ANTES! de que empiecen a echar tierra y pestes, las advertencias: Este fic fue realizado por RutLance -CrystalFairy, South Park y otros detalles no son míos ni me interesan, solamente publico con la aprobación y consentimiento de la autora. No gano nada excepto pasar un rato más en la pc haciendo esto (en lugar de escribir xD) ¿Dudas? Las haré llegar a la autora. El crédito de esta historia no es en absoluto mío.

Nota aclaratoria de la autora: Los personajes de la serie de South Park no me pertenecen; hago esto por el simple hecho de entretenimiento, más que nada para entretenerme yo. Les agradezco de antemano a todos los que lo leen. Esta historia es ficticia, cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

Este fanfic está dedicado a Ongakukoi, quién escribiendo en inglés, me deja review's en español. Y realmente aprecio su esfuerzo. n.n

No me pregunten por Cartman, ya aparecerá poco a poco, para que no se preocupen.

Lyncott no sé si sea apellido, pero lo saqué de una marca de productos lácteos, más que nada de repostería. Por lo que no estoy haciendo publicidad de ningún tipo ni me beneficio de algún modo. Es sólo que me gustó coo suena. Y también como sabe, deberían probarlo aunque es un poquito caro ya que es de alta repostería.

Jessy Marsh es hija de Stan y Wendy, y tiene 10 años.

Los personajes tienen entre 29 y 30 años.

¿A ustedes no les ha pasado que están viendo una película y una persona que está con ustedes le grita a la televisión? A mí me pasa siempre, por eso me pareció gracioso ponerlo aquí.

¡Feliz día de Reyes! Espero que todos disfruten de una sabrosa Rosca y chocolate caliente. De acuerdo con la tradición, la rosca simboliza el camino que los Reyes Magos tuvieron que recorrer para encontrar al Niño Jesús, por eso dentro de la rosca hay escondidos varios muñequitos que representan al Niño Jesús. Quiénes encuentren uno, deberán organizar una fiesta el día 02 de febrero, el Día de la Candelaria, y se deberá recitar el rosario correspondiente. Quién cumpla, recibirá bendiciones por el resto del año.

En fin, sin más qué decir, disfruten el capítulo. n_n


Supernova.

Capítulo 1: La estrella que cayó en South Park.

Cuando Eric Cartman cumplió 10 años, un cazador de talentos descubrió que tenía grandes habilidades artísticas y se lo llevó lejos de South Park. Fuera de su mamá, nadie más volvió a saber de él...

- "Theodore Lyncott, uno de los mejores actores de la industria cinematográfica, nos platicará acerca de su nueva película. Todo esto y más después del corte comercial."-

- Yo no sé que le ven a ese tipo.- Comentó un hombre de cabello negro a su acompañante.- Es sólo un actor.-

- Es que es muy bueno.- Le contestó el acompañante pelirrojo.- Además de que es fuerte, guapo, tiene una increíble sonrisa cautivadora, es listo amable y elocuente.- Soltó un gran suspiro.- Es... perfecto.-

- Ni que lo digas, Kyle.- Stan giró los ojos.- Wendy y Jessy están locas por él, al igual que tú.- Se pone a contar con los dedos.- Han ido a ver al cine cada película suya, han comprado cada dvd, pósters, fotografías y cada mierda que sale anunciando en la tele.-

- ¿No me digas que estás celoso?- Kyle se rió ante la simple pregunta.

- No, no estoy celoso.- Stan le dio un trago a su bebida.- Es sólo que lo quieren más a él que a mí, que estoy con ellas todo el tiempo.- Alzó un poco las manos.- Cuando vemos una película donde sale él, le gritan a la televisión. Por ejemplo, en una escena donde un asesino le iba a disparar por la espalda, ambas saltaron del asiento y gritaron "¡CUIDADO, DETRÁS DE TI!"-

- ¡Ay, vamos Stan!- El pelirrojo se rió por el ejemplo.

