Coincidencias
Se mordió el labio nerviosamente, observando distraídamente los andenes. Era la primera vez que iba sola a una estación, y generalmente lo hacía para acompañar a sus amigas, ella jamás había viajado en tren, estaba acostumbrada a que Kisuke, su amable chofer la llevara donde fuera, al punto de no conocer su propio barrio, ella salía y volvía a casa en coche.
Desde niña se vio rodeada de lujos y comodidades, nunca le faltó nada, de eso sus padres se encargaron, sin llegar al extremo de malcriarla. Sakura realmente les agradecía todo, sin embargo, sentía deseos de ser una adolescente normal, quería poder salir con sus amigas a ver los partidos de fútbol escolares, bailar, comer en pizzerías, ir a fiestas, tomar transportes públicos, etc.. Además, muchos en su clase, y en el colegio en general, la ignoraban porque creían que ella tenía aires de grandeza y se pensaba muy superior como para tomar un tren o caminar junto a ellos. Y esa no era la verdad, ella sólo cumplía órdenes de su padre, quien por ser un hombre importante en los negocios temía por la seguridad de su única hija.
Pero ella, que era muy inteligente, sabía como manipular a su padre. Y así lo hizo, le rogó con ojos cristalinos que al menos le permitiera ir a los lugares en tren. Ante esto, el señor Haruno no pudo negarse, Sakura era su princesa y si ella se lo pedía llorando quería decir que realmente era importante, claro está que colocó una condición para ello: que volviera en coche. Para ella eso era un gran avance, además, a la vuelta seguramente estaría cansada y ya habría oscurecido.
Estaba nerviosa, tenía miedo de tomar el tren equivocado y perderse en algún extraño lugar. Revisó por enésima vez el papel donde escribió las indicaciones que Karin le había dado para llegar a su casa. Ya se lo sabía de memoria, pero por las dudas era mejor asegurarse.
La voz de una mujer resonó por toda la estación, anunciando la llegada del tren que llevaría a la chica a su destino.
Lo que para muchos fue algo de todos los días, para ella significó algo nuevo, una experiencia diferente, que de ahora en adelante debería aprender a manejar. Tomó asiento cerca de la puerta, así podría salir enseguida que anunciaran su estación. Y se aseguró una buena vista del exterior para certificarse de que no me avisaran y siguiera de largo.
Al frente de ella se encontraba un muchacho muy apuesto, que iba escuchando música, tenía cierto aire de rebeldía y chulería. Su cabello era corto y erizado en la parte posterior de la cabeza, tan negro que a la luz del sol se podían apreciar reflejos azulados; su tez era blanca, sin llegar a pálida; y sus orbes eran dos túneles profundos y fríos. Vestía unos pantalones deportivos blancos y una remera azul oscuro, de cuello de tortuga, de mangas cortas.
Le sorprendió comprobar que se trataba de Uchiha Sasuke, un chico que asistía al mismo instituto que ella, jamás le había hablado pero le conocía de verlo por los pasillos del edificio. Según los comentarios de sus colegas de clase, Sasuke era el típico vagabundo, que se creía malo, porque tenía una pandilla y se metía en problemas, y que incumplía las normas por hallarlo divertido.
Pero según, Ino, una de sus mejores amigas, el chico no era tan malo, sólo un poco rebelde y competitivo, reconocía su gusto por la ilegalidad pero jamás había dañado a ningún inocente y si no se le molestaba era bastante tranquilo. Además, ésta dijo que él era muy inteligente, no necesitaba estudiar (y créanlo, no lo hacía), simplemente era un poco vago (al igual que el resto de sus amigos, pero sin llegar al nivel de Shikamaru). Hasta tenía su propio fan club, conformado por chicas (incluyendo personas ajenas al instituto y de cualquier edades) y un club anti, conformado por chicos (incluyendo personas ajenas al instituto y de cualquier edades).
Escuchó un grito de terror, que la regresó a la realidad. Un hombre alto y fornido, de pie en medio del vagón, apuntaba con una pistola a un hombre.
-¡Esto es un asalto!-alzó la voz para que todos lo escucharan.-¡Entréguenme todos sus objetos de valor ahora mismo y nada les sucederá! Les conviene no intentar hacerse los héroes porque no dudaré en disparar.-recorrió pacientemente asiento por asiento recogiendo todo lo que las asustadas personas le ofrecían.
Sakura temblaba en su asiento, jamás había pasado por una situación parecida, lo más cerca que estuvo de algo así fue en las películas que veía. Nunca creyó que justo a ella la asaltaran la primera vez que viajaba sola en tren.
