Cierto día, el Thousand Sunny llegó a una isla extraña…
Nami paseaba por las calles de la ciudad a la que habían llegado. Como siempre, se dirigía a las tiendas de ropa. Pero esta vez no estaba muy atenta a eso, puesto que la ciudad estaba llena de parejas tomadas de la mano, besándose, abrazándose.
- Que extraño. Esta ciudad es muy diferente a las demás. ¿Será común y corriente el amor aquí?...- se preguntó en voz alta, intrigada. -No veo a nadie solo, todos están acompañados…
- Sí. El amor es un símbolo de nuestra isla. Por eso no tememos el declararlo. - le respondió una pareja que estaba cerca de ella. Eran un hombre moreno y una mujer rubia muy hermosa. Nami se sonrojó al ver una pareja tan bonita.-¿Y tú? ¿Estás enamorada? Eres la famosa Nami, ¿no? ¡Supongo que te gusta tu capitán Mugiwara Luffy! ¡Anda, no temas tanto! ¡Enfréntalo!
- ¿Eh? no… no lo sé… nunca he pensado en eso. Puede que me guste, pero…- Nami, un poco asustada, estaba muy indecisa acerca del tema.
- Jiji, ¡se ve que te gusta! Además hacen muy buena pareja – dijo la mujer, sonriente, indicándole con un gesto: "¡vamos, sal con él!"
- Eh… bueno… gracias… ¡Sayoonara!- dijo, despidiéndose y escondiéndose enseguida en una tienda de ropa.
- ¡Sayoonara! - se despidió la pareja- ¡Buena suerte con Mugiwara!
- ¿Qué diablos me pasa? Actué como una… Bueno… tal vez sea cierto, puede que me guste Luffy… Pero ¿¿en qué estoy pensando?? Me estoy volviendo una romántica…- decía Nami en voz baja, mientras miraba ropa del negocio.
- ¡Todos somos románticos!- dijo la pareja que manejaba la tienda, unos gordos muy sonrientes.
- '¡Mierda! ¡otra pareja!' – pensó Nami, incrédula. Quería salir de esa ciudad, sentía que la estaban contagiando de romanticismo.- Uhm, ¿saben de algún lugar en donde no haya parejas? - les preguntó amablemente, aunque se le notaba un poco la desesperación por la cantidad de romance que había.
- ¡Sí! ¡Claro! ¡En la Casona del Amor! Hay un montón de solteros allí, ¡buena suerte! Ojalá consigas uno – le contestó la mujer, con una sonrisa.
- ¡NO ES PARA CONSEGUIR UN NOVIO!! ///// - gritó Nami, sin poder contener sus nervios.
- ¡Jaja! Se nota que es tu primera vez aquí, no te preocupes, todos somos amables, no hay ningún provocador. – mencionó el hombre.
- ¡AH! Bueno…- y Nami huyó tan rápidamente que la pareja no logró verla salir por la puerta.
- Vaya, que desesperada y acelerada que es - dijeron al unísono.
Nami caminaba un poco incrédula en las calles, y al mirar a un lado vio como una pareja se besaba muy profunda y suavemente… De pronto por primera vez se vio a ella en ese lugar, junto a Luffy, en lugar de esos dos.
Luego de un momento comenzó a rumorearse en la ciudad que cierta mujer pelinaranja había gritado y se había desmayado en plena calle. Quienes la auxiliaron habían sido la misma pareja que ella había visto.
A la noche
En el Thousand Sunny, después de unas horas.
- ¿Donde está Nami? ¿No fue ella quien nos dijo que nos encontráramos todos aquí y a esta hora? – se quejó Usopp.
- Fufu… Esta ciudad está llena de romanticismo…- dijo Robin
- ¿Creen que Nami estará bien? Escuché el rumor de que una chica con pelo naranja se desmayó en plena calle…- contó Zoro.
- ya me estoy preocupando, iré a buscarla… - dijo Luffy y se dirigió hacia la ciudad.
- ¿es mi imaginación o Luffy está diferente? – preguntó Usopp
- parece que también le contagiaron el romanticismo, fufu…
Pues era verdad, Luffy estaba actuando un tanto diferente, más bien nervioso. Le pasaban por la mente imágenes de parejas tomándose de las manos, abrazándose, besándose… incluso una pareja le preguntó si sentía algo por alguien… Sí, sentía algo especial. Por Nami, desde hace mucho tiempo, y aún no se le había declarado. En realidad nunca se había preocupado por eso, pero al encontrarse en una ciudad tan romántica… comenzó a pensar distinto.
Luffy fue por las calles preguntando y pasadas unas horas finalmente encontró la casa donde descansaba Nami.
- ¿Eres su novio? Por favor pasa, pasa, Nami está allí, en el sofá. – indicó una mujer.
- Bueno, en realidad no es mi novia… - respondió Luffy, con una gota bajando por su cabeza.
- ¡Luffy! - percató Nami, sonrojándose.- ¿que haces aquí?
- Me preocupé por ti… - dijo Luffy, un poco nervioso- ¿que te pasó?
- ¡Ah! pues… -///- …nada…- respondió sobresaltada y recordando lo que había pasado.
- Mmm, no lo creo, se nota que no estas diciendo la verdad… dime… - pidió preocupado.
- ¿¡Cómo voy a decir algo tan vergonzoso!? /// -le gritó Nami nerviosísima. Luego, dándose cuenta, le preguntó a Luffy: -¿es mi imaginación o es que estás diferente? ¿Te pasó algo?
