DISCLAIMER: Naruto no me pertenece.


I´M NOT THAT WOMAN

1. Silencioso Adiós


Sakura Haruno era todo lo que cualquier persona esperaría de una joven y bella mujer. Ella era simplemente perfecta ante los ojos de todos, menos los de su padre.

Belleza nata, carisma sincero, inteligencia, títulos y dinero, no eran cosas que muchas tuvieran en estos tiempos.

Con solo 25 años, fue Señorita Estados Unidos tres años seguidos, una vez Miss Universo, y la mejor de su clase desde el jardín de niños. Obtuvo becas, títulos y doctorados, en universidades de Europa y América como Salamanca y Harvard, y hoy día se encuentra al frente de la Corporación Internacional Haruno.

En su vida hizo de todo, desde jugar polo y tenis, hasta pilotear aviones. Y todo, por simple y sencillo capricho de su progenitor.

Sakura en sí era una joya muy cara de pagar, y solo hubo alguien tan adinerado como para pedir la mano de la pelirrosa a su padre, y ese alguien fue Sasuke Uchiha.

El Haruno encantado le dio la mano de su hija en matrimonio, a pesar de que ella no quería casarse por obligación, y vivir así la misma vida triste de su madre. Pero fue entonces que él la obligó a encadenarse de por vida, a un hombre que a pesar de todo, ella quería

-No tienes idea de lo que significa amar, Sasuke… -murmuró la pelirrosa, recordando en su mente como la había tratado solo un par de horas atrás, cuando ella le dijo que quería seguir con su vida normal, y que a pesar de su estado no quería dejar su trabajo.

Una lágrima plateada galopó salvajemente por su mejilla, y fue extinta rápidamente por su puño.

Ella no lloraba.

Y nunca lloró.

Se mecía en el hermoso y confortable sillón de cuero negro de su oficina, admirándola por poco tiempo más, porque según lo que él le había dicho, debía dejar de trabajar para atender al niño en camino.

Y eso en boca de un Uchiha no era solo un decir, era una orden.

Toco cariñosamente su vientre plano, allí, dentro de ella, estaba el heredero de todo el Imperio Uchiha y el Haruno.

-¿Eso crees de mi amor, Uchiha? ¿Nunca te importé yo?

-

-No creo en tú amor por él… -acotó Sasuke, cuando ella intentó convencerlo nuevamente para que la deje trabajar- yo mismo me concentraré en amar a mi hijo, Sakura, porque tú no lo harás por lo que veo…

-No entiendes… yo sólo quiero seguir trabajando. Millones de mujeres trabajan hasta los siete meses de su embarazo, ¿Por qué yo tengo que ser diferente a ellas?

-Tú eres diferente a todas las mujeres de este mundo, por algo te elegí.

Elegí… escuchar esa palabra, fue sencillamente tan doloroso como clavarse un puñal en el corazón.

Él la miraba tan cruelmente, que Sakura de a momentos sintió que las fuerzas le fallarían, y que podría quebrarse y llorar por primera vez frente a él.

-Si lo amas como dices, haz que crezca sano y fuerte con una madre que lo cuide.

-¡Cállate! ¡Yo si amo a mi hijo! -gritó la pelirrosa, golpeando fuertemente el escritorio de roble del Uchiha con sus puños.

-Como esposa, tú deber es criar a los hijos, no trabajar.

-¡Ese tiempo ya pasó! ¡Ahora las mujeres no somos analfabetas, y sabemos mucho más que coser y bordar! ¡Yo soy diferente a la clase de mujer que tú quieres tener!

-No, tú eres la mujer perfecta para mí, y te lo repito, es tú obligación dejar todo lo que haces por él. Basta de pasarelas, basta de trabajos y doctorados -dijo Sasuke- busqué en ti una buena madre, Sakura, no…

-¡No compraste una madre, Uchiha! ¡Solo una esposa! -gritó enojada, intentando hacerle ver la realidad, y dándose media vuelta salió de la oficina cerrando la puerta furiosamente- ¡Y nadie te obligó a casarte conmigo!

-

-Muérete, Uchiha… -susurró con rabia, viendo nuevamente su propia oficina. Los trofeos, los títulos, las fotos de sus criollos de polo… los cuales Sasuke odiaba, y eso que ella los amaba...

Sin pensar más, tomó su saco blanco Gucci y su cartera color plata de Prada, y salió disparada hacia su hogar.

