LA INOCENTE
Final alternativo de "Tinieblas del pesare". Spike quiere que su sobrina Skyla se quedé con él bajo su custodia, pero sus aliados se niegan. La líder de las cebras intenta mediar entre los líderes de La Unión, pero ¿Qué tiene que decir Skyla de la oferta de su tío?
Hola, bronies y lectores.
He intentado que este fic sea lo más fiel posible a la historia original, para que no haya contradicciones con la historia madre de la cual se nutre, ni tampoco con respecto a "Tinieblas de la guerra", su secuela. Sin embargo, he añadido algunos detalles extras para que se vea que es una versión alterna, a fin de cuentas esto es un final alternativo.
Capítulo 1
SUFRIMIENTO
Había pasado un día desde que los aliados ganaron la batalla de Canterlot. Sin embargo, Spike no estaba del todo satisfecho, quedaban pendientes dos cuestiones a resolver; la primera, los términos de la rendición; la princesas Celestia, Luna, Cadence y Twilight eran unos monstruos pero los demás ponis… ¿Debían pagar cientos de inocentes por los pecados de sus gobernantes? ¿Y Skyla? ¿Qué hacer con ella? Prácticamente era su sobrina y él sabía que la chica había sido maltratada por su madre y sus tías… La segunda cuestión eran los lobos de madera. Dejarles vivos suponía condenarles a una vida eterna de estar malditos, y matarles era una carnicería. Además Spike se preguntaba si existía realmente el alma; a lo mejor no había nada después de la muerte; ni alma, ni dioses ni nada. Y si no había nada entonces ¿En que quedaba la maldición de los lobos? Pero… ¿Y si existiese el alma realmente? el dragón pensaba en todo esto mientras se dirigía a los calabozos del palacio real, donde se encontraban las 4 prisioneras, quienes habían esclavizado a su pueblo y sometido de un modo u otro a las demás naciones. A Skyla en principio la quisieron igualmente encarcelar, pero su tío se opuso aunque para ello tuvo que enfrentarse a sus aliados, cosa que políticamente era una mala jugada. Finalmente se decidió que la muchacha sería hospedada en una habitación del palacio bajo estricta vigilancia. Spike temeroso del trato que recibiría su sobrina, había sido muy cuidadoso en no permitir que ningún extraño se acercase a ella, por eso los únicos guardias de la muchacha eran unos determinados dragones escogidos por él, los cuales si bien es cierto que no les gustaban los equinos y menos los alicornios, también lo era el hecho de que tenían un carácter sensato y disciplinado, por ello Spike confiaban en que no dañarían a Skyla dado que hacerlo supondría desobedecer sus órdenes. Los escogidos al enterarse del trabajito (como lo llamaban ellos) no les gustó el encargo, pero respondieron con pesar pero a la vez sinceridad que atacarían las ordenes, ellos se ocuparían de que nadie dañase a la joven.
Blueblood murió durante el asalto a Canterlot.
Spike abrió una de las celdas encontrándose con una alicornio blanca encadenada a la pared con un anillo anulador de magia en el cuerno. Las demás esclavistas estaban en otras celdas, separadas unas de otras.
—Vaya… tengo visita.
—No estoy aquí por cortesía.
—Imagino.
—Iré al grano, Celestia. Dime todo lo que sepas sobre la maldición de los lobos de madera.
—… Vaya, veo que te informaron sobre ellos.
—Así es.
—¿Y si no me apetece hablar?
—Lo harás de una forma u otra.
—Eres patético. Debí destruir tu huevo cuando tuve la ocasión. De acuerdo, te lo diré pero solo para que veas que no puedes hacer nada por ellos. Durante un tiempo los ponis y los lobos convivimos en paz porque ellos aceptaban el gobierno de los alicornios, pero acabaron rebelándose; decían que les tratábamos como a esclavos, falso. ¿En qué se basaban para decir eso? Únicamente se les obligaba a trabajar para nosotros, quizás no tuviesen derechos laborales, pero sus necesidades más básicas estaban cubiertas, aunque ellos dijesen que no. En cierta ocasión un noble cometió un acto de violación y asesinato de una pequeña lobezna de tan solo seis años; resultó que ella era la hija de un líder lobo, un jefe o un chaman o algo así. Su raza pidió que el agresor fuese detenido y juzgado en sus tierras. ¿Sus tierras? Serían las mías, digo yo. Me negué, el poni me daba igual pero era un aristócrata partidario de la corona. Además no me iba a poner a detener ponis cada vez que una escoria fuese agredida.
—¿Cada vez? Entonces ¿Hubo más casos de abusos?