El asaltante se detuvo frente a ella, quien le entregó el pequeño bolso que llevaba sin siquiera mirarlo, sólo quería acabar con eso lo más rápido posible.
-¿No tienes nada más para mi, preciosa?-preguntó acercándose más a ella. Sakura se tensó, no recordaba llevar ningún otro objeto de valor, pero pronto recordó el delicado objeto que atrapaba su muñeca.
-Etto... yo…tengo un reloj…-con manos temblorosas se lo quitó y lo extendió para que el hombre lo tomara y se fuera, al igual que había hecho con los demás.
-No me refiero a eso, preciosa.-sonrió pervertidamente mientras apoyaba una mano sobre la pierna de la chica y comenzaba a ascender por debajo de la tela de la falda.
-¡No me toque!-le propinó un puñetazo que lo hizo retroceder, de inmediato se dio cuenta de su error ¡Aquel hombre estaba armado y podría matarla si quisiera!
-¡Maldita zorra!¡Te enseñaré lo que es el dolor!-cerró lo ojos asustada, pero nada sucedió, el impacto nunca llegó. Cuando se atrevió a abrir los ojos nuevamente, el asaltante descansaba inconciente sobre el frío suelo de metal. Alzó la mirada y vio frente a ella al moreno, quien examinaba con curiosidad el arma.
-Tsk., no tiene balas.-bufó decepcionado y arrojó la pistola por la ventana.-¡Cuando vas a asaltar a alguien asegúrate de cargar el arma, usurantorkachi!-pateó al asaltante desdeñosamente.-Principiantes.-susurró molesto. Observó a la chica que temblaba en su asiento.
El chico la reconoció de inmediato, era Haruno Sakura, una estudiante de su instituto, no la conocía personalmente, jamás se habían hablado pero le sorprendió ver a alguien como ella en un lugar así, a leguas se percibía que ella desencajaba ahí, en un ambiente tan simple. Pero era imposible que pasara desapercibida, pues su cabello era rosa, como los cerezos, nadie más en el mundo poseía ese color (al menos no naturalmente).
Según lo que le habían dicho, ella era hija de un hombre muy adinerado, y era una fresca, que fingía ser buena pero que en realidad era falsa, una niña mimada de papá , y que por eso tenía calificaciones tan buenas. Otras fuentes en cambio le comentaron que era una chica gentil, de carácter normal, muy estudiosa y responsable (todo lo contrario a él).
-Ten.-le extendió el bolso y el reloj. Ella los tomó y sintió una descarga cuando sus dedos rozaron los de él, y el carmín cubrió sus mejillas. Sasuke pudo apreciar cuan bonita era, ella tenía una belleza exótica, comenzando por su cabello, y luego sus orbes, que brillaban como dos esmeraldas, o su piel suave, como acababa de comprobar.
La voz de una mujer resonó en el vagón, anunciando que habían llegado a una estación. Sakura se sobresaltó y se precipitó hacia la salida, antes de que la puerta se cerrara, seguida por un despreocupado Sasuke.
-Gracias.-agradeció la joven, él no vio el notable sonrojo que cubría el rostro de la joven, pues el cabello rosa se lo cubría.
-No tienes que agradecerme, lo hice por interés.-ella lo cuestionó con la mirada.-No quería que me robaran.-pero al ver la expresión de decepción de la chica se apresuró a agregar:-Además no me pareció correcto dejar que aquel tipo te manociara, los hombres deben respetar a las mujeres.
-Eres todo un héroe.-sonrió con suficiencia.-Estoy muy agradecida contigo, lo que importa es que me salvaste, gracias ¿cómo puedo recompensarte?
-No tienes que hacerlo.
-Quiero hacerlo.-insistió ella.
-Ya déjalo.
-Lo haré… por ahora.-le guiñó un ojo, pícara, lo que le provocó una sonrisa.-Soy Haruno Sakura.
-Y yo Uchiha Sasuke.-estrecharon sus manos, y nuevamente sintieron una descarga, más acentuada.
-Lo sé, te he visto en el instituto.-confesó ella.
-Yo también te he visto a ti.-caminaban uno al lado del otro, era algo reconfortante.
-Eres más agradable de lo que me dijeron.
-Igual tú.
-No eres de muchas palabras ¿verdad?-rió divertida.
-No, me gusta más la acción.-ella se sonrojó al comprobar el doble sentido de la frase.-Se me da mejor los golpes que la charla.-agregó más tarde, satisfecho por la reacción de la chica. Nadie la había mandado a reírse de su vocabulario monosilábico.
-Bueno, yo voy por allí.-señaló hacia la derecha, estaba tensa, no sabía como despedirse del chico, sentía mariposas en el estómago, que aludía a que él la había salvado o tal vez a que le atraía Sasuke.-Nos vemos en el instituto.-se dio la vuelta y comenzó a caminar.
