Los Personajes en este fic son de J.K. Rowling y la Warner Bros. Yo solo
los utilizo como parte de una historia sin fines de lucro solo diversión.
Una Extraña Carta
Eran unas aburridísimas vacaciones de verano para Harry Potter en
Privet Drive, el número 4 para ser más exactos. Se divertía aveces
Haciéndole creer a sus tíos que le daría una nariz de cerdo a
Dudley, lo que hacía por molestar claro, ya que no se le tenía per-
mitido hacer magia fuera de Hogwarts. Realmente Harry no necesi-
taría emplear magia para que Dudley tuviera nariz de cerdo, ya que
su cuerpo entero y su rostro eran una replica exacta de un cerdo.
Harry disfutaba de amenazar a sus tíos con quemarlos vivos
mientras durmiesen o cosas parecidas por lo que los Dursley
decidieron cederle a Harry su propio cuarto, lo dejaban hacer lo que
quisiera y no le prohibían tener a Hedwig, su lechuza fuera de la
jaula. Habían comenzado a respetarle ó más bien le tenían miedo.
No pasó una semana y se había tornado aburrido tenerlo todo a su
antojo.
-¡Qué estúpidos!- pensaba Harry para sí mismo.
-¡Si solo supieran que se me esta prohibido hacer magia!- Harry se
reía para el de las estupideses que los Dursley eran capaces de hacer
tan solo por miedo a lo desconocido, algo que cuando recibieron a
Harry creyeron jamás volver oír mencionar. Fue el primer cumplea-
ños en que Harry aparte de recibir regalos de sus amigos, recibió
regalos de sus tíos.
Hermione le había enviado unas grajeas de todos los sabores y una
carta no muy larga que a Harry le pareció no muy común de parte de
ella, aunque también esperaba algo más que unas simples grajeas y
se descepcionó un poco con el regalo, pero leyó la carta.
Harry:
He estado muy ocupada, perdona que solo te haya enviado unas
grajeas, pero no tenía para más. ¡Ya sabes! Están caras las cosas
hoy en día. De todas formas saqué un tiempo para escribirte y
felicitarte por tu cumpleaños. Gracias por tu amistad, Espero verte
pronto.
Debería despedirme ya, he estado trabajando muy fuerte para...
Olvídalo, te enterarás luego el porque.
Besos y abrazos, Hermione. -¡Una excusa válida!- pensó Harry riéndo.
Frente a él tenía un paquete grande, el regalo de Hagid lucía como
otro pastel horneado por él mismo, pero Harry lo abrió de todas
formas y no tardó en darse cuenta de que se equivocaba. Habían
siete galletas. Por el aspecto las había horneado él. Cada una tenía
una banderita con los números del uno al siete. Tomó el papel
que había junto a las galletas y más que palabras parecían garabatos
lo que Harry tenía que leer.
Harri:
Eh puezto en esta kaja unas gayetas ke ornie llo mismo con los
numeros del orden en ke laz debez comerr. Una kada dya y berás.
¡Solo Una! ¡Felizidades!
Te espegro en Howart
Hagrid
Y por último ¡el regalo de Ron! Se suponía que se encontrara ante
él , en su cama, pero no, había desaparecido. Ya no estaba ahí. Harry
se volteó y observó como Dudley abría desesperado el regalo que
Ron le había enviado.
-¡Oye!- ¡devuélveme eso si no quieres terminar como cerdo!
Dudley soltó el paquete de inmediato, dejándolo caer al suelo. Por
el sonido que el golpe que emitió, parecía ser algo pesado.
Era un libro, hubiese esperado un libro de Hermione ¡pero de Ron!
No había carta solo una pequeña dedicatoria justo debajo del título
en la página delantera. "El Arte de Ser Jugador de Quidditch"
Harry:
¡Espero que te guste! Es un libro de los jugadores de Quidditch y
sus técnicas. ¡Muchas Felicidades! Mamá dice que vengas acá un
tiempo, solo si quieres.
RON
Harry ojeó el libro por encimita, y luego le dijo a Dudley:
-¡Fuera de aquí!- muy groseramente.
Harry abrió la caja con galletas que le había enviado Hagrid y
tomó la que tenía la bandera con el número uno. Cuando se la metió
en la boca, que mordió, sintió papel entre la mezcla salada y dulce
de la galleta de Hagrid. -¿Qué es esto?-
Sacó de su boca un papelito Que. decía el nombre de un mago al
que Harry admiraba mucho.