Llegó entrada la noche a su mansión, sola y cansada. Bajó de su Ferrari California rojo, un auto que había pertenecido a su madre y por eso ella adoraba, y se internó en la sala pidiéndole inmediatamente a Kana un jugo de mango, pero a cambio, el ama de llaves llegó con una carta un poco preocupada.

-Fue ese viejo verde quien la trajo… -murmuró nerviosa la mujer- no me gustaba su sonrisa…

Sakura tomó la carta entre sus manos, presintiendo que nada bueno debía ser…

Señora Uchiha:

Desde su honorable Consejo, le pedimos amablemente que ceda su puesto de Presidenta de la Corporación Internacional Haruno, para que usted pueda hacerse cargo de su primogénito por los próximos años.

Ya le hemos enviado a usted, los papeles que debe firmar para entregar oficialmente su puesto nuevamente a manos de su padre. Esperemos los firme a la brevedad.

Con respeto, Contador Ne Danzou.

-¿Primogénito? ¿Tan seguros están que tendrás un varón? -preguntó Kana detrás de la Haruno.

¿Acaso se estaban burlando de ella?

-Malditos… -murmuró, arrugando el papel entre sus manos- ¿Así que me despidieron cordialmente de mi propia empresa? -sonrió.

-Mi niña, ¿Te encuentras bien?

-Perfectamente, Kana. Lleva el jugo a mi habitación por favor, tengo muchas cosas que hacer -y sonrió tan amablemente, que la otra mujer mucho más mayor que ella olvidó todo lo malo que ocurría.

-Enseguida pequeña, siempre tan atareada -balbuceaba marchándose a la cocina.

Decidida miró el papel arrugado entre sus manos, pensando en que ella no sería esa clase de mujer sumisa y entrenada para servir. Sería mejor que se olviden de eso.

Sasuke se metió muy adentro de sus asuntos, y ella se lo haría saber.

-

Una semana después…

Sabían perfectamente su forma de ser.

Sabían que ella no se quedaría de brazos cruzados viendo su vida destruida

¿Qué tan idiotas podían llegar a ser?

También sabían de su rebeldía impulsiva, y cual era el detonante especial.

¿No pensaron en que talvez ella no aceptaría esto?

Sakura era salvaje e indomable, no sumisa y dominada. Y siempre fue así, pero dejó que solo un hombre haga con su vida lo que quería, y le fue muy mal. Su padre la obligó a hacer todo lo que él quería.

Al ser hija única, y no el varón deseado, hubo ocasiones en las que para su padre ella ya no era ni siquiera una mujer, sino, simplemente un peón más en las filas de Shang Haruno.

La obligó a casarse.

Ella era un alma libre, un espíritu salvaje, que desgraciadamente fue domado por los hombres más machistas del mundo.

Sasuke y Shang, Uchiha y Haruno, su esposo y su padre, siempre hicieron de ella lo que quisieron.

Pero no ahora.

Porque ahora tenía un motivo más para luchar.

Porque si su bebé era una niña, intentarían someterla como a ella.

Y eso no pasaría porque…

Sonrió de lado, a pesar de sus años aún la creían estúpida. Miraba con sorna la pila de papeles que tenía que firmar, todavía no lo había hecho.

Ella era una de las mujeres más ricas del mundo, no los necesitaba en absoluto. Podría tranquilamente vivir con todos los millones que ganó desde joven.

¿Cuánto debían sufrir Haruno Shang y Uchiha Sasuke?

Lo pensaría de camino a su nuevo y verdadero hogar

-¿Qué haré tan lejos de casa? -murmuró, sonriéndole a una foto de su casamiento en la que se encontraban ella, Sasuke y su padre, guardándola inmediatamente en un portafolios.

Había comprado una gigantesca Estancia en el sur, más precisamente en la Pampa Argentina, llamada "La Forastera". Un lugar, al cual Sasuke y su padre no se les pasaría por la cabeza ni en un millón de años.

Una oportunidad más…

Aunque su mente decía que no, en lo más profundo de su corazón no quería cumplir la amenaza de dejar a su esposo.

-Tienes una última oportunidad, Sasuke… no me obligues a hacer esto… -murmuró la Haruno, y marcó el número celular del Uchiha- aún estamos tiempo…

Tu-Tu-Tu… te has comunicado con Uchiha Sasuke, deja tu mensaje. Pero si eres Sakura, recuerda que sigo enojado contigo y no te moverás de la mansión por meses.

Tiró el celular contra una pared, y el artefacto se rompió en el impacto.

Tras esto firmó rápidamente todos los papeles, y dejó la pila exagerada sobre su cama matrimonial, y a un lado de estas una carta.