- ¡En serio!- El pelinegro le dio otro sorbo a su bebida.- Estoy empezando a creer que este tipo sólo vino para joderme la existencia.-

- No pienses eso. No creo que a él le importaría venir a un pueblo de mierda como South Park.-

- Pues, uno nunca sabe, Kyle.- Stan arrugó una servilleta.- Aunque si eso llega a pasar, lo estaré vigilando de cerca para que no se acerque a mis chicas.-

- De acuerdo, de acuerdo.- Mira su reloj.- ¡Cielos! Tengo que irme a trabajar.-

- Ah, ok, Kyle. Nos vemos.- Lo despidió.

- Nos vemos, Stan.- Dejó una propina, pagó en la caja y se fue.

El día más feliz de Kyle Broflovsky tal vez fue cuando Eric Cartman se fue cuando tenía 10 años. Seis años después, pensó que el día más feliz sería cuando tuviera su primera vez, más ésta resultó ser muy dolorosa, sin contar que el tipo no solamente lo botó al día siguiente, sino que también hizo que toda la escuela se enterada de ello...

Así que unos cuatro años más tarde, el día más feliz de su vida fue cuando Stan se casó con Wendy, aunque no, ese era el día más feliz de Stan y él no tenía porqué apropiárselo, así que, sí, el día más feliz de Kyle Broflovsky era cuando Eric Cartman dejó South Park, para ser precisos, veinte años atrás...

- ¡Ay, qué Stan!- Se dijo mientras conducía rumbo a su trabajo.

Más la vida de Kyle no eran precisamente fracasos; era gerente de un hotel llamado "Sunshine's Paradise", que tenía apenas 10 años de haberse instalado en South Park. Él fue contratado de inmediato y ascendió hasta tener el puesto actual...

- ¡Cielos, yo también debo de irme!- Stan se dirigió a la caja y pagó su parte.

Stan Marsh trabajaba en una pequeña tienda comercial que él mismo abrió. Era un sitio agradable y al pelinegro le encantaba que así fuera. En otros tiempos, Wendy le hubiera dicho que cerrara el local y que buscara un mejor trabajo, más las cosas eran diferentes ahora...

Wendy, terminando la preparatoria, salió de South Park para cursar la carrera de Laboratorista- Clínico, por lo que se fue a Denver, convencida de que triunfaría en grande. Más no se esperó que en la ciudad viera que estaba en un gran error, una educación como la suya, y más al ser proveniente de South Park se le dijo, no estaba al nivel que se requería. Sí se graduó, más regresó al pueblo con un poco más de humildad de su parte. Trabajaba en la farmacia y se casó con Stan, teniendo ambos una niña de 10 años llamada Jessy, quién era lista, elocuente y agradable, de largo cabello negro, ojos negros brillantes y que compartía con su mamá la desorbitada fascinación por Theodore Lyncott...

- Maldito hijo de puta.- Masculló al ver un nuevo anuncio del actor en cuestión.

Se despidió de todos, subió a su automóvil y se dirigió a su casa. Ya no vivía con sus padres, por lo que no le preocupaba salir cuando ya había caído la noche. Aún así, llevaba su celular por si se presentaba alguna emergencia, y más la considerar que el hotel quedaba en los límites de la ciudad y quedaba algo lejos de donde vivía...

- La ra ra ra.- Tarareaba una canción que oía por la radio.

Como no había mucho tráfico de autos a esas horas, podía ir con mucha tranquilidad. Sólo tenía que cuidarse de no atropellar a una persona o a un animal que le saliera al paso. Unos cuantos metros más adelante alumbró a un vehículo que estaba estacionado a un lado del camino, y según vio, una persona le estaba revisando el motor, por lo que tenía el cofre levantado. Kyle se acercó lo suficiente para que la persona pudiera oírlo...

- Disculpe, ¿tiene problemas con su auto?- Le preguntó sin bajarse del vehículo.

El tipo se dio la vuelta, llevaba una gorra de béisbol, lentes oscuros, una chamarra azul, pantalones de mezclilla azul y tennis blancos. Se acercó a la ventana y posó sus brazos ahí...