—Sí. Unos pocos, no sé cuántos exactamente, pero los demás no tuvieron tanta repercusión. La mayoría de las lobas abusadas eran adultas y alguna adolescente; pero una cachorra de 6 años… y siendo además la hija de un líder… Ja, ja, ja, ja, ja. ¿Quieres saber lo más gracioso? Ja, ja, ja, parte de la población equina les apoyó. Ja, ja, ja. Hubo quien se compareció de la cachorra. Ja, ja, ja, ja. Sucios tontos traidores. Ja, ja, ja.
Celestia se empezó a partir de risa.
—¿Te hace gracia? Estás completamente loca. ¿Qué hiciste con aquella gente?
La alicornio tardó en contestar. Cuando se le calmó la risa habló.
—¿Qué hice con unos traidores que apoyaban a los lobos? Obviamente les ejecuté. Además el noble huyo fuera de Equestria.
—Es decir, que permitiste que el agresor escapara y asesinaste a los inocentes, solo porque ellos tuvieron compasión.
—Exacto. Ese era el problema. Esos traidores tuvieron demasiada compasión de aquellos salvajes. ¿Te imaginas qué hubiese pasado si les hubiese permitido vivir, o si les hubiese apoyado? De haberlo hecho sus ideas sobre la igualdad racial se hubiesen empezado a contagiar al resto de Equestria. Eran parásitos que podían llegar a infectar las mentes de mis súbditos, tenía que radicarles. ¿Qué hubiese sido mejor? ¿Permitir que ambas razas tuviesen los mismos derechos y libertades?
—Eres una psicópata. No me extraña que los lobos finalmente se alzaran en guerra.
—Hablas como Luna. Ella aun piensa que si hubiese castigado a aquel poni desde el principio, y compensado a la familia de la lobita zorrita, la guerra contra los lobos se hubiese evitado. Técnicamente quizás tenga razón pero… ¿Qué iba a hacer? ¿Tratar a un grupo de bestias con los mismos derechos que los ponis? ¿Acaso una especie inferior puede ser igual que otra que es claramente superior? No. Ellos se repelaron contra mí. Se levantaron en armas; y por si fuera poco casi exterminaron a todos los alicornios. Cuando acabó la guerra Luna y yo discutimos mucho sobre qué hacer con los lobos restantes ¿Ejecutarles? ¿Esclavizarles? ¿Desterrarles? No. No era bastante castigo. Debían sufrir, sufrir para toda la eternidad. Durante el conflicto había descubierto algunos hechizos de magia oscura. Lancé sobre aquella chusma un maleficio que les convirtió en los lobos de madera. Me costó muchísimo hacer ese encantamiento, maldecir a uno solo de ellos ya era fatigoso, pero fueron cientos. Quede sin apenas fuerzas durante tres días, apenas podía mover el sol pero… no me arrepiento. ¡Ellos están malditos y lo estarán para siempre!
—Y Luna te ayudo con el hechizo.
Celestia negó con la cabeza.
—Luna no pudo ayudarme. Aunque no lo creas no es tan hábil ni tampoco tan fría.
—¿Qué quieres decir?
—Ella quería perdonarles a cambio de mantenerles sometidos, como hicieron con tu raza; pero me opuse. Ya te lo he dicho. Debían pagar, debían sufrir para toda la eternidad. Mira el lado bueno, al menos en esa forma nadie se atreverá a violarles. Ji, ji, ji.
—Eres una maldita psicópata. Dime cómo anular el hechizo.
—¿Perdón?
—¿Cómo puedo romper la maldición y devolver a los lobos a la normalidad?
—No puedes. Nadie puede. No hay contramaleficio.
—Sí lo hay y tú lo conoces.
—¿En serio?
—Te conozco, Celestia. Tú no habrías hecho esa maldición si no supieses cómo anularla, porque con el tiempo pretendías intentar "domesticarles", tal como intentaste hacer conmigo. Sé que conoces un antídoto.
—Supongamos que tienes razón. Suponte que conozco un contramaleficio ¿Por qué iba a colaborar contigo?
—Si no colaboras de buen grado lo harás por las malas.
—Oh, que tierno. El señorito dragón me está amenazando—contestó la alicornio con tono de ironía.
—Sí.
—¿Qué harás? ¿Torturarme? No tienes agallas para eso.
—¿En serio? ¿Qué te parece si en vez de a ti torturo a tu hermana y a Twilight?
—¿Qué?
—A estas alturas aunque tenga que rebajarme moralmente me da igual. Hubo un tiempo en que os consideraba a todas mi familia, pero eso se acabo. Tú lanzaste la maldición y tú la vas a romper, o serás testigo de cómo Luna y Twilight son violadas repetidas veces, y luego será tu turno.
