desde el momento que supo que daría a luz a nueva vida, ella sabía que nada sería como antes, tendría que hacer grandes cambios en su vida, y tomar decisiones de las cuales viviría arrepentida para siempre.
Jill Valentine era una mujer fuerte, capaz de hacer frente a cualquier situación, gracias a esas cualidades se ganó su lugar dentro de la BSAA, como una de las mejores agentes de la organización. Como compañera era la mejor, dando lo mejor de sí en cada misión a la que era enviada, no importando si iba sola o con algún compañero. Era una mujer dotada de una gran belleza pero sobre todo de una gran inteligencia y sentido humano. Era reservada por naturaleza, tenía muchos compañeros dentro de la BSAA pero solamente un amigo, su compañero de siempre Chris Redfield. Su amistad con él era algo sagrado, no necesitaba expresarle con palabras lo importante que era para ella, él lo sabía, así como ella sabía que era importante para él. Desde que estaban juntos en los S.T.A.R.S. llevaron una relación de camaradería que se transformó rápidamente en amistad, y hubiese sido algo más de no haber sido por las circunstancias.
El aire comenzaba a sentirse cada vez más frio, Jill se levantó de la cama y cerró la ventana, salió de la habitación y se dirigió a cocina a preparar una taza de té, miró el reloj que marcaba la 1:00 am
Otra noche- pensó
Terminó de preparar el té y caminó hacia la habitación de su hijo, desde la puerta pudo ver un pequeño bulto envuelto en una cobija azul, se acercó a él y lo miró fijamente observando el gran parecido que tenía con su padre, sin duda era un niño Redfield, ojos y cabello castaño obscuro, rasgos duros y una mirada decidida, el pequeño dormía plácidamente con el pulgar en su boca, y ella no pudo evitar sonreír ante esa acción. El parecido con Chris era tal que ella decidió llamarlo igual que él: Chris Redfield, no importando lo que dijeran los demás, sabía que existía la posibilidad de que su hijo no conociera a su padre, ella quería que al menos el niño tuviera algo de él aunque fuera solo su nombre.
Se acercó silenciosamente al sillón a un lado la ventana pinchándose con uno de los pequeños soldados de plástico que estaban esparcidos en el suelo, reprimió el gesto de dolor y logró sentarse con la taza de té caliente en sus manos, fijó su mirada al cielo, de repente los recuerdos llegaron como una oleada de dolor que aún le quemaba por dentro.
Era el año 2012, habían pasado dos años de que la pesadilla con Wesker había terminado, años en los que Jill trataba de juntar las piezas de su vida, nunca estuvo sola, Chris siempre estuvo ahí, apoyándola ya sea con palabras de aliento o abrazándola hasta que las pesadillas finalmente dejaban de atormentarla. A pesar de ser una de las mejores agentes de la BSAA, no pudo volver al servicio activo, debido a los experimentos que realizó Wesker con ella, aun así era objeto de observación constante ya que no se tenía suficiente información del tipo de suero que le fue inyectado, mes con mes debía realizarse una serie de pruebas para llevar un control acerca de sus avances.
Tenía su propio lugar para vivir, a pesar de objeciones de Chris, ella creía que si su carrera estaba acabada al menos mantendría su independencia, pero esto no fue impedimento para que Chris no dejara de estar al pendiente de ella, eso la hacía sentir feliz y algunas veces confundida, al menos de su parte estaba consciente que había dejado de ver a Chris como un amigo desde tiempo atrás, esa fue la razón por la que no pudo permitir que Wesker acabara con la vida de él en aquella misión en Europa. Él fue el la fuerza que rompió con el control que el suero tenía sobre ella, pero esos sentimientos por él solo estarían en un lugar de su corazón, no podía arriesgarse a perderlo, simplemente no lo soportaría, a pesar de ser una mujer fuerte, tenía un lado frágil, decidió que lo amaría en silencio desde el fondo de su corazón.
