Toda mi vida lo único que eh conocido es la violencia y el sexo; mi padre era un drogadicto alcohólico que golpeaba a mi madre hasta cansarse, todo el dinero que el ganaba se lo bebía o lo gastaba en drogas mientras nosotras sufríamos en la miseria…hasta que… mi madre se canso…
Aun lo recuerdo solo tenía 4 años cuando mi madre hizo sus maletas y se marcho, se marcho dejándome sola con él… Cuando papá se entero de esto, enfureció y se descargo en mi, fue la primera de muchas que él me golpeo. Cuando cumplí 10 años ocurrió… mi menstruación llego a muy temprana edad y no fue hasta que mi padre se entero que lo lamente. A falta de dinero no encontró nada mejor que venderme… a un prostíbulo, si…también recuerdo eso.
Era un día lluvioso, habíamos caminado por horas y el solo hecho maldiciones, cuando llegamos al lugar me sorprendí de lo lujoso que era, incluso podría decir que cuando lo vi mis ojos brillaron de emoción ya que, parecía una casa de muñecas de color rojo; por dentro no era muy distinto era casi una fantasía vivida para cualquier niña. Recuerdo cuando pise por primera vez la aterciopelada alfombra que cubría todo el lugar, yo estaba descalza y mi ropa estaba toda roñosa y sucia, claro era pobre sin mencionar que mi padre era un maldito mal nacido; llegamos a una habitación apartada una oficina para ser exactos, en el escritorio se encontraba una mujer de unos 30 años, su cabello largo y sedoso de color rojo fuego, su piel tan blanca y tersa, su cuerpo era curvilíneo, y sus ojos violetas que reflejaban dureza, me miro atentamente como si estuviera inspeccionándome y luego miro a mi padre.
-¿Es ella?- corto, frio y preciso, no necesito nada mas
-Si- en cuanto mi padre dijo eso la mujer abrió un cajón a su derecha y saco un sobre muy gordo, el cual lanzo hacia mi padre- ¡Esto es menos de lo que acordamos!
-Esa niña necesita ser arreglada, es notorio el descuido que tienes sobre ella además de esos horribles moretones; no te voy a dar lo acordado por una niña así-la vi levantarse de su silla y dirigirse seductora pero amenazante hacia él, tal como un gato a su presa- Lo tomas o lo dejas-
Un silencio reino y mi padre me miro de reojo, a pesar de no ver sus ojos por completo podía contemplar claramente su desprecio hacia mí, no era la primera vez así que la verdad no surtió ningún efecto. Con mucho pesar lo vi asentir levemente.
-Bien, ahora vete antes que te saque a patadas-
Cuando lo vi dar la vuelta para irse, me dispuse a seguirlo pero no di ni dos pasos cuando la mujer me detuvo.
-Ahora me perteneces-
Y esa frase basto para que yo comprendiera lo que sucedía, era pequeña pero no tonta.
El burdel se llamaba "porcelain dolls", bueno ya sabrán por qué, nosotras creamos la fantasía de ser unas muñecas de porcelana y eso a los hombres de alguna manera les fascina, pero… solo las chicas de alto rango en el burdel portan el nombre de Porcelain Dolls; la mujer a cargo se llamaba Hanari Kana pero nosotras la llamábamos Madame Agnès, era una mujer dura pero… de todas formas era amable cuando la situación lo ameritaba, no se equivoquen nunca la considere una madre a pesar de que ella siempre decía que era su favorita, no era lo mismo…
No recuerdo haber disfrutado el sexo jamás o haber tenido un orgasmo, normalmente hacia mi trabajo si tenía que fingir lo hacía y listo. Con el tiempo fui subiendo de rango hasta convertirme en una Porcelain Dolls, desde ese momento solo trabajaba cuando quería y era yo quien elegía a los clientes.
Soy Sakura Haruno, una Porcelain dolls y esta es mi historia…