—… Es un farol. No te atreverías a hacer algo así. Además si lo hicieses el pueblo de Equestria te lo reprocharía.
—Los ponis ya están derrotados.
—¿Eso crees? Vale. Has ganado la guerra pero… ¿Has ganado la paz?
—…
—¿Eres ciego y no ves lo que pasa? El pueblo de Equestria no te perdonará que hayas sometido a sus princesas. ¿Crees que alguien se va a creer que sus princesas esclavizaron a los dragones y maldijeron a los lobos? No tienes pruebas. Nadie te creerá.
—Incluso aunque tuvieses razón y nadie me creyera, ustedes ahora están en mis garras. Si quiero violarlas lo haré.
—… No serías capaz. No llegarías tan lejos para hacerme colaborar.
—… ¿Hacerte colaborar? Mmmm. Es decir, que admites que existe dicho contramaleficio.
—… Muy hábil. Sí, lo admito, existe y solo yo puedo aplicarlo porque solo yo lo conozco, pero no serás capaz de lograr que colabore. Nunca tendrás agallas para violar a nadie.
—No me subestimes, Celestia—respondió el dragón mostrando a la yegua un consolador.
Celestia abrió los ojos como platos.
—Consultaré con los otros líderes. Ellos decidirán qué hacer contigo.
—Lo sabía. No tienes agallas para introducirme eso—respondió la alicornio blanca mirando de reojo el consolador. Mientras Spike abandonaba la celda sin llegar a penetrar a la yegua.
Entretanto Skyla se encontraba en una de las habitaciones del palacio. Al menos era mejor que la torre donde en su momento la había encerrado Twilight, para tener sometido a su padre (ver capítulo 12 de "Tinieblas del pesare"). En aquella torre no había cama ni apenas mobiliario, solamente un escritorio y un incomodo sofá. Por lo menos aquel cuarto tenía una buena cama, armarios, mesa decente y un aseo privado; pero en el fondo seguía siendo una prisionera.
NARRADOR PROTAGONISTA, POR SKYLA
Toda mi vida había sido un infierno. Nací princesa pero desde pequeña me separaron de mi padre, me mantuvieron de una forma u otra encerrada. Mi madre me escolarizó a distancia, en centros que no llegue a pisar ni ver nunca. Me obligaba a estudiar en casa, no quiso nunca que estudiase en compañía de otros potrillos, decía que me distraería con otros niños menos dotados que yo. Durante mi adolescencia solo tuve escasos tratos con algunos de los insoportables hijos de los nobles partidarios de mis tías. Mi madre decía que debía frecuentar más con ellos. Algunos podrían ser un buen partido en el futuro, o al menos fue así hasta que surgió aquella guerra absurda. ¿El futuro? ¿Cuál? ¿Qué futuro iba a ser el mío? Ahora los ponis habían sido sometidos y repudiados por las demás razas. Seguramente ya no conocería a nadie, ni me casaría, ni tendría hijos, no me dejarían publicar mi libro… Seguramente mi futuro sería el mismo que mi pasado y presente. Vivir encerrada y aislada del exterior. Un torre, un calabozo, una habitación… ¿Qué más daba? En el fondo venía a ser lo mismo. Por mi parte nunca quise nada de esto. Jamás deseé que se dañase a los dragones ni a otras razas, tampoco que mis tías llevasen a cabo aquella salvajada del Proyecto Eclipse, ni que mi raza hubiese sido amenazada a nivel mundial. Nada de esto hubiese pasado si mis tías y mi madre hubiesen escuchado a mi padre. Mi padre… había fallecido, en parte por culpa de mis tías y de mi madre, quienes le empujaron a la muerte. Había oído rumores de que Spike le asesinó. Quizás fue un accidente pero aun así era culpable. Además, tal vez no fue accidental, quizás fue intencionadamente, es lo más probable. Mi padre y Spike eran formalmente enemigos, puesto que cada uno de los dos representaba a un bando distinto, era solo cuestión de tiempo que uno de los dos asesinase a otro. En cualquier caso no pensaba perdonar a Spike que hubiese matado a mi padre. Aunque quizás los rumores fueran falsos, tal vez solo eran habladurías y yo estaba haciendo juicios precipitados.
De pronto oí que la cerradura de la puerta de mi habitación se abría. Entró en la instancia una dragona. Tenía el cuerpo lila, escamas de un marrón rojizo y ojos verdes. La visitante traía una bandeja consigo.
—Le traje algo de comer—expuso ella con una voz muy fría.
—Gracias, déjalo en la mesa. Ahora me lo comeré.
