LA LUZ DEL MUNDO

El siguiente fic está basado en la historia de CCS de las chicas CLAMP. De entrada, todos los personajes de la serie reconocidos en el fic son de su exclusiva propiedad, no míos. Ahora si, a leer!

Prologo

Sábado, Domingo y Lunes… 3:00 am.

Se sentó de golpe en la cama, levemente desubicada en la habitación a oscuras. Parpadeo un par de veces y miro hacia su derecha. Los brillantes números rojos del reloj indicaban que eran las tres de la mañana, y ella se encontraba allí, inexplicablemente despierta y sin una gota del agotamiento que los últimos días la llevaba a la cama constantemente.

Se levanto y observo por la ventana la tempranísima claridad que se adueñaba de la calle, haciendo brillar la bruma fantasmalmente. Y entonces lo vio. Lo había esperado tanto tiempo, que pareció casi imposible no salir corriendo hacia sus brazos, porque el estaba allí llamándola. Podía sentirlo en cada uno de sus huesos, toda su piel tensa por la expectación.

Dejo caer la cortina lentamente. Uno, dos, tres… acompaso sus pasos a los latidos de su corazón, lentos, lentos como ningún corazón humano latiría normalmente. Y cuando abrió la puerta la sensación fue tan fuerte que sintió cada uno de sus músculos gritando por más.

Se acerco a él y le rozo la mandíbula, la barba incipiente clavándose en su piel. Sus ojos brillaron febriles, y lo escucho, después de tanto tiempo, después de tan larga espera.

Has vuelto a mí…

Capitulo 1.

1.

Disfrutaba del agua, claro, tanto como disfrutaba de un día soleado o uno nublado, o de los largos paseos por el bosque cercano a su casa que le dejaban el cuerpo lleno de rasguños y heridas leves. Pero en ese momento, sin posibilidad de volver, la lluvia era una abominación, una triste señal de lo que se avecinaba. Suspiro nuevamente mientras se preparaba para salir de la tienda de campaña en la que estaba. Miro al hombre a su lado y pregunto por enésima vez con una mueca:

En verdad esto es necesario?- el hombre la fulmino con la mirada

Puedes devolverte, pero fuiste tú quien me pidió este favor.

Lo sé… - ella bajo la mirada al suelo.

El hombre la miro con compasión. Sabía que estaba preocupada. Peor aun, tenía miedo, y el miedo puede hacer huir a las personas. Pero ella no podía huir. Para eso estaba allí, porque ella era la protectora. Era una responsabilidad enorme para una niña de solo 16 años.

Le puso una mano en el hombro y la obligo a mirarlo. Ella se resistió, pero él la tomo de la barbilla hasta que fijo sus ojos en los suyos. Por un momento vio aquel brillo revelador, la plata liquida que la había señalado como la heredera, que la había condenado, y se estremeció. Ella lo sintió y su interior se volvió un caos. Maldijo aquel don que le permitía saber tanto y que ahora la encadenaba, y las lágrimas inundaron sus ojos.

No sé porque fuiste elegida, pero ahora debes ser fuerte. piensa en todo el amor que guardas en ti, en todas las personas a quienes lo has dado. Ahí debes buscar tu fuerza.

Ella se giro y salió de la tienda. La lluvia se llevo sus lagrimas, el frio calo sus huesos y rodeo su corazón, aun tibio y latente. Mientras se alejaba del campamento una melodía envolvía sus pensamientos, un ensalmo mágico que le impediría rendirse hasta alcanzar su meta. Ahora no había marcha atrás. Miro por encima del hombro, y su corazón zozobro al verlo allí de pie, sus ojos húmedos y sus mejillas secas. Lo hacía por él, más que por nadie en el mundo. Siguió hacia el horizonte, donde el sol se ocultaba, y una estrella solitaria le indicaba el camino a través del desierto de roca oscura que la esperaba, un camino que no había elegido seguir.

2.

