Espero que esta nueva historia sea de su agrado.
Besitos.
disfruten.
Forks
Edward pov.
-Mil doscientos treinta- conté mientras subía todo el peso de mi cuerpo por sobre los seis metros de la barra y baja sin esfuerzo- Mil doscientos treinta y uno- volví a subir y bajar sin apenas una mueca, llevaba más de una hora ejercitándome , no me podía cansar con esto, pero ayuda calmar mi sombrío estado de ánimo.
Subí y baje diez veces más en menos de un minuto, mi torso estaba desnudo mientras los rayos del sol bailaban entre los músculos de mi estómago y brazos, que se flexionaban a cada subida y bajada.
Casi ochenta años, ochenta años de caminar en este mundo, y no me refiero al mundo normal. No. Me refiero al mundo de las sombras, de la oscuridad, de lo desconocido, lo que se mantenía en secreto, fantasías, las cosas imposibles, que se desechan como meras pesadillas, o solo de lo más tenebroso y oscuro de la imaginación.
Todo durante estos ochenta años y seguiría así durante otros ochenta años mas… aumente el ritmo de las subidas y bajadas intentando drenar mi furia.
Seria siempre lo mismo, vería a los mismos rostros, las mismas aburridas personas desfilar frente a mis ojos sin que nada me sorprendiera.
Solté un pequeño ronquido mientras seguía moviéndome.
Arriba. Abajo. Arriba. Abajo
Sentía que ya había visto todo lo que se pudiera ver en la vida. ! Maldita sea estaba seguro de que así era !
Para las personas que deseaban la vida eterna no tenían ni idea de lo desgraciado que se vuelve esa vida cuando la eternidad se apoderaba de ti.
Y ahora, con todo el conocimiento que tengo, todas las cosas que he visto, oído, vivido, tengo que estar prácticamente encarcelado en mi casa para que ojos indiscretos ojos no pudieran ver lo que un día de sol le hacía a mi piel.
Rugí al viento sin molestarme ya en intentar serenarme, el metal se torció en mis manos, aun así no pare, no podía, no quería, tenía que aceptarlo. Esta era mi vida.
-Estas aburrido de nuevo Edward?-pregunto Rosalie con voz monótona , ella era mi hermana, y si, también era un Vampiro.
La mire desde las alturas aun sin detenerme pero bajando la intensidad de mis flexiones.
Arriba… Abajo… Arriba.
Ella era lo que se podría denominar belleza, alta, delgada en lo justo, y hermosas facciones, en su vida humana había sido hermosa pero al convertirse, eso ya no era una calificación suficiente.
Rosalie era lo que los humanos describían siempre sobre los poderes de atracción de los vampiros, la hermosura llamaba a las personas a mirarla, desearla cerca, querer su atención, como el perfecto depredador que éramos.
-Acaso a tu no?-pregunte igualando su tono, de hecho era el único tono que yo usaba
Suspiro mientras acariciaba su cabello rubio pensativa.
-No-respondió al fin-tampoco es que les preste demasiada atención a las cosas, disfruto lo que tengo-se encogió de hombros despreocupada.
-Si tu quieres que se haga difícil, será difícil-me dijo Emmett mientras se unía a su lado.
Emmett era mi otro hermano, grande y musculoso, con un agradable rostro, feliz, se podría describir, su cabello era corto y oscuro, y aparte de su increíble fuerza que había traído de su vida anterior, él había traído su modo alegre de ver la vida y unos infantiles (femenino a mi opinión) hoyuelos.
Si Rosalie era la muestra de la hermosura en los vampiros, Emmett era la muestra de la fuerza descomunal que poseíamos.
Y eran la pareja perfecta, juntos eran un gran exponente de nuestra raza. Hermosura y fuerza, la perfecta combinación.