DUMBLEDORE
Sin tener idea de que tenía que ver el papel, metió todo dentro de
la caja y salió de su cuarto a ver que era lo que le tenían los Dursley.
Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Notó la expresión de te-
rror en la cara de tía Petunia mientras lo felicitaba por su cumple-
años y señaló la mesa donde se encontraban siete regalos.
-¡Felicidades!- dijo su tío Vernon que se hayaba sentado en la sala
de estar.
-¡Gracias!- Contestó él asombrado de que por fin habían tomado su
cumpleaños en serio aunque hubiese sido por miedo.
Los regalos no le importaban en lo más mínimo, estaban súper
envueltos y parecía que hubiesen gastado más de unos cien dólares
en envoltura. Harry los llevó al cuarto todos, aún envueltos y los
dejó al lado de su cama. Bajó nuevamente a la cocina, en donde
estaban Petunia, Vernon y Dudley de un bizcocho. Le cantaron
¡Feliz Cumpleaños! Y sopló las velitas. Entonces entró una lechuza
por la ventana. Por un momento Harry creyó que se posaría frente a
él, pero no pasó sobre Harry y este se asustó. Debía haberse
equivocado,¡ esa es mi lista de libros nuevos para segundo año!,
pensó él. La carta cayó en manos de Dudley, quien enseguida se la
entregó a Harry.
Era un sobre de Hogwarts, idéntico al que había recibido hace un
año, pero... No era para él; sino para su primo.
Dudley Dursley
#4 Privet Drive
Harry quedó impactado, boquiabierto con lo que había sucedido.
-¡No es para mí!- dijo con una voz ahogada por la impresión, tal vez
ignorando el cambio de expresión en el rostro de sus tíos, que
parecían haber visto un fantasma. Estiró el brazo en dirección a
Dudley y se la devolvió. Tía Petunia se desmayó frente a la situación
que se había presentado. Una lechuza del mundo mágico había
entrado por la ventana llevando una carta para su primo, una carta de
Hogwarts.
Enseguida pensó que sería Dumbledore informándole a los
Dursley que a Harry no se le tenía permitido hacer magia fuera de
Hogwarts. Dudley ya había abierto el sobre y leyó la carta en voz
alta.
Señor y Señora Dursley:
Queremos informarles que...
A Harry se le vino todo el mundo a los pies cuando por fin
entendió lo que había sucedido.
... su hijo Dudley Dursley ha sido aceptado como alumno de
primer año en la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. Aquí
enviamos una lista de libros que necesitara para el curso.
Att.
Albus Dumbledore.
Una voz fuerte se escuchó decir decididamente.
-¡NOOOOO! ¡Jamás!, ni se te ocurra Dudley- le gritó Tio Vernon,
rojo de furia.
Entonces Dudley enfadó:
-¡Síííí! Quiero Ir- Contestó él.
Harry no podía creer que eso le estuviera pasando. Todo iba muy
bien y de pronto se calló de sus manos. Harry estaba empezando a
preocuparse y no pensó mas que en subir a su habitación y escribir a
Hermione y a Ron contándoles lo sucedido.
Tía Petunia ya parecía haber recuperado la conciencia y se levantó
del suelo.
Dudley lloraba y Vernon gritaba.
-¡No irás a ningún sitio Dudley! Menos a esa escuela de magia.-
Al oír Petunia estas palabras volvió a desmayarse quedando patas
arriba.
Harry estaba furioso, como había podido Dumbledore hacer eso,
se sentía traicionado por las personas que el mas quería, por su
escuela, al la que tanto amaba.
Tomó dos trozos de pergamino y les escribió a Hermione y a Ron
sendas cartas explicándoles lo que había pasado. Pero todavía había
algo que lo aliviaba de todo este asunto, Tío Vernon parecía estar
muy convencido de su decisión de no dejar ir a Dudley a Hogwarts.
Eran aproximadamente las nueve de la noche, Harry estaba en su
cama, observando el mugriento y polvoriento techo y pensando
como sería Hogwarts con Dudley en ella. Se imaginó al Sombrero
Seleccionador sobre su rechoncha y gorda cabeza anunciándo
¡Slytherin!, y que entonces su primo se uniría a la pandilla de Draco
Malfoy.