Era sorprendente la fuerza de aquel vendaval que la esperaba fuera de casa, más aun si estaban en verano, pero últimamente el clima hacia caso omiso de cualquier regla. Miro una vez más el paraguas que sostenía y lanzando un suspiro salió a la lluvia torrencial camino de la secundaria. El abrigo revoloteaba a su alrededor y la cortina de agua y bruma le impedía ver a lo lejos. Ya no se sentía tan agotada como días atrás, sin duda debido a que no se había despertado en todo el fin de semana. ¡Tres noches seguidas! ¡Había dormido durante TRES NOCHES SEGUIDAS! Se preguntaba si eso era algo clínicamente posible, o normalmente aceptable, cuando dio un mal paso y resbalo. Agito sus brazos haciendo aspavientos y logro mantenerse en pie, y antes de poder dar gracias, un automóvil paso velozmente a su lado y una pequeña ola de agua cayó sobre ella.

Lanzo un grito de ofuscación y se dispuso a despotricar contra el culpable cuando la vio.

Parecía tan perdida y desamparada allí de pie, con el agua cayendo sobre ella, y sin embargo, no parecía fuera de lugar, ni siquiera con aquella extraña vestimenta. "bien, así debo estar yo" pensó, pero en ese momento la chica comenzó a caminar, y ella sintió un impulso irrefrenable de seguirla. Antes de darse cuenta cruzo la calle y fue detrás de la otra joven. Observo el vestido sucio y roto en algunas partes y los brazos y las manos marcados por cientos de pequeñas heridas. La mano izquierda estaba completamente vendada, y los cabellos tejidos en cientos de delgadísimas trenzas formaban un complicado diseño en lo alto de su cabeza hasta caer casi en su cintura. No se dio cuenta de lo mucho que había caminado detrás de la desconocida hasta que miro a su alrededor y vio que estaban en un callejón que no conocía, sucio y abandonado, tan solitario que se estremeció.

Espera! – grito.

La otra joven se detuvo un instante y se giro hacia ella. Los ojos tenían un brillo apagado y la sonrisa era casi imperceptible. La atmosfera a su alrededor se volvió densa y tan llena de melancolía y tristeza que sintió ganas de llorar por todos aquellos sentimientos dolorosos que podía sentir. Un nudo en la garganta le impedía hablar, pero la incredulidad la obligo a acercarse con paso vacilante y levantar la mano. La chica hizo lo mismo, y sintió en su mejilla la mano fría y rugosa, vibrantes corrientes de cálida energía emanaron de ella disipando todo el dolor. Reconoció cada una de las líneas de aquel rostro, como si viera su imagen en un espejo, y se asusto cuando una laguna de plata opaco aquellos ojos tan conocidos.

Es imposible… - murmuro. – la chica se alejo y luego de un par de pasos se dio la vuelta y se fue corriendo.

Se quedo mirando el callejón vacio, y poco a poco tomo conciencia de la lluvia que continuaba cayendo. Se dio la vuelta y un destello llamo su atención. En medio de un charco un medallón de plata relucía con brillantes incrustaciones de colores en un diseño que vibro bajo sus dedos.

3.

Llego a tiempo para la segunda clase. Se había devuelto a casa para cambiarse, y ahora se hallaba sentada en su pupitre, completamente seca, fingiendo prestar atención al profesor de historia que se empeñaba en explicar los cambios políticos y sociales del siglo catorce.

Sin embargo, lo único que ocupaba su mente era la joven que había visto, y el extraño medallón que daba vueltas una y otra vez en su mano. El oxido lo cubría en ciertas zonas, impidiendo identificar el diseño que podía apenas vislumbrarse, y las ´piedras brillaban casi con fuego propio.

Estaba ocupada tratando de seguir el intrincado dibujo cuando su vista se nublo y el lugar en el que estaba cambio. Como en un sueño, observo otro salón de clases que no pertenecía a su escuela. Las voces le llegaban lejanas, y las siluetas eran tan borrosas que no podría distinguir una de otra. Pero un destello de energía la empujo como una ventisca, y al ver el lugar del que provenía, vio a una joven de cabellos negros y ojos grises, la falda tableada de color verde y la corbata negra sobre la camisa blanca. Dio un paso hacia ella y otro más, y cuando ella pareció darse cuenta de su presencia el suelo se abrió bajo sus pies y la oscuridad se la llevo ahogando su grito.