- Sí, amigo.- Le contestó con un poco de flojera.- Iba rumbo a South Park pero el carro se me apagó.-

- ¿Ya checó que no le falta gasolina?-

- Nah, no es eso.- Le contestó.- Ya revisé la gasolina, las llantas, posiblemente sea el motor y no sé mucho de mecánica.-

- ¡Oh, qué pena! Yo tampoco.- Le contestó el pelirrojo.- Pero si gusta, podría llevarlo al pueblo.-

- ¿En serio?-

- Sí, lo que pasa es que a estas horas no creo que esté abierto el taller mecánico.-

- Bueno, amigo.- Quitó sus manos de la ventana.- Déjeme ir por mis cosas. No quisiera que un hijo de puta pase y se las lleve.-

- Sí, deje estacionarme nada más.-

El judío estacionó su automóvil enfrente del otro. El tipo entró a su auto y lo cerró tras sacar una maleta grande. Iba apenas encaminándose al otro vehículo, cuando una camioneta pasó a toda velocidad. Asustado de que al extraño le hubiera pasado algo, Kyle bajó con una lámpara de mano que traía en la guantera...

- ¡Oh, Dios mío!- Se le acercó.- ¿Se encuentra bien?-

- Sí, estoy bien.- Le contestó el otro apoyándose contra el auto, y se tocó la cabeza.- ¡Mierda!-

- ¿Qué sucede?-

- Se voló mi gorra.- Volvió la vista a la calle para ver si la encontraba.

- Oh, deje la busco.- Se ofreció Kyle.

- No es necesario.- Más el pelirrojo no lo oyó.

- ¡Aquí está!- La recogió del suelo y tras sacudirla, se acercó a él y se la extendió.- Aquí...-

Lo alumbró con la lámpara de mano y casi sintió que se desmayaba al descubrir de quién se trataba...

- The-The-The-The...- Se llevó la mano al pecho y tomó aire.- ¡Aaaaah!- Gritó emocionado como una colegiala.- ¡Es usted! ¡Usted es Theodore Lyncott! ¡Oh, Dios mío! ¡Oh, Dios mío!-

Theodore Lyncott se cubrió el rostro con una mano como señal de fastidio, cosa que no notó el pelirrojo, que se sentía como niño en una dulcería...

- ¡Sr. Lyncott, soy un gran admirador suyo!- Lo miró de pies a cabeza.- ¡Oh, cielos! ¡Jamás pensé que lo conocería en persona!-

- Eh, sí.- Le dio una sonrisa forzada.- Mire, le daría mi autógrafo y nos pondríamos a charlar pero.- Suspira.- Llevo cuatro horas varado aquí.-

- Ah, sí. Usted perdone, Sr. Lyncott. Debe estar muy cansado.- Se disculpó.- Pero no se preocupe, como le dije antes, puedo llevarlo al pueblo o a donde usted me diga.-

Subieron al auto del pelirrojo, quién iba al volante mientras el otro ocupaba el asiento trasero. Kyle aún no se le pasaba la emoción de que estuviera con el actor que más admiraba. Pronto, se dirigieron a South Park...

- Y dígame, ¿a qué viene a South Park?-

- Eh, sólo vine a arreglar un par de asuntos. Nada importante.- Le contestó.

- Ah, ¿y tiene en donde pasar la noche u hospedarse?-

- No, sólo pensaba ir al Komfort Inn y alquilar una habitación.-

- ¿Piensa ir a hospedarse a ese hotel? Es una mierda.- Se rió un poco.- Hace como 5 años que se convirtió en un motel de paso.- Lo miró por el espejo retrovisor.- Lo sé porque yo trabajo en un hotel de categoría y sé de estas cosas.-

- De acuerdo, lléveme a donde le plazca pero ya. Me está doliendo la cabeza del hambre.-

- No se preocupe, Sr. Lyncott.-

- Por favor, no me diga así, mejor llámeme Theodore.-

- ¡Oh, de acuerdo!- Se sonrió.- No quiere que nadie lo reconozca, ¿verdad?-

- Así es.- Le confesó.- Lo que menos quiero en este momento es tener a la prensa encima. Es muy tedioso.-

- Está bien, Sr. Theodore. Usted no se apure.-

- Gracias.-

Llegaron al hotel y los trabajadores se sorprendieron de ver al gerente regresar, más éste les dijo que olvidó algo y pasó a recogerlo, mientras Theodore Lyncott se registró con otro nombre...

