Bueno este es el primer fic q subo a la red, espero les guste mucho y me dejen hartos reviews! Porq, dale, a kien le gustaría seguir escribiendo para nadie XD
Este fic trata sobre Bellatrix y Lucius Malfoy, y de la relación que mantienen en Hogwarts. Tras esta relación y una serie de acontecimientos que irán descubriendo nace Angelina. Y sobre ella recaerán todas las características de ambos…
El primer capítulo habla de las circunstancias de su nacimiento y de cómo ella llega a educarse y descubrir su pasado. Espero les guste!
Cariños,
W.P. Korsakov
PD. Para los que lo habían leído antes hay una pequeñísima modificación, para poder cuadrar con el tercer capítulo. Ahí verán de qué se trata.
Capítulo I
Una nueva Malfoy
Eran cerca de las siete de la tarde cuando Draco llegó a su casa paterna. Su madre lo esperaba frente a la chimenea, seria, altiva. Su rostro mostraba las huellas de la edad de manera sutil, con leves arrugas alrededor de sus grises e inexpresivos ojos y en su largo pelo platinado las canas eran imposibles de notar. El hombre se acercó sigilosamente a ella, su cabeza daba vueltas y vueltas, y por más que pensaba no creía que fuese cierto. "Una hermana… ¿yo?". No obstante aquellos ojos languidecentes que lo miraban fijamente en sus pensamientos lo hacían dudar. Eran extraordinariamente parecidos a los suyos… a los de su padre. Luego se le vino a la cabeza la imagen de un rostro puntiagudo, con una oculta sonrisa, el cabello crespo de un rubio clarísimo caía tras su espalda…
-Madre- dijo de pronto, sin darse cuenta que estaba frente a la mujer.
-Pensé que vendrías con mi nieto-dijo inexpresiva. No se atrevía a mirar a su hijo. Las palabras de su carta resonaban aún en su mente.
"Querida Madre:
Nuestra casa es una casa muy antigua y noble cuyos miembros gozan de la fortuna de ciertos rasgos propios de nuestra familia. He conocido a una joven búlgara que acaba de llegar a Inglaterra. Aún tengo clavados en la retina sus apagados ojos grises, sus gruesos párpados… su larga cabellera platinada.
Madre, ¿hay algo que no sepa? Necesito que hablemos. No puedo dejar de pensar en esto ni en como afectará la visión familiar del pequeño Scorpius.
Llegare mañana por la tarde.
Draco."
Desde aquel instante no había podido conciliar el sueño, las ideas y recuerdos venían a su mente como si hubieran sucedido ayer. Temía por Draco, por el odio que le pudiese tener a ella o a su padre después de esto.
-¿Y bien madre, tienes algo que contarme?- dijo arrastrando cada una de las palabras.
- Yo… Draco… puede ser sólo una coincidencia, hijo… no…- dijo tartamudeando la mujer, se paró débilmente ante su hijo quién la miraba con un intenso odio.- ¿qué importa quién sea, hijo mío? Eso…
-¡¿Qué no importa madre?! ¡¿No importa que llegue a King's Cross una mujer, a quién todos reconocieron que tiene los mismos rasgos que Tía Bella y mi…?!- Draco no pudo seguir de pie. Su madre se acercó a él, y tomó su mano.
-Draco, hijo mío…
-¿Quién es? ¡Dímelo!- gritó enfurecido mientras tomaba bruscamente el rostro empapado en lágrimas de su madre.
-No… no hijo, no es nadie... tu no entiendes...-
-¿Crees que Potter no lo notó? ¿Y qué me dices de Weasley, eh? ¿Crees que sea tan tonto como para no reconocer a… ?- el hombre gritaba enfurecido, su rostro puntiagudo me fruncía completo por la ira que lo consumía.
-Es tu hermana, Draco- dijo otra voz de hombre, que salió desde el desiluminado pasillo. El hombre avanzó hacia el con cierta parsimonia, dibujando una siniestra atmósfera a su alrededor, miró a su hijo, y luego a su compungida mujer y le dijo: - Vete, Narcissa, Draco y yo debemos hablar.
Lucius Malfoy mostraba la misma dignidad de antaño, sus finos atuendos negros, su capa de viaje, su bastón de plata. Había, con el paso de los años, aparecido unas incipientes entradas en su rubio cabello y las arrugas comenzaban a surcar su pálido rostro, pero la vejez aún no se apoderaba de él. Lo miró durante varios segundos, como si hace años no lo hiciera. Comprobó que sus rasgos eran cada vez más semejantes a los de él. La arrogancia le impidió saludarlo, y simplemente le señaló la butaca que acaba de ocupar su esposa mientras se quitaba la capa de viaje.