"búscame"

Señorita Kinomoto!

El profesor de historia la miraba con ira contenida. Vio el bigote temblar levemente y la mandíbula rígida.

Si le parece tan horrible la clase, no necesita gritar para interrumpirla, apuesto a que sería más fácil para usted irse camino a detención. Está de acuerdo?

No se movió, así que el profesor la obligo con un chillón "¡AHORA!". Dio un brinco y tomo sus cosas rápidamente. El brusco movimiento la mareo, pero no le dio importancia. Sin embargo al salir, cada paso que daba le costaba un esfuerzo, pues todo el mundo a su alrededor se movía con ella. Se detuvo un momento a mitad del pasillo, en donde Tomoyo la encontró.

Sakura…

La voz de Tomoyo tenía un tono precavido. Se acerco a ella y le levanto el rostro. Además de estar terriblemente pálida, los ojos de Sakura tenían unas oscuras marcas violáceas alrededor. Esas ojeras no estaban antes, cuando llego a la secundaria, ni tampoco la palidez mortal. Pero lo que nunca estuvo ahí, y que ahora era resulto tan visible para Tomoyo, era aquel brillo de plata que adornaba los ojos anteriormente verdes de Sakura.

Sakura, tenemos que salir de aquí.

Porque Tomoyo. Sabes? No me siento muy bien, no quiero moverme de aquí, si no te molesta.

No Sakura, no lo entiendes. Debemos salir de aquí, ahora.

La joven la miro interrogante, pero la palidez de su rostro se torno cetrina. Sintió una corriente de energía tan fuerte que se asusto, pero lo peor fue darse cuenta de que provenía de sí misma.

Que me ocurre Tomoyo, que está pasando? – pregunto asustada. Tomoyo corrió hacia la alarma de incendios que tenia más cerca y la activo. Fue entonces cuando comenzó a temblar. Un rayo de luz cegadora las envolvió, los gritos desaparecieron, y en solo un parpadeo, la secundaria había desaparecido.

4.

Cayó al suelo de rodillas y vomito convulsamente. Cruzo las manos sobre su abdomen mientras las arcadas seguían una tras otra, impidiéndole respirar. En ese momento unos brazos fuertes la levantaron y la alejaron del ardiente sol. Escucho a Tomoyo llamándola, pero estaba tan desesperada por respirar que no pudo concentrarse en la voz de su amiga. Pudo ver a través de las lágrimas un rostro familiar, antes de sentir una presión firme en el pecho y el aire que entraba nuevamente a raudales a sus pulmones. Finalmente se durmió.

Que ha ocurrido?

Fue ella. La sentí. Fue algo tan fuerte que…yo… - Tomoyo tartamudeo tratando de explicarse.

Que la sentiste? A quien sentiste?

No sé cómo se llama! No sé porque la sentí, no sé quien es! Yo estaba volviendo del servicio y la vi, era una visión de Sakura, pero yo la vi. Estaba en otra secundaria, tenía una falda de color verde, y su cabello era negro. Pero sus ojos, Eriol! Eran plateados! Plateados, como los de Sakura. Sakura tiene los ojos plateados!. Y supe que era el momento, pero no se de que. Algo está a punto de ocurrir y yo lo sé! ¿Cómo puede ser posible?

Tomoyo estaba al borde de la histeria. Sus ojos se abrían febriles mientras frotaba una mano con la otra y daba vueltas de un lado al otro, lanzando miradas rápidas al sofá en el que dormía Sakura.

Tomoyo… Tomoyo! – el la sujeto de los brazos con fuerza y la obligo a detenerse. En ese momento la expresión de Tomoyo cambio drásticamente. Sus ojos se perdieron en la distancia y murmuro un par de palabras que Eriol no entendió. Luego pareció volver al presente y sujeto a Eriol de los antebrazos, hablándole con desesperada rapidez.