- Bueno, pues nos vemos mañana.- Kyle se le acercó una vez que le dieran la llave de su habitación.- Y si necesita algo, puede pedirlo con toda confianza, Sr. Theodore.-

- Sí, muchas gracias.- Le extendió la mano para estrechársela en señal de gratitud.- ¿Señor...?-

- Kyle, Kyle Broflovsky.- Y le dio un firme apretón de manos.- Qué descanse, Sr. Theodore.- Salió de la recepción, rumbo a la calle.

El actor subió hasta su habitación, entró, dejó su maleta en el suelo y se sentó en la cama. Se miró la mano con la que estrechara al pelirrojo y dijo tras un momento...

- Kyle, Kyle Broflovsky.-

A la mañana siguiente, el ojiverde llegó más temprano de lo que acostumbraba, más que nada para cerciorarse de que lo que le ocurrió la noche anterior no fuera un sueño o alguna de sus fantasías. Revisó el registro de los inquilinos y efectivamente encontró lo que buscaba. Estaba a nombre de Orson Brown y se hospedó a las 12:05 a.m...

- Disculpe.- Le preguntó a la recepcionista.- ¿Ya ha despertado el Sr. Brown?-

- No, Sr. Broflovsky.- Le respondió.- ¿Pidió servicio de despertador?-

- No, nada más preguntaba.- Le contestó el judío.- Anoche llegó muy tarde, será mejor no molestarlo.-

- Ok, mandaré avisar a la mucama.-

Toda la mañana, Kyle se la pasó en la recepción trabajando con ahínco, esperando confirmar que el Sr. Brown fuera Theodore Lyncott. Más como éste no daba señal alguna, comenzó a decepcionarse. Y así, se llegó el mediodía...

- Mmm, era demasiado bueno para ser verdad.- Suspiró.

En eso sonó el teléfono, la recepcionista lo contestó. El pelirrojo la observaba intrigado por lo que le estuvieran diciendo...

- Sí, no hay problema. En un momento.- Colgó y se dirigió al ojiverde.

- ¿Qué sucede?- Le preguntó.

- Era el Sr. Brown.- Le dijo.- Me pidió que le avisara que desea verlo en este instante en su habitación.-

- Ah, muchas gracias.- El pulso se le aceleró un poco y no evitó sonreír.- Hábleme a mi celular sólo si es algo urgente.-

- De acuerdo, Sr. Broflovsky.-

El judío subió por el ascensor hasta el quinto piso, se acomodó un poco el cabello, que ahora era corto y rizado, y se revisó el aliento. Llegó hasta la habitación, se secó las manos que le sudaban y se sacudió la ropa para planchar cualquier arruga. Nervioso, tocó a la puerta...

- Adelante.- Se oyó una voz adentro.

- Con su permiso.- Entró tratando de controlarse.- ¿En qué puedo ayudarle?-

Sentado en la cama, con una playera tipo polo azul y un pantalón de salir negro, con calcetines grises y sin los lentes oscuros; el tipo volteó a verlo, se notaba que recién se acababa de darse un baño, por lo que el rostro se le veía radiante y el cabello brillante. El ojiverde sólo tragó saliva y se aguantó las ganas de gritar...

- Lo que sucede es que tengo hambre.- Le comenzó a decir.- Y como ayer me ayudó, me gustaría invitarlo a comer para pagarle ese favor, Kyle.-

- No, no es necesario.- Kyle sintió como su cuerpo se estremeció de pies a cabeza nomás al oírlo pronunciar su nombre.- A-Además, yo sólo iba de paso...-

- ¿Conoce uno?- Lo interrumpió mientras se puso de pie y se acercó a él lanzándole una mirada provocativa.

