De cómo leer el Icha Icha.
Disclaimer: Naruto sólo me pertenece en mis sueños, en la realidad le pertenece a Masashi Kisimoto
Día de Sakura
Cuando Sakura llegó al punto de reunión en el campo de entrenamiento se sintió realmente irritada porque nadie había llegado todavía; de Kakashi-sensei era obvio, pero Naruto y Sasuke-kun solían llegar antes que ella.
Se sentó en el piso y esperó por largos minutos... nada, ni una señal de su equipo.
Y ella pensaba que se le había hecho tarde, había salido muy rápido de su casa, ni siquiera había podido desayunar bien. Era absolutamente imposible que se hubiera equivocado de hora o de lugar, nadie ponía más atención que ella. Tal vez habían cancelado el entrenamiento y no habían tenido la decencia de avisarle.
Ahora sí que la habían hecho enfadar, ¿cómo se atrevían a dejar esperando sola a una dama como ella? ¡Sí que estaba enfadada con los tres! Bueno, con Sasuke-kun sólo un poco.
Decidió no esperarlos más, hombres tontos. Se levantó y emprendió el camino de regreso a casa, descansaría y aprovecharía para darle un buen enjuague a su cabello, el cual ya estaba bastante reseco. Sí, se consentiría con un buen baño, este día sería sólo para ella.
Mientras caminaba escuchó la voz de su querido Sasuke gritando su nombre desde lo árboles, se giró emocionada al momento en que él llegó con ella.
–¡Sasuke-kun!
–¡Sakura! –le dijo Sasuke-kun dándole una bolsa de papel– ¡Protege esto con tu vida, pero no veas su contenido!
Sasuke saltó de nuevo a los árboles y desapareció sin decir nada más dejando a Sakura confundida con el paquete en las manos.
–Sí –contestó para ella misma sin haberse movido ni un centímetro, no había entendido lo que había sucedido.
Pero no importaba; estaba feliz de que Sasuke le hubiera confiado algo que parecía importante y prosiguió con su camino a casa, estaba tan contenta que olvidó en un instante su duda acerca de Sasuke y su repentina aparición/desaparición y también se olvidó de que la habían dejado plantada para el entrenamiento.
Caminó de regreso a su casa y en el transcurso vio a Rock Lee haciendo flexiones, Sakura desvió un poco su camino para ir a saludarlo
–Ciento cuarenta y cinco... ciento cuarenta y seis... ciento cuarenta y siete... –contaba Lee al tiempo que hacía sus flexiones.
–¡Hola Lee! –le saludó alzando su mano derecha y sonriendo– ¿Qué haces?
–Ciento cuarenta y ocho... ciento cuarenta y nueve... hola Sakura-san, debo hacer mil flexiones y si no lo logro haré dos mil abdominales... ciento cincuenta...
–Ya veo –contestó manteniendo su sonrisa– ¿Pero... por qué haces esto?
–Ciento cincuenta y uno... ciento cincuenta y dos... ¡Es porque fallé en una sencilla misión! –dijo con gordas lágrimas en los ojos– ¡He decepcionado a Gai-senei y a mí mismo y seguramente a ti también, mi querida Sakura-san! ¡No soy digno de ti! ¡No soy digno de nada!
–Eh... –Sakura rió nerviosa con una mano en la nuca– No creo que sea para tanto... ¿en qué fallaste?
- Ciento cincuenta y cinco... ciento cincuenta y seis... ciento cincuenta y siete... lo que pasa es que yo tenía que...
Rock Lee se quedó callado de pronto y dejó de hacer sus ejercicios. Se quedó mirando a Sakura mientras le salían chorros de lágrimas por los ojos.
Ella dio un paso atrás y para cuando reaccionó tenía a Lee tomándola de los hombros llorando escandalosamente.
–¡Sakura-san, la más hermosa de las flores de Konoha! ¡Espero que algún día la bondad de tu corazón alcance a disculpar a este pequeño personaje que llora implorando tu perdón!
–¿Qué...? –a Sakura a veces le daba escalofríos la actitud de Lee y ésta definitivamente era una de esas ocasiones.
Con una velocidad impresionante, Lee le arrebató la bolsa que le había dado Sasuke-kun y echó a correr lo más rápido que pudo, sin darle a la chica ni siquiera la oportunidad de reaccionar.