Encontré a Sakura, estaba tan mal! Y le dije que teníamos que irnos. Lo sabía. Por eso hice sonar la alarma de incendios. Comenzó a temblar, y todo el mundo gritaba, y yo sentí este….fue como si me jalaran, o me empujaran, no sé cómo explicarlo.

Tomoyo no tomaba aire para respirar, y la alarma en su voz subía más y más a cada segundo.

Y entonces la luz, tan brillante, y llegamos aquí, a tu jardín, porque yo desee tanto estar aquí, sabía que tenía que venir. Y ahora ellas. Están despertando, y Sakura tiene que encontrarlas antes de que lo hagan ellos. Y ella es la primera, está en peligro, y no lo sabe, y no sé cómo podrá encontrarla Sakura…. – tomo un respiro profundo – algo terrible va a ocurrir…

5.

Una semana atrás…

Lunes.

Despertó con la sensación de no haber dormido más que un par de minutos. Le dolían todos los músculos del cuerpo y la fuerza le fallaba. Gimió al recordar la derrota del sábado, cuando la fatiga la había obligado a salir de la cancha luego de hacer perder a su equipo el primer set. El campeonato de voleibol estaba cerca y ella no era capaz de sostenerse en pie durante poco más de media hora.

Se levanto con un esfuerzo sobrehumano y se encamino al baño. El agua fría la despertaría un poco, pero no sabía qué hacer para obtener la energía que parecía perder más rápidamente de lo que la recuperaba.

Se sentía tan agotada. Se bebió una taza de café cargado y tomo un par de vitaminas, tomo su bolso y salió hacia la secundaria. Iba distraída hasta que un grito terrible la obligo a levantar la cabeza.

Una chiquilla de coletas negras se encontraba caída en medio de la avenida, y un coche se acercaba velozmente hacia ella mientras intentaba levantarse.

Los frenos chirriaron sobre el pavimento y todo a su alrededor pareció detenerse. Corrió hacia la chiquilla que miraba paralizada el coche que se cernía sobre ella, la levanto en brazos y la llevo hasta el arcén.

Los ruidos volvieron nuevamente, el coche estrellándose contra un poste al intentar desviarse, la gente gritando intentando ayudar a los accidentados, y el mismo grito, como un cantico: "¿la niña? ¿Dónde está la niña? ¡Había una niña allí mismo, dios!. Sintió los pequeños brazos sujetándola con fuerza por la cintura y al separar a la pequeña para asegurarse que estuviera bien, descubrió en los ojos de la niña temor y confusión.

Una mujer le arranco a la niña de los brazos y la recorrió por todo el cuerpo buscando heridas, y al no ver nada miro con ojos inquisidores a Sakura.

Como diablos lo hiciste? Ese coche, la iba a matar! ¿Que eres? Estaba allí en mitad de la calle, parpadee y ya no estaba, y ese coche….! – la mujer estaba claramente desequilibrada. Sakura se levanto sin responderle. ¿Qué podía decirle? ¿Que había sido lo suficientemente rápida para salvar a esa niña en menos de un segundo? ¿Qué el carro dejo de ir tan rápido, que el sonido despareció, que todo estaba prácticamente detenido? Sí, claro, y luego vendrían por ella para meterla en un manicomio. Un movimiento fugaz llamo su atención. Había un pequeño ser mirándola con unos inmensos ojos completamente negros, de otro mundo. Una risa gozosa, casi inaudible, escapo de la boca de labios sonrosados mientras el pequeño ser huía de allí.

Espera! – grito ella, antes de salir en su persecución, pero al dejar atrás a todos los transeúntes que la observaban con curiosidad, se dio cuenta que, lo que fuera que hubiera visto, ya no estaba por allí. Sintió las manos húmedas y frías y las froto para darse calor. Se le hacía tarde, así que corrió como lo hacía desde la primaria. El timbre sonó en el momento en que pisaba el salón de clases, y unos ojos de color amatista se levantaron en un silencioso saludo. Era un día como cualquier otro.

Martes.

