Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer y la historia es una adaptación de Elizabeth Bevarly.


Summary:

Había una nueva mujer en la vida de Emmett McCarty y estaba loco por ella, ¡eso cuando no estaba llorando o gritando, por supuesto! Gracias a su sobrina recién nacida, el médico soltero más apetecible de la ciudad se había transformado en un tipo de lo más casero y agotado. Pero la ayuda estaba en camino.

La enfermera de maternidad Rosalie Hale se volvía loca con los niños, o tal vez sólo estaba loca. ¿Por qué, si no, se había ofrecido a darle un cursillo sobre cuidados infantiles al insufrible doctor McCarty? Y ¿por qué, si no, le parecía de repente que ese hombre era tan... tan irresistible?


Prólogo

—No puede ser tan malo como dices, Rosalie.

Rosalie Hale levantó la mirada de la niña que tenía en brazos y asintió decididamente ante las palabras de la madre. Cuando hizo eso sintió un fuerte tirón del cabello y se dio cuenta de que la niña se lo había agarrado. Se lo quitó de la mano y se lo colocó bien sobre el hombro.

—Si, definitivamente, es así de malo, Alice. El tipo es un perfecto ogro, y no se quedará contento hasta que no tenga mi cabeza en una bandeja. Pregúntaselo a Bella.

Alice Whitlock miró a su hermana para verificarlo y ésta asintió.

—Realmente parece que la ha tomado con Rosalie por alguna razón —dijo mientras trataba de controlar a su propio hijo que zigzagueaba por la ultramoderna cocina de Alice.

Las tres estaban allí reunidas para el almuerzo mensual que solían hacer un domingo. Era la primera vez que lo hacían en casa de Alice desde que se la compró.

—Cuidado, Simón —le dijo a su hijo de casi dos años de edad—. Tía Alice y tío Jasper no son tan permisivos como mamá y papá. No serán tan comprensivos si ensucias algo.

—Lo que querrás decir es que tío Jasper no es tan permisivo. Todavía no se ha dado cuenta de lo complicadas que pueden ponerse las cosas cuando llegan los niños a una casa, empezando por los niños en sí mismos. Y sigue convencido de que hay alguna forma de mantener limpia la casa en todo momento. Por supuesto, sólo porque me haya casado con él no significa que yo haya cambiado de forma de ser y Gennie y yo lo estamos volviendo loco, con lo ordenadito que ha sido él siempre. ¿No es así, querida?

La niña hizo algunos ruidos inconexos y se agitó de una manera que a Rosalie le recordó a una tortuga.

—Parece como si fuera a tener los ojos verdes de Jasper y tu cabello rubio. Una bonita combinación.

—Si. ¿Cómo será que Gennie ya tiene cabello y Simón tardó casi un año en tenerlo? —preguntó Bella.

Las tres miraron al moreno niño y la brisa le agitó los oscuros rizos que había heredado de su madre.

—Así es con los niños —dijo Alice—. Además, una vez que empezó a salirle el cabello lo hizo como si fueran manojos de lana. No te puedes quejar —dijo Alice.

—Si, tiene todo un futuro por delante anunciando crecepelos por televisión. Podéis haceros ricos.

—Gracias, pero me gusta tal como es.

—Pero estamos yéndonos por las ramas. Estabais hablando del nuevo médico del hospital. El doctor Carty.

Rosalie dejó a la niña en su cuna.

—Es doctor McCarty —corrigió a su amiga—. Por favor no me vayas a decir que ha sido cosa del destino el que me vea torturada por ese tipo. Eso lo hace parecer como si tuviera que estar atada a él para siempre.

El doctor Emmett McCarty había aparecido en escena hacía seis meses en el hospital donde Rosalie y Isabella trabajaban en la sección de maternidad. Rosalie con los niños e Isabella en obstetricia. El tipo había llegado allí desde un famoso hospital privado de la costa oeste, donde había sido el jefe del equipo de cardiología. Todo el mundo en el hospital Seton, donde ellas trabajaban, sabía que había alcanzado los más altos laureles como médico y que antes había terminado su licenciatura en Harvard con las mejores notas.

Lo cierto era que, desde que llegó, se había transformado en el objetivo de todos los cotilleos del hospital. El caso era que ahora era el administrador del hospital y estaba llevando a cabo su labor con su brillantez habitual. Era amado y respetado por todo el mundo.

Por todo el mundo, excepto por Rosalie Hale.