Ella dejó la bandeja.
—¿Qué ha sido de las otras princesas?
—Están en los calabozos, eso fue lo que se decidió. Solo a usted le dieron una habitación por petición del dragón Spike. Debería estar agradecida.
—¿Qué van a hacer con todas nosotras?
—No lo sé. Depende de los líderes.
—… Entendido. Déjame sola.
La dragona se marchó.
Miré la comida; puré, estofado de verduras y una manzana; de beber agua. No estaba tan mal, tenía buena pinta. Pero aunque por un lado tenía hambre, por otro no me apetecía comer nada. De hecho no me apetecía hacer nada de nada. Me obligué a mi misma a comer y después me acosté.
NARRADOR OMNISCIENTE
Tras salir de las celdas. Spike se dirigió al salón del trono, donde lo esperaban los otros líderes. Al dragón no le gustaba haber ocupado el palacio, pero después de la batalla La Unión decidió instalarse temporalmente allí mientras resolvían qué hacer con el pueblo equino y las princesas.
Eomer. Rey de los changelings.
Galadriel. Suma Matriarca de las cebras.
Tauriel. Reina de los grifos.
Taurus. Rey de los minotauros.
Perséfone también estaba allí, ella junto con Spike representaba a la raza dragón. Las cinco razas se hacían llamar a si mismas «La Unión» para referirse colectivamente a todos ellos, quienes habían formado una alianza militar. Con el tiempo La Unión desembocaría en la denominada «República de Sion» que integraría a las cinco razas en un mismo Estado y gobierno; pero de momento todavía no se había fundado tal república, por el momento solo había una alianza militar. Una vez que llegó Spike todos le miraron pero de entrada nadie dijo nada. Solo miraban aquella instancia. Había cuatro tronos, cada uno con un emblema distinto; un sol, una luna, un corazón de cristal y la cutie mark de Twilight.
—Asique estos son los tronos de esas cuatro…—comentó Taurus.
—Por favor, majestad—pidió Galadriel.
—Tienes razón, no me hace falta insultarlas. Prefiero hacer esto.
El minotauro desenfundo un hacha y comenzó a destrozar los cuatro tronos. Eomer le ayudo con su magia. Tauriel al principio protestó pero terminó imitándoles. Galadriel y los dos dragones solamente se limitaron a mirar a sus compañeros, estaba claro que necesitaban desahogarse después de haber sufrido tanto. Seguidamente el grupo abandonó la sala del trono, dirigiéndose a uno de los salones, donde había una gran y cómoda mesa donde pudieron sentarse a platicar. Spike tomó la palabra.
—Si ya os habéis desahogado pasemos a cosas más serias. Tengo buenas y malas noticias. La buena es que mediante un interrogatorio hecho por mí a Celestia, he descubierto que existe un contramaleficio para ayudar a los lobos; la mala es que ella se niega a realizarlo, no quiere colaborar—seguidamente el dragón macho contó todo lo que Celestia le había revelado sobre la historia de los lobos.
—Maldita psicópata. ¿Violaron a una lobezna, y en lugar de castigar a los agresores maldijo a toda la raza lobo? Debe pagar. Si no quiere colaborar por las buenas entonces habrá que torturarla hasta que decida cooperar—sugirió Perséfone.
—¿Torturarla? Pero… eso es lo que hacen ella y las otras princesas. Torturarlas sería rebajarse a su mismo nivel—respondió Spike.
—Ella lleva décadas torturando y esclavizando a los dragones. A lo que hay que sumar el Proyecto Eclipse, más lo sucedido con los lobos—contestó furiosa la dragona.
—Perséfone tiene razón. Celestia y las otras merecen ser castigadas—reconoció Eomer.
—En mi pueblo no nos gusta aplicar la pena de muerte, ni las torturas a prisioneros. Somos un país pacífico que solo emplea las armas como último recurso—sentenció Galadriel.
—Comprendo las dudas morales de Spike y de usted, Suma Matriarca. Sin embargo, las prisioneras han cometido crímenes horribles sobre nuestras naciones. Muchos han muerto por su culpa. Propongo que mantengamos con vida pero vigiladas a Celestia y Luna, las necesitamos para mover los astros, pero las otras tres princesas deben morir; dado que mantener a las cinco juntas sería peligroso—intervino Tauriel, Eomer y Taurus la secundaron.
—¡NO! Por lo menos a Skyla no. Ella es inocente. Desde que nació ha sido maltratada por su propia familia, menos por su padre que ahora está muerto. Ella es mi sobrina y deseo tener su custodia dado que es menor de edad.
Todos se miraron asombrados ante las palabras de Spike.