Tal vez fuera mejor ver a un medico. De ese modo, tendría una excusa para no participar en la clase de gimnasia. Se dejo caer en la silla de la sala mientras se calzaba. Tomo el bolso y olisqueo algo delicioso que parecía provenir de la cocina. Se acerco sigilosa, pues su padre todavía se hallaba de viaje en algún lejano lugar del que ninguna persona del común podría haber escuchado jamás en su vida. La sorprendió verse a sí misma en la cocina, con un delantal puesto y la pijama. Se acerco con la boca abierta.

Será mejor que cierres la boca. – le dijo su otro yo - no te ves bien así.

Pero qué..?

Quieres desayunar? Tal vez te guste – miro a su propio rostro sonriente desde el otro lado de la mesa.

E-esta bi-en… - se movió sin quitar ojo de sí misma.

Vamos, no es la primera vez que me ves, o si? Ha pasado mucho tiempo.

Espejo…- murmuro atónita. – pero es imposible! Yo no..!

Oh, pero claro que sí! Solo tú puedes hacerlo, no? De todos modos, creo que necesitas comer algo, últimamente pareces agotada, y todas nosotras nos preocupamos.

Comenzó a comer del plato que tenia frente así, bajo su propia y atenta mirada. Era imposible, tal vez todavía estaba dormida, porque espejo, y las demás cartas, y Yue y Kerberos estaban dormidos en el fondo del sótano, en el mismo lugar donde los había descubierto la primera vez, en el mismo lugar en el que los había dejado luego de…

Sacudió la cabeza, incrédula.

Bien – dijo espejo mirándola desde la encimera, en donde estaba sentada. – creo que ya debo irme. Después de todo…

Una luz brillante la envolvió y un segundo después, espejo ya no estaba allí.

No supo cuantos minutos paso allí antes de reaccionar. Tomo su bolso nuevamente y salió de la casa. Sus pensamientos giraban confusos, pero la constante en todos ellos era ¿Qué estaba ocurriendo?

Miércoles.

Tomoyo?

Cuando ella la miro a través del espejo, se sentó sobre la cama y comenzó a trenzar su largo cabello castaño. No sabía cómo comenzar a contarle lo que le había sucedido el día anterior. Hacia tanto tiempo desde la última vez que habían hablado de ello. Desde que supo que Shaoran no volvería más. Y entonces todo se había acabado, porque no quería recordar. Pero recordaba, claro que recordaba, por eso no se permitía volver al sótano, ni abrir el libro de las cartas, ni buscar consuelo en ellas, o en la alegría de kero o en la taciturna y reconfortante compañía de Yue.

Que ocurre, Sakura?

La castaña dejo escapar un suspiro antes de reacomodarse.

Sabes? Es que…

Se quedo sin palabras, porque no sabía cómo explicarle que había hecho que el tiempo se detuviera para salvar a esa niña. Porque en realidad no había forma de explicar cómo había pasado, sin las cartas, ella simplemente no podía haber hecho eso.

Nada, olvídalo – suspiro – creo que simplemente me estoy volviendo loca. Se miro las uñas como si fueran la cosa más interesante del mundo, y no levanto la vista a tiempo de ver la sombra que cruzaba por los ojos de su amiga. Sonrió. – creo que será mejor que vayamos a dormir. Se hace tarde.

Cierto. Dame un minuto más.

La chica se cepillo el cabello una vez más antes de sujetarlo en un moño suelto en lo alto de su cabeza. Una casi imperceptible sensación de alarma se activo en su mente, impidiéndole dormir bien.

Jueves.

Se sentía angustiada. Siempre había compartido todo con Tomoyo, pero esta vez no podía hacerlo. No se sentía capaz de enfrentarse con esto, porque sabía que, dijera lo que dijera, la llevaría a Shaoran. Y no quería eso, porque sería como aceptar que había cometido un error, y sabia que lo había hecho por un buen motivo.

Miro con preocupación la selva que crecía en el interior de su habitación. Las enredaderas subían por las paredes, y el musgo cubría cada superficie libre. ¿Como podía ser posible que su habitación tomase esa apariencia al momento de entrar allí?