-Veo que te dignas a venir a tu casa sólo para traerle problemas a tu pobre madre, ¿no, Draco?-dijo mientras servía dos copas de whisky de fuego.
-Ya sabes a lo que vine, y no metas a mi madre en esto- recibió la copa con desdén y tomó un trago – Al parecer el problema, nuevamente fuiste tu, padre – una furiosa sonrisa de dibujo en su rostro mientras Lucius lo contemplaba.
-Según escuché Angelina ha vuelto a Londres, ¿no es así? Gracias a Dios que Bellatrix está muerta o tendría que matarla yo mismo por el regreso de esa mocosa…
-Entonces… es cierto… tu…- El hombre lo miró fijamente, vio los idénticos ojos grises en el rostro de su progenitor y supo que era verdad.
-Déjame que te cuente esta historia Draco…- dijo su padre mirando el fuego.
***
Era el día acordado, la Familia Black había concertado reunirse con los Malfoy para decidir las futuras uniones entre sus familias. Mientras Narcissa, con una hermosa túnica esmeralda y su sedoso pelo platino en un hermoso moño, y sus padres aguardaban a los visitantes, su otra hija, Bellatrix, ardía en cólera en su habitación.
-Me las pagarás maldito cobarde…- gritaba enfurecida mientras iba de un lado para otro – Nadie juega con Bellatrix Black, ¡nadie! – el elfo la miraba horrorizado y miraba una y otra vez por la ventana.
-Señorita Bella, por favor, no haga nada de lo cual vaya a lamentarse...
-¡Cállate! Esto no se va a quedar a así, lo juro, por el Señor Tenebroso que esto…- de pronto se escuchó el timbre, y el elfo desapareció.
La chica podía escuchar la aguda voz del elfo anunciando a los visitantes, y luego una arrastrada y suave voz diciendo: "Buenas tarde, señor y señora Black". Imaginó al chico delgado y arrogante que estaría abajo tomando por novia a su hermana y su ira explotó.
Abajo los señores Black y Malfoy tenían una agradable conversación acerca de la sangre pura y la genealogía de Familias de este tipo que quedaban. Lucius, miraba por lo bajo a Narcissa. Nunca la amaría... No podía. Pensó en Bellatrix y en sus ojos anegados en lágrimas tres meses atrás, al finalizar la escuela.
"-¿Cuándo vas a ir a pedir mi mano, Lu?-dijo la chica apoyada en la espalda de un joven de pálida piel y rubio cabello. Él la miró extrañado y se permitió sonreír ampliamente cuando la chica añadió:
-Al Señor Tenebroso le encantaría tener tan buenos magos en su lado. Imagínate, un matrimonio de servidores del mago mas poderoso de todos los tiempos…- dijo feliz.
-Bella, yo no iré tras él-dijo lentamente-Que apoye sus ideas no significa que vaya a ser mortífago.
-¿Lu, estás hablando en serio?- la chica lo miró con su negros ojos y no pudo notar ningún dejo de mentira en él-Estás…
-Es muy peligroso Bella, y yo tengo sueños y ambiciones que cumplir-terció Malfoy sin mirarla
-Eres un cobarde. Tú sabes que el Señor Tenebroso puede darte mucha más gloria de la pretendes lograr huyendo de él.
-Ve sola entonces
-Bien-concluyó ella, pero no pudo dejar de notar un dolor punzante en su corazón- No estaremos juntos… ¿verdad?
- A veces demuestras gran inteligencia, Bella-dijo poniéndose de pie- Pero quizás volvamos a vernos, en las navidades, quizá- y se alejó con una irónica sonrisa en sus delgados labios.
La chica lo vio partir a través de densos ríos de lágrimas, las cuáles limpió rápidamente.
-Nadie juega conmigo Malfoy… nadie- dijo caminando hacia el castillo."