—¿Es una broma? ¿Quieres tener su custodia? ¿Dejar en libertad a una de esas psicópatas? ¿Para que en cualquier momento nos apuñale por la espalda? Ya te empeñaste en que se librara del calabozo, nosotros con pesar aceptamos pero esto… No. Esas yeguas son unas malditas. Mi madre en una ocasión vino débil y hambrienta a pedirles ayuda ¿Qué hicieron ellas? ¿Empujaron a mi madre y a mi pueblo a una guerra? Más todas las demás injusticias que han cometido. No pienso perdonarlas, a ninguna—comentó Eomer y los demás, salvo Spike le dieron la razón.
—No me podéis pedir que acepte su muerte. Tuve que ver morir a mi hermano ¿Queréis que vea decapitarse a mi sobrina? No puedo. Ella es inocente.
—Oh sí, claro. Inocente una de las integrantes del Proyecto Eclipse—respondió el minotauro con un tono de ironía.
—Ella no tuvo nada que ver con eso, Taurus.
—Mira, Spike. Si te atreves a sugerir la liberación de esas psicópatas me largo ahora mismo, junto con el resto de los changelings.
—Eomer, por favor…
Hubo un silencio incomodo.
—Lo siento, Spike, pero Eomer tiene razón—sentenció Perséfone y los demás la respaldaron. Solamente Galadriel permaneció en silencio, parecía reflexionar.
—No puedo creer lo que oigo. ¿Me estáis insinuando que si libero a mi sobrina me abandonareis?
—Te estamos diciendo que no pensamos perdonar a ninguna de las princesas; quienes no han demostrado ningún arrepentimiento—reconoció la reina grifo.
De pronto la cebra golpeó la mesa llamando la atención a los presentes.
—Creo que nos estamos poniendo nerviosos. Propongo que de momento tratemos de ayudar a los lobos; después ya habrá tiempo para decidir el destino de las prisioneras. Pero juzgar a la sobrina de Spike sin ni siguiera conocerla me parece… precipitado. Dejemos tranquila por ahora a la muchacha y centrémonos en las otras princesas.
—Has hablado sabiamente—sentenció la grifo.
—De momento mis chicos se ocuparan de Celestia.
—¿Es necesario, Eomer?
—Sí. Spike. Lo es. La convencerán de que levante la maldición de los lobos.
—¿La convencerán o la presionaran hasta que ceda?
—En este caso concreto lo segundo, gran Matriarca.
Al acabar la reunión Spike y Perséfone se quedaron a solas en el salón.
—¿A qué ha venido eso, Perséfone? Creí que me apoyarías, que estabas de mi lado.
—Mira, Spike. Te admiro y siempre admiraré lo que has hecho por tu pueblo. Pero no me pidas que me olvide de todo. No pienso olvidar todo el sufrimiento de los dragones, ni todos los que han muerto en esta guerra, ni a los esclavos que asesinaron en las minas. Ni la muerte de Zaraki, no confiaba en él pero posiblemente sin él no se hubiesen logrado muchas cosas. ¿Quieres que perdone a esas dementes? ¿Quieres que las disculpe después de todo el sufrimiento que ellas nos han infligido? No puedo, lo siento pero no soy capaz.
—Entiendo cómo te sientes, pero tu frustración no es contra mi sobrina, ella no hizo nada, es inocente.
—Es una alicornio por tanto es culpable.
—Es tu dolor el que habla.
Perséfone le dio una bofetada a Spike, con tanta fuerza que le sonrojo la cara.
—Haz lo que te dé la gana pero si las perdonas no vuelvas a dirigirme la palabra.
La dragona se marchó enfadada. Spike quiso seguirla pero prefirió esperar a que se tranquilizada.
NARRADOR PROTAGONISTA, POR SPIKE
Mire a Perséfone marchándose. Quise seguirla pero preferí esperar a que se calmase un poco. Me sentía mal por ella; hacía tiempo que nos conocíamos, desde que ambos éramos pequeños y trabajábamos como esclavos en las minas de los pretonianos; desde entonces habíamos crecido juntos, ella había sido una de las primeras en apoyar la rebelión de los dragones contra los ponis. Para mi Perséfone era alguien muy importante y verla en aquel estado me dolía. El bofetón me daba igual, total, golpes muchos peores había recibido en el campo de batalla; pero que me diese ella… eso sí me dolía profundamente. Además, no estoy ciego, cuando ella me abofeteó pude ver en sus ojos una expresión de tristeza, algo le atormentaba pero no sabía qué era exactamente. Supuse que su época de esclava sumado a la guerra la habían afectado. Quería ayudarla pero no sabía qué hacer, ojala hubiese tenido a mi hermano para hablar con él, me habría ayudado a encontrar una solución, pero Shining estaba muerto y no sabía qué había sido de mis padres adoptivos; en su día le hubiese confesado todo esto a mi hermana; pero ella, tal y como yo la conocí, ya no existía; únicamente quedaba una alicornio psicópata que no había tenido reparo en empujar a nuestro hermano mayor a la muerte.