Cerró la puerta de un golpe y corrió a la sala.

El teléfono solo timbro una vez antes de oír al otro lado de la línea a Tomoyo.

Sakura? Como estas?

Estoy bien…. No, eso es mentira, no estoy bien Tomoyo, es todo tan extraño. Primero Tiempo, luego Espejo, ahora es Bosque! ¿quieres ver como esta mi habitación? Parezco perdida en jumanji! Es una locura, claro que es una locura, ¡PORQUE TODAS MIS MALDITAS CARTAS ESTAN SELLADAS EN EL SOTANO!

Respiro profundo y se sujeto la cabeza.

Ahora estas mejor? Sabía que tenías que contarme algo, pero como no habías querido decir nada…mejor lo deje estar.

Tomoyo…

No. Escúchame Sakura. Sabes que tienes que decírselo.

No lo hare Tomoyo. Deje todo eso atrás cuando…

Sí, todos sabemos que lo dejaste atrás. Pero eso no importa ahora, porque tu más que nadie sabe que estas cosas no ocurren solo porque si. Y además…

Tomoyo se detuvo.

Sabes que Sakura. Está bien. No le digas nada. Al menos por ahora. Ya encontraras el momento adecuado. Hablamos en un rato. Debo ir al ensayo del coro.

El teléfono le devolvió un timbre insistente, indicándole que le habían colgado. Dejo el teléfono en su lugar y salió de la casa. Definitivamente necesitaba un poco de aire fresco.

Viernes.

Aquello de estar agotada todo el día ya la tenía harta. Se sujeto el largo cabello en una coleta y soltó una palabrota expresando su ofuscación. Se observo al espejo una última vez antes de salir, y un brillo plateado le llamo la atención. Al fijarse con cuidado no vio nada, así que lo dejo estar y se fue. Su imagen se quedo en el espejo, observándola marchar, para luego desaparecer en medio de una brillante luz.

Tomoyo estaba observando con atención un escaparate de la anticuaria cerca al parque. Había salido de la secundaria sola, pues Eriol practicaba futbol esa tarde y Sakura entrenaba para el partido del día siguiente.

Entro al local y camino entre los escaparates. Sabía exactamente a donde se tenía que dirigir. Aquella palpitación musical llenaba su cabeza con más y más fuerza, hasta que solo pudo oír eso, y nada más. Comenzó a tararear aquella melodía, el sonido en su boca, a través de sus labios cerrados, alejándola de todo a su alrededor. Y entonces lo vio, en el lugar exacto en el que sabía que lo encontraría, en medio de un nido de prendas de segunda mano y plumas y joyas de fantasía que no habían visto la luz en muchísimos años, ni siquiera en esa tienda en la que la gente buscaba objetos antiguos o extraños.

Lo tomo con delicadeza, un precioso medallón de jade y oro, que colgaba de una cadena de oro también. El oro dibujaba en la piedra verde, con un detalle exquisito, un enrevesado diseño en el que se podía vislumbrar un corazón. El amor. Había comenzado, y ahora que lo había encontrado debía entregarlo

Salió de la tienda con el medallón en la mano, sin que nadie la notara. Sus ojos opacos miraron a la lejanía y su mano se cerró con fuerza sobre la joya, que pulso en su encierro, llamando a su dueña.



Notas de la autora:

Bueno, hola todo el mundo! Después del trágico final de mi primer fic, espero que no hayan quedado tan decepcionados y/o decepcionadas como para no darle la oportunidad a esta nueva historia. No creo que los capítulos vayan a ser muy largos, y no sé si el fic vaya a tener muchos capítulos, pero la idea me ha gustado mucho y espero que al menos haya logrado llamar su atención. Espero sus comentarios al respecto, y a quienes terminaron de leer el otro fic, bueno, me prometí a mi misma que iba a darles un final alternativo para quienes no quisieran ver sufriendo a la parejita, así que estoy trabajando en ello.

Bueno, no siendo mas, los y las dejo, y mucha suerte en todo!

Sayonara!

Shinju Kinomoto