Immoral Desire
1st Piece
Aoshi Shinomori bajó las escaleras de su casa hasta el living-comedor, en donde una chica de unos 16 años y su madre tomaban desayuno tranquilamente. Estaba despeinado y ojeroso a causa del mal sueño que ya era la tercera vez esta semana que tenía.
-Buenos días, Ao-kun -Lo saludó Misao con una gran sonrisa.
El joven se sentó y comenzó a jugar con el cereal en el plato que tenía en frente. "Ya lo superó", Pensó con una mezcla de tranquilidad y decepción. "Bueno, era de suponerse" Continuó "Han pasado ya tres largos meses desde el incidente..."
Aoshi lo recordaba como si fuera ayer, y aún le daban esos extraños e inexplicables cosquilleos en el estómago, que no venían para nada al caso, pensaba él. Había sido un día en que ambos, como tantas otras veces, habían pasado la noche en casa de su amiga de la infancia Kaoru y su casi-novio Kenshin. Su pequeña Misao se había notado extraña todo el día, como triste o preocupada, pero aunque él ya le había preguntado, ella no le daba su verdadera razón, y huía del tema con excusas tontas. Misao buscaba a Kaoru para decirle algo, pero no aparecía por ninguna parte y al preguntarle a Kenshin dónde, estaba éste le había dicho que se estaba bañando, por lo que entró sin que nadie la viera, como si hiciera algo malo.
-Kaoru-chan... -Dijo a su amiga una vez adentro- Perdona por entrar sin permiso, pero quería decirte algo: He estado pensando en lo que me dijiste... y he decidido no decírselo. No puedo, Kaoru-chan, Ao-kun nunca me vería de la misma forma...
Su amiga guardó silencio, y Misao supo que estaba decepcionada.
-Perdóname, Kaoru-chan, yo sé que te había dicho que me declararía de una vez, pero no es tan fácil, no estás en mi posición... él es mi hermanito y lo que siento no está bien, será mejor que lo dejemos así... -Misao sollozó y sus ojos se llenaron de lágrimas, haciendo que viera todo borroso con sus grandes y verdes ojos. Entonces sintió un gran golpe en la bañera, como si alguien o algo se hubiese caído. Por esto, Misao se interrumpió a sí misma: -Kao, qué fue eso, estás bien...? Oye Kao, me escuchas...? Kaoru, dime algo!
Misao abrió la cortina de la ducha, sólo para encontrarse al joven de unos ojos azules que la miraban sorprendido, botado en la tina debido a la impresión de lo que acababa de escuchar, y sonrojado a mil, al igual que Misao una vez que procesó lo ocurrido en su cabeza.
El grito que dio se escuchó en toda la casa.
La relación entre ellos no había sido la misma desde entonces. Ella lo miraba y se sonrojaba, pues Aoshi no le había dicho nada al respecto, ni siquiera había tocado el tema y parecía cada vez más distante, por lo que ella temía lo peor. No sabía que él también se sonrojaba al recordarlo y se ponía muy nervioso como para siquiera mencionarlo... ¿No sería que él también...? Nooo, claro que no, pensó, sacudiendo su cabeza. Ok, era cierto que incluso antes de eso él había tenido confusiones acerca del cariño que tenía por su hermana menor, pero no… no, no, no era posible, era sólo un tonto complejo de hermano.
De repente sintió un cereal mojado que se impactó contra su cara, sacándolo de su ensimismamiento, y fijó sus ojos en los de la sonriente chiquilla que tenía en frente.
-Dije "Buenos días", bobo! Te quedaste pegado? -Dijo lanzando otra hojuela de cereal a la cara de Aoshi, entre risas.
-Ah, sí? -Respondió él, con una extraña y contradictoria calma y su tan conocida fría expresión, para luego tomar también un poco de cereal con la mano y lanzárselo a ella, cayéndole en la cabellera.
-Maletero! ya verás! -Misao tomó un puñado de cereal con leche y se lo lanzó con euforia al joven, mientras él se cubría con el mantel, para luego seguir con la "guerra", sorprendiéndose a sí mismo.
-Niños! Niños! Por favor, van a manchar sus ropas, Misao-chan, tu uniforme...!
Su madre les rogaba sin mucho éxito que se detuvieran, hasta que ambos pararon debido a la falta de munición, y partieron corriendo a lavarse las caras y lo que podían de la ropa, pues se habían dado cuenta de que ya tenían 10 minutos de atraso para llegar a clases: ella a su preparatoria (liceo, high school, media or whatever...) y él a su último año de universidad. Aoshi ya estaba a punto de partir, de pie en el antejardín de su casa, pero Misao se le acercó de improviso con una tierna sonrisa.
-Feliz cumpleaños, Ao-kun -Le dijo como despedida, plantándole un suave beso en la mejilla.
Ella se alejó caminando como una niña, y se juntó con sus amigos en la esquina, dejando a su hermano ruborizado y con el corazón extraño.
-Ya lo superó... -se repitió, esta vez con genuina tristeza.
