N/A: ¡Hola a todos! Aquí con un nuevo fic, ya que mi imaginación no me dejaba en paz, quiero agradecer a mi querida amiga LobunaLuna por animarme a subirlo antes (no iba a subirlo hasta dentro de un mes como mínimo) en esta historia encontraran todos los personajes mezclados ¿Por qué? porque no quiero que al ver un personaje ya sepan de que lado está realmente. Así que podrán ver tanto espectros trabajando con caballeros de Athena, como a nuestros dorados como villanos. Es un UA o sea universo alternativo, por lo que todos tendrán una vida diferente y quizás hasta sus personalidades varien un poco.

Disclaimer: Saint Seiya y sus personajes no me pertenece, son obra de Masami Kurumada, solo soy dueña de esta historia y mis OC's.


Los Ojos De La Verdad

Era el año 1843 en Nibhelunia un reino ubicado en una isla al oeste de Gran Bretaña, la era industrial había llegado al reino traída directamente desde las tierras de la reina Victoria.

Nibhelunia compartía muchas costumbres con Inglaterra: Idioma, religión un gobierno monárquico… nadie imaginaría que tan solo 15 años atrás aún se quemaban brujas, o se asesinaban jóvenes con estacas de maderas, acusados de ser vampiros, nadie imaginaría que el obispo tenía tanto poder que estaba directamente bajo la familia real en la escala de mando.

¡Por favor! ¿Algo así en la época donde la razón al fin se imponía a la superstición? Era impensable…

Y sin embargo…

La gente desaparece en la noche, las ejecuciones públicas con los sacerdotes de testigos y el populacho vitoreando eran cosa común. Todos sabían porque eran condenadas esas personas: brujas, vampiros, demonios…

Incluso si no todos lo creían, nadie se atrevía jamás a contradecirlo. La sociedad de cazadores era un secreto a voces y nunca se sabía cuando uno de ellos, armado con su armadura consagrada y sus sabuesos, derribaría tu puerta.

Eran isleños, el mundo estaba lejos y ellos arreglaban las cosas a su modo, rodeados de un mar tormentoso, para ellos el tiempo pasaba lento y las costumbres tenían raíces profundas.


En medio de la noche los soldados apilaban leños bajo una plataforma con un poste, pronto sería atada allí la bruja del viento. Los pueblerinos que habían llegado demasiado temprano para ver el espectáculo se habían acomodado en un circulo ruidoso que cuchicheaba toda clase de rumores o rezaban de forma frenética.

"He oído que sus ojos pueden hechizarte con solo verte"

"Yo he oído que ha entregado su castidad a Satán"

"¡Tonterías! ¡Ella es la culpable de que muriera mi esposo en el mar, causó la tormenta!"

Resultaba curioso ver a los comerciantes burgueses comportándose así, al igual que a la nobleza en su propio palco, en cambio el obispo, Damian, se encontraba supervisando todo. Aquel hombre, en túnicas suntuosas llenas de cruces, había mandado a quemar tantas personas que en la nobleza algunos le apodaban "Hades" como el dios del inframundo griego, claro que nadie jamás se lo decía a la cara.

A su lado el juez Minos parecía más que satisfecho, otro juicio que había precedido de forma impecable llevaba a una sentencia justa y merecida.

Pronto, la bruja sería llevada pronto para arder en la hoguera y ellos no lo querrían de otro modo.

Todo marchaba de forma normal en Nibhelunia, sin embargo en la oscuridad ojos azules se estrechaban con rabia, pues no sería capaz de perdonar semejante traición…

—Milo… ¿Por qué permites esto? —Preguntó a la oscuridad mientras sus garras dejaban marca en el tejado y sus ojos se transformaban en rendijas rojas.


No podía creerlo ¡Había considerado a ese hombre su hermano! ¡Lo quería! ¡Confiaba en él!

Pero los ojos de Milo la miraban rabia y tristeza mientras alzaba el cuchillo y caminaba tras ella, trató de voltear para verlo pero las cadenas imposibilitaban cualquier movimiento. El calabozo apestaba a humedad y muerte, la única luz provenía de una antorcha que Milo había llevado consigo y colgado de una pared. Sintió como tiraba de su cabello y aunque trató de gritarle que se detuviera la mordaza en su boca transformó ese grito en un sonido ahogado.

—Meryl… Lo lamento. — Dijo en voz queda mientras la extraña sensación de que algo se separaba de ella sin dolor le avisaba que su cabello había sido cortado hasta la altura de los hombros.

