N/A: Hola y bienvenidos a mi primer intento de fic de varios capítulos! Este primer capítulo sirve como prologo. Era el único capítulo que no tenía realmente planeado, pero estoy muy contenta por como ha salido.
N/T: Hola a todos! Os traigo una historia que he leído hace muy poquito pero que me ha cautivado. Cuando la terminé me puse en contacto con la autora para pedirle permiso para traducirla y al darme luz verde, me puse con ello. Quiero destacar que voy a subir un capítulo a la semana, ya que tampoco quiero forzarme a traducir como una loca, porque quiero hacerle justicia a la historia y revisar todo con calma. Sin más, os dejo con el fic, espero vuestros comentarios.
Disclaimer: JK Rowling tiene los derechos del maravilloso mundo de Harry Potter.
21 de Junio de 2003
Eran poco más de las ocho de la noche de una noche de sábado, y Hermione estaba relajada sola sentada en una mesa con una copa de vino. La verdad es que esa noche no se alejaba de lo que era una noche de sábado cualquiera, salvo por su vestimenta. A no ser que Ron tuviera algo planeado, se pasaba las noches de sábado normalmente en pijama. Sin embargo, esa noche el pijama se consideraría inadecuado. A pesar de que sus pantalones de pijama verdes de felpa eran sin lugar a dudas más cómodos, Hermione no podía negar que prefería el precioso vestido blanco que su madre y ella habían estado buscando durante horas. Asumía que el hecho de que necesitase llevar ese vestido puesto, hacía de esa noche de sábado una muy diferente al resto. Después de todo, ese sábado noche era el mejor de su vida.
-¡Ajá! ¡Aquí estás, esposa!- el pequeño momento de relax de Hermione se vio amablemente interrumpido por una brazo que le rodeo los hombre y un beso en la mejilla.
Le sonrió a Ron, que estaba increíblemente guapo con el traje muggle que le había rogado que se pusiese por el bien de sus padres. La había llamado esposa, ahora era su esposa. El simple pensamiento de que el título de marido y mujer se podía aplicar ahora a ellos, provocaba una sensación de mareo en Hermione.
-No creías que podrías perderme tan fácilmente, ¿verdad?- le preguntó Hermione descaradamente.
-Nah, probablemente sería unas pocas semanas, por lo menos antes de que tengas intención de deshacerte de mí- respondió mientras entrelazaba sus manos con las de ella y la ayudaba a levantarse-. Vamos a bailar.
Hermione sonrió mientras lo seguía a la pista de baile, recordando la primera vez que él le había dicho esas palabras bajo esa la misma carpa seis años antes. La decoración era diferente esta vez, habían escogido el azul como el color de la boda y habían llenado la carpa con margaritas en vez de rosas, aunque la distribución era la misma que en la boda de Bill y Fleur. Muchas cosas habían cambiado desde entonces; después de todo, tenían diecisiete años en aquel momento. Ahora estaban aquí, con veintitrés años y recién casados. Hermione pensó que no eran personas completamente diferentes, sino que eran una versión mejorada de sí mimos.
Cuando llegaron a la pista de baile, la música comenzó a debilitarse y una canción más lenta empezó a sonar. Hermione miró por encima de los altavoces que habían encantado para la ocasión y vio a George con una sonrisa de suficiencia. Ella le saco la lengua en lo que era, por supuesto, un gesto muy maduro. Ron solamente rodo los ojos y la atrajo hacia sí mucho más cerca de lo que se hubiera atrevido si aún tuviesen diecisiete años, y Hermione tarareo con satisfacción.
-Estamos casados- Ron respiró mientras comenzaban a mecerse sin ceremonias a algo parecido al ritmo de la música.
-Para eso es esta fiesta, ¿sabes?- contestó Hermione, sonriendo mientras veía a sus padres bailar cerca de ellos. Su madre, que había estado llorando intermitentemente desde la ocho de la mañana, le dio una gran sonrisa desde el otro lado de la pista.
-Ya no eres Hermione Granger- observó Ron-. En realidad, esa es la parte más rara de todas.
-Sí que lo es. ¿Te das cuenta de que voy a tener que cambiar mi firma?- respondió Hermione medio seria. Para su sorpresa los ojos de Ron se abrieron de par en par.
-No había pensado en eso, la verdad.
Hermione rio.
-No pasa nada. Hermione Weasley suena bastante bien.