- ¿Uno, qué?- El pelirrojo sintió que se quedaba sin aire sin saber a qué se refería.

- Un restaurante.- Le sonrió pícaramente.- Como ya le dije, tengo hambre.- Le pasó un brazo por los hombros.- Kyle.-

- Ehm, con-contamos con un buffet aquí mis-mismo con un bar por, por si desea pasar a co-comer algo.- Se ruborizó por el contacto repentino.

- ¡Bien!- Se apartó para ponerse el calzado, los lentes oscuros y la gorra de béisbol.- Vámonos entonces.-

- ¿Qué? ¿Quiere que lo acompañe?-

- Claro, usted me recomendará lo mejor del menú.-

- Sí.- Respondió embobado, perdiéndose en su perfecta sonrisa.

Momentos después, los dos se encontraban sentados en una de tantas mesas. Mientras Theodore comía despreocupadamente, Kyle apenas si probaba bocado a causa de la pena...

- ¿Ocurre algo?- Le preguntó el verlo comer pequeños bocados.

- No, no. Estoy bien.- Le respondió con timidez.- Es sólo que, que me siento un poco extraño por estar comiendo con alguien como usted, Sr. Lyncott.-

- Hey, quedamos en qué me ibas a llamar Theodore.- Le recordó.

- Oh, lo lamento mucho.- El pelirrojo se sonrojó ligeramente.- No me haga caso.-

Theodore Lyncott se sonrió por la reacción del gerente, soltó un suspiro breve y lo miró...

- Si quieres hacerme una pregunta, sólo hazla, Kyle.- Enfatizó el nombre del judío, que alzó la vista para verlo.

- Dis-Disculpe, pero yo, yo no quiero meterme en su vida personal.- Volvió a agachar la mirada.- Además, no creo tener ese derecho.-

- ¡Oh, por favor!- Se rió un poco.- Estamos en confianza, pregunta lo que quieras.- Le palmeó en el brazo un par de veces.

Cientos de preguntas pasaron por la mente del ojiverde. Muchas de ellas eran dudas y otras eran sospechas infundadas por la observación. No quería pensarlas, ya que algunas eran cosas que no se podían decir en público y hubiera deseado estar en un lugar más privado y cómodo. Sin embargo, sí existía una pregunta que tenía qué hacer, ya que la misma le hacía hervir las entrañas de la desesperación...

- Está bien.- Resopló y lo miró a los ojos.- ¿Tiene usted, tiene usted pareja?-

Nunca se esperó que la pregunta fuera tan directa, ya que se imaginaba qué primero se andaría con rodeos que ir directamente al grano. Se le borró la sonrisa y detrás del temple serio que se marcó en su rostro, había cierto aire de incomodidad provocando que el ambiente se pusiera tenso...

- Yo...- El judío lo escuchaba atento e impaciente.

Un celular sonó, por lo que interrumpió su respuesta...

- Un momento, por favor.- El ojiverde sacó su celular y lo contestó.- ¿Diga? Sí, así es. Bien, en un momento voy para allá.-

Colgó y vio a su acompañante, guardó su celular y resopló...

- Lo lamento, me llaman con urgencia de la oficina.- Se excusó.

- ¡Oh, no hay problema! Es su trabajo.-

- Bien, déjeme pagar mi parte.- Quiso hacer una seña para que se acercara el mesero.

- ¡Oh, no se preocupe!- Le tomó la mano para detenerlo.- Le dije que yo pagaría, así que váyase sin pendiente.-

- Realmente lo lamento, Sr. Lyncott.- Se disculpó.

- Theodore.-

- Sí, Sr. Theodore.- Esbozó una breve sonrisa nerviosa y se puso de pie.- Con su permiso.-

- Es propio.- Y lo vio alejarse de ahí.

Pidió la cuenta y la pagó en el instante. Iba a regresarse a su habitación pensando en la pregunta que le hiciera el gerente del lugar. ¿Tenía pareja? ¿Porqué no había iniciado con algo más simple o estúpido como la mayoría de la gente? Se detuvo y con la mirada, divisó el bar, se acercó y el barman lo atendió...

