Primero, no tengo más derecho sobre la historia que mis divagaciones sobre ella. Cowboy Bebop y sus canciones, son propiedad de su editora, sus autores, y la música, creación de la genial Yoko Kanno.

Segundo, aclarado el derecho de autor, se recomienda leer la siguiente historia, al ritmo de un buen jazz o blues. Créanme, me lo van a agradecer!

Tercero, la historia tendra 3 capítulos. 4 a lo mucho, si lo creo necesario.

Y finalmente, gracias por darse el tiempo de leerme. Si les gusta lo suficiente para dejarme un review, estare profundamente agradecida.

Bien..comencemos con esto.

Era raro ver un tipo de mujer como aquella que se había sentado a mi barra. Se veía frágil y completamente sola, como si fuese la última mujer del planeta. Sus ojos azules reflejaban una tristeza infame en aquel rostro de muñeca, con esos rizos dorados que enmarcaban su rostro, casi etéreos.

Era casi palpable el sentimiento de soledad que desprendía, y varios machos del café ya habían apartado la mirada de aquella helada belleza, que tomaba un whisky en la barra. Un licor tan fuerte que desentonaba en absoluto con ella.

-¿Va a desear algo más? – Le ofrecí con una sonrisa que ella me correspondió, para mi sorpresa. Raramente ese tipo de mujeres venía o tenía ánimo de sonreír a cualquiera que no fuera quien hubiese perdido.

Por que era esa expresión que había visto y tenido incluso en algún momento yo misma, como mujer, como hija. Y era la misma expresión que había visto en mi madre, el día que perdió a mi padre en la infame guerra de Titán. Era comprensible.

-Sírvame otro whisky, por favor. – Me dijo la mujer en una voz bellamente modulada. Las cascadas de sus rizos se movieron con ella, mientras yo asentía y preparaba rápidamente la bebida en las rocas. Los hielos tintinearon un segundo en cuanto rocié la broncínea bebida y la entregue a su dueña.

-Gracias… - La mujer lo tomó y dio un sorbo a la bebida, como para reclamar su propiedad sobre ella. Movió sus dedos hacia los bolsillos de su gabardina, pero lo negué con un movimiento.

-Esta va gratis – Aproveche el hecho de que ningún cliente se acercara con otro pedido y me serví una bebida por mi cuenta. Al voltear, noté varias miradas sobre mi cuerpo, que enfundado en el uniforme de camarera, no alcanzaba a ocultar mi silueta con su rigidez servicial. Solté un suspiro y cerré mis propios ojos un momento. Gajes de oficio.

-Una chica como tú, no pertenece a un lugar como este – me dijo la mujer del whisky, mientras apuraba otro sorbo en sus labios carmín.

Me volteé y la miré, con una expresión algo sarcástica en mi rostro. Apresuré mi propio sorbo de whisky y le respondí.

-Al igual que una mujer como tú, que parece perdida en este lugar - Mis ojos azules se encontraron con los de ella, y me arreglé un mechón rebelde de la frente – Sin embargo, aquí estamos ambas y si bien no es olvido lo que podemos conseguir, al menos si algo de compañía.

Ella soltó una de sus sonrisas y elevé mi copa para chocarla con la de ella.

-Mi nombre es Julie.

-Dices cosas muy raras, chica. – Chocó su copa con la mía – El mío, es Julia.

No olvidaré esa noche en particular, ni lo que me dijo. Estaba muy lejos de imaginar cuanto podría saber de Julia, sin que ella me lo dijera realmente. Los clientes fueron y vinieron como siempre, pero Julia permaneció allí, inamovible, mientras copa tras copa me revelaba los sucesos que habían causado esa mirada suya, al ritmo del jazz que tocaba como un apropiado fondo para su historia. Sus manos se crispaban cada vez que lo mencionaba y su voz se tornaba un poco más emocionada al hablar de él.