Un quejido se escuchó de repente, lo que hizo que Jill volviera de su ensoñación, se acercó rápidamente al pequeño Chris y vió que estaba teniendo una pesadilla
Tú también tienes una mala noche, no te preocupes, mamá esta aquí y sabes que te ama mucho, no dejare que nada malo te suceda- le decía acariciando la cabeza del pequeño
El niño volvió a dormirse profundamente, ella volvió a sentarse de nuevo en el sillón, vino a su mente el recuerdo de aquel día en que tomó la decisión que cambió su vida para siempre…
Jill se encontraba en su departamento, preparando su desayuno cuando de repente sonó el timbre, miró el reloj y vió que marcaba las 8:30 am
-¿Quién viene a esta hora de la mañana?- se preguntó al tiempo que abría la puerta.
Matt Anderson, jefe de inteligencia de la BSAA estaba ahí, vistiendo su uniforme de trabajo
-Buenos días, sé que te parecerá inusual esta visita, pero necesito hablar contigo de algo muy importante- le dijo en tono formal
- Si, claro, adelante- le contestó
Matt tomó asiento en el sofá y Jill le preguntó:
- ¿Le puedo ofrecer algo de beber?
- Un vaso con agua esta bien- contestó Matt
-¿A que debo el honor de su visita, si puedo saber?- preguntó al tiempo que le entregaba el vaso con agua
- No sé si estas enterada, pero tenemos información de un brote de un nuevo virus llamado "Virus C" en Europa, hemos recibo informes de los daños que puede llegar a causar, estamos por emprender una misión y pensamos que Chris Redfield es la mejor opción para que este al frente de la misma-
- Bueno si yo estuviera en su lugar no dudaría que Chris es el mejor en lo que hace, pero ¿Por qué me dice todo esto?- le preguntó
- Tengo los resultados de las ultimas pruebas que se te realizaron, véalas por ti misma- le dijo entregándole un sobre marrón
Ella tomó el sobre y leyó el contenido, sus ojos se pusieron como platos y perdió el color de la cara
-¿Embarazada?!, ¿Yo?, esto debe ser un error, si me he sentido mal en estos días, pero de eso a estar embarazada- le dijo sorprendida
- Lo sabemos, tu vida privada es solo algo tuyo, lo que te vengo a pedir es que no le informes a Chris de tu condición, esta misión es muy importante, se pueden salvar la vida de miles de personas, necesitamos que el agente Redfield esté concentrado, si se entera de tu estado, puede que afecte su desempeño como líder de brigada-
-¿Y que le hace pensar que él haría una cosa así?- le espetó furiosa
- Por lo que veo hay cosas de Chris que desconoces, sucedieron cosas durante el tiempo que pensamos que estabas muerta, él no era el mismo, se convirtió en una persona irritable, no estaba concentrado en nada, no hablaba con nadie. Se le envió a África a una misión para detener a un traficante de armas, pero en cuanto se enteró que existía la posibilidad de que estuvieras viva, desobedeció órdenes y fue en tu búsqueda poniendo la vida de un agente de la división sudafricana en riesgo-
- Pero él me rescató!, ¿Qué eso no es importante?- le dijo furiosa
-Lo es, pero tenía la instrucción de volver en cuanto terminara su misión, y no lo hizo, imagina si se llega a enterar de tu condición, necesitamos que este al 100% en esto, la misión tiene un tiempo estimado de dos semanas, después de eso, puedes decirle la verdad, piénsalo bien, si quieres que vuelva sano y salvo de allá, la decisión es tuya-
Jill simplemente no lo podía creer, Chris desafió a sus superiores para salvarla, siempre estaba él ahí cubriéndole las espaldas, la ayudó a reconstruir su vida, en parte el jefe tenía razón, si se enteraba de la verdad, él definitivamente abandonaría todo, y hay muchas vidas en riesgo, ella le debía la vida y era hora de devolverle el favor.
- Está bien, no le diré nada hasta que vuelva, pero necesito que me prometa que él va a volver, ¡Prométamelo!-
- Sabes que toda misión tiene sus riesgos, pero nos aseguraremos que las cosas marchen bien, al menos de nuestra parte, bueno tengo que retirarme, gracias por tu tiempo-
Matt salió del apartamento y Jill cerró la puerta, se recargó en ella y se llevó la mano a su vientre, una nueva vida crecía en su interior, aunque no fue planeado, ella ya lo amaba desde el momento que supo que existía, acarició su vientre una vez más y le dijo
- No te preocupes bebé, papá va a volver sano y salvo, él es un gran hombre y cuando se entere de que existes, te amara tanto como yo ya te amo.-