-No creo que sea tan fácil Emmett-suspire mientras me dejaba caer de la barra quedando suavemente a su lado- y dudo que solo por mirar las cosas con otro cristal cambie las cosas
-Carlisle te sugirió que viajaras. Fue tu opción no hacerlo-me recordó Rosalie mientras se ponía a mi altura con Emmett de la mano.
Hice otra mueca, era verdad, Carlisle me había dado la opción de viajar e intentar encontrar eso que ayudara con mis lúgubres pensamientos... y actitud de mierda. Palabras de Emmett no de Carlisle
-Y que se supone que debía hacer, no le encuentro lo positivo de viajar solo-esa idea me parecía más aburrida, al menos aquí podía estar con ellos dos. No es que eso cambiara mucho las cosas, pero algo era algo.
¡Maldición, ya parezco una nena llorona! gruñí en mi interior
Emmett suspiro en sincronía con Rosalie.
-Si que estas, depresivo hoy hermano-susurro Rosalie- tienes que buscarte algún pasatiempo.
-O una novia-Acoto Emmett bajo su aliento, sabiendo perfectamente que lo escucharía.
-No necesito una novia, gracias-replique molesto-solo algo que me produzca emoción, que valga la pena vivir para siempre- un ruido a lo lejos me hizo girar la cabeza, pero nada paso, por lo que volví a dirigir mi atención a mis hermanos
-Entonces si necesitas una novia- siguió Emmett.
-No escuchaste lo que acabo de decir?-pregunte ya caminando hacia el bosque recogiendo mi camiseta del suelo y poniéndomela, correría un rato. Hasta Canadá tendría que ser suficiente.
-Claro que lo escuche, es por eso que lo digo-miro a los ojos a Rosalie y sus ojos brillaron con adoración-nada te llena de más emoción que una mujer-Rosalie soltó una risita y le beso la mejilla.
Hice una mueca, no me gustaba presenciar sus muestras de cariño.
-Si…-pronuncie lentamente alargando la palabra-pero no lo creo-termine negando con la cabeza-lo que necesito es otra cosa, algo que me haga sentir vivo…otra vez-Rosalie abrió la boca para decir algo pero la corte- no digas nada, solo es el día, ya se me pasara-me separe de ellos empezando a correr y dejando que la naturaleza me tragara, que los arboles pasaron, y el viento me golpeara el rostro agradablemente.
Claro Emmett siendo Emmett no podía dejarlo y ya. Me siguió solo unos minutos después, con Rosalie pisándole los talones.
-Ya te sientes mejor? Mas vivo?-se burló Emmett cuando me alcanzo.
-Cállate Emmett- gruñí mientras aumentaba mi velocidad, con un resoplido consiguió ponerse a mi lado, sonreí solo un poco, El podía ser tan fuerte como una demoledora y por lo mismo yo era más rápido.
-Vamos Edward, cambia la cara, no todo es tan malo-Rosalie se asomó por el hombro de Emmett para mirarme.
-Te lo digo Rouse, nuestro hermano necesita una mujer, que le destruya todo pensamiento pesimista, que tome su cerebro y lo revuelva hasta que ya no sepa donde es arriba y donde es abajo-Emmett movía sus manos enfatizando su discurso-en conclusión, necesita enamorarse-termino, Rosalie me miro un segundo antes de asentir de acuerdo.
-Y se los dije no necesi…
Me detuve de golpe al sentir una extraña sensación de peligro, mis instintos estaba alerta buscando lo que sea que fuera peligroso.
-Lo sentiste?-Susurro Emmett mientras tomaba la mano de Rosalie protectoramente deteniéndose de golpe detrás mío
-Qué es?-Rosalie miraba lentamente a nuestro alrededor buscando lo que producía esa extraña sensación, pero nada más que arboles nos rodeaba, hasta que un nuevo estruendo se escuchó, el mismo que yo había descartado hace un rato.
-Por aquí- a pesar de que mi mente me instaba a correr mi instinto fue más fuerte y me obligo a caminar con cautela.