No, no había jugado con ella. Sólo, tenía miedo, mucho miedo. Bellatrix era mucho más fuerte y más valiente que él. Quería una familia, vivir tranquilo en una casa solariega, no vivir en las penumbras. Lucius miró nuevamente a Narcissa y esta se sonrojó. ¿Sería ella como su hermana? "Se ve mas tranquila" pensó mientras sus padres se ponían de pie y decían algo de la fecha del compromiso cuando la vio. Bellatrix apareció en el pasillo con el cabello revuelto y sus negros ojos brillantes de tanto llorar. Sus padres la miraron desconcertados, y dijeron algo tensos:
-Bellatrix, nuestra hija mayor. Se casará con el hijo mayor de los Lestrange- dijo el Señor Black orgulloso de los próximos casamientos de sus hijas.
-Brindemos entonces por nuestra Cissy y Lucius-dijo la madre de éste último acercándole una copa a Bella.
-¡Salud!-exclamaron todos.
-Por los felices novios-exclamó Bellatrix con desdén.
***
Había transcurrido ya un año desde entonces, Bellatrix se había casado con Rodolphus Lestrange, un viejo amigo del colegio. El cual le recordaban a cada instante sus padres "viene de una línes venerable de sangre pura" y Narcissa ya esperaba el primer hijo de su "feliz! matrimonio con Malfoy. Se habían trasladado a una hermosa mansión en Wiltshire, al sureste de Inglaterra, donde ella con paso decidido se dirigía. No era primera vez que pisaba esos terrenos, pero ya no tenía corazón para retroceder a esos recuerdos. Se apareció cerca del lugar, era ya medianoche y a Bellatrix le pareció que a esa hora su tierna hermana estaría profundamente dormida. Apenas se acercó a la verja esta se abrió y Lucius la alcanzó, la detuvo en seco y la apuntó con la varita.
-Tan celosa estas, mi querida Bella del embarazo de tu hermana que vienes a visitarla-dijo Malfoy.
-Celosa, ¿yo? No me hagas reír Lucius, no vengo a verla a ella. Necesito hablar contigo.
-¿A si? Y no crees, que estas no son horas de llegar a hacer visitas
-No estoy para juegos Lucius- dijo la bruja comenzando a enfurecerse- Baja la varita y sígueme.
-¿Crees que voy a dejar a mi esposa embarazada sola en…?-pero Bellatrix fue más rápida.
-¡Imperio!-Lucius no alcanzó a defenderse y solo se limitó a asentir y seguir a Bella.
Caminaron hasta regresar al camino principal, donde Bellatrix lo hizo desaparecer junto a ella. Aparecieron en un bosque que lindaba con un hermoso lago de cristalinas aguas. Bellatrix le quitó el embrujo a Lucius quién cayó agotado junto a un gran árbol.
-¿En dónde estamos?-preguntó
-Ya no lo recuerdas… que triste solíamos venir aquí antes de que te comprometieras con mi hermana- pronunció esto último con toda la ira que la albergaba- Quizás en unos pocos meses estaríamos aquí con un pequeño en brazos…
-Bella… que diablos estas…
-¡Si te hubieras casado conmigo hubieras sido más feliz! ¿No entiendes que todo lo que desea cualquier mago está al lado del Señor Tenebroso? ¡Un hijo Lucius! ¡Un ser recién nacido para él!
-No se de que estas hablando Bellatrix
-Pues ahora lo vas a saber Malfoy. Dijiste que me amabas, pero eres tan cobarde que prefieres huir de mí que seguir amándome. El Señor Oscuro te buscará, y Narcissa no podrá esconder al pequeño de él…- dijo acercándose a su rostro- Pagarás caro haberme engañado Lucius… ¡Crucio!-gritó, pero su grito fue pagado por los del joven que se sacudía a sus pies. Ella disfrutaba su dolor, gozaba con su desgracia- Así sufrí yo cuando te casaste con la estúpida Cissy, ¿sabes?-lanzó una risa maléfica y lo se acercó a él, lo apoyó en el árbol y le dijo:
-Quiero un hijo, Lucius. El hijo que debería ser mío- dijo apartando su varita de él, y medio inconsciente le dijo:
- Estás loca, estás completamente loca.
-Yo te amaba Lucius, te amaba- dijo aferrando su mandíbula con sus delicadas manos- Y no permitiré que seas de ella, otra vez.
-Bellatrix… es tu hermana, ella es feliz…
-¡Ella! ¡Siempre ella! ¡Cissy es una cobarde igual que tu Lucius! ¡Ella jamás haría lo que yo hago! ¡Imperio!-dijo apuntando nuevamente hacia el rubio-Quiero un hijo Lucius… y me lo vas a dar.