-Así que…Spike. – Sequé un par de vasos y preparé un par de tragos más para unos clientes que con una sonrisa, y un par de contoneos logré poner en una mesa. Sentía un poderoso sentimiento que me exigía que Julia fuese el único huésped de mi confesionario con olor a licor y olvido.

-Así es Julie – Julia tomo un nuevo sorbo, el cual le aclaró la garganta. – Ese es el nombre del hombre que perdí. Por mi culpa, Spike murió. Lo mataron. – Los hombros de Julia temblaron un poco y ella se encorvó, como tratando de protegerse.

Toque su hombro con mi mano, lo cual pareció tranquilizarla un poco y levante su rostro para que me mirara.

-Nadie tiene la culpa de que esas cosas pasen, más que aquellos que blanden sus armas para ello.

Julia asintió y pestañeo rápidamente para evitar que un par de lágrimas se escaparan de sus ojos. Aquella revelación parecía dolerle y pesarle como la vida misma. Como si todo fuese su culpa.

-El amor nace en los corazones. No mediante palabras o promesas vagas…. – Tomé mi vaso y levanté la mirada hacia las ventanas, donde los automóviles pasaban sin detenerse, mostrando fugaces luces, como estrellas descontroladas. - Mi amor también fue arrebatado, pero en una pelea donde estuvo involucrado el Dragón rojo. El amor no puede simplemente reconstruirse o devolverse….pero pareciera que a veces la violencia en los hombres no lo entiende de ese modo. Era comprensible que tuvieses miedo y escaparas.

-Y así firmé el destino de Spike con la muerte…. – Julia tomó un largo sorbo – Pero no puedo huir eternamente.

-Nadie puede escaparse de ciertas cosas…pero siempre existen las segundas oportunidades… - La veo a los ojos y observo a los clientes que abandonan el establecimiento, una vez satisfechos sus afanes – Solo que cuando tengas tu oportunidad…no la desaproveches.

Julia terminó su vaso se quedo largo rato mirándolo.

-Julie…- Julia vaciló un segundo - ¿Tú tuviste una segunda oportunidad?

Bajé la mirada y me sujeté de la barra, buscando algo de fuerza dentro mío. La oportunidad de comenzar de nuevo y evitar que terminara destrozada, estuvo allí. Vi un flash de imágenes, el rostro de mi prometido y mi voz, atrapada en el tiempo cuando me dejó.

-La tuve…y la perdí. – Dije al fin. Sentí su cálido aliento y su perfume, cuando sin decir nada, me dio un abrazo, dejándome sorprendida un momento, antes de retribuírselo. – Después de perderlo, nunca más volvía escuchar de él o de su saxofón.

-Puede que en algún lugar del cielo, él este tocando canciones para ti – me dijo de una forma que no pude interpretar – Estoy segura de eso.

-Puede que lo haga…aunque no tendré una letra con cual cantarlas - sonreí y procure que mis lágrimas no escaparan de mis ojos. Extrañaba su voz, su largo cabello oscuro, su forma de acariciarme, con la misma pasión con la que tocaba…Retome la compostura con un largo sorbo de whisky.

-Puede que Spike este volando en las estrellas, para mostrarte las más bonitas. La más lejana y brillante.

Quedamos calladas durante largo rato, simplemente tomando y disfrutando de nuestra compañía. Julia dejó mi bar hacia la madrugada., con un simple movimiento de mano como despedida.

Sabía que no iba a volver a verla nuevamente, pero en mi interior, esperaba que alguien, tan similar a mí, pudiese encontrar un mejor destino que el que ahora compartíamos.

Esperaba que Julia pudiese encontrase con Spike en algún momento. Que volviera a verlo y reunirse, ya en vida, ya en muerte, de nuevo con él. Julia me dijo que gustaba cantarle.

Asi esperaba que algún día pudiese ver de nuevo a Gren. Esperaba cantarle de nuevo, envuelta en su música.