Y este también para lexa dartle moo, es el otro reto que me pidió y se lo dedico por los mismos motivos que el anterior. Culpabilidad... cuanto poder puedes llegar a tener... Debo reconocer que me pidió otro, pero es que no tengo estómago para hacerlo. ¡Un Sirius embarazado! (O.o) ¡Y de Remus! (O.o de nuevo).
Disclaimer: El universo de Harry Potter, como todos sabemos, es de J. K. Rowling y Warner Bros. No escribo esto con ánimo de lucro.
Envenenadas palabras
Ninguno de los dos se acuerda exactamente cuando empezó todo, pero el hecho es que está ahí. Siempre presente entre veladas insinuaciones y miradas secretamente lujuriosas.
Lo que si recuerdan es cómo. Cómo Remus Lupin, el mejor amigo de James Potter y eterno enamorado de Lily Evans y la misma acabaron liados.
Puede que fueran las inacabables conversaciones entre cuchicheos, con las cabezas un poco más juntas de lo que se podía considerar correcto entre dos amigos.
O puede que fueran esas miradas esquivas detrás de los libros que rápidamente apartaban cuando se veían descubiertos.
O quizás los tímidos roces al coger, casualmente, la misma pluma al mismo tiempo.
Lo que si saben seguro es que esos besos inexpertos entre estanterías en las que nadie miraba con el eterno olor a libros viejos y polvorientos de fondo, fueron una mezcla de los deseos más secretos de los dos.
Con el tiempo las cosas siguieron igual, o casi. Las mismas miradas, los mismos roces, los mismos besos, pero ahora teñidos de amarga culpabilidad.
Porqué ninguno de los dos es tan bueno cómo aparenta ser. Remus está con Sirius, y Lily con James. Pero siguen encontrándose en los lugares más insospechados para hacer las cosas más insospechadas.
Saben que no está bien, saben que no se aman, pero tal vez se aman. Se quieren a su manera, con comentarios alentadores para dar el paso definitivo con Sirius, y apuestas en las que el pago es aceptar una cita con James Potter.
Pues se quieren, cómo amigos, o tal vez algo más. Y necesitan esto, cómo necesitan el mismo aire para respirar.
Porqué todo el mundo sabe que los polos opuestos se atraen, pero lo que también saben aunque eso nadie lo diga, es que todos necesitamos en algún momento tener a alguien que esté allí para nosotros, que nos entienda y que, con dulces pero a la vez culpables besos, borre las envenenadas palabras que alguien que se sabe engañado tira amargamente para igualar nuestro sufrimiento con el suyo.
