Título: Ángel de hojalata

Título: Ángel de hojalata

Título original: Tin Angel

Autor original: Araluna

Lugar en el que puede ser encontrada: fanfiction.

Traductora: Democritus.

Anuncio: Ninguno de los personajes me pertenecen a mí, sino a JKRowling. Tampoco esta historia. Nada más la traduzco por deleite y amor a la misma. Esta historia está siendo traducida con el consentimiento del autor. Hace poco que me acaba de escribir. Me ha informado que continuará la historia y que me da permiso para continuar su traducción. Esta ha sido una de mis historias favoritas y he decidido traducir los ocho capítulos de los que, hasta ahora, consta. Espero la disfruten y no se preocupen, que primero es El precio del amor.

Sumario: Un encuentro del azar con Hermione Granger en una cafetería muggle deja a Draco Malfoy queriendo algo más…

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Capítulo 1

El encuentro

Fue como si hubiera sido sorprendido por un golpe al pecho. No se podía mover, ni respirar; tan sólo observar. Ella estaba sentada al lado de la ventana abierta, con un vestido amarillo claro y leyendo un libro. Sus hermosos pómulos estaban sonrojados de un rosado sano y su labio inferior llevaba un vestigio de brillo. La suave brisa que pasaba por la ventana secuestraba algunos de sus rizos castaños y los hacía flotar alrededor de su rostro, deslumbrando en el resplandor del atardecer como una jarra de miel cuando se alza hacia la luz. Se preguntó si alguien más en el mundo sabía que Granger podía ser tan hermosa.

Draco había estado caminando hacia su casa en Chelsea, disfrutando del tiempo agradable de la primavera, cuando decidió entrar al Café de la Sirena, uno de sus favoritos, por impulso. Era un café muggle encantador, con paredes cubiertas de azulejos bizantinos de azul turquesa, y sillas y mesas antiguas mal emparejadas a propósito. Había pedido una taza de té en el contador y miraba alrededor en busca de una mesa en la cual sentarse y leer su libro, cuando divisó a Granger y sus pulmones se detuvieron.

Draco no la había visto en persona desde el día de su graduación en Hogwarts. Como amiga cercana de Potter y heroína de la guerra, en ciertas ocasiones escuchaba su apellido cuando se mezclaba con la sociedad mágica de Londres. Recordó ver su nombre o foto de vez en cuando en las páginas del diario El Profeta, aún más cuando ella comenzó a salir con el hermano mayor de los Weasleys, hace años atrás. Ya que había pasado estos últimos años en asuntos de negocio en el exterior, se había curado del hábito de mantenerse informado acerca de los chismes de la sociedad, y por lo tanto sabía poco con respecto a la situación actual de Granger.

Con algo de esfuerzo, obligó a sus pulmones que aspiraran un poco de aire y se preguntó si se atrevería a acercársele. Seguramente que se había casado con ese idiota de Weasley. De acuerdo a sus memorias, la relación había sido bastante seria y aprobada mundialmente por aquellos que los conocían. Aún así, mientras la miraba jugar con uno de los rizos alrededor de su dedo, perdiéndose en su libro, Draco se sintió obligado a hablarle, a ver si era tan encantadora de cerca como lo era de lejos. De seguro que no hay peligro en entablar conversación, pensó él. En el mejor de los casos, se pondría al corriente con una vieja compañera de clases y se hallaría aburrido como ostras oyendo las historias de su matrimonio perfecto con su perfecto Weasley. En el peor de los casos… bueno, siempre había encontrado un placer provocante en las peleas verbales de su juventud. Ciertamente que ella no usaría un maleficio en su contra en una cafetería llena de muggles.

Andando silenciosamente, cruzó la cafetería hasta llegar a la mesa en donde ella se encontraba, parando justo detrás de Hermione y echando un vistazo sobre su hombro para ver la cubierta del libro. "Neruda." Draco contuvo una sonrisa.

-Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido- citó Draco suavemente-. Vaya Granger, nunca te había considerado una romántica.