- ah… no… es que… – el pobre no sabía qué decir y lo único que salió de su boca fue:- esta ciudad es demasiado romántica…
- ¡es muy raro que digas eso! ¡De verdad estas muy diferente! /////
- aquí tienen su café, disfrútenlo- ofreció la mujer, dejándoles una bandeja con dos tazas llenas de corazones rosas. - volveré en un rato, tengo que ver a mi esposo
-'¡parejas, parejas, parejas, cuantas parejas!' sigh…- Nami deprimida tomó una taza y probó un traguito. No lo podía creer, el café era tan delicioso, tan profundo, tenía un gusto tan extraño… Era como si pudiese llegar a dominarla para besar en los labios a su capitán. Mirándolo coquetamente dijo con una voz seductora- Luffy…
- ¿eh? ¿Nami? tienes una voz rara… Este café es extraño, ¡mejor no lo tomes! Vamonos.
Nami, perpleja, se dejó llevar por Luffy que la tomaba del brazo. Cuando ya estaban en la calle, él la soltó y comenzaron a caminar por sí solos.
Caminando junto a Luffy, nuestra amiga observaba cómo una pareja caminaba tomados de la mano. Sintió envidia, le hubiera encantado hacer eso, pero sentía miedo de que Luffy no le correspondiera… pero recordó las palabras ''el amor es un ícono de nuestra isla. Por eso no tememos el declararlo…''
Luego de pensarlo dos veces, tomó lentamente la mano de su capitán y de repente se quedó estática, esperando a ver cual sería la reacción de Luffy.
- Ah… Nami… yo…- se sonrojó Luffy, cuando se percató de que ésta tomaba su mano.
- uh… lo siento, soy una atrevida…- se lamentó Nami, y retiró su mano rápidamente pensando que había cometido un grave error.
Pero Luffy, arrepentido y pensando todo lo contrario, tomó firmemente la mano de Nami, y sonrió. -No te preocupes… me encanta tenerte de la mano…
Entonces Nami se sonrojó a más no poder y se acercó más a él, quedando unidos el uno al otro. Luffy sintió un fuego surgir de pies a cabeza, un sentimiento que apenas pudo entender. Pero se sentía tan bien, que sólo se relajó y se dejó ir.
- Nami… creo que estoy muy enamorado de ti – luego de haber dicho esto se quedó helado. Se dio cuenta tarde… ¡no lo había planeado! Ahora Nami lo sabe…
Nami aún sostenía la mano del capitán, que se quedó inmóvil. Atónita, una felicidad inmensa fluyó por su cuerpo. Se pudo contener.
– Luffy, no lo dices en se…-pero recordó que Luffy era muy inocente y sincero.- Yo también siento cosas por ti…
Finalmente Luffy rompió el hielo, y nuevos sentimientos surgieron, llevándolo a amarla más, cada vez más… Guiándose por su instinto, preguntó:
-Nami, quiero que me digas… ¿por qué te desmayaste en plena calle? No será nada malo que yo lo sepa…
- … está bien… estaba fantaseando… - contestó ella avergonzada.
- ¿Con qué? – le picó la curiosidad.
- Con…- Nami lo agarró de la chaqueta- …esto – de golpe lo besó, profunda y suavemente. Estuvieron así por un largo rato hasta que finalmente se separaron.
- Jajaja, vaya, Nami – Luffy se sorprendió por el beso.
Nami no dijo nada, sólo le sonrió ampliamente, muy feliz con su amado capitán…
Ahora, había un caos total en el Thousand Sunny.
Sanji se agarraba de los pelos, maldecía, y se golpeaba contra el suelo – Nami-sannnn!! Por favor!! Luffy, si me la quitas te cocino a fuego lento!!!
- Cállate, ceja de mosquito – le espetó Zoro.
- fufu… una mujer te espera en la Casona del amor… seguro que no querrás dejarla plantada, verdad, Sanji? – le mintió Robin, para que así Sanji no se deprimiera.
- ¡Ay! ¡sí! ¡¡Mellorinee!! – de repente se fue como un cohete expulsando corazoncitos de humo, hacia la ciudad.
- Idiota - dijo Zoro con una gota bajando por su cabeza.
- Fufu… al menos ya se fue, estamos solos y tranquilos… - dijo Robin con un guiño dirigiéndose a Zoro.
- ¡¿QUÉ?! ¡NO VOY A CAER A TUS PIES, LOCA! – le gritó sonrojado.
- ah… eres muy duro conmigo, Zoro…- se entristeció Robin, dándole la espalda.
Zoro se sonrojó más a no poder, se lamentó de haberle gritado así… Quiso pedirle disculpas y tal vez llevarla a un bar. … No, no, juro que no siento nada por Robin, sólo le pediré disculpas y seguiré con mis cosas, el romanticismo no es lo mío…
Pero un incidente lo hizo cambiar de opinión.
- ¿Ah? – Chopper miraba hacia una calle desde el barandal del barco – ¿Qué es lo que veo?
En el medio de la calle, había una rena. Hermosa, al menos para Chopper. Una hermosura irresistible…
- ¡Chopper! ¡¿A donde vas?! – gritó Zoro al ver el reno corriendo hacia la ciudad.
Pero no le contestó. Esto hizo preocupar al espadachín.
- No te preocupes… parece que encontró a alguien con quien compartir… - le dijo seductoramente.
- eh… - Zoro, muy sonrojado, se volteó dándole la espalda
Franky salió de la cocina y dijo en voz muy alta y en una posición muy ridícula- ¡Súper! Me voy a la Casona del Amor – de un salto aterrizó en la calle y se fue corriendo.
Usopp, desde la calle, les avisó a Zoro y Robin- ¡Volveré en unas horas, iré a mirar las tiendas, que se ven cool!
- Ah… nos quedamos solos… Oye, Robin… siento haberte gritado. ¿Quieres ir a la cocina a tomar un café? – le ofreció con una pequeña sonrisa.
- Con mucho gusto, Zoro-kun…- y se dirigieron hacia allá.
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