- Dígame, ¿qué desea ordenar, señor?-

- Deme un whiskey en las rocas, por favor.-

Tuvo una junta ejecutiva, una plática con la mayoría del personal, verificar presupuestos y otros pequeños detalles que lo mantuvieron ocupado por el resto de la tarde y parte de la noche. No muy apenas terminó, la recepcionista le dio la noticia...

- Uno de los inquilinos está causando problemas en el bar, Sr. Broflovsky.-

- ¿Qué clase de problemas?- Le preguntó.

- Está causando mucho alboroto.-

- ¿Alboroto?- Salió rápidamente de la oficina.- Yo me encargo.-

- Sí, señor.-

Con presura, llegó al bar y podía ver cómo el barman discutía acaloradamente con un sujeto, al que reconoció de inmediato. No queriendo que hubiese un escándalo, se acercó para calmar y dar fin a la discusión...

- ¿Qué sucede aquí?- Los dos hombres voltearon a verlo.

- ¡Peo shi esh mia amigo Kyl... hip!- A leguas se le notaba lo ebrio que estaba y trató de ponerse de pie con mucho esfuerzo.- Vamosh a tomá ota copita.-

- Sr. Broflovsky, aquí el señor ha tomado toda la tarde y se molestó cuando le dije que ya no le iba a vender otro trago más.-

- ¡'Ta bie endejo!- Se volteó enojado Theodore.- ¡Taigo dineo pa' tomá too el ba, estúpio!-

El pelirrojo lo tomó de un brazo para detenerlo y lo sostuvo porqué se estaba cayendo de lo borracho que se encontraba...

- Usted no se preocupe, lo llevaré a su habitación.- Le indicó luego al barman.- Pase la cuenta a la recepción, a nombre del Sr. Brown.-

- Sí, Sr. Broflovsky.- Contestó el barman.

- Venga conmigo.- Lo encaminó hacia el hotel.- Ya debe ir a dormir, Sr. Lyncott.-

- Shss, shss, Theodoro.- Lo corrigió.

- Sí, Sr. Theodore.-

Una vez que llegaron a la habitación, el ojiverde lo ayudó a recostarse en la cama...

- Descanse, Sr. Theodore. Lo necesita.-

Se dio media vuelta para irse, más sintió que lo sujetaron de la manga de la camisa. Se detuvo y volteó a ver a Theodore Lyncott que estaba sentado, tambaleándose de un lado a otro...

- ¿Sí?-

Tomó sus manos entre las suyas, luego las alzó hasta llegar a su rostro, mientras su mirada se suavizaba y sus ojos cafés claros brillaban intensamente, a pesar de los vidriosos qué estaban...

- ¿Quieres acostarte conmigo?- Sus manos tocaron con suavidad el rostro del judío, mientras se mordía los labios.- Quiero tener sexo contigo.-

- Señor, está usted ebrio.- Le contestó el pelirrojo temblando un poco.- No, no sabe lo que dice.-

- ¿Sí, por favor?- Ignoró lo que le decía y le pasó delicadamente los dedos por los labios, acariciándoselos levemente.

Kyle no sabía qué hacer, en otra circunstancia ni siquiera lo hubiera pensado pero por otro lado, también se hubiera negado; más el tipo estaba borracho y obviamente no estaba en sus cinco sentidos. De pronto, Theodore Lyncott se dejó caer hacia atrás en la cama y comenzó a roncar. Soltando un suspiro, lo acomodó, le quitó los lentes, la gorra y los zapatos. Lo cobijó con las sábanas y apagó la luz...

- Qué descanse.- Dijo antes de salir y ponerle seguro a la puerta.

Avanzó con paso rápido hasta el primer baño que se encontró y que estuviera desocupado por completo. El corazón le latía como loco y para calmarse, se remojó la cara. Viéndose en el espejo, se pasó una mano por los labios donde el actor lo había tocado y se sonrojó completamente. ¿Cómo podía creer e imaginar que una simple caricia le había erizado la piel y se hubiera encendido por la excitación?...