Desde su cuarto Harry oyó alguien que llamó ala puerta de la casa,
pero por un momento Harry no hizo ni leve intento por moverse.
Parecía una voz femenina. Harry se levantó de su cama para
asomarse por la ventana. Era una señora muy gorda, con un
sombrero lo bastante grande que no le permitía a Harry verle la cara
a ella desde donde el estaba.
Oyó un desesperado y furioso
-¿Quién es?- que provenía al parecer de la cocina. Su tío no se
encontraba de muy buen humor.
Dudley parecía haberse quedado dormido mientras lloraba porque el
único sonido proveniente de su dormitorio eran ronquidos. Se volvió
y se acostó y la voz femenina dijo nuevamente:
-¡Soy la Sra. Packard!
-¡No nos interesa nada de lo que venga a vender!- gritó Vernon
furioso.
-No vengo a vender nada, ¡Vengo a hablarles de su hijo!- dijo en una
voz muy dulce y amable, contraria a la de tío Vernon, que enseguida
tras estas palabras se decidió a abrir la puerta y la invitó a sentarse.
Harry luchaba con el sueño que trataba de tumbarlo en la cama,
hasta el momento que se le hizo imposible y quedó tendido dormido.
Al Harry levantarse la mañana siguiente, se percató de que no era
el único despierto. Abajo en la cocina se oía la voz de Petunia
cantando, cosa que nunca hacía. Harry bajó las escaleras y entró en
la cocina. Petunia bailaba y cantaba mientras servía huevos revueltos
en cuatro platos diferentes. Harry tomó el plato con menos huevo y
del plato de lascas de tocino, solo cogió una. -¡No te cohibas, Harry! Sé que comes más de eso.- le dijo su tía.
Lo primero que le había venido a la mente en ese momento era que
su tía estaba loca, completamente demente. Pero aprovechó para
tomar el plato con más contenido.
Dos minutos más tarde bajó su Tío Vernon.
-¡Buenos Días, Harry!- dijo al entrar a la cocina y tomándo un plato
de desayuno.
¡Otro loco más!, pensó Harry.
Tío Vernon se le acercó y lo besó en las mejillas, cosa que nunca
había hecho.
Luego entró Dudley a la cocina, algo entristecido, y Herry recordó
que la habían enviado a su primo una carta de ingreso a Hogwarts y
sus padres le habían negado el asistir. No podía ser mejor, Los
Dursley amables con él y su primo mas manso que nunca.
-¿Y por qué esa cara de no tengo amigos?- Le preguntó Petunia a
Dudley, quien solo se limitó a hacerle una mueca a su madre.
Entonces Tío Vernon preguntó a Harry: -Harry, ¿Cuándo tenemos Que. llevarlos a la estación King Cross? A Harry se le helaron lospensamientos, se ruborizó, ¿habría oído
bien lo que su tío había dicho.?
-¿Llevarnos?- preguntó Harry confundido.
-¡Si Harry! Tu y Dudley van a Hogwarts este año- Contestó Vernon.
Dudley se alegró de inmediato, pero Herry...
Harry estaba hirviendo de furia, sentía ganas de golpear a sus tíos
pero tan solo se limitó a gritarles.
-¡¡¡NO SE!!!- Harry tiró su desayuno al piso haciéndo que el plato
se rompiera y subió de inmediato a su cuarto. Lleno de ira y rencor.
No sabía a quien odiaba más, si a sus tíos, a Dudley ó a
Dumbledore. Estaba súper enojado, puso sus dos almohadas en la
cama y comenzó a golpearlas con todas las fuerzas del mundo,
gritándo las barbaridades más espantosas que pudo haberse
imaginado nadie.
-¿¿¿Pooorrrqquuueeeee???- Gritaba Harry.
A la media hora había desordenado todo su cuarto. Tenía un coraje
que se mezclaba con un deseo inexplicable de llorar. Ahora tendría
que soportar a Dudley en la escuela, y no era lo peor, había
posibilidades de que se uniera a la pandilla de Draco Malfoy.
Harry tomó en sus manos la galleta con el número dos:
HERMIONE
Guardó el papel junto al de Albus Dumbledore y trató de respirar
profundo y así asociar la idea de que su primo, Dudley iría a
Hogwarts.