TREINTA MINUTOS DESPUÉS, EN LAS MAZMORRAS
A pesar de las dudas moralistas de Spike y la líder de las cebras; Celestia fue torturada por algunos de los soldados de Eomer. Fuera de la celda Spike podría oír los gritos de la alicornio, no sabía qué le estaban haciendo, pero por el volumen de sus voces debía estar sufriendo mucho. Al contrario que con Skyla, que solamente era vigilada por dragones; las demás prisioneras eran vigiladas por miembros de los distintos ejércitos de La Unión, especialmente por minotauros y changelings.
«¿Es esto lo correcto? Celestia ha cometido crímenes horribles pero… ¿Al torturarla no nos estamos rebajando a su mismo nivel?» pensó el dragón.
De pronto la puerta de la mazmorra se abrió y salieron cuatro changelings, Estos hicieron un saludo militar a Spike.
—¿Qué la hicieron?
—Simplemente la dimos una paliza. Esperábamos que aguantase más—respondió el primer changeling.
—La… penetraron.
—No. No fue necesario. Bastó con romperle ambas alas y sus patas traseras. Pero las lesiones no son extremadamente graves, con tratamiento se repondrá plenamente. Aunque usted y los demás líderes deberían dejarla lisiada para toda la vida—sugirió el segundo soldado.
—… Retírense.
NARRADO PROTAGONISTA, POR SPIKE.
Entré en la celda de Celestia. Tenía marcas de latigazos en la espalda, más varios moratones por todo el cuerpo, incluido la cara. Estaba sujeta a una cadena establecida entre un collar que llevaba al cuello, y una argolla fijada en la pared. Pude ver un plato medio vacío de comida cerca de ella, pero al examinarlo más de cerca noté que era comida para perros. La alicornio me miro con lástima. Jadeaba, lo cual dificultaba su habla.
—Spike… ayúdame... No puedo levantarme, ayúdame a ir hasta el catre.
Había un catre en la celda donde ella se podía tumbar, pero sin usar las patas traseras no podía caminar. Además llevaba un anulador de magia en el cuerno. Por otro lado la cadena era demasiado corta para llegar hasta el camastro.
—Por favor…
—Te aconsejo que hayas decidido colaborar o te darán otro repaso.
—¿Qué has… hecho con… las demás?
—No es de tu incumbencia. Pero todas seréis castigadas—respondí omitiendo el caso de Skyla.
—Ah, ah, ah. Me han… roto las patas.
—Lo mereces.
Hubo una pausa, en donde Celestia aprovechó para recuperar el aliento.
—Deja que me hospitalicen o perderé la movilidad de las alas y las patas traseras para siempre.
—¿Y? ¿A cuántas personas has asesinado? ¿Acaso mereces compasión?
—¿Quieres dejarme invalida para toda mi vida? Ten piedad.
—¡¿PIEDAD?! Maltrataste a los lobos, invadiste y esclavizaste a mi raza, mataste a mi padre, humillaste a mi madre robándole mi huevo, me trataste como un esclavo y una mascota, enviaste a Shining Armor a la muerte. Mi hermana al principio era una niña dulce, bondadosa e inocente ¡TÚ LA CONVERTISTE EN UNA LOCA PSICÓPATA! Llevaste a cabo el Proyecto Eclipse. Puede que Twilight lo descubriese pero ella no puede mover los astros, Luna y tú lo llevasteis a la práctica. Las otras princesas también tienen parte de culpa, pero tú eres la más culpable. ¡MERECERÍAS MORIR!
—Ten compasión. No quiero quedarme paralitica, por favor…—expuso ella mirándome con cara de cachorita.
—Eres una basura.
—Al menos, ayúdame a ir al catre. Deja que me tumbe.
—…
—Por favor… ¿Eres incapaz de mostrar clemencia?
No sé por qué lo hice, posiblemente por no acabar siendo tan cruel como ella. Le quite la cadena y la tome en brazos para acostarla. No se lo merecía.
—Gracias. ¿Dejarás que sea hospitalizada?
—Primero rompe la maldición de los lobos, después ya hablaremos. Por cierto, qué sepas que las demás han sido sometidas al látigo.
