Disclaimer. Karl Heinz Schneider y Genzo Wakabayashi son propiedad de Yōichi Takahashi.

Summary. Un baile, una chica y dos pretendientes. ¿Cómo solucionarán Genzo Wakabayashi y Karl Heinz Schneider la pelea por conseguir a la chica?


Algunos curiosos se acercaron a ver qué sucedía en el campo de fútbol del parque ya que allí se encontraban dos eminencias del deporte rey: Genzo Wakabayashi y Karl Heinz Schneider. Muchos podrían pensar que andaban haciendo una demostración a sus fans, ya que uno no paraba de disparar a porteria mientras que el otro trabataba de parar todos los tiros. Al parecer, iban empatados. Cada vez que Schneider lograba meter un gol, Wakabayashi le detenía el siguiente. Pero unos cuántos pares de ojos sabían que aquello era una férrea pelea entre dos titanes para lograr que una joven les acompañara al baile escolar.

—Al menos no se están matando a golpes, como ha pasado con una chica de la clase 12B y sus pretendientes —comentó una de las que estaba al tanto del motivo de la pelea. Las demás, en respuesta, asintieron y siguieron mirando la batalla que se estaba llevando a cabo desde hacía por lo menos una hora.

En aquellos instantes Schneider tocó el balón que Wakabayashi le había enviado con la cabeza, se situó bien e inició una carrera en línea recta hacia la portería. Ningún defensa que esquivar, ningún compañero al que pasar el balón. El público inesperado aplaudía y gritaba palabras de ánimo, ya fueran fans del Káiser o del SGGK. Concentrado en marcar, Schneider visualizó la portería y a su eterno rival. El motivo por el cual peleaban quedó apartado. La tensión casi incluso se podía tocar y pareció que todos aquellos curiosos inspiraban aire hasta lo más profundo de sus pulmones, inquietos por el resultado.

Los siguientes segundos sucedieron como una ráfaga de viento. Shneider tiró el balón con su característica fuerza. Wakabayashi se lanzó a por él con sus reflejos. El resultado fue un balón entre las manos de un portero y un público que vitoreaba al SGGK. El Káiser suspiró. Aquello parecía no tener fin. Con la mirada ambos se dieron a entender que necesitaban un descanso y que aquello seguiría más tarde... o no. Una joven con gafas se acercó a ambos jugadores y les enseñó su teléfono, donde había un sms que iba dirigido a ellos.

—Creo que lo dejamos en empate, ya no hay motivo por el que combatir —habló Wakabayashi mientras se colocaba la gorra.

—Empate —repitió Schneider mientras tendía la mano— ¿Con quién irás, ahora?

—Con Giselle —respondió a la cuestión el portero.

—Nos vemos a las tres, para seguir —dijo el Káiser— Yo también se lo quiero pedir a ella.

La chica que había traído el mensaje y se había quedado a escuchar puso los ojos en blanco y se fue con su grupo de amigas, antes de ser arrollada por un mar de fans que querían un autógrafo.

—Estos hombres... —musitó por lo bajini.

—Míratelo por el lado positivo, al menos se lo pasan bien jugando a fútbol —replicó alguien más.