El mismo Horizonte.
-Los rosales… adiós mis queridos rosales, mis dulces candys, cuantos recuerdos me traen- dijo una chica de cabellos rubios cobrizos y ojos azules aspirando el aroma de aquel hermoso jardín de Lakewood- me voy por un tiempo mis amadas rosas, pero les prometo que cuando vuelva las cuidare con todo mi amor… Joseph me juro cuidar de ustedes como lo haría yo misma… se que me van a extrañar, tal y como yo las extrañare- dijo la chiquilla de nariz respingada y curiosas pecas adornando su rostro de piel ligeramente bronceada.
-señorita Andrew, ya esta lista la dulce candy que se llevara- dijo un joven de cabellera castaña entregándole una masetita de color azul con una rosa y cuatro botones cerrados de la hermosa flor
-gracias Joseph, solo espero que soporte el largo viaje hasta Inglaterra
-no este triste señorita, allá estarán sus primos esperándola-dijo el jardinero dándole una calida sonrisa a su ama, quien estaba por partir hacia el viejo continente, esa noche estaría en nueva York y al día siguiente partiría en el Mauritania hacia Londres.
- lo se Joseph, y créeme que es lo único que me mantiene alegre, desde aquella desgracia… toda la familia entristeció, la tía abuela esta cada vez mas vieja debido al terrible golpe, los tíos se fueron alejando, mis primos partieron a Inglaterra… y ahora es mi turno, debo ir para allá para convertirme en una dama, la dama que la familia Andrey espera que me convierta- dijo la rubia pecosa cerrando un poco los ojos.
-¿y crees poder lograrlo?- se dejo escuchar la voz de un chico a sus espaldas- por que a mi parecer no creo que una dama deba subir árboles y balancearse de un árbol a otro en lianas como tu lo haces, la verdad creo que vas a perder el tiempo a Inglaterra, la que nace para maceta… del pasillo no pasa- dijo burlón aquel chico de cabellera castaña ojos azul claros piel bronceada por el sol con vestimenta de vaqueros que conducía la una carreta que llevaba leche a fresca a la mansión de Lakewood.
-¡TOM!- dijo molesta la rubia al reconocer a su amigo casi hermano desde la infancia- ¡eres un grosero!- recrimino la chiquilla mirándolo con el seño fruncido y las mejillas infladas por el coraje hecho por el comentario.
-¿desde cuando decir la verdad es una grosería?- pregunto el chico mientras bajaba de la carreta sabiendo que con eso haría enfadar aun mas a su amiga.
-si sigues diciendo eso me las vas a pagar Tom- amenazo la chica con el puño en alto mostrándola amenazadoramente.
-Basta ya chicos- interfirió Joseph- Tom, trajiste la leche?- pregunto para romper la tension entre ellos
-si- contesto el muchacho regresando a su carreta y entregando al hombre uno de los recipientes con leche- aunque este tragona ya no va a estar aun les traeré leche de mi rancho- río- le sentara bien así ya no engorda- dijo el chico haciendo rabiar a su amiga
-¿Qué has dicho?- volvio a sacar humo por las orejas la jovencita- ¡yo no estoy gorda!
-jajaja, ya, travieza, solo vine a despedirme de ti… ¿ya te vas no es asi?- dijo el chico mostrando una mirada triste.
-eh?... si… en un par de horas nos vamos- dijo ella bajando el puño y la vista, la verdad es que le dolia irse de su amada Lakewood donde habia sido tan feliz y habia pasado momentos tan maravillosos
-bueno yo los dejo solos para que se despidan, señorita no demore mucho, no deben tardar en salir- dijo el jardinero alejándose de ahí
-si, gracias Joseph- la chica vio como su jardinero se alejaba- Tom yo…- la chica se habia sonrojado un poco
-Te voy a extrañar latosa- sonrió el joven castaño intentando ocultar su tristeza- no se te olviden estas tierras que te vieron nacer y sonríe, siempre sonríe- dijo el chico acercandose para abrazarla al ver que la rubia tenia pequeñas lagrimas en los ojos, contenidas ante el orgulloso temperamento de la rubia por no mostrar su tristeza
-Tom… no me quiero ir… no quiero dejar Lakewood-dijo la chica
-tu misma dijiste en el Hogar que era lo mejor- dijo el chico acariciando sus ensortijados
-lo se Tom… pero… lo creo , estoy segura de que es lo mejor pero aun asi…- la chica se aferra al abrazo de su amigo
-Te convertirás en una gran dama- dijo el chico cerrando los ojos para controlar los deseos de llorar junto con ella- solo no olvides que somos amigos no se te balla a subir la nobleza a la cabeza entendido travieza?- dijo alejando a la chica del abrazo ligeramente
-Tonto… yo nunca cambiare aunque mis modales lo hagan… cuida mucho a Mamá Pony y a Mamá hermana Maria- dijo la chiquilla secandose los ojos
- no te preocupes, lo are- sonrio el secando el resto de las lagrimas de su amiguita para despues mirarla fijamente