-Yo también voy por ahí.-le informó caminando a su lado.
-¿Vives por aquí?-preguntó curiosa.
-No. Voy a visitar a Suigetsu ¿Y tú?
-Yo tampoco vivo por aquí.-eso era algo que él ya sabía, ella no encajaba en ese barrio.-Voy a visitar a Karin.
-Ellos viven en le mismo edificio. Perfecto, tendré con quien charlar durante todo el trayecto.-Sakura volvió a reír, le gustaba la compañía de Sasuke.
Y tal como él lo había dicho, charlaron todo el camino hasta el edificio donde vivían sus amigos. Sakura comprobó que las cosas que le dijeron del chico eran totalmente ciertas, era vago, rebelde y buscapleitos, pero tenía un buen sentido del humor, y descubrió que tenían gustos en común, sin embargo, lo que más le sorprendió fue que le gustaba su forma de ser, y se entretuvo pensando cuan atractivo era y que le gustaría pasar más tiempo con él, y tan sólo llevaba conociéndolo unos minutos.
Sasuke, por su lado, comprobó que ella no era nada de lo que le habían comentado, era una chica alegre y espontánea, mucho más abierta que él, pero sobre todo inocente y madura. Sakura era rara, había algo en ella que le atraía, incluso antes de ese día, en el instituto a veces se descubría observándola, tal vez por curiosidad, no sabía explicarlo. Le agradaba, lo reconocía, existían muy pocas chicas con las que se sentía cómodo (esas eran las que no lo acosaban), y ella era una de esas chicas con las que podía ser él mismo, sin groserías ni nada por el estilo.
-Hemos llegado.-anunció triste. Ella quería pasar más tiempo a su lado, conocerlo mejor.
-Si.-un nudo se formó en su garganta.-Karin vive en el último piso y Suigetsu en el tercero. Hasta allí te acompaño.
-Gracias, Sasuke-kun.
Los tres pisos los hicieron en completo silencio, ninguno de los dos se atrevía a decir algo ¿Qué se podían decir? Parecían una pareja a punto de separarse, porque uno de los dos debía viajar, pero sentían que no volverían a verse. Y ese era el miedo de ellos, porque ahora que se conocían no deseaban fingir que nada sucedió, sería extraño para ellos, pero no les quedaba otro remedio, ellos pertenecían a diferentes grupos sociales dentro de la preparatoria, personas como ella no eran amigas de personas como él, al menos no si les importaba sus reputaciones.
-Aquí vive Suigetsu.-señaló una puerta al final del pasillo.-El apartamento de Karin no es difícil de encontrarlo, sube hasta que se acaben las escaleras, y te metes en la primer puerta a la derecha… mejor golpea antes o se enojará.
-Muchas gracias, Sasuke-kun.-se acercó y le besó la mejilla con ternura. Él se sonrojó.-Nos veremos en el colegio, si quieres podemos almorzar juntos un día de estos.
-No creo que sea conveniente.-susurró, mirándose los zapatos ¿Por qué no podía irse callada? ¿Por qué las mujeres eran así?
-¿Qué no es conveniente?-preguntó frunciendo el ceño.
-Que te vean conmigo, arruinará tu reputación de alumna perfecta.-se explicó encarándola.
-Mira, Sasuke-kun, te creí con más agallas, pensé que no te importaba lo que los demás pensaban de ti.-se cruzó de brazos desafiante.
-Si tengo agallas y realmente no me importa lo que piensen de mi. Pero…-pasó una mano por su cabello, nervioso.
-Pero te preocupas por mi.-terminó ella, sonriente.
-Hmp.
-A mi tampoco me importa lo que dirán, tú me salvaste la vida, y eso para mi es suficiente.-la intensidad de su mirada lo perturbaba, le recordaba a Naruto, su mejor amigo, cuando este se proponía algo nada ni nadie se lo impedía de lograrlo.-Yo quiero ser tu amiga, quiero seguir charlando contigo, quiero almorzar contigo.
-Yo también.-susurró él y caminó, perdiéndose en la oscuridad del pasillo. Sakura siguió su camino, con una sonrisa de oreja a oreja, simplemente estaba feliz. Tenía claro cuales eran sus sentimientos hacia el moreno, le quería, en tan poco tiempo le quería, lo sabía por las mariposas en el estómago, porque cuando él la miraba se ponía nerviosa y porque el contacto con su piel le gustó de sobre manera. Y tenía certeza de que él sentía lo mismo, porque lo vio en su mirada y porque su sonrojo se lo dijo.