***
Draco no podía creer lo que le contaba su padre. Definitivamente estaba inventando todo… no podía ser… Su cabeza parecía que iba a explotar y un dolor en su corazón hacía que sintiera cada vez más el mar de lágrimas que se acercaban. Sólo podía pensar en su pobre madre, aterrada destruida por esta verdad que ahora ensuciaba el nombre de la familia. Recordaba como lloraba su madre mientras la obligaba a hablar, y sintió una sensación de asco en su interior. Su madre… su pobre madre.
Miró a Lucius, quién imperturbable continuaba mirando las llamas y le dijo:
-¿Qué paso luego?- dijo con la sensación de que iba a vomitar en cualquier instante.
Hubo un momento de silencio y luego continúo:
-Llegó un día de abril con una niña en brazos, dijo que era mía, y no pude decirle lo contrario. Tenía mis ojos, el color platinado de mi cabello… pero su rostro, era el…
-Rostro de Bellatrix… si, lo se- dijo Draco recordando a la mujer que vio en el andén.
"Bellatrix se acercó cabizbaja con los ojos enrojecidos de tanto llorar y le mostró a la hermosa niña. Lucius la miró despectivo y dijo:
-No dijiste, querida Bella, que apenas tuvieras un hijo lo pondrías a disposición del Señor Oscuro
-Lucius… esto… es distinto… es NUESTRA hija…
-¿Hija? ¿Yo? Yo sólo tengo un hijo, y ese es Draco.
-Pero Lucius… tú me amas, no puedes dejarla.
-¿Te has encariñado con ella, Bella? Pues si la quieres ahórrale la vergüenza de que no conozca a sus padres. Llévatela."
-El Señor Tenebroso envió a Bellatrix a Europa Oriental a buscar a unos viejos amigos suyos. Se fue con el bebé, y nunca más la vi.
Draco no sabía que decir, si odiar a su padre o consolarlo, quizás realmente amaba a Bella… pero no quiso preguntarlo. Por respeto a su madre.
-¿Sabe mi madre esto?-pregunto acongojado
-Si…
Sintió la ira en cada una de sus venas. Odio a su padre. Y a su malvada tía. Pero también la comprendió. Él sabía lo cobarde que era Lucius, y que aunque la hubiera amado de verdad, la hubiera dejado.
-Te odio-dijo poniéndose de pie. Se alejó por el pasillo y subió a la habitación de su madre.
Estaba tirada sobre su cama adoselada, su rubio cabello caía sobre las verdes almohadas. Se había quedado dormida. Sus ojos aún mostraban las huellas de sus lágrimas. Draco se sentó junto a ella, puso su rostro junto al delicado rostro de ella. Recordó su niñez, llena de lujos y se preguntó que habrá sido de aquella niña que ahora regresaba a hacer sufrir a su madre. Ella no tenía la culpa, claro. Pero aún así sintió que un gran odio nacía en su corazón. De pronto recordó algo que dijo su madre años atrás: "Tu padre siempre quiso una niña. Sabía que si nacía varón el Señor Tenebroso lo querría para él". Se sintió aún peor. Besó a su madre en su frente y salió de la mansión.
***
Un chorro de luz verde inundó la habitación... dos magos yacían aturdidos en el suelo junto al cadáver de un niño recién nacido. La madre, una joven de cabellos rojizos aun tenía las manitas del bebé sujetadas con las suyas, su esposo que yacía a su lado tenía una expresión de pena en su juvenil rostro. Una sombra se acercó sigilosamente hacia la chica y retirando el bebé de sus brazos puso en ellos a una pequeña niña de cabellos rubios y grises ojos. Miró a la pequeña y sintió como parte de su corazón se quedaba en ella… La amaba con todo su ser, pero al igual que su hermana, ella también temía por su hija. Quería protegerla, y allí nada le pasaría. Se sintió estúpida al creer que Lucius con eso se quedaría a su lado.
-¡Obliviate!-dijo apuntando a los jóvenes y sólo pensó en una cosa antes de irse. "Angelina… ese es su nombre".
Salió de la casa y miró fijamente las verdes colinas, el colorido prado, las alegres casas. Miró nuevamente la que estaba frente a ella, una casa de dos pisos color salmón, con un hermoso y bien cuidado jardín. Retrocedió y se alejó lentamente del lugar y cuando ya quedaban lejos las Colinas de Ravdor, desapareció.
En ese mismo instante los dos jóvenes despertaron. La chica miraba extasiada a su hija.