Hermione se viró lentamente, su boca bonita vestía una sonrisa para saludar a quienquiera que fuese el conocido que le había dirigido la palabra. Su sonrisa se desvaneció a la misma vez que sus grandes ojos negros se ensancharon al reconocer quién era.

-Malfoy- le saludó con recelo.

-Granger- respondió él, esforzándose a que su respiración permaneciera constante. Para su encanto, descubrió que ella era aún más fascinante de cerca.

-Un amigo mío- mencionó Draco, intentando mantener un tono suave-, un fanático de esos poemas, dijo una vez que la llave al carácter de un hombre se encontraba en la gama de las obras de Neruda a las que se inclinaba. Ahora, yo te hubiera caracterizado como una mujer de inclinaciones políticas o históricas. "Canto General" o quizás "Cantos de protesta." En lugar de eso, te encuentro leyendo un libro que fue considerado controversial al ser publicado, debido a su evidente erotismo. Vaya, vaya, Granger, no eres la misma muchacha que recuerdo.

Ella se ruborizó hermosamente, pero alcanzó a olvidarse de su comentario para responder-. Aparentemente, podría decir lo mismo de ti, dado a tu íntimo y asombrante conocimiento de un poeta muggle.

Él le sonrió.

-Esta es una de mis cafeterías preferidas. Nunca antes te había visto por aquí. ¿Vienes a menudo?

-Siempre que puedo- replicó ella-. Mi trabajo me ha tenido viajando de aquí para allá, pero vengo frecuentemente, cuando puedo. También me gusta esta cafetería.

-¿Vives aquí en Chelsea?

-Sí, tengo un apartamento cerca del parque.

-¿El parque?. ¿De veras? Un área bastante elegante. ¿Le gusta a tu marido?

-¿Mi marido?

-Sí, pensé que estabas casada con esa Comadreja.

-¿Ron?- dijo ella cuidadosamente-. No, él se casó con Luna Lovegood dos años después de graduarse.

-No, el mayor. Bill. ¿cierto?. ¿No estabas saliendo con él por algún tiempo? Supuse que ya estaban casados.

Draco vio su error casi inmediatamente. Ella estaba intentando desviarlo, pero él no se había dado cuenta a tiempo y tan pronto mencionó Bill Weasley, las mejillas de ella se sonrojaron y su voz se tornó más silenciosa al contestarle.

-No, Bill se casó, pero no conmigo. Se casó con Fleur Delacour hace varios meses.

-¿Qué tal Potty y Dumbottom?- preguntó Draco, tratando de desviar la conversación lejos del mayor de los Weasley-. ¿Alguien se ha unido a esos dos todavía?

-Harry se casó con Ginny Weasley en el verano en el que ella dejó Hogwarts. Neville se casó con Susan Bones hace dos años. Tuvieron un bebé justo antes de Navidad- contestó Hermione, su sonrojo desvaneciendo y una pequeña sonrisa apareciendo en su cara-. Todo lo que necesitamos es una sangre sucia de ti y un hurón de mi parte y el retroceso a nuestros años escolares sería completo.

-Oh, pero ya no uso esa palabra. Tendremos que conformarnos con ser adultos entonces, ¿vale?- dijo mirando alrededor y de regreso a la mesa.

-¿Puedo acompañarte?- preguntó él, esperanzado, echándole un vistazo a la silla vacía enfrente de ella.

Hermione levantó sus cejas, sus labios separándose por el asombro momentáneo de su petición-. Oh-- eh--… por supuesto. Siéntate.

Draco se deslizó por la silla, colocando su libro y su taza encima de la mesa, y sintiéndose sumamente contento consigo mismo.

Los próximos minutos pasaron en silencio, mientras Draco estudiaba tranquilamente la cara de ella y los ojos de Hermione revoloteaban alrededor nerviosamente. Sus ojos se fijaron en el libro de Draco y otra expresión de asombro pasó por su rostro.

-¿Dinesen?. ¿Estás leyendo Dinesen?- le preguntó asombrada.

-"Memorias de África" es considerado uno de los mejores libros de todos los tiempos- dijo él calmadamente.

-Sí… por un muggle.

