Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto.

Aviso: Este fic participa en el reto KWP: Entre la vida y la muerte del foro La Aldea Oculta entre las Hojas.

Advertencias: ¡Parodia del sueño ubicado en el juego de rol Konoha Robot WorldParty! Jerga chilena. No sé qué mierda escribí... No recomiendo leerlo. ó.ó


—¡Conchetumadre! —exclamó la dulce princesa. Eh. Es decir, Hidan.

Que no era dulce, ni princesa. De hecho era un brujo chileno con muchas ganas de joder duro y bonito a cualquier aweonado que se encontrara en el bosque encantado. Seguro que otros días de la semana, estaba lleno de incautos, pero ese día parecía que todos habían tenido ganas de quedarse en casa rascándose los huevos o alguna pendejada similar. No era un secreto que Hidan era en extremo religioso, y que su dios Jashin requería ofrendas al menos una vez a la semana. Y Hidan no podía llevarle florecitas y veladoras como si fuera otro dios culiao. Tenía que llevarle almas, ¡era la forma en que limpiaba ese mundo!

La wea ya estaba muy aburrida, y Hidan tenía que ir a su clase de pilates, y no podía desperdiciar ni un solo día porque el vejete asqueroso de Kakuzu había pagado la mensualidad y debía ir a todas las clases si no quería que lo estuviera jodiendo. Por lo cual, apresuró su cacería, caminando hacia partes más transitadas del bosque. Visualizó a una weona de cabello azabache y decidió acercarse.

—Y ahora qué, po. ¿Quién eres y qué haces por acá?

—¡Qué te importa, viejo de mierda!

—¡A quién llamai viejo de mierda, pendeja!

La chica parecía no querer conversar, y al parecer buscaba a alguien. Seguía diciendo su nombre como guacamayo en celo. Aunque Hidan no tenía idea si los guacamayos entraban en celo o qué. Al parecer era una Uchiha. Sus señas físicas se parecían mucho a ese clan de mierda.

—¿Así que quieres encontrar a ese Yagura, guacha? Yo puedo venderte una manzana envenen... ehhhh, una manzana que otorga el poder de localización. ¿Qué te parece? Así encontrarías a tu pololo de mierda.

—¿Te crees que soy estúpida, asqueroso albino feo? ¡Ibas a decir que la manzana estaba envenenada!

—¡Cállate, puta, deja de llamarme así! —dijo Hidan para luego meterle la manzana en la boca, obligándola a tragar.

—¡Ay, no mames! —exclamó la dulce princesa Uchiha antes de caer muerta en el piso.

Hidan se puso su delantal favorito, y comenzó a poner sus símbolos por el piso, dejando el cuerpo de la weona encima de una piedra que se encontró por ahí. Estaba cantando unas canciones de Miguel Bosé cuando llegó un chico de tamaño pequeño y que al parecer estaba buscando a la muerta mosqueada esa.

—¡Sasuke! ¿Qué te ha pasado? —gritó Yagura mientras cacheteaba a la mujer, con lágrimas en los ojos.

—La mató un weón, guacho. Fíjate si revive dándole un beso de verdadero amor.

—¿Eres un viejo satánico o algo?

—¿¡Que por qué me dicen viejo, imbécil!? ¡No soy un pendejo satánico de mierda! ¡Soy jashinista! Así que sé mucho de magia y esas weas.

—Así que... si la beso... ¿ella revivirá? —preguntó con inocencia, mirándolo a los ojos.

—Sí, pendejo, eso dije.

Yagura besó a la chica, y Hidan se echó a reír, gritando cosas como que era un necrofílico de mierda. Yagura se separó angustiado, sintiéndose timado. Sin embargo, Sasuke comenzó a reaccionar. ¡La leyenda del beso del verdadero amor era cierta!

—¿Qué wea?

Comenzaba a gritar y estaba por cortarlos con su guadaña, cuando llegó un elfo mojado por el horizonte y le clavó una flecha a Hidan, con gran puntería que estampó su cabeza contra un árbol.

—Tsk. Qué problemático. Dejen dormir. Estoy con una rubia buenísima, guarden silencio —dijo antes de irse.

Y así fue como Kakuzu regañó a Hidan por perderse sus clases de pilates mientras le cosía de vuelta la cabeza a su lugar.


¿Review?