Tomó su maleta y un portafolio, más las llaves del auto de la gran mesa de luz, y salió de su mansión sin prestar atención a lo que Kana le decía, pero igualmente le dio un beso en la mejilla a la anciana, murmurándole un doloroso adiós.

Ya no había marcha atrás…

No miró por última vez la mansión, no le interesaba recordar cuanto había sufrido allí en soledad. Sólo sonrió tristemente a los empleados que la miraban sorprendidos por su comportamiento.

-

No habían pasado ni veinte minutos, cuando la pelirrosa estaba llegando ya al hangar de su avión en su convertible rojo.

Marcharse, marcharse muy lejos era lo que quería. Desaparecer del mundo, de la faz de la tierra. Pero había pensado bien las cosas, y solamente, desaparecería de sus vidas.

-Señora Uchiha, su avión esta listo -dijo Taylor, un muchacho de no más de 25 años, rubio y de ojos miel.

-Vasta de señora, Tai. Como si no fuéramos amigos -él entonces ayudó a Sakura salir del auto, y cargando su maleta caballerosamente, la acompañó hasta el hangar de su F-100 Sabre, un viejo avión de guerra, viejo, pero suyo.

Sakura se quedó parada un instante, y su vista se dirigió hasta el auto que fue de su madre. Una sonrisa melancólica adornó sus labios, debía dejarlo ahí… no podía llevárselo con ella aunque fuera lo que más quería, la encontrarían demasiado fácil si se transportaba en él.

-¿Hacia dónde va? -otra vez…

Taylor nunca dejó de llamarla como señora desde que se casó con Sasuke. Así, la pelirrosa sintió como su amistad de niños era trasformada cruelmente por ese hecho.

-Algo lejos… -contestó, y movió la cabeza intentando quitar la imagen de su auto del corazón- ¿Crees que tenga combustible para llegar a la Antártida? -preguntó sonriente, a modo de broma.

El joven sonrió como ella- los tanques de combustible están llenos, pero si considera que es insuficiente, debería detenerse en algún aeropuerto de Latinoamérica a recargarlos.

-Gracias, Tai.

Subió al avión instantes después, solo ella como siempre, y se sentó en el primero de los dos asientos dejando sus cosas en el de atrás.

-¡Todo listo!

Salió del hangar, mientras que el muchacho se dirigía a la cabina de control a paso rápido. De reflejo miró su Ferrari, estacionado bajo la sombra de un árbol, y se preguntó cuanto tiempo estaría allí hasta que alguien lo buscara.

Sakura pisó pista, y sin perder el tiempo, despegó.

-¡Adiós, Taylor! -gritó la Haruno desde el comunicador.

-Recuerde mantenerse en contac… -demasiado tarde, la pelirrosa no le había echo caso y había desconectado todos los controles de rastreo del avión- ¿Hola? ¿Hola? ¿Me escucha?... ¡SAKURA! -salió corriendo de la cabina preocupado, y vio el avión de la Haruno alejarse en el cielo- no parece haber tenido dificultades como creí…

-Adiós, Sasuke… adiós… papá… -sonrió, y dejando de lado por un segundo el volante, acarició suavemente su vientre- Argentina es un país bonito, no te preocupes mi amor, de aquí no extrañarás nada

Poco tiempo después, iba piloteando los cielos de lo que sería México cuando los recuerdos de su pasado comenzaron a atormentarla, y carcomiéndose el alma, aún no se permitía llorar como desde hace años quería hacerlo…

-

-¡NO QUIERO CASARME! -gritó la pelirrosa, entrando en la oficina de su padre sin pedir permiso, luego de enterarse por un periódico de su casamiento con Sasuke- ¡NO VOY ARRUINAR MI VIDA COMO LO HIZO MI MADRE!

-Es tú obligación por haber nacido en esta familia -miró los papeles sobre su escritorio, prestándoles más atención a estos que a su propia hija.

-¡Padre! ¡Por favor, es una locura!

-Sakura, se que aprecias a Uchiha Sasuke, así que la convivencia entre ustedes dos será de maravilla. A parte, con la boda de ambos, los negocios de nuestras familias se unirán y seremos inalcanzables para la competencia.

Poder, era solamente eso lo que él buscaba.

-¡PERO NO ESTOY DISPUESTA A SER LA MUÑECA DE NADIE! ¡QUIERO AMOR, PADRE! -gritó con más fuerza, intentando hacer entrar en razón a su progenitor.

-¡Te casarás con él, y es mi última palabra!