–¡Espera, Lee! ¿¡Qué rayos te pasa! –gritó Sakura corriendo en dirección a donde se había ido, pero lo perdió de vista en cuestión de segundos, él era demasiado veloz, jamás lo alcanzaría.
Se dio por vencida cuando llegó al riachuelo, dejó de correr y caminó.
Suspiró muy profundamente. No tenía idea de que había en la pequeña bolsa, pero le daba rabia haberla perdido, especialmente porque había sido Sasuke-kun quien se la había dado, ahora jamás volvería a confiar en ella, no podía con algo tan simple como cuidar un paquete, se sentía inútil y fracasada de nuevo.
¡¿Cómo había sido capaz Rock Lee de robársela? ¡No lo hubiera creído capaz! Apretó los puños y se llamó a sí misma tonta mientras pateaba con fuerza una piedra.
–¡No puedo creer que me la haya quitado! –se llevó las manos a la cabeza tomándose del cabello– ¡Qué descarado es ese Lee! ¡Nunca creí que él se atreviera a...!
Se le fue la voz de pronto; cuando alzó la cabeza había visto tirada unos metros más adelante la misma bolsa que le habían quitado.
–¡No puede ser! –corrió y la recogió, volteando a todos lados en busca de Rock Lee– ¡Qué suerte tengo! ¡Se le debe haber caído! ¡Ahora Sasuke-kun no se enfadará conmigo!
Y muy feliz de nuevo, se fue corriendo a su casa abrazando con fuerza aquella bolsa. Al llegar, subió las escaleras de prisa, se encerró en su cuarto y la guardó debajo del colchón.
Satisfecha suspiró, guardaría y protegería lo que fuera eso y le demostraría a Sasuke lo confiable que era, pero... ¿no podía ver su contenido...? hasta ese momento pensó en ese detalle ¿Por qué no?
Sacó la bolsa del colchón, se mojó los labios con la lengua y le temblaron las manos.
–No debo ver el contenido de esta bolsa... me lo pidió Sasuke-kun... debe ser importante...
Se puso muy tensa, la mataba la curiosidad, quería ver que había pero iría en contra de su ética como ninja y decepcionaría a Sasuke cuando ella lo único que quería era demostrarle lo valiosa que era como shinobi...
Sólo le echaría un vistazo rápido. Sólo para saber que tipo de objeto era...
Abrió la bolsa temblando.
Lanzó un pequeño gritito al encontrar el libro de Icha Icha Paradise, ese libro raro que Kakashi-sensei siempre tenía en las manos y le obsesionaba bastante. Lo sacó y lo miró incrédula.
Tenían prohibido leerlo. No eran temas para niños, les decía Kakashi-sensei cuando le preguntaban de qué trataba el libro.
Sakura hojeó el libro y se sonrojó un poco al descubrir que había imágenes que ilustraban el texto. No pudo resistirse y comenzó a leerlo desde la mitad.
Lanzaba risitas nerviosas y enredaba los pies mientras leía el librillo. ¿Cómo podía Kakashi-sensei leerlo todo el tiempo y mantener su porte de seriedad? Es que era tan... gráfico, sentía cosquillas en la panza y vergüenza.
¡¿Cómo podía Kakashi-sensei leer ese tipo de cosas? ¡Era un pervertido!
Esta lectura estaba siendo demasiada para su mente de doce años.
–¡Sakura! ¿Estás en casa? ¿No ibas a entrenar? –gritó su madre detrás de la puerta– pero ya que estás aquí ¿puedes ir a comprar leche?
Levantó la vista de su lectura. Qué fastidio, no quería dejar de leer, era un texto... curioso, por llamarlo de alguna manera.
-¡Ya voy!
Un presentimiento le dijo que no debía dejar el libro en su cuarto, o tal vez sólo quería seguir leyéndolo sin detenerse para ir a comprar leche.
Se le ocurrió cambiar la sobrecubierta del libro con alguna otra para poder llevárselo con ella y poder seguir leyendo de camino a la tienda.
Buscó en su librero y encontró el libro perfecto, del mismo tamaño y prácticamente el mismo grueso que el de Icha Icha Paradise, su libro de Cálculo Vectorial.