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-Hey, Shinomori! Feliz cumpleaños!
Aoshi se volteó mientras caminaba hacia el metro para irse a casa, una vez terminadas las clases, y vio cómo todos sus amigos (y sus casi-amigos) se encontraban atrás suyo, sonrientes y entusiasmados. Él seguía pensando en su sueño y en lo de la mañana, por lo que lo que menos quería hacer era celebrar.
-Eh... gracias -Respondió sin ganas.
-Jo, vaya si estás emocionado! te pasa algo? -Preguntó Sanosuke con naturalidad.
-No... Nada…
-Hey, no es esa Misao-chan? -Lo interrumpió Hanya, apuntando hacia la entrada del metro, lejos de ellos.
El corazón de Aoshi dio un brinco al escuchar el nombre de su hermana. Algo que estaba a punto de ser una sonrisa se dibujó en su rostro y puso su vista de inmediato en donde le habían apuntado. Toda intención de sonreír se le borró del rostro.
-Oooh, así que ése es el tal Soujiro Seta-kun -Comentó Kenshin, haciendo que Aoshi se preguntara si sabía algo que él no.
-Sí... qué grande está Misao-chan, y pensar que hace algunos años seguía jugando como una niñita... ¡y ahora hasta novios tiene! Cómo pasa el tiempo, no, Shinomori?
Aoshi no contestó. No escuchaba nada, pues estaba absorto en sus pensamientos y con la mirada fija en Misao y el joven que llevaba del brazo. Luego de unos minutos todos hablaban como si supieran desde hacía mucho la relación entre ese tal Seta y su Misao-chan. Lo que él se preguntaba era ¿Por qué al parecer todos lo sabían desde el principio y él no tenía idea? Permaneció en silencio, con el desconcierto transformado en tristeza. Kaoru, quien también se encontraba ahí, lo notó al instante.
Todos comenzaron a despedirse paulatinamente, sin recibir respuesta alguna del joven, quien permanecía aún con la mirada fija y sin decir nada.
-Aoshi-san... estás bien?
El joven de cabellos negros volvió a la tierra y se percató de que Kaoru seguía ahí, y estaba junto a él, mirándolo como si supiera exactamente lo que estaba pensando.
-Sí, por qué preguntas? -Respondió él con una fingida calma.
-No lo sabías, verdad? -Aoshi no contestó nuevamente, y bajó la vista, permitiéndole a Kaoru percatarse de la tristeza que él verdaderamente sentía. -Ya veo... aún no superas tus confusiones, Ao-san?
Él la miró con ojos desorbitados, pues por un momento se le había olvidado que ella era la única que sabía la confusión que él sentía antes y sobretodo después del incidente de la bañera con respecto al retorcido y anormal sentimiento que podría tener para con su hermana menor. Se ruborizó levemente y sólo contestó evasivas, para con la excusa de que ya era tarde, decir que se marcharía a casa.
Sin embargo, el joven deambuló por las calles del entro de Kyoto por largas horas antes de volver. Su corazón estaba oprimido por una razón desconocida. Él sabía que su pequeña estaba creciendo, y que con un carisma y encanto como el suyo era cuestión de tiempo el que viniera un buitre a quitársela. Aoshi lo sabía muy bien, pero... había sido demasiado pronto. Él no estaba preparado para dejarla ir, quería que se quedara con él para siempre...
-Pero en qué demonios estoy pensando? -Se dijo, sacudiendo la cabeza. -Misao-chan es mi hermana! Tenemos la misma sangre! Qué clase de mente pervertida tengo? -Miró al frente suyo, y notó que por alguna extraña razón se encontraba frente a la puerta de su casa. Tal parecía que se había venido caminando inconscientemente. -Pero... cómo me gustaría que no fuera mi hermana... -Concluyó, mientras abría la puerta. Todo estaba oscuro...
-SORPRESA!
Aoshi casi sufre un infarto al recibir el grito que todos sus amigos, padres y Misao le habían dado como bienvenida. La casa estaba muy adornada, y su madre sostenía un gran pastel con 23 velitas frente a él, mientras atrás se meneaba un gran lienzo, dejando ver un "Felicidades, Ao-kun" con muy fea caligrafía. Debió ser Misao, pensó, semi-sonriente.
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Los fríos ojos azules contemplaban el estrellado cielo desde el tejado de su casa. Todos seguían en la fiesta en el primer piso, pero él estaba hastiado de todo. Estaba harto de las risas, la bulla, el cigarro y el trago, estaba harto de que todos le preguntaran si pasaba algo e hicieran chistes de mal gusto acerca de eso, estaba harto de los comentarios acerca de lo bien que se veía su hermana con Soujiro Seta, su compañero de preparatoria dos años mayor que ella, y por sobretodo estaba harto de verla tan alegre y unida a un hombre que no era él... tal parecía que el destino estaba en contra de su deseo de cumpleaños. Por alguna razón Aoshi había pedido que después de todo Misao no fuera su hermana, pero antes de poder siquiera pensarlo completamente, el lienzo se cayó, empujando a los de atrás y soltando una reacción en cadena que culminó con el desparramo del pastel en el piso, las carcajadas de 100 decibeles de los invitados, y el deseo del cumpleañero frustrado. Pero... por qué anhelaba tanto no ser hermano de Misao? Qué hubiera pasado si, en vez de ignorar el asunto, le hubiera respondido con la verdad después del incidente de la bañera?