Ron agarró su cintura más fuertemente, con sus ojos clavados en los de ella.
-¿Cuándo te puedo llevar a casa, Hermione Weasley?
-Pronto, espero- le respondió-. Parece una grosería marcharse de una fiesta que han organizado solamente por nosotros, y además, me vas a tener para ti solo toda la semana que viene.
-Gracias a Merlin- suspiró contento-. No es que no haya disfrutado de cada segundo del día de hoy, eso sí, una parte de mí quiere que seamos solo nosotros, ¿sabes?
Hermione asintió con comprensión y apoyo la cabeza en el hombro de Ron. Él le respondió moviendo sus manos de su cintura a su espalda para envolverla en un abrazo mientras seguían meciéndose. Era verdad que este había sido el mejor día de su vida, pero Hermione estaba, en cierta medida, contenta de que casi se hubiera acabado. Había estado con ansiedad durante toda la mañana y las primeras horas de la tarde. Estaba convencida de que iba a tropezar de camino al altar o que iba a tartamudear a la hora de los votos, o de que se iba a romper el vestido de alguna manera. Se había estado vistiendo con su madre, Molly y Ginny, y había sido realmente estresante. Durante horas la habían rodeado y perfeccionado cada centímetro de su cara y cada mechón de su cabello. Aunque tenía que admitir que estaba encantada con el resultado, el proceso no había sido algo que le gustaría repetir. Sin embargo, todo había merecido la pena al ver la cara de Ron mientras no se tropezaba de camino al altar y decía sus votos claros y concisos, aunque ninguno de los dos había podido evitar unas cuantas lágrimas.
El banquete había sido muy agradable hasta ahora, aunque al principio había sido un poco abrumador. Todos los asistentes a la boda se habían acercado a ellos casi inmediatamente después de la ceremonia para felicitarlos. Apenas habían tenido un momento para sí mismos hasta su primer baile, durante el cual todos los pares de ojos estaban puestos en ellos, y ellos se habían reído el uno del otro mientras intentaban que todo aquello pareciese romántico. El único consuelo que tenían era que ya no se pisaban en uno al otro como cuando tenían diecisiete años, así que deberían haberse visto menos absurdos ahora.
Tras unos momentos, la voz de Ron saco a Hermione de sus pensamientos.
-Mamá nos está saludando. Creo que algunos de mis primos se van.
Hermione suspiró y se alejó un poco de él, pero sin llegar a soltarse del abrazo.
-¿Ni siquiera en nuestra propia boda podemos hacer lo que queremos?
-Eres tú la que acaba de decir que debemos apreciar todo esto- le recordó Ron mientras aflojaba su abrazo a regañadientes.
-Sí, bueno, he cambiado de idea- respondió en voz baja, cogiendo la mano que le ofrecía y mezclándose con sus invitados una vez más.
Tras casi una hora de socialización con sus familiares lejanos y amigos de la familia cuyos nombres Hermione no se comprometería a memorizar nunca, la pareja finalmente tomo asiento en una mesa junto a Harry y Ginny.
-¡Al fin, el padrino y la dama de honor! Bien nos podríais haber advertido sobre todo esto- enfatizó Ron.
-Estoy seguro de que no tenemos ni idea de lo que estás hablando- contesto Harry mientras convocaba una botella de Whiskey de Fuego de la barra y les ofrecía un poco. Ron dio un trago abundante antes de ofrecérsela a Hermione, que tomo un pequeño sorbo.
-No te quejes. Cuando te acuerdes de tu boda, te encantará cada segundo de ella- dijo Ginny sabiamente.
-Sí, voy a recordar cada segundo que trataba solamente de nosotros dos. No de todas las conversaciones tediosas que he tenido con parientes con los que jamás he hablado-replico Ron.
-Estoy completamente de acuerdo- aseguro Hermione-. Hice yo la lista de invitados y ni siquiera me había dado cuenta de que vendría tanta gente.
-Esto es traumático- comentó Ginny sarcásticamente-. Hermione está de acuerdo con algo que Ron ha dicho.
-Bueno, ahora que estamos casados nos hemos dado cuenta de que es hora de presentarnos como un frente unido- remarco Ron.
-Sé de lo que hablas- dijo Harry evitando la mirada fulminante de Ginny-. Cuando pienso en nuestra boda, la mayor parte está borrosa, pero hay momentos que destacan por encima del resto. Como lo impresionante que estabas- terminó Harry diplomáticamente, lanzando a Ginny una sonrisa seductora. Ron simuló tener arcadas mientras el resto se reía por lo bajo.
