Bueno, imaginan que esto es nada más que un one-shoot con fines ociosos, del cuál soy enteramente dueña, excepto claro, de los personajes. n_n. ¡Es para tí, Espo, cariño! 8D. ¡Por nuestra maravillosa boda, wiujuuuuu :3! Y por muchos años de entero matrimonio, amén. *W*. Ahora sí, procedan a leer el fic, las dejo tranquilas. (?)
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Dangerous game
Edward volvió a acariciar sus cabellos, sedosos y castaños. Despedían un perfume exquisito, mejor que cualquier otro que hubiera olido alguna vez en su –antes- condenada eternidad. Bella se hallaba recostada contra su pecho, los ojos entrecerrados, con un aspecto que menguaba entre lo angélico y lo virginal. Que lo partiera un rayo en aquél instante si no la deseaba con más fuerza cada vez que la veía así. Su rostro mostraba tal serenitud y tranquilidad que la hacían más deseable aunque ella no lo supiera. Bajó la mano y acarició su cuello… podía sentir con total claridad cómo la sangre fluía fresca y vibrante por las venas. Sin poder evitarlo, se relamió los labios y los rozó contra el cuello. Bella se removió, y abrió los ojos. Edward estaba tan cerca de ella que podía respirar su aliento sin problema alguno. Bella pestañeó varias veces, hasta que se dio cuenta de lo que ocurría. Se mordió el labio inferior, y sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso. Edward no podía resistir aquello. ¡Por Dios, eso debía tener un límite! ¡Ser sumamente deseable debería estar prohibido, sobre todo con lo peligroso que podía llegar a ser si él era el que la deseaba con tanto fervor! Lo traspasaba y rompía sus barreras de la moral y de lo correcto. La bestia rugía por salir dentro de él, poseerla allí mismo, y arrepentirse de lo que tuviera que arrepentirse luego. Pero la moral, los años que había pasado autocontrolandose, le decía que no, que aquello estaría mal, que no debía hacerlo. Desvió la mirada hacia un lado. Seguir mirándola era rozar con los dedos el Paraíso y al mismo tiempo el Infierno. Pasaron algunos segundos, y poco a poco volvía a contenerse. Había conseguido acallar a la bestia embravecida, e iba recuperando la calma. Sólo faltaba un poco más y…
-Edward- murmuró Bella, completamente inocente e inconsciente de lo que había provocado. Pero ya era tarde, muy tarde… La bestia rompió las barreras, y él no pudo impedirlo. Aferró a Bella de la cintura, y la besó con desenfreno, pasión, y deseo. ¡Sabía a gloria! Y llegado ese momento, no era quién para detenerse. Además, dudaba que lo quisiera, y Bella tampoco opuso resistencia alguna, respondiendo con ardiente fervor a su beso. Se habían enredado en un juego del que no saldrían con facilidad.
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Bueno, espero que les haya gustado. 8D. Ya saben, arrebatos escribitiles que le dicen. (?). Nos vemos en la próxima publicación. n.n