Oh, sí respetaba su expediente académico y su posición en el hospital, por supuesto. E, incluso, le había gustado al principio, con su informal forma de vestir y su buena apariencia y agradables sonrisas que parecía dedicarle a todo el mundo. Pero entonces no había tenido mucho que ver con él y, en un momento dado, empezó a cambiar. Últimamente parecía como si cada vez que se daba la vuelta se topara con él. No paraban de tener enfrentamientos por casi todo y siempre, siempre, tenía que ser ella la derrotada. Porque no importaba lo que él fuera, un chulo, un listillo, un misógino y tan pesado como una llaga; además, era su jefe.

—¿Cuál es el problema? —preguntó Alice.

—Me has pillado. Lo único que sé es que parece disfrutar siempre que puede incordiarme. Lo tengo siempre encima.

Isabella sonrió.

—Ya estamos otra vez. Hay un montón de enfermeras que estarían muy contentas de que el doctor McCarty estuviera siempre encima de ellas. Sobre todo si es en un cuarto trastero oscuro.

Rosalie suspiró.

—Bueno, pues yo no. Ese tipo no es más que un chulo. Es arrogante, maleducado, engreído, egocéntrico, malhumorado, sexista, cabezota...

—Y tiene los más bonitos ojos castaños que has visto en tu vida. Eso sin hablar de sus rizos oscuros. A mí me encantan los hombres con rizos oscuros, ¿a tí no? Son tan adorables —dijo Isabella mirando a su hijo.

—A mi me gusta el cabello oscuro —asintió Alice. Rosalie miró a Isabella como si le acabara de explotar la cabeza.

—Tienes que estar de broma, Bella. ¿Emmett McCarty? ¿Adorable?

—Oye, no es a mí a quien está incordiando a todas horas. Conmigo siempre ha sido perfectamente educado. Aunque, a veces, un poco frío y distante... para mi gusto.

Rosalie no se podía creer lo que estaba oyendo.

—Ese hombre nunca es educado, frío o distante conmigo. Aunque me gustaría que fuera distante, lo más posible. Y es el mayor engreído que he conocido en mi vida. Y, con respecto a lo de educado... ¡Hey, un momento! ¿No estarás tratando de decirme que es culpa mía que me tenga al principio de su lista negra?

Isabella se encogió de hombros.

—No sé si es tu culpa. Pero podría decir que su mal humor podría ser una consecuencia directa de tu presencia.

Ahora si que Rosalie se quedó confusa.

—¿Qué se supone que significa eso?

—Sólo que algunas personalidades no congenian con otras, ya sabes.

Alice asintió comprensiva.

—Sé lo que quieres decir. Eso es exactamente lo que sentimos Jasper y yo el uno por el otro durante una temporada. No teníamos casi nada en común y había veces que me sacaba de quicio. Pero al final lo arreglamos todo y ahora nos va perfectamente.

—Bueno, pues las cosas nunca irán perfectamente en mi vida mientras tenga que soportar a ese tipo. Hay algo en ese hombre...

—No lo digas demasiado en serio —le dijo Alice—. Mira, te voy a dar el mejor consejo de todo mi amplio arsenal; un consejo que nunca me ha fallado a mí ni a ninguna de las personas a las que se lo he ofrecido.

Rosalie no trató de ocultar su escepticismo, Pero aún así preguntó:

—¿De qué se trata?

—Sólo déjate llevar, Rosalie.

Rosalie las miró a las dos, incrédula.

—¿Que me deje llevar dices?

Alice asintió.

—Te sorprendería ver cuánta gente nos creamos nuestros propios problemas sin darnos cuenta sólo por luchar contra las cosas que deberíamos aceptar. Míranos a Bella y a mí y los problemas que tuvimos con Edward y Jasper. Somos dos buenos ejemplos.

Luego miró a su hija, que se había quedado dormida en la cuna y sonrió antes de continuar.

—Relájate y deja que la naturaleza siga su curso, Rosalie. El doctor Carty y tú lo arreglaréis todo entre vosotros.

—Es McCarty.

Alice agitó una mano y se acercó a darle un beso en la frente a su hija.

—Bueno, lo que sea.


Al fin comienza la historia de Emmett y Rosalie! Espero que les guste tanto como a mi. Reviews ? ;)

No olviden pasar por el blog (masenadaptaciones . blogspot . com), allí los capítulos están un poquito más adelantados