-Sé que no lo parece por lo bien que lo estamos pasando, pero estábamos hablando de volver ya a casa, estamos cansados- dijo Ginny rompiendo el silencio que se había instalado momentáneamente.
-Apenas son las nueve y media- observo Ron-. Supongo que el hecho de estar casados desde hace un año y medio os ha envejecido.
-Ahora soy un hombre nuevo-comento Harry-. Los sábados nos vamos a la cama a las diez y nos pasamos los domingos leyendo el periódico y limpiando la casa.
-¿Y contestando las cartas de tus admiradores?- pregunto Ron con indiferencia. Harry lo miro con el ceño fruncido. Lamentablemente, el comentario de Ron no era solamente una broma. Aunque ya no entregaban las cartas en su casa, seguían llegando grandes cantidades que lo hacían sentir incómodo.
-Ríete ahora, pero espera a que el anuncio de vuestra boda aparezca en El Profeta. Los mejores amigos de El Elegido se han casado, va a causar un gran alboroto- comento Ginny mientras se levantaba -. Ha sido una noche preciosa, pero de verdad que nos vamos a casa.
-Vendréis a comer a La Madriguera mañana antes de que nos vayamos, ¿no?-preguntó Hermione mientras le daba un abrazo a su nueva cuñada.
-No me lo perdería-le contesto Harry mientras imitaba a su mujer y envolvía a Hermione en un abrazo y le besaba ligeramente la mejilla-. Cuida de Ron ahora. Rómpele el corazón y te las veras conmigo, y esas cosas que se suelen decir.
-Es bueno saber cuáles son tus prioridades- bromeo Hermione.
-Bueno, ¿qué esperabas? Llevamos siendo amigos más tiempo- comento Ron, mientras él y Harry se daban palmadas en los hombros en una especie de abrazo varonil.
-Claro, lo conocí dos meses más tarde que tú, no importan los doce años de después. ¿Llegaré alguna vez a ponerme al día?- dijo Hermione arrastrando las palabras sarcásticamente.
-Yo no me lo tomaría como algo personal- dijo Ginny-. La gran depresión que hubo después de que Ron se mudara de Grimmauld Place fue suficiente para convencerme de que el suyo es un vínculo que difícilmente se podrá romper jamás.
-¡Si lo dices de esa manera suena raro!- protesto Ron, y el grupo estallo en carcajadas.
Poco después, los cuatro se despidieron y Ron se desplomo de nuevo en su silla.
-Ven- dijo perezosamente, tirando de la mano de Hermione hacia él. Ella sentó de lado en su regazo, moviéndose un poco tratando de arreglar la cola de su vestido. El pelirrojo le rodeo la cintura e inclino la cabeza mientras Hermione le pasaba los dedos por el pelo. Cinco años y todavía no podía creer lo suave que era.
Un minuto después, Ron levanto la cabeza para mirarla.
-Eres preciosa. Probablemente me olvidaré del resto de este espectáculo, pero siempre me acordare de lo condenadamente increíble que estabas de camino al altar.
-Gracias. Yo jamás olvidare tu cara. Era adorable- sonrió Hermione.
-¿Adorable?- Ron arqueó las cejas mientras Hermione asentía.
-Siento ser yo la que te lo diga, marido, pero que hay veces en las que puedes ser adorable.
-Mmm. Llámame marido otra vez- le rogo Ron descaradamente.
Hermione rodo los ojos, pero no pudo borrar la sonrisa.
-Tengo el resto de mi vida por delante para llamarte mi marido- entonces se inclinó a besarlo, a lo que él gustosamente correspondió.
Si alguien le hubiera dicho a Hermione Granger en aquel tren hace doce años que se casaría con Ron Weasley, le habría dicho a esa persona que dejase de decir tonterías. Habían tenido que sobrepasar muchos obstáculos antes si quiera de considerar el hecho de convertirse en algo más que amigos, y decir que las probabilidades se habían apilado en su contra sería un eufemismo. Incluso su primer beso había ocurrido en un momento en el que prácticamente no tenían esperanzas. Pero era esto, el hecho de que estaban vivos, enamorados y casados, rodeados de personas que se preocupaban por ellos, aquello por lo que habían estado luchando. Hermione no habría cambiado ni un solo momento del trayecto que los había llevado hasta aquí.
