Por ti, Cornamenta

Dio un paso vacilante. La lluvia arreciaba su cuerpo. Parecía atravesar su propia alma. Pasó el umbral de la puerta. Cayó de rodillas al suelo, sin terminar de entrar. No alzó la cabeza. Jadeaba casi imperceptiblemente. Tenía la vista puesta en algún punto del suelo.

Tenía la respiración entrecortada. Un nudo en la garganta le impedía apenas respirar. Lágrimas de impotencia salieron de sus ojos grises.

Alzó lentamente la vista. Desearía toda su vida no haberlo hecho.

El cuerpo inerte de su mejor amigo, aún caliente, descansaba a escasos centímetros de él. Pero su alma había partido, a un lugar donde él no era capaz de llegar.

-Cornamenta...- dijo con la voz quebrada.

Observó su rostro con dolor. Cada una de las fracciones de su amigo reflejaban la desesperación que instantes antes de su muerte había sentido por no tener el poder suficiente para proteger a su familia.

Esa desesperación, que envenenaba el alma de su mejor amigo, de su hermano, de su compañero de aventuras. Jamás había llorado. Sirius Black nunca lloraba. Pero jamás había sentido tanto dolor.

Un dolor desgarrante que se acumulaba en su pecho como una losa aplastando su desolado corazón. Su familia. Su familia yacía en aquella casa. Aquella casa que acababa de ser devastada, privada de cualquier tipo de felicidad.

Alargó su mano temblorosa a los ojos de James y los cerró con suavidad. Se puso en pié con dificultad, con el llanto amenazando con ahogarle. Cargó a su amigo en brazos y, lentamente, llegó al exterior de la casa. Lo dejó sobre la hierba dejando que una lágrima cayera sobre su cuerpo.

Entró a la casa y subió lentamente, casi con miedo, las escaleras al piso superior. Al fondo del pasillo vio una puerta entreabierta. Se acercó a ella con temor. Cerró los ojos bruscamente al mirar dentro. Lily... su pequeña Lily estaba tendida en el suelo. Un llanto insistente llamó su atención.

-Harry- murmuró antes de tomar en brazos al pequeño. Logró cargar a la pelirroja con un brazo y bajarlos a ambos al jardín. Dejó a la esposa de su mejor amigo junto a éste.

-Black- escuchó una voz grave tras él.

-Hagrid- dijo Sirius con una lágrima descendiendo por su mejilla.

-Entrégame a Harry.

-No, vendrá conmigo, soy su padrino.

-Son órdenes de Dumbledore.

-De acuerdo... coge mi moto, no la necesitaré.

El semigigante asintió y partió sobre la voladora moto de Sirius. El joven ex Gryffindor se arrodilló en la hierba junto a sus amigos. Cerrando los ojos con fuerza.

-No te vayas...- gimió abrazando a su amigo.- No me dejes solo, Cornamenta... por favor...

No podía detener el llanto. No cesaba de derramar lágrimas. Lloró incansablemente. Por horas. No cesó de llorar aferrado al cuerpo inerte de su mejor amigo. Cuando lo soltó, alzó la vista al cielo.

-Por ti Cornamenta... por ti Pelirroja... por Harry... Juro por Merlín que aunque sea lo último que haga... vengaré vuestra muerte- dijo mirando al infinito con odio.

Y el recuerdo, el simple recuerdo de quella noche, lo perseguiría el resto de las suyas en una fría y oscura celda... de la prisión de Azkaban.


Hola!!

Espero que os haya gustado!!

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Clara-Black