-Por tu tono, ¿me aventuraría a adivinar que estás sorprendida por verme leyéndolo?

-Pues… sí- dijo ella con honestidad.

-Me has herido con la opinión que tienes de mí, Granger- dijo él, el humor en sus ojos traicionaba su tono desdeñoso-. Sentido común debería dictar que, con mi educación impecable y mis considerables logros académicos, acabando en segundo lugar, sólo después de ti, si recuerdo correctamente, sería razonable que yo hallara goce en una obra maestra lírica como ésta, aunque fuese muggle o no su autor.

-Sí, que absurdo de mi parte. Supongo que todas las calumnias raciales que me lanzaste durante nuestros años escolares me han nublado mi sentido de la razón- replicó ella, levantando una ceja.

-Evidentemente. La ausencia de la razón también puede explicar por qué la Sra. Granger, amante de la lógica, está leyendo un libro de poemas acerca del amor. O quizás, simplemente has crecido. Tal vez te hayas dado cuenta que tus viejos ideales no son tan certeros como cuando eras una chica.

Hermione no dijo nada, simplemente se quedó mirándolo con interés. Movida por su repentina atracción hacia él o quizás por el peso de los años de introspección. De repente, Draco se sintió osado. Respiró profundo, y armándose de valor para ser honesto con ella mientras cruzaba sus manos sobre la mesa y se inclinaba hacia delante.

-¿Qué dirías si te dijera que yo también he crecido?. ¿Que me he dado cuenta que mis creencias eran simples y erróneas?- se detuvo, mirando sus propias manos- ¿Me creerías si te dijera que estoy arrepentido por todas las cosas que dije de niño?. ¿Que ya no creo en ellas?

Él la miró y ella le retornó la mirada, estudiando sus ojos como para medir su honestidad.

-Yo diría que me gustaría creer que es cierto- dijo Hermione cautelosamente.

Draco miró afuera de la ventana, deteniéndose brevemente antes de continuar-. Tan sólo era un chico, Granger. ¿Qué niño no tiene fe incondicional en todo lo que sus padres le enseñan? Me tomó años darme cuenta de lo equivocado que estaba en muchas cosas. Todavía odio a Potter, siempre odiaré a los Weasleys, pero con respecto a ti y a todas las cosas que creí en cuanto a la sangre, estaba equivocado.

Hermione parecía reflexionar sobre sus palabras por unos minutos antes de contestar.

-Supongo que es cierto, dado tu cambio de lealtad en el séptimo año. Si nunca hubieras cuestionado esas creencias, hubieras muerto defendiéndolas como todos los demás. O por lo menos, hubieras declarado neutralidad en vez de ayudarnos.

Lo miró intensamente por unos minutos, entonces, apartó la vista fuera de la ventana y hacia la calle, sonriendo tímidamente. Fue entonces que él supo que había sido perdonado.

-Presumo que esto significa que querrás ser amigos- dijo ella, mirándolo.

-¿Sería eso tan malo?- contestó, notando su buen humor y de repente sintiéndose más esperanzado que lo que había estado en años.

-Bueno… no sé. Conozco bien a varias personas, y hasta que uno de ellos muera, no podría ser amiga con nadie más.- dijo ella solemnemente.

Su quijada se cayó y la miró en choque, entonces, al pensar, frunció sus ojos sospechosamente antes de sonreír triunfante.

-Me parece, Srta. Granger, que, como leemos los mismos libros y al parecer, miramos las mismas películas, le elevaría grandemente su disfrute social el favorecerme con su amistad y eliminar uno del, sin duda, vasto número de idiotas lo suficientemente afortunados de ser considerados sus conocidos. Percy Weasley me viene a la mente como un candidato viable, aunque debo decir que siempre he pensado que Ernie Macmillan es un idiota presuntuoso.

-Oh, ¿estás insinuando que la arrogancia es una cualidad cuestionable?, porque si lo es, me atrevo a decir que estarías poniendo en peligro tu propio nombramiento.