¿La verdad?
De pronto sintió que algo caía de sus ojos... lágrimas... Las secó al instante, pues no podía ser... tal parecía que en verdad su pervertida mente y corazón lo habían obligado a enamorarse de su hermana... pero de nada servía darse cuenta ahora de ello, pues ya era tarde, Misao estaba con el tal Seta. Si tan solo hubiera tenido claro lo que sentía esa vez... si tan solo...
-Qué haces acá tan solo, Ao-kun?
Aoshi se volteó y vio a Misao junto a él, sonriéndole como siempre, con sus verdes ojos fijos en él, quien se sonrojó levemente, sorprendido, pero procuró actuar con naturalidad.
-Nada, sólo recordaba cosas. ¿Te acuerdas cuando un ave hizo un nido aquí en el techo? Tú lo venías a ver todos los días, decías que eran tus hijos...
-Jajaja, sí, y luego llovió fuerte y los huevos se cayeron... lloré mucho, pero tú buscaste por todos los árboles y similares de la cuadra hasta dar con otro sólo para mostrármelo, y luego me ayudabas todos los días a subir para que los cuidara... jajaja, pobre pájaro. -Misao se aferró al brazo de Aoshi y posó su cabeza en su hombro. Aoshi, dudando, la apretó con fuerza contra sí, queriendo que nunca se fuera.
-Misao-chan! Me dieron dos entradas para la batalla de las bandas en diez minutos más, vienes? -Soujiro Seta se había asomado por la buhardilla hasta el techo, y Aoshi lo miró con desprecio.
-Ah! Qué bien! Bueno, Ao-kun, te dejo. -Misao se despidió de su hermano con un beso en la mejilla y partió entusiasmada a reunirse con el joven.
Aoshi se quedó ahí, esperando a que todos se fueran: no quería despedirse de nadie. Ya era muy de noche, así que bajó al primer piso a ver televisión sobre el sofá de la sala, donde en poco tiempo se quedó dormido.
Las dos de la mañana. Misao vio las luces encendidas en el primer piso, así que entró extrañada, preguntándose quién estaba despierto a esa hora. Fue cuando vio a su hermano tendido en el sofá, durmiendo plácidamente. Ella tomó una manta del armario de la escalera y lo cubrió para que no se enfermara, para luego arrodillarse frente a él y contemplarlo dormir un rato. Acarició su cabeza, sonriente, fijándose en los masculinos rasgos de su hermano, hasta que vino a su mente los recuerdos del incidente de la bañera. Su corazón se llenó de congoja y sus ojos de lágrimas, que secó al instante pero no paraban de fluir, y volvió a sonreír, acariciando a su hermano en la cabeza.
Él estaba teniendo el mismo sueño otra vez, pero ahora era mucho más nítido, más real... casi podía sentir el frío de los anteriores sueños, mientras se veía a sí mismo sentado en el desierto a pleno sol, y veía caer a cuanto animal se le acercaba, convertido en hielo. Su hermana volaba con alas como de ángel e intentaba acercársele pero él no la dejaba, pues se podía congelar... entonces ella, sin hacerle caso, palpó el rostro de su hermano con la mano, y él al apartarla, notó cómo empezaba a romperse como cristal por el brusco movimiento, y caía al piso convertida en hielo como todo lo demás.
Despertó sobresaltado, como todas las otras veces, pero ahora no estaba solo: Su hermana también estaba sorprendida por el brusco despertar de su hermano, inclinada hacia él, con las mejillas sonrojadas, y con sus labios a punto de tocar los del joven.
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(Continuará)
NdYune-o: Quiere matarme alguien? XD ojalá les haya gustado, temía que a alguien le pareciera latoso, pero si llegaste hasta acá supongo que no tanto… en realidad esta fue una idea de ocio q se me ocurrió pq igual fue como re penca el final q le di a esta pareja en mi otro fic, no podía dejarla así... pero no creo que la haga larga, así que no se preocupen, no será un testamento interminable. Ah, y sorry, creo que Aoshi me quedó menos hielo de lo que realmente es en la serie… no era la intención x..x Pero bueno, es mi fic, y si a un autor se le antoja hacerlo poeta y patinador artístico, pues lo hace, no? XD (luego somos nosotras las lectoras las que sufrimos)
AH! Y antes de que me lo recriminen, luego de revisar la historia me doy cuenta de que eso de los plazos y los meses no concuerda para nada XD Lean el próximo cap y notarán por qué, pero aah, la verdad es que me da vil fiaca corregirlo XD.
Y eso, dejen reviews plz! T.T
Yune-ô
16:22 20-07-2005