-¿Tom?...- la rubia se habia sonrojado tras esa intensa mirada, lo que llego despues no se lo esperaba, sin darse cuenta ya tenia unos calidos labios sobre los suyos, un beso, un beso de despedida del que secretamente habia sido su amor desde siempre
-¡ALICE!- se dejo escuchar el grito de una hermosa dama desde una parte lejana de el portal de rosas
-Vete ya… tu mamá te esta buscando- dijo el chico separandose de la rubia de ojos azules muy a su pesar
-Tom…- la rubia estaba desubicada
-cuando vuelvas… serás una gran dama… y ya no tendré una oportunidad contigo… serás una dama de sociedad, solo quería que lo supieras Alice… siempre te quise, te ame desde el primer momento que te vi… desde que nuestros padres nos presentaron… y aunque deberías ser como una hermana o una prima para mi… no pude frenar mis sentimientos… Alice… cuídate mucho, se my feliz y nunca dejes de sonreír… esa sonrisa que cautivo mi corazón y seguramente cautivara muchos otros corazones Ingleses
-Tom…- la chica lo miraba desesperadamente
-¡oh!, ahí estas Alice… es hora de irnos hija…Tom… hola, no sabia que estabas aquí- dijo la distinguida mujer de cabellera ensortijada ojos verdes piel blanca que ya tan solo mostraba unas pocas pecas que en su juventud e infancia invadieran su rostro- me da gusto poderme despedir de ti Tom- sonrio con la misma calidez de siempre la hermosa dama.
-lo mismo digo tía Candy- dijo el chico sonriendo a la mujer- espero que tengan un buen viaje hasta Londres- dijo el chico ladeando su sombrero- te deseo lo mejor Al- despues de eso el chico subio a su carreta y se alejo a toda velocidad.
-estas bien hija?- pregunto la mujer con una media sonrisa, no era un secreto para ella que ese jovencito, hijo de su hermano del hogar de Pony y su pequeña Al estaban enamorados.
-Mamá… ¿Por qué es tan triste el primer amor?- pregunto la chica sin despegar la vista del camino por el que había desaparecido el joven vaquero.
-mi amor…- sonrío la rubia al ver a su hija- al menos tu adiós no fue definitivo, -dijo acariciando la rosa que su niña mantenía e sus manos recordando los días en que tuviera la edad de su hija, sin querer la joven dama solto tres lagrimas una por cada adios que tuvo que dar al amor
-no llores mami- dijo la chica al notar la tristeza de su madre- o el tio Antony y papá se pondran tristes, recuerda que fueron ellos los que te dijeron que te veias mas linda cuando ries que cuando lloras- sonrio la pequeña tan parecida a ella, pro con los hermosos ojos y puel levemente tostada de su padre.
-Tienes razon.-Dijo la rubia secando sus lagrimas- a Albert no le gustaría verme triste… bueno Al… es hora de irnos- dijo la hermosa dama comenzando a caminar por el bello portal.
-Mami puedes esperarme un momento- dijo la chiquilla- regresare en una hora por mucho
-iras a…- la rubia no pudo decir mas pues la chiquilla salio corriendo del lugar
-Alice… aunque no lo conociste… lo amas en sobremanera- dijo la rubia mirando como su hija de alejaba.
-adiós Lakewood, adiós hermosos recuerdos, adiós Tio Antony… Papá… ya me voy, cuídame desde el cielo a lado del Tio Antony- con delicadeza la rubia corta una de las rosas que ella misma había creado, era una rosa mística diferente, elegante, sobresaliente, autentica y única como lo era su creadora, una rosa blanca cuyos extraños pétalos tenia una tonalidad amarilla con verde que las hacia verdaderamente únicas en su especie- Williams… como el principal nombre de esta familia- la chica corrió un poco hasta llego a una lapida en aquella colina que mostraba todo el valle de Lakewood junto a ese enorme árbol el cal su madre le habia dicho que era tan imponente como la presencia de su padre- Papi… si tio antony hizo una rosa que se llamara dulce Candy como mama… yo, cree la imponente William para ti… papá… así, tu y ella siempre estaran juntos… y yo cuidare de sus nombres cuando vuelva- la jovencita coloca la hermosa rosa frente a la lapida de su padre "aquí reposan los restos de William Albert Andrew; esposo amoroso, amigo unico, hombre irrefutable y padre protector; descanse en Paz" la pequeña beso la rosa y la deposito- no se que me espere en Inglaterra papi… pero se que me cuidaras como cuidaste a Mamá cuando se fue a ese colegio… te amo, prometo venir a visitarte cuando pueda… te quiero- sin mas la chica corre de regreso a su hogar, lista para recorrer nuevos caminos y horizontes, conocer esos caminos que su madre afronto a su edad y seguir con valentia el ejemplo de su madre, enorgulleciendo a su padre convirtiéndose en la dama que la Familia Andrew necesitaba como cabeza principal.