Un hormigueo me recorría la espalda y si fuera humano estaría sudando frio mis manos se convirtieron en garras y estaba luchando con fervor el no ponerme en posición de ataque, mire a mis hermanos y sus cuerpos estaban en la misma situación que el mio.
-Debemos salir de aquí-dijo Rosalie mientras sus ojos vigilaban el entorno en un barrido rápido
-Es extraño, esto solo pasa cuando hay otros vampiros cerca, pero no puedo encontrar ningún olor extraño- Emmett se posiciono de tal forma que podía proteger a Rosalie con su cuerpo.
Nosotros, que éramos sin lugar a dudas el eslabón fuerte de la cadena alimenticia, no existían nada más peligroso que nosotros mismos, estábamos endemoniadamente asustados, frenéticos.
Seguimos caminando sin dejar de escuchar los ruidos que ahora se hacían más nítidos al igual que los temblores por nuestro cuerpo, el miedo ahora chorreando por los poros.
Jadeos y risas entremezcladas se irguieron por fin a nuestro alrededor luego del estruendo de un árbol derribado.
¿Qué mierda? ¿Risas, de mujeres? Mi ceño se frunció con incredulidad.
De pronto los árboles se abrieron lo suficiente para dejar ver a unos cien metros algo que sin duda no había visto nunca.
Eso te pasa por abrir tu boca pensé en estado de schok
Algo, una pequeña sombra cruzaba los arboles saltando en todas direcciones soltando fuertes maldiciones y risas, jadeos y más maldiciones, burlas y risas otra vez, pestañe y esa misma sombra se convirtieron en dos, una en cada árbol a unos treinta metros por encima de nuestras cabezas y justo en ese instante mi atemorizado ser paso a otra escala de terror, aun así mi cerebro no comprendía lo que estaba viendo, no podía conectarlo con lo que estaba sintiendo
-Los tres estamos viendo a estas niñas y luchando por no defendernos o salir corriendo ¿cierto?- Pregunto Rosalie dándonos una pequeña mirada pero aun viendo la escena de enfrente.
-Si-asentimos Emmett y yo. Sabía que no era el único que sentía que algo extraño pasaba, mi cuerpo estaba rígido y rugidos se agolpaban en mi garganta queriendo salir a toda costa, pero ahora me sentía un poco mejor al ver que no era el único.
Dos… mujeres pequeñas, adolecentes, no podían ser más que es,o estaban lanzándose una contra la otra con velocidad alucinante, saltaban, chocaban, se desprendían con algún gruñido y volvían al arbole más cercano, todo una y otra vez.
El cabello volaba detrás de ellas, una color castaño mezclado con hebras doradas , largo atado con en una cola alta y la otra era del más negro que yo hubiera visto, igual de largo y atado de la misma forma. Ambas delegadas, flexibles, agiles. Vestían pequeños pantaloncillos y petos dejando toda la piel al descubierto, piel con hematomas y heridas visiblemente graves pero era como si ellas en realidad no lo notaran.
¿Quiénes, o que eran ellas?
Se hizo el silencio, pesado y abrumador, la más absoluta nada nos cubrió mientras las extrañas movieron sus cabezas en nuestra dirección. Sus cuerpos antes en tranquilas posiciones se pusieron rigidos, y sus ojos se clavaron en mi cuerpo dejándome atascado en mi lugar.
-Creo que ya nos vieron- susurro Emmett acercando a Rosalie a su costado, sin consentirlo nuestros cuerpos se agazaparon como animales en la mira del depredado.
Por primera vez éramos la presa y no el cazador.
-Si, lo son-una voz se abrió paso en la distancia hasta nosotros. No era un grito, ni siquiera una voz fuerte, sola había sido un susurro pero su voz hizo que Emmett, Rosalie y yo moviéramos la cabeza en su dirección.