Sonriendo, intercambió las sobrecubiertas de ambos libros, se llevó el libro de Kakashi consigo y dejó el de cálculo en su librero con su nueva portada.
Fue a la tienda, compró unos litros de leche, pagó, tomó la bolsa en su mano izquierda y emprendió el camino a casa de nuevo, apenas y se había tardado unos pocos minutos, todo esto sin despegarle la vista al libro.
Al regresar a su casa, dejó la leche en la mesa de la cocina y subió corriendo las escaleras para volver a encerrarse en su habitación.
Entonces se dio cuenta de que el libro de cálculo con la portada de Icha Icha no estaba en su librero; alguien había entrado en los momentos que ella tardó en ir a la tienda.
Se le encogió el pecho y apretó el libro verdadero con fuerza, su presentimiento había sido muy acertado; de haberlo dejado ya no lo tendría en ese momento.
Se felicitó a ella misma, el Icha Icha estaba totalmente a salvo en su poder y su nueva sobrecubierta alejaría a cualquiera, pero no podía dejar de preguntarse quién sería el ladrón ¿Acaso Rock Lee? Eso ya era demasiado. Dudaba que él fuera capaz de meterse a su casa, sin embargo, ya le había quitado el libro antes...
No se molestaría por eso, simplemente descubriría después al ladrón y le daría una buena paliza, mejor aprovecharía para estudiar un poco de cálculo vectorial.
Sakura salió a leer afuera del edificio, se sentó en una jardinera, tomó una bocanada de aire antes de reiniciar la lectura, estaba tan entretenida que no notó que un rato después Sasuke había llegado con ella.
–Sakura... –oyó decir a Sasuke-kun
–¿Eh? –Levantó la vista y al verlo sintió como toda su sangre se le acumulaba en la cara y se sintió terriblemente nerviosa– ¡Sasuke-kun! –se levantó de un brinco y le mostró el libro– ¡Mira! ¡Trataron de robarme el libro pero yo le cambié la sobrecubierta!
Sakura retiró por una esquina la sobrecubierta del libro dejando ver el verdadero. Esperaba que Sasuke olvidara que le había dicho que no lo leyera y la felicitara por impedir el robo del objeto.
Sasuke se acercó a ella, tomó el libro y lo miró por un momento
–¿Cálculo Vectorial? ¡Bien hecho, Sakura! –le dijo antes de dar otro salto y desaparecer de nuevo de su presencia.
–¡Espera Sasuke-kun! –gritó, pero él ya se había ido– ¿Qué es lo que está pasando?
Se sentó otra vez y apoyó los codos en las rodillas y la cara en sus manos.
–Volvió a irse –susurró– ¿Qué estará pasando? –suspiró– qué lástima, justo en la mejor parte del libro.
Se puso a pensar en todo lo que había sucedido, había sido un día bastante raro, Sasuke-kun se estaba comportando extraño y no tenía idea de por qué tenía el libro de Kakashi-sensei, y mucho menos por qué habían intentado robárselo.
Comenzó a caminar por la calle tratando de olvidar las escenas del libro que rondaban en su cabeza, pero en vez de eso, se sonrojaba y se tapaba la cara con las manos riendo, ojalá y pudiera leerlo de nuevo, no quería esperar a ser mayor de edad.
-¡Sakura-chan!
Ella salió abruptamente de sus pensamientos al escuchar la voz de Naruto gritarle, levantó la cara y vio que venían corriendo a toda velocidad sus dos compañeros de equipo hacia ella, Naruto traía el libro de la portada de Icha Icha y Sasuke el de cálculo.
–¡Corre Sakura-chan! –le gritó Naruto tomándola del brazo y obligándola a correr junto a ellos.
–¡Naruto! –le gritó tratando de zafarse de su agarre– ¡¿Qué están haciendo? ¡¿Qué pasa?
–¡Nos van a empalar! –chilló Naruto con chorros de lágrimas
- ¡Oh, cállate, inútil! –le reclamó Sasuke corriendo a su lado.
Sakura volteó atrás y descubrió que Kakashi-sensei venía tras ellos mientras se formaban nubes negras y rayos por donde él pasaba y cada vez estaba más cerca.
Parecía molesto. Odiaba ver a Kakashi-sensei molesto, eso daba mucho miedo.