Largas hebras negras quedaron desperdigadas en el suelo a sus pies.

Milo volvió a enfrentarla, llevaba una armadura esmaltada en oro y plata, metales nobles y consagrados… la armadura de un cazador.

En cambio Meryl solo llevaba un sencillo vestido blanco, estaba descalza y sus ojos anegados en lágrimas solo podían preguntarle "¿Por qué?" Ella no entendía que había hecho mal…

Solo… solo… solo había querido entender sus habilidades para no lastimar a nadie... todo lo demás... todo... había sido un accidente.

—Ojala no hubieras hecho esto Meryl… ¿Por qué? ¿Por qué tuviste que sucumbir a la oscuridad…? —Había dolor en su voz, quiso explicarse ¡No había oscuridad! ¡No había querido hacer nada malo! Pero la mordaza se interponía entre ellos, la mordaza y la fe, la mordaza y años de entrenamiento que le decían que Meryl debía ser destruida por cometer actos de brujería.

Lo peor era que incluso si las lágrimas querían caer de sus ojos, Milo no cedería y Meryl lo sabía, lo sabía porque desde que su hermano mayor Camus había desaparecido en la noche, Milo la había cuidado.

—¿Ya está lista la bruja? — Preguntó uno de los soldados. —Todo está preparado, el obispo terminó de bendecir los leños.

"Oh que consuelo, se salvará mi alma eterna aunque me quemen viva… hubiera preferido que me cortaran la cabeza… al menos sería rápido" Pensó Meryl.

—Lo está… —La tristeza seguía allí, pero no había ni pizca de duda, una mano firme como un grillete se cerró en torno a su brazo desnudo.

Lo cierto era que la joven tenía tanto miedo que apenas podía soportarlo, temblaba y cuando Milo comenzó a empujarla hacia la puerta puso toda la resistencia que pudo, pero así atada como estaba no podía hacer mucho, además llevaba días sin comer, sus fuerzas eran casi nulas.

Milo no volvió a hablar mientras la arrastraba hacia la calle. Donde las masas se apiñaban para ver a la horrenda bruja, dándose con la sorpresa de que no era horrenda en absoluto.

Meryl Reno era la hermana pequeña de un cazador que llevaba tiempo desaparecido, la joven de apenas 16 años tenía el cabello negro y ojos azules, piel pálida, de contextura física delgada y ágil. Tenía los ojos anegados en lágrimas y seguía resistiéndose a pesar de todo. La mirada que dirigió a quienes la abucheaban era una de puro desprecio.

Sin embargo lograron arrastrarla a la pira y atarla al poste, solo entonces Milo le quitó la mordaza. Su mirada estaba vacía al alejarse de ella sin mirar atrás, decidido a pedirle a Aioros que le disparara una flecha cuando el fuego se pusiera peor… no quería que sufriera.


Miró horrorizado como la ataban en la pira y como aquel a quien había considerado su mejor amigo la dejaba allí… abandonada a su suerte a manos de un hombre demente que rezaba con una mirada de satisfacción mientras acercaban una antorcha a los leños…

Iban a quemarla…

No…

Milo realmente iba a abandonarla…

¡NO!

Se puso en pie saliendo de la oscuridad, una furia helada lo consumía.

—¡MILO! ¡MALDITO TRAIDOR, MERECES ARDER TU EN SU LUGAR! — Gritó la figura desde el tejado, sus colmillos eran visibles al igual que sus ojos rojos... en sus manos sostenía una espada con una hoja de plata… una hoja que Milo conocía bien. Detrás de él otros se pusieron en pie…

—¡¿CAMUS?! — La respuesta de su antiguo amigo estaba cargada de horror… por supuesto que lo estaría, su compañero de cacería… era un vampiro.

—Como pago por haber cuidado tan bien de mi hermana… te construiré un ataúd de hielo solo para ti, mi viejo amigo.


Proximamente

[...]—Hey… ¿Tú crees que esto sea malo? [...] Debe serlo ¿Verdad?... debe ser malo… Si me descubren, terminaré en la horca… o en la hoguera… Milo lo hará de seguro, es muy leal ¿Sabes? Admiro eso de él… pero ahora me da miedo, porque si me considera un peligro para otros, me va a entregar y ejecutar él mismo, aunque le duela. —El cisne a su lado plegó las alas y la miró con tristeza...[...]

[...]—¿No lo ves Seiya? ¡Así son los humanos![...]

[...]—¡AYUDA![...]

...

La Oscuridad Oculta la Verdad ¿Podrás verla?