-

Solo con firmar el papel que tenía frente a ella, se convertiría en la próxima Señora Uchiha.

El pulso le tembló, firmando, le estaría dando a Sasuke más cosas de las que quería… le estaría entregando su valiosa libertad.

-Señorita, la estamos esperando -miró al juez con odio, y firmó rápidamente la hoja del registro civil sin pensarlo.

-Bajo la Ley de los hombres, los declaro marido y mujer…

-

-Yo no te entregué mi alma Sasuke… tú solo compraste una esposa, no una mujer, ni una madre… -su mente despegó aún más lejos de la tierra, y su corazón mandó a su cuerpo en esos momentos- Y lo peor de todo… es que yo te amaba como una tonta…

Cuando volvió a la realidad, se dio cuenta de que estaba llorando. Lo sintió cuando decenas de lágrimas frías galoparon por sus blancas mejillas.

Por primera vez en toda su vida, ella lloraba.

Pero ahora no le importaba, solo dejó que cayeran libremente por su rostro, dejando la clara muestra de que todas las fortalezas que creó durante años no servían, y nunca lo hicieron.

Ahora lloraría sin contención, sin nada que le impidiese expresar sus más profundos sentimientos, porque ya no había nadie a su lado para que al verla llorar la creyera débil.

Era tiempo de que todo lo guardado se liberara. No lloró por el funeral de su madre, no lloró cuando cayó incontables veces de los caballos, ni cuando chocaron en la carretera con Sasuke.

No se permitió llorar.

Al igual que nunca se permitió cerrar sus sentimientos, solo por el hecho de que no tuvo una vida feliz.

Siempre fue alegre, una persona cargada de energías, cargada de carisma, que escuchaba los pesares de otros, cuando ella misma necesitaba ser escuchada.

Te amo.

Siempre anheló escuchar esas simples pero mágicas palabras, pero nunca llegaron…

-Desde hoy en adelante, seremos sólo tú y yo, bebé… hasta que tú papá entienda que es lo que pierde con su actitud de macho dominante…

Pero…

-¿Lo haría alguna vez? –pensó.

Su corazón gritaba porque así fuese. Amaba a ese hombre, y no le era posible planear toda una vida sin él. Pero si Sasuke renunciaba a ellos, ella haría exactamente lo mismo.

Lo olvidaría, de alguna manera. Borraría de su corazón todo rastro de amor hacía aquel ser de sentimientos egoístas.

Y hablando de criaturas egoístas… sin querer comenzó a recordar su infancia, la época de su vida que traía con ella una gran confusión.

Y volver a pensar en los momentos de infelicidad que vivió no le agradaba, y aunque intentara negarlo, por mucho tiempo ella había sido como nunca quiso ser, hizo tantas cosas que jamás volverían a repetirse…

Todo, porque ella nunca recibió amor.

Su amor.

El de su padre.

Todos los caprichos que la Haruno cumplía eran simplemente para figurar frente a sus ojos, pero él nunca la vio. A pesar de que era su modelo a seguir, el hombre que ella más amaba y admiraba, él nunca le demostró cariño, su hija era solamente para Shang una pieza más en su empresa, pero muy necesaria.

Sakura siempre estuvo tras la espalda de su padre, como el dicho "Detrás de todo gran hombre, hay una gran mujer" ella se hizo cargo de todo. Tomó las riendas de las empresas joven, en paralelo de los estudios, justo después de su boda con Sasuke, pero a él no pareció importarle.

Había anochecido, y levantando su rostro el creciente astro encontró un espejo en sus ojos- que hermosa luna… lastima que no iremos hasta la Antártida, sería muy lindo que vieras la aurora boreal…

Agachó su cabeza, y se distrajo por un segundo de los controles. Suspiró, fue una decisión apresurada. Limpió con su puño el último rastro de lágrimas, y dijo que no lo volvería hacer, porque ahora ya no había motivos.

Era libre.

Tenía un hijo creciendo en su vientre.

Y con todo lo que este a su alcance intentaría ser feliz.

-Sasuke… -pensó- yo no soy como esa mujer a la que… llamaste mamá…

CONTINUARÁ…


~ Aunque se rompa mi corazón, te obligaré a que entiendas esta lección.

Paulina Rubio.


Gracias Sakurass por betear mi historia :)

ACLARACIONES: Si a alguien esta historia le parece conocida, es porque la he reescrito. Antes solo tenía dos capítulos, así que no cambiará mucho las cosas. Cualquier consulta, no duden en preguntar (:

Saludos :) ¿Reviews?