-Angelina, cariño…-dijo acariciando sus pálidas mejillas. La pequeña abrió sus ojos grisáceos al contacto. No eran las frías y suaves manos de su madre… y lloró amargamente.
***
La Familia Zukov era una familia búlgara de sangre pura, cuyos ancestros más antiguos se remontaban a los Statov, la familia de una de las fundadoras de Durmstrang. Ivanna, una mujer de cabellos rojizos y cortos, de rostro ancho y tez mediana poseía una capacidad singular para los hechizos de cocina, y tenía un pequeño restaurant en el centro del pueblo llamado "Los Magos de Oriente" allí podía recibir los alabanzas de sus tartas de calabaza y otro postres. Su marido, Dmitri, trabajaba en el ministerio de magia búlgaro en el departamento judicial. Conoció a Ivanna cuando cursaba el sexto año en Durmstrang y luego se casaron. Llevaban unos meses de matrimonio cuando la joven le anunció su embarazo. Desde entonces habían pasado muchos años. Once para ser más exactos, Angelina se había convertido en una hermosa joven de contextura delgada, extremadamente pálida con unos tristes ojos grises y delicado rostro. Era muy reservada y mientras estaba en casa solía acompañar a su madre en el restaurante. Su fascinación por las pociones solía llevarla allá o de lo contario, a refugiarse en su cuarto para experimentar con variadas pociones.
Hacía el mes de julio, mientras aseaba el local, una lechuza le trajo la carta que mas había esperado en su vida. La abrió con sus temblorosas manos y leyó lentamente el pergamino. Su madre dejó una tarta en el mostrador y fue a donde se encontraba la chica.
"Estimada Señorita Zujov:
Tengo el placer de comunicarle que tras verificar el estado de sangre de sus padres y ancestros, hemos reservado para usted una plaza en nuestro Instituto de Magia. Durmstrang es un instituto de alto prestigio y es por ello que nuestros estudiantes son seleccionados rigurosamente, es usted una persona privilegiada al ingresar a tan respetable comunidad.
Le informo que nuestro barco zarpará desde el Puerto de Varna el día 30 de agosto a las 7.30 a.m. hacia nuestro castillo. Ruego a usted confirmar la matricula vía lechuza antes del 15 de dicho mes.
Se adjunta a la presente la lista de útiles a utilizar en el primer año.
Atte. a usted
Anna Pavlova Rimsky
Sub-directora"
Angelina cogió rápidamente la otra página con la lista de útiles.
"Todos los alumnos de Primer Año deben tener:
Uniforme
-Una túnica escarlata con corte hacía la derecha y cuello alto con broches negros.
-Un pantalón negro o en su homólogo femenino, falda negra
-Botas negras
-Una capa de piel con forro escarlata
-Un sombrero de piel para el invierno
Materiales de clase
-Un par de guantes de piel de dragón o similar.
-Un caldero de peltre del número 3
-Un set de frascos de vidrio para pociones
-Un set de implementos básicos para pociones
Libros
-Pociones y Antítodos Nivel Básico, Maia Lanesky
-Transfiguración I, Prior Alekiv
-Los muertos vivientes, Liev Walesa
-Las Artes Oscuras: Magia Negra Nivel Básico, Alexander Radesky
-Alquimia para principiantes, Nicolas Flamel
-Hechizos y Encantamientos I, Prior Alekiv
-Flora y Fauna de las Tinieblas, Davor Jokovky
-Estudio de las estrellas Nivel Básico, Nicolai Ivasovich
-Maldiciones y Maleficios Nivel I, Maia Kordosky
-Descifrando el pasado, Gustav Sardok
Normas específicas:
-Los Alumnos están autorizados a ingresar al cementerio de la escuela sólo para las clases de Necromancia, cualquier alumno que sea sorprendido en este lugar en las horas no programadas para ello será castigado.
-El Tercer Piso al ala Oeste está estrictamente prohibido para los alumnos al igual que el ingreso al bosque que se encuentra aledaño a los terrenos del Castillo."
La chica guardó la carta en su bolsillo con la extraña sensación de que faltaba mucho tiempo para ir a ese maravilloso mundo y siguió barriendo, su madre le dio unas excitadas "felicitaciones" y luego volvió al mostrador.