Una Extraña Carta
Eran unas aburridísimas vacaciones de verano para Harry Potter en
Privet Drive, el número 4 para ser más exactos. Se divertía aveces
Haciéndole creer a sus tíos que le daría una nariz de cerdo a
Dudley, lo que hacía por molestar claro, ya que no se le tenía per-
mitido hacer magia fuera de Hogwarts. Realmente Harry no necesi-
taría emplear magia para que Dudley tuviera nariz de cerdo, ya que
su cuerpo entero y su rostro eran una replica exacta de un cerdo.
Harry disfutaba de amenazar a sus tíos con quemarlos vivos
mientras durmiesen o cosas parecidas por lo que los Dursley
decidieron cederle a Harry su propio cuarto, lo dejaban hacer lo que
quisiera y no le prohibían tener a Hedwig, su lechuza fuera de la
jaula. Habían comenzado a respetarle ó más bien le tenían miedo.
No pasó una semana y se había tornado aburrido tenerlo todo a su
antojo.
-¡Qué estúpidos!- pensaba Harry para sí mismo.
-¡Si solo supieran que se me esta prohibido hacer magia!- Harry se
reía para el de las estupideses que los Dursley eran capaces de hacer
tan solo por miedo a lo desconocido, algo que cuando recibieron a
Harry creyeron jamás volver oír mencionar. Fue el primer cumplea-
ños en que Harry aparte de recibir regalos de sus amigos, recibió
regalos de sus tíos.
Hermione le había enviado unas grajeas de todos los sabores y una
carta no muy larga que a Harry le pareció no muy común de parte de
ella, aunque también esperaba algo más que unas simples grajeas y
se descepcionó un poco con el regalo, pero leyó la carta.
Harry:
He estado muy ocupada, perdona que solo te haya enviado unas
grajeas, pero no tenía para más. ¡Ya sabes! Están caras las cosas
hoy en día. De todas formas saqué un tiempo para escribirte y
felicitarte por tu cumpleaños. Gracias por tu amistad, Espero verte
pronto.
Debería despedirme ya, he estado trabajando muy fuerte para...
Olvídalo, te enterarás luego el porque.
Besos y abrazos, Hermione. -¡Una excusa válida!- pensó Harry riéndo.
Frente a él tenía un paquete grande, el regalo de Hagid lucía como
otro pastel horneado por él mismo, pero Harry lo abrió de todas
formas y no tardó en darse cuenta de que se equivocaba. Habían
siete galletas. Por el aspecto las había horneado él. Cada una tenía
una banderita con los números del uno al siete. Tomó el papel
que había junto a las galletas y más que palabras parecían garabatos
lo que Harry tenía que leer.
Harri:
Eh puezto en esta kaja unas gayetas ke ornie llo mismo con los
numeros del orden en ke laz debez comerr. Una kada dya y berás.
¡Solo Una! ¡Felizidades!
Te espegro en Howart
Hagrid
Y por último ¡el regalo de Ron! Se suponía que se encontrara ante
él , en su cama, pero no, había desaparecido. Ya no estaba ahí. Harry
se volteó y observó como Dudley abría desesperado el regalo que
Ron le había enviado.
-¡Oye!- ¡devuélveme eso si no quieres terminar como cerdo!
Dudley soltó el paquete de inmediato, dejándolo caer al suelo. Por
el sonido que el golpe que emitió, parecía ser algo pesado.
Era un libro, hubiese esperado un libro de Hermione ¡pero de Ron!
No había carta solo una pequeña dedicatoria justo debajo del título
en la página delantera. "El Arte de Ser Jugador de Quidditch"
Harry:
¡Espero que te guste! Es un libro de los jugadores de Quidditch y
sus técnicas. ¡Muchas Felicidades! Mamá dice que vengas acá un
tiempo, solo si quieres.
RON
Harry ojeó el libro por encimita, y luego le dijo a Dudley:
-¡Fuera de aquí!- muy groseramente.
Harry abrió la caja con galletas que le había enviado Hagrid y
tomó la que tenía la bandera con el número uno. Cuando se la metió
en la boca, que mordió, sintió papel entre la mezcla salada y dulce
de la galleta de Hagrid. -¿Qué es esto?-
Sacó de su boca un papelito Que. decía el nombre de un mago al
que Harry admiraba mucho.