-Nunca insinuaría cosa alguna. No veo nada erróneo en la arrogancia, siempre y cuando uno tenga el fundamento para comprobarlo. Con mi herencia, carrera, conexiones, encanto, ingenio e irresistible apariencia, mi actitud no podría ser infundada. Macmillan, por otra parte, es como un avestruz pequeño y rechoncho con globos oculares más grandes que su cerebro, y aún así se jacta de su propia inteligencia. ¡Mira, mira como pongo mi cabeza en la mugre!. ¿No soy sencilla y llanamente brillante?. ¡Arrodíllense frente a mí antes que los picoteé a muerte!

Las manos de Hermione volaron a su boca intentando detener su risa, pero se le escapó de todos modos. Draco se sintió satisfecho y ansioso por oírla de nuevo.

-Pues- dijo Draco-. ¿Has leído a Dinesen o sólo has estado indignada en nombre de todos los autores muggle?

-La he leído. Dos veces, la verdad. Tenías razón acerca de su estilo de prosa, que es particularmente lírico. Mi madre también la amaba. Inclusive nombró Ehrengard a un viejo roble que estaba en nuestro patio.- Los ojos se le aguaron un poco, una mirada que, de acuerdo a las memorias de Draco, llevaba cada vez que ella hablaba de los libros de Hogwarts-. Me encanta la parte en la que habla acerca de desear el perdón de las jirafas que iban a la reserva de animales salvajes en Hamburg. Me hizo llorar. ¿Qué es lo que más de te ha gustado hasta ahora?

-Mmmn, aunque no es justo decir sin haber leído el libro completo, hasta ahora creo que ha sido la parte de las iguanas. Algo acerca de esa historia, en particular, me… impactó.

-Puedo ver eso- dijo ella pensativamente-. "Los he conquistado a todos, mas parada estoy entre tumbas."

Él la miró a los ojos a través de la mesa, y por la primera vez en años sintió que el mundo no estaba tan desolado como él temía.

Una hora después, todavía se estaban riendo y terminando una segunda copa de té.

-De veras que he disfrutado esto. No tenía idea de que fuera tan divertido, Malfoy- sonrió Hermione al poner su libro en su bolso y pararse, cogiendo su suéter del respaldar de la silla.

-¿Necesitas ir a algún lugar?- preguntó él, parándose también, pero renuente a dejar su compañía.

-No tengo citas ni nada por el estilo. Tan sólo he planeado en llegar a una tienda de música antes de ir a casa.

-¿La que está a unas cuadras de la calle King? Conozco esa tienda. Tienen una excelente selección. Diversa.

-¿Tienes un tocadiscos?

-Sí. ¿Te asombra?

-Bastante. ¿Qué dirán tus amigos? Estoy segura que sería un escándalo.

-Sí, pero las cosas más escandalosas frecuentemente son las más agradables, ¿no es cierto?

-Estoy segura que sabes más que yo acerca de eso. ¿Te gustaría acompañarme?. ¿Claro está, si no tienes nada mejor que hacer?

-Me encantaría- dijo Draco, recogiendo su libro, y gentilmente colocando su mano en la pequeña espalda de Hermione al guiarla afuera de la cafetería.

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Nota de la traductora:

Comadreja es lo mismo que weaselen inglés, un gran parecido al apellido Weasley

Notas del autor:

El título de esta historia ha sido tomado de una de las canciones de Joni Mitchell en su álbum "Clouds."

Canto General y Cantos de protesta son libros de poemas escritos por el poeta chileno Pablo Neruda. El libro que Hermione está leyendo es "Veinte poemas de amor y una Canción Desesperada" por el mismo autor. Draco cita una de las líneas del poema 20, comúnmente conocida como "Puedo escribir los versos más tristes esta noche."

"Memorias de África"/"Lejos de África" fue escrito por la autora danés Karen Blixen con el pseudónimo de Isak Dinesen. Hermione se refiere al capítulo titulado "Las jirafas de Hamburg," y cita las líneas de un capítulo nombrado "La iguana." Ehrengard es una novela por la misma autora.

La cita de Hermione acerca de tener muchos amigos es de una película de 1963, protagonizada por Autrey Hepburn y Cary Grant.