Sus padres la amaban, jamás había sentido falta de afecto ni nada similar, no obstante a ello, en sus pensamientos más profundos albergaba la extraña sensación de que no pertenecía allí. En su corazón aun sentía el palpitar de otro, como si fuera un antiguo recuerdo, doloroso tal vez. Y unos ojos negros, de pesados párpados que solían aparecer en sus sueños, la perturbaban mas de la cuenta. Aguardó impaciente la llegada de agosto con los ojos ensoñadores siempre fijos en la ventana de su cuarto. Como si pudiera aparecer alguien que le diese respuestas.
Una tarde en la que Angelina se encontraba enfrascada en un libro de Legeremancia, alguien golpeó la puerta. Al escuchar la respuesta afirmativa su padre entró al cuarto.
-Angelina, cariño, tu madre pregunta que porque no has bajado a comer. ¿Sucede algo?- el hombre la miró tiernamente, sus castaños ojos se detuvieron el la chica que seguía pendiente de la lectura sin darse cuenta que le hablaba
-¿Qué? Eh, perdón padre, no oí a mamá. Bajaré de inmediato-dejó el grueso volumen sobre la mesita de noche y se detuvo al toparse con la mirada turbada de su padre
-Querida, ¿te sientes bien?
-Claro
-Pensamos con tu madre que estás un poco decaída. Quizás un viaje no te haría nada de mal.
-¿Viajar?- súbitamente sonrió-¿En serio?
-Bueno supongo que ir a comprar las cosas de la escuela a Sofía no es mala idea.
-¡Genial!-la chica bajó corriendo las escaleras para cenar. Su madre tenía la mesa puesta, un gran cerdo asado se encontraba al centro de ella junto gran bol de shopska (una ensalada búlgara hecha con queso, pepino y tomates).
El sólo hecho de recordar lo poco que faltaba para ingresar a la escuela hizo que Angelina despertara de su constante ensoñación. Desde que había recibido la carta no había echo otra cosa mas que encerrarse a leer, pensando en lo lejana que estaba la fecha de ingreso, pero tan ensimismada estaba en eso que no se dio cuenta cuando tan solo faltaba una semana para que el barco zarpara. La chica se pregunto como diablos cruzarían media Bulgaria, hasta que su padre preguntó:
-Cariño, ¿ya has comprado los pasajes?-le preguntó Dmitri a su esposa mientras esta repartía los trozos de cerdo en los platos. Ella le iba a contestar pero entonces Angelina saltó:
-¡¿Vamos a viajar como muggles?!- la chica se exaltó tanto que su rostro se deformó un tanto con el asco que demostró.
-No, querida, tu padre se refiere al Expreso de Bulgaria. Es un tren subterráneo mágico, se encarga de transportar a los magos durante viajes largos dentro del país.
-Ah… perdón no lo sabía…-dijo avergonzada la chica mientras echaba ensalada en su plato.
-Tranquila, no haríamos un viaje muggle. ¡Demoraríamos días en llegar a Sofía!-dijo sonriendo su padre mientras bebía refresco- Bueno, no te hemos contado nada sobre Durmstrang-limpió su boca son una servilleta y continuó:-Hemos tenido ambos demasiado trabajo. Bien pregúntanos lo que desees- sonrió ampliamente mientras la chica divagaba por su mente en busca de las dudas que se habían refugiado en ella.
-Bien… eh, ¿a los alumnos los separan por casas?
-Si, así es-respondió alegremente- Hay dos casas en Durmstrang, Apakov y Rapbah. Es decir, la Casa de Dragones, y las Casa de los Cuervos. Apakov, cuyo escudo es rojo y tiene un dragón en el centro, reúne a aquellos estudiantes que demuestran tener ganas de lograr sus objetivos, sea del modo que sea, son personas muy impulsivas y poco tolerantes. Su fundador fue Ravdor Kodovich, un famoso mago que junto a su esposa, Verioska, fundaron Durmstrang para darles una educación de calidad a todos los hijos de magos, para que pudieran defenderse de la Inquisición que en ese tiempo era una institución muy poderosa en toda Europa. Es por ello, que las disciplinas que se enseñan en Durmstrang son disciplinas más intensivas, porque en Bulgaria la Inquisición fue muy cruel, al igual que en Alemania.
Angelina jamás había estado tan concentrada en una conversación con sus padres, cada palabra, cada indicación sobre su futura escuela, era una caricia a sus oídos.