DUMBLEDORE
Sin tener idea de que tenía que ver el papel, metió todo dentro de
la caja y salió de su cuarto a ver que era lo que le tenían los Dursley.
Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina. Notó la expresión de te-
rror en la cara de tía Petunia mientras lo felicitaba por su cumple-
años y señaló la mesa donde se encontraban siete regalos.
-¡Felicidades!- dijo su tío Vernon que se hayaba sentado en la sala
de estar.
-¡Gracias!- Contestó él asombrado de que por fin habían tomado su
cumpleaños en serio aunque hubiese sido por miedo.
Los regalos no le importaban en lo más mínimo, estaban súper
envueltos y parecía que hubiesen gastado más de unos cien dólares
en envoltura. Harry los llevó al cuarto todos, aún envueltos y los
dejó al lado de su cama. Bajó nuevamente a la cocina, en donde
estaban Petunia, Vernon y Dudley de un bizcocho. Le cantaron
¡Feliz Cumpleaños! Y sopló las velitas. Entonces entró una lechuza
por la ventana. Por un momento Harry creyó que se posaría frente a
él, pero no pasó sobre Harry y este se asustó. Debía haberse
equivocado,¡ esa es mi lista de libros nuevos para segundo año!,
pensó él. La carta cayó en manos de Dudley, quien enseguida se la
entregó a Harry.
Era un sobre de Hogwarts, idéntico al que había recibido hace un
año, pero... No era para él; sino para su primo.
Dudley Dursley
#4 Privet Drive
Harry quedó impactado, boquiabierto con lo que había sucedido.
-¡No es para mí!- dijo con una voz ahogada por la impresión, tal vez
ignorando el cambio de expresión en el rostro de sus tíos, que
parecían haber visto un fantasma. Estiró el brazo en dirección a
Dudley y se la devolvió. Tía Petunia se desmayó frente a la situación
que se había presentado. Una lechuza del mundo mágico había
entrado por la ventana llevando una carta para su primo, una carta de
Hogwarts.
Enseguida pensó que sería Dumbledore informándole a los
Dursley que a Harry no se le tenía permitido hacer magia fuera de
Hogwarts. Dudley ya había abierto el sobre y leyó la carta en voz
alta.
Señor y Señora Dursley:
Queremos informarles que...
A Harry se le vino todo el mundo a los pies cuando por fin
entendió lo que había sucedido.
... su hijo Dudley Dursley ha sido aceptado como alumno de
primer año en la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería. Aquí
enviamos una lista de libros que necesitara para el curso.
Att.
Albus Dumbledore.
Una voz fuerte se escuchó decir decididamente.
-¡NOOOOO! ¡Jamás!, ni se te ocurra Dudley- le gritó Tio Vernon,
rojo de furia.
Entonces Dudley enfadó:
-¡Síííí! Quiero Ir- Contestó él.
Harry no podía creer que eso le estuviera pasando. Todo iba muy
bien y de pronto se calló de sus manos. Harry estaba empezando a
preocuparse y no pensó mas que en subir a su habitación y escribir a
Hermione y a Ron contándoles lo sucedido.
Tía Petunia ya parecía haber recuperado la conciencia y se levantó
del suelo.
Dudley lloraba y Vernon gritaba.
-¡No irás a ningún sitio Dudley! Menos a esa escuela de magia.-
Al oír Petunia estas palabras volvió a desmayarse quedando patas
arriba.
Harry estaba furioso, como había podido Dumbledore hacer eso,
se sentía traicionado por las personas que el mas quería, por su
escuela, al la que tanto amaba.
Tomó dos trozos de pergamino y les escribió a Hermione y a Ron
sendas cartas explicándoles lo que había pasado. Pero todavía había
algo que lo aliviaba de todo este asunto, Tío Vernon parecía estar
muy convencido de su decisión de no dejar ir a Dudley a Hogwarts.
Eran aproximadamente las nueve de la noche, Harry estaba en su
cama, observando el mugriento y polvoriento techo y pensando
como sería Hogwarts con Dudley en ella. Se imaginó al Sombrero
Seleccionador sobre su rechoncha y gorda cabeza anunciándo
¡Slytherin!, y que entonces su primo se uniría a la pandilla de Draco
Malfoy.