Celestia tuvo que tragarse el orgullo y prometerme que rompería la maldición, seguidamente abandoné la celda. Confieso que lo del látigo me lo inventé para atormentarla, pero resultó ser verdad. Al cabo de unos minutos pude confirmar que se le había aplicado a Luna, Cadence y especialmente a Twilight. Me encaminé a la habitación de Skyla, temeroso de que ella también hubiese sido agredida, porque a pesar de que yo mismo escogí a sus guardianes temía por ella. Además no confiaba del todo en que Perséfone no hiciese alguna tontería, ella normalmente era muy juiciosa e inteligente pero ahora estaba muy afectada. Mi sobrina me recibió al principio con una mirada en blanco, no sé en qué estaría pensando, pero al menos pude comprobar con alegría que no había sido maltratada. Durante unos segundos, quizás más de un minuto ninguno de los dos dijo nada. Luego ella me miró a los ojos muy fijamente y rompió el silencio.
—¿Cómo debo llamarte ahora? ¿Señor? ¿General? ¿Comandante?
—Prefiero Spike. Por favor, Skyla… somos familia.
—Sí lo somos se sincero conmigo.
—¿Qué quieres saber?
—Dos cosas. Una ¿Qué va a pasar con todas nosotras?
—No lo sé. Aun no hay nada decidido, pero no dejaré que te hagan daño. ¿Y la segunda pregunta?
—Cuando acabó la batalla tú y los otros líderes nos retuvieron en el palacio. Cuando tus soldados me trajeron a esta habitación, mientras me escoltaban hasta aquí les oí rumorear sobre mi padre; dijeron que tú le mataste. ¿Es cierto? ¡Dime que no es cierto!
—Es mucho más complicado de que lo crees. Nunca quise que Shining Armor muriera, él era mi hermano. Durante la batalla trate de buscarle para ponerle a salvo, pero cuando lo encontré ya estaba herido. Juro que intenté sálvale, pero en ese momento hubo una explosión y como resultado de ella mi espada quedo clavada en el cuerpo de tu padre.
—Entonces… es verdad. ¡Tú le atravesarte con tu espada! ¡Tú le mataste!
—¡Fue un accidente!
Vi que mi sobrina me miraba con ojos llenos de rencor.
—¡VETE, NO DESEO VERTE!
—Skyla, por favor. Jamás quise…
—Vete de aquí. No quiero verte. DÉJAME SOLA. DÉJAME EN PAZ.
Me dirigí a la puerta para irme pero cuando iba a salir ella me llamó.
—Espera un momento.
—Por favor, sobrina…
—Entierra a mi padre junto a la tumba de mis abuelos paternos. Si de verdad querías a Shining deja que descanse junto a su familia.
—¿Qué? ¿Twilight Velvet y Night Light murieron?
—Los ejecutaron. Dijeron que eran traidores.
—¿Quién dio la orden?
—Twilight.
—¡¿QUÉ?! No. No puede ser. Ella es su hija. Ella no pudo asesinar a sus padres.
—Si no me crees pregúntala. Ella no lo negará. Nunca ha dado ninguna señal de arrepentimiento.
—… Bien. Le preguntaré. Pero tú…
—No quiero volver a verte. Te he dicho la verdad porque merecías saberla. Ahora marcharte, por favor.
—… Siempre serás mi sobrina, suceda lo que suceda. No dejaré que te vuelvan a hacer daño—respondí marchándome.
GALADRIEL
En mi país se elige como líder a quienes los ancianos consideren más capacitado. (ver capítulo 14 de "Tinieblas del pesare") Tenía muchas dudas sobre todo lo que se había discutido con los demás líderes; el trato hacia el pueblo equino, la sentencia de las princesas y qué hacer con la sobrina de Spike. Decidí mandar una carta informando a los ancianos de mi país y solicitando su consejo. Lo lógico sería que me hubiese presentado personalmente para informarles, pero por el momento debía permanecer junto a los otros líderes, en la misiva me disculpaba por no poder regresar.
PERSÉFONE.
Después de discutir con Spike me marché fuera del palacio, extendí mis alas y comencé a observar la ciudad desde el aire. Me sentía mal por haberle gritado y abofeteado a Spike; pero lo que le dije era cierto, no podía olvidar todo el sufrimiento que habían provocado las princesas alicornios. Pero nada de eso justificaba mi conducta; él era mi amigo, mi líder… era el liberador de nuestra raza. Después de todo cuanto él había luchado para liberar a nuestro pueblo ¿Así se lo agradecía yo? Pude simplemente marcharme sin más, ahorrarme los gritos y el bofetón. Era una ingrata. No me merecía a alguien tan bueno como él.