-Al contrario, la casa de Rapbah, es la casa que reúne a los magos y brujas cuya mente trabaja para sus acciones. Son personas cuya determinación los lleva a analizar la situación. Son personas intuitivitas y de gran inteligencia-continuo su padre. Miró a Ivanna y le sonrió:-Ambos estuvimos en Rapbah. Su escudo es verde, y tiene dos cuervos al centro-el hombre tomó su capa y extrajo de dentro de ella una pequeña chapa plateada con dos cuervos y se la dio a su hija-Esta insignia me la dieron mis padres antes de entrar a Durmstrang. No importa en que casa estés, lo importante es que seas la mejor-le sonrió abiertamente mientras sostenía su pálida mano entre las suyas. Su madre la miró con su jovial rostro y le dijo:
-Cariño, serás la mejor- y la abrazó
-Bueno, bueno, ya es tarde. Angelina, será mejor que empaques las cosas indispensables, quizás nos quedaremos algunos días en Sofía.
-Está bien-dijo poniéndose el prendedor en su chaleco-Gracias, papá, mamá-dijo mirándolos tiernamente. No podía no quererlos, se dijo a si misma mientras subía radiante las escaleras.
A la mañana siguiente los Zukov se levantaron cerca de las siete de la mañana. Angelina aún tenía los ojos semicerrados cuando su madre le puso delante una humeante taza de café con un bollo relleno de queso. Comenzó a comer mientras su padre leía tranquilamente el diario. A eso de las siete y media, su padre se levantó de la mesa y cogió su capa, acto seguido Ivanna con un movimiento de su varita retiro la mesa e hizo que los platos se lavaran.
-Angie… Angie, querida, despierta ya, nos vamos- dijo moviéndola.
-¿Qué? ¿Ah? perdón, ¿dijiste algo?
-Que ya nos vamos-dijo sonriéndole y tendiéndole una capa de viaje azul marina.
-Gracias.
Agosto en Bulgaria es una estación levemente calurosa. En Varna, donde la cercanía al Mar Negro era evidente, provocaba climas agradables, y hacia el final del verano, las tardes comenzaban a ser más frescas. Salieron de la anaranjada casa y caminaron por el tranquilo pueblo. La gente que vivía en las Colinas de Ravdor eran antiguas familias de magos que se habían establecido allí hace siglos, apartándose de los muggles, en el centro de Varna. Con el trascurso de las generaciones el pueblo se fue rejuveneciendo, y los hijos de los magos y brujas más antiguos llegaron a ocupar las casas familiares. Los Zukov caminaron hasta un gran árbol cerca del centro del pueblo donde desaparecieron con su hija. Aparecieron en el centro de Varna, en un callejón tras un restaurante de comida rápida. Caminaron rápidamente, mientras varios transeúntes volteaban a ver las extrañas prendas de la familia.
-Nunca he entendido porque tuvieron que poner la estación en medio de un barrio de muggles- dijo Ivanna adelantándose. Un hombre de barba cana y calva se encontraba en la boletería, a su lado, en la otra caja se encontraba una mujer de mediana edad leyendo el diario. Se adelantó y saludó cordialmente al hombre mientras le entregaba los pasajes. El hombre los miró y les hizo una señal. Pasaron los torniquetes y se dirigieron a un kiosco donde se detuvieron.
-La única forma de ingresar al andén del tren, es hacer como que estás leyendo. Y luego estarás allá-dijo su padre sonriendo, al tiempo que tomaba una revista de música. El dueño del local le guiño un ojo a la pequeña y esta volteó justo en el momento en que su padre era fugazmente succionado por la revista.
-¿Qué demonios…?-alcanzó a exclamar-¡¿Cómo los muggles no lo notan?!
-Este lugar esta hechizado, cariño-le explico su madre-La gente pasa por aquí y solo ve un baño fuera de servicio-dijo tomando una revista ella también-Deberías tomar una, Angie-y las dos desaparecieron.
La estación estaba abarrotada de brujas y magos que esperaban abordar el tren de las ocho. Aun quedaban unos minutos para la hora señalada así que su padre tomó asiento y sacó el diario. Su madre, volteó cuando escuchó la voz de una bruja morena y de largos cabellos negros que la llamaba:
-¡Ivanna! ¡Ivanna!-la mujer se acercó con su túnica café, sus facciones eran algo toscas, pero tenía una jovial sonrisa en su rostro. A su lado caminaba un chico igual de moreno que ella, alto y fornido, tendría uno o dos años más que Angelina, esta lo quedó mirando y sonrió tímidamente.