Desde su cuarto Harry oyó alguien que llamó ala puerta de la casa,
pero por un momento Harry no hizo ni leve intento por moverse.
Parecía una voz femenina. Harry se levantó de su cama para
asomarse por la ventana. Era una señora muy gorda, con un
sombrero lo bastante grande que no le permitía a Harry verle la cara
a ella desde donde el estaba.
Oyó un desesperado y furioso
-¿Quién es?- que provenía al parecer de la cocina. Su tío no se
encontraba de muy buen humor.
Dudley parecía haberse quedado dormido mientras lloraba porque el
único sonido proveniente de su dormitorio eran ronquidos. Se volvió
y se acostó y la voz femenina dijo nuevamente:
-¡Soy la Sra. Packard!
-¡No nos interesa nada de lo que venga a vender!- gritó Vernon
furioso.
-No vengo a vender nada, ¡Vengo a hablarles de su hijo!- dijo en una
voz muy dulce y amable, contraria a la de tío Vernon, que enseguida
tras estas palabras se decidió a abrir la puerta y la invitó a sentarse.
Harry luchaba con el sueño que trataba de tumbarlo en la cama,
hasta el momento que se le hizo imposible y quedó tendido dormido.
Al Harry levantarse la mañana siguiente, se percató de que no era
el único despierto. Abajo en la cocina se oía la voz de Petunia
cantando, cosa que nunca hacía. Harry bajó las escaleras y entró en
la cocina. Petunia bailaba y cantaba mientras servía huevos revueltos
en cuatro platos diferentes. Harry tomó el plato con menos huevo y
del plato de lascas de tocino, solo cogió una. -¡No te cohibas, Harry! Sé que comes más de eso.- le dijo su tía.
Lo primero que le había venido a la mente en ese momento era que
su tía estaba loca, completamente demente. Pero aprovechó para
tomar el plato con más contenido.
Dos minutos más tarde bajó su Tío Vernon.
-¡Buenos Días, Harry!- dijo al entrar a la cocina y tomándo un plato
de desayuno.
¡Otro loco más!, pensó Harry.
Tío Vernon se le acercó y lo besó en las mejillas, cosa que nunca
había hecho.
Luego entró Dudley a la cocina, algo entristecido, y Herry recordó
que la habían enviado a su primo una carta de ingreso a Hogwarts y
sus padres le habían negado el asistir. No podía ser mejor, Los
Dursley amables con él y su primo mas manso que nunca.
-¿Y por qué esa cara de no tengo amigos?- Le preguntó Petunia a
Dudley, quien solo se limitó a hacerle una mueca a su madre.
Entonces Tío Vernon preguntó a Harry: -Harry, ¿Cuándo tenemos Que. llevarlos a la estación King Cross? A Harry se le helaron lospensamientos, se ruborizó, ¿habría oído
bien lo que su tío había dicho.?
-¿Llevarnos?- preguntó Harry confundido.
-¡Si Harry! Tu y Dudley van a Hogwarts este año- Contestó Vernon.
Dudley se alegró de inmediato, pero Herry...
Harry estaba hirviendo de furia, sentía ganas de golpear a sus tíos
pero tan solo se limitó a gritarles.
-¡¡¡NO SE!!!- Harry tiró su desayuno al piso haciéndo que el plato
se rompiera y subió de inmediato a su cuarto. Lleno de ira y rencor.
No sabía a quien odiaba más, si a sus tíos, a Dudley ó a
Dumbledore. Estaba súper enojado, puso sus dos almohadas en la
cama y comenzó a golpearlas con todas las fuerzas del mundo,
gritándo las barbaridades más espantosas que pudo haberse
imaginado nadie.
-¿¿¿Pooorrrqquuueeeee???- Gritaba Harry.
A la media hora había desordenado todo su cuarto. Tenía un coraje
que se mezclaba con un deseo inexplicable de llorar. Ahora tendría
que soportar a Dudley en la escuela, y no era lo peor, había
posibilidades de que se uniera a la pandilla de Draco Malfoy.
Harry tomó en sus manos la galleta con el número dos:
HERMIONE
Guardó el papel junto al de Albus Dumbledore y trató de respirar
profundo y así asociar la idea de que su primo, Dudley iría a
Hogwarts.