La voz produjo, que inconscientemente, mi pecho se llenara con la burbuja de un rugido que logre controlar a tiempo, pero Rosalie no lo logro del todo, haciendo que se escuchara un pequeña ronroneo, Emmett endureció todo el cuerpo preparándose para la batalla.
Ojos color de las llamas se encontraron con los míos, naranja y rojo y negro se entremezclaban como fuego vivo, mientras sus facciones se iban convirtiendo es feroz, y mi interior tembló, rugió y gimió retorciéndose como si esa mirada fuera el fin.
Corre. Grito en mi interior.
-Lo matare por esto-Gruño bajo la castaña sin dejar de mirarnos, y al igual que la primera vez su voz con tono ronco y decadente hizo que mi cuerpo temblara con escalofríos, suave como la ceda envolvía cada nota. Sus ojos se movieron a su izquierda al hablar, y los míos en reflejo siguieron el movimiento.
Otra mujer, la del cabello negro, nos miraba con los ojos celestes, casi del color del hielo e igual de fríos y opacos, ladeo la cabeza y una mueca de desilusión se formó en su pequeño rostro
-Sí, supongo que si- respondió con voz delicada y suave, sin vida- ha sido muy descuidado de su parte.
¡De qué diablos hablaban!
-Edward que está pensando-Rosalie soltó de golpe sobresaltándome, la mire estupefacto, lo había olvidado por completo, estaba tan concentrado en controlar las reacciones de mi cuerpo, mi mente solo concentrada en mis instintos y nada más.
Mire rápidamente a la castaña encontrándome con sus ojos ampliados dejando ver como el rojo empezaba a predominar derramando furia y odio, mi garganta soltó un gruñido bajo y deslice los ojos encontrándome con los ojos fríos como témpanos mirándonos y el rostro delicado sin expresión alguna
La muchacha de cabello negro susurro algo tan bajo que ni siquiera nosotros la pudimos escuchar, la castaña asintió y ambas se inclinaron hacia abajo tocando las ramas que las sostenían, preparadas para saltar.
Salí de mi trance y busque con desesperación en sus mentes para saber quiénes eran, que querían.
La pequeña de pelo negro se detuvo y me miro con ojos estrechados.
Moví mi cabeza de un lado a otro intentando entender, no había nada, de ninguna de las dos.
Los ojos celestes volvieron a su frialdad normal pero sus labios se estiraron en una pequeña sonrisa de satisfacción escalofriante, diabólica.
Los ojos de fuego la miraron y sonriendo a medias sus ojos volvieron a los míos, sus cabellos volaron por sus hombros cuando una briza meció los árboles y si antes tenía miedo ahora eso era quedarse corto, ahora tenía terror, pánico en su estado más puro ¡y malditamente lo odiaba!
-Que sucede Edward?-pregunto Emmett tan angustiado como yo mientras tapaba más a Rosalie al ver también sus sonrisas.
-No veo nada-respondí - no puedo ver nada en la mente de ninguna de las dos- mi voz frenética mientras mis ojos viajaban de una a la otra.
Emmett me miro un segundo con los ojos abiertos y regreso rápidamente a las dos mujeres
-Esto no está bien-susurro Rosalie mirando la escena desde el hombro de Emmett.
Vimos como la de cabello castaño susurraba algo que otra vez no entendimos y eso fue todo, sus cuerpos se flexionaron y se dejaron caer, sus cabellos volando por encima, sus cuerpos estirándose con delicadeza, a penas flexionándose para tocar el suelo con suavidad.
-Ya no te puedes quejar de es un día aburrido eh?- intento bromear Emmett con la vista en donde las dos bellezas se erguían.
Lo mire de reojo
-No creo que no.
Y, que les parecio?
Si no les gusto se borra y ya, solo dependerá de lo que me digan sus Reviews
si tiene una buena acogida el proximo sera en una semana.
besitos
Atte. Vale