-¡Katerina! ¿Cómo estás?-dijo encantada abrazando a la otra mujer-¡Cómo ha pasado el tiempo!
-Tienes toda la razón-dijo la otra mujer- No me digas que esta es tu hija
-Oh, Angelina, te presento a Katerina, una compañera del Instituto. Katerina, esta es mi hija, Angelina- la mujer se acercó cariñosamente a la chica y le acarició el cabello
-Hola querida. Que hermosa eres. ¡Oh! No te he presentado a mi hijo, Viktor. Es jugador de Quidditch del Equipo de Bulgaria. Es buscador.
-¡Claro, ya me parecía conocido! ¿Qué tal querido?- conestó Ivanna cordialmente.
Estaban en plena conversación cuando un tren plateado apareció de la nada en el andén. Angelina sorprendida se alejó de su madre y siguió a la gente que apresuradamente subía a él. Su padre apareció unos segundos más tarde a su lado. Su madre tras el, entablaba una agradable conversación con Katerina quién resulto ser una persona muy amable y extrovertida. Su hijo, en cambio, era un chico muy parco de palabras, que saludo toscamente a Angelina antes de subir al tren.
-Vamos a Sofía a comprar las cosas de Angie, este año ingresa a Durmstrang- decía su madre mientras ella volvía a estar encapsulada en la lectura de "Legeremancia: El Arte de la mente humana". Viktor no hacía más que mirar a través de la ventana las borrosas formas del paisaje y debes en cuando sus miradas se encontraban.
-¡En serio! Viktor está ya en tercer año. Está en Apakov-dijo orgullosa-Lamentablemente por los entrenamientos de Quidditch pasa muy poco en el Instituto, pero el profesor Karkarov a sido muy comprensivo con su situación y el mismo le ha hecho los examen recuperativos.
-¿Karkarov?-en alguna parte de su mente resonaba es nombre. No podía entender porque, pero ese nombre parecía del pasado…
"-Bellatrix, necesito de tu ayuda-dijo una voz extremadamente fría.
-Mi Señor, lo que usted necesite de mí, se lo daré-la mujer hizo una profunda reverencia mientras el hombre continuaba.
-Necesito que viajes a Bulgaria y busques a Karkarov. Es un aliado de nosotros, y necesito con urgencia hablar con él. Tráelo. Es un poco cobarde, así que si tienes que traerlo a la fuerza, hazlo- el hombre hablaba debajo de una capucha lo único que podía verse de su rostro eran unos pequeños ojos enrojecidos.
-Así lo haré, mi Señor"
-Si cariño, el director-dijo su madre al ver que la chica volteaba al escuchar su nombre. Las mujeres charlaron durante todo el trayecto a eso de las diez de la mañana el tren se detuvo.
-Hemos llegado-dijo su padre escondiendo un bostezo- Sofia
Bajaron junto con varios magos y brujas al andén. Angelina se preguntaban como saldrían a la superficie, cuando su padre se acercó lentamente a un baño.
-Ahora saldremos al contrario, ¿ves?
El kiosco al que habían salido era idéntico al anterior, y el hombre que atendía se despidió de ellos agitando su mano.
Sofia era una ciudad realmente hermosa. Con sus catedrales y castillos, parecía una ciudad de ensueño. Se quedó varios minutos embobada cuando después de caminar varias cuadras con los Krum, llegaron a la Catedral Alejandro Nevsky, un hermoso monumento arquitectónico ortodoxo (un tipo de creencia muggle) que se extendía a lo largo y ancho de toda una manzana. Se quedo mirando sus cúpulas de oro, sus blancas murallas, hasta que escuchó la pesada voz de Viktor.
-Los muggles se demoran años en construir estas cosas-era primera vez que el chico le hablaba directamente a ella
-Creo que es hermosa-respondió alejándose del lugar para no perder de vista a sus padres
-Tu también lo eres-dijo en un susurro perdido mientras la seguía. Caminaron un poco más, hasta llegar a la intersección de la calle Moskovska con la avenida Dunav. En la punta de diamante que formaban las calles había un viejo local de libros usados donde ambas familias entraron. Ivanna se dirigió al pasillo de astronomía y sacó un pesado tomó de "Las estrellas: un camino sin fin" y la estantería dio vuelta sobre si misma para desaparecer dejando al descubierto un amplio paseo.
-El Paseo Nidhogg-dijo Dmitri con una gran sonrisa que su hija recibió con muchísimo agrado.