Las calles ofrecían un aspecto lamentable. La batalla había sido fulminante; edificios destruidos, muertos, gente pidiendo limosna tanto adultos como potrillos. Con mis finos oídos de dragón pude escuchar los gritos de la gente, que me miraban desde tierra firme. Algunos me llamaban dragón en vez de dragona, se ve que no nos distinguían.
—Mami, ese dragón viene a por nosotros.
—Esos invasores nos mataran a todos.
—Nos esclavizaran.
—Se llevaran a nuestras hijas para usarlas como esclavas sexuales.
Estos y otros muchos comentarios eran escuchados por mis oídos. De modo que la población estaba aterrorizara. Todo esto también lo pensó en su día mi raza cuando los ponis nos invadieron, todos estos mismos miedos los había vivido yo en su día. En mis propias carnes siendo aun una niña experimenté todas aquellas dudas y temores; de pronto note que se volvían a abrir algunas heridas emocionales que creí que ya estaban cicatrizadas, dichas lesiones provenían de mi infancia. Tuve todos aquellos temores cuando los ponis me capturaron y fui llevada como esclava a las minas de los pretonianos. Asique a esto se reducía todo. Primero los ponis habían provocado la caída de mi país, y ahora la situación era a la inversa. No solamente se trataba de Canterlot. ¿Acaso no habíamos luchado también en otras ciudades equinos? ¿No estarían ellas también sufriendo las mismas penalidades que en la capital equestriana? ¿Acaso los pretonianos, aunque fuesen unos monstruos, no tenían familia? ¿No habían dejado detrás de ellos viudas y huérfanos? ¿Quién iba a consolar a todas esas yeguas que habían perdido a sus maridos, y a los niños que perdieron a sus padres? ¿Quiénes iban a mostrarles consuelo? ¿Nosotros? Yo no era capaz ni de reconfortarme a mi misma cuanto menos a los demás.
Una guerra, otra y otra; con el tiempo vendrían más, muchas más. ¿Cuál sería el resultado final? Solo había dos posibles respuestas espantosas. Una; nos exterminaríamos entre todas las razas hasta que no quedase casi nadie vivo, y la última persona sobre la Tierra seguramente se suicidaría porque no soportaría estar vivo siendo el último habitante. ¿Con quién se iba a emparejar si no quedaba nadie más? ¿Con un árbol? ¿Con quién se iba a reproducir? ¿Con una piedra? La segunda opción es que todas las naciones acabarían destruidas y sometidas a la peor de las pobrezas; donde incluso sus ciudadanos tendrían que devorar excrementos y cadáveres para poder sobrevivir.
Salí rápidamente huyendo de la ciudad pero sin un rumbo fijo ni ningún destino determinado. No sé por qué reaccione así ni dónde acabé. No sé por qué me dio por actuar de aquella manera ni a dónde me dirigía. Acabe metida en una cueva, allí no había nadie pero mejor que no me vieran, sentía ganas de llorar y lloré.
¿Qué sucederá ahora? ¿Celestia retirará la maldición de los lobos? ¿Qué medidas se tomaran con respecto al pueblo equino? ¿Cuál será el destino de las princesas? ¿La crítica podrá bien este fanfic o lo tirada a la hoguera? No se pierdan el próximo episodio.
FIN DEL CAPÍTULO 1
Hola, bronies y lectores/as:
Este es un final alternativo del fic "Tinieblas del pesare", de Eyedragon. En un primer momento iba a ser un one-shot, pero debido a la extensión del mismo decidí dividirlo en varios capítulos.
El principio este capítulo era más extenso, superaba las 6600 palabras, pero lo recorte para añadir al final las reflexiones que hace Perséfone sobre la guerra. Lo que se descartó aquí será material pendiente para futuros episodios.
Me quise centrar un poco más en Skyla. Tuve la dificultad de que tuvo poco papel en la historia original, como consecuencia tenía pocas referencias a la hora de trabajar su personalidad. En principio me he basado en los malos tratos que la joven recibe por parte de su familia, más la muerte de su padre. Todo ello sumado a la fuerza que demuestra la chica en "Tinieblas de la guerra".
También quise experimentar con los líderes, ver que no todo es tan fácil. No tienen por qué estar de acuerdo siempre.
En un primer momento pensé en que sería Perséfone quién apoyaría a Spike en el asunto de Skyla. Pero tras releer un poco "Tinieblas de la guerra", me di cuenta de que eran los dragones y los changelings quienes tenían más motivos para odiar a las princesas alicornios. De modo que fue la Suma Matriarca de las cebras, quien proviene de una nación muy pacífica, la que hizo de mediadora.
Eso es todo por ahora.
Un saludo.
Nos leemos.
