Disclaimer: Los personajes de Digimon pertenecen a sus respectivos creadores, lo único que me pertenece es la trama :p


Capítulo 1

Un nuevo mundo


Mimi suspiró profundamente para calmar sus nervios, se encontraba de pie frente al que sería su nuevo instituto. A pesar de que a Mimi le encantaba arriesgarse para adquirir nuevas y emocionantes experiencias, esto era demasiado para ella. En Estados Unidos estaban sus amigos y todo el mundo que ella conocía, la castaña todavía recordaba con cierta nostalgia la fiesta de despedida que le prepararon sus amigos americanos. Fue muy difícil despedirse de ellos. Cuando se enteró del inevitable cambio que su vida sufriría, no pudo estar más furiosa con sus padres.

Flashback

¡No pueden hacerme esto! ¡Están arruinando mi vida! –. La castaña chilló mientras se encontraba sentada en el mullido sofá de la sala de su casa, allá en Estados Unidos.

Pero hija, tienes que comprender que esta oportunidad de empleo que se le dio a tu padre es única, si lo rechaza tal vez no se le vuelva a presentar –. La madre de Mimi trató de razonar con su hija.

¡No me importa! Hace muchos años tomaron la misma decisión ¿Recuerdan? Pero veo que no sirvió de nada –. Las lágrimas empezaban brotar de los ojos miel de la castaña.

No digas eso, si no hubiéramos decidido mudarnos a Estados Unidos, no tendrías la vida que ahora tienes –.La mujer suspiró

Pero se supone que nos mudamos a América para buscar una vida mejor, ahora que la tenemos ¿Por qué regresar de nuevo a Japón? No tiene sentido ni lógica –. Mimi agitó los brazos mientras hablaba, para resaltar su punto.

Porque en Japón está la oportunidad de cumplir el sueño de tu padre, recuerda que él también se sacrificó por ti, abandonó a su familia, su país, todo por darte una mejor vida ¿No crees que es hora de que le devuelvas el favor? –. La mujer mayor salió de la habitación, dejando a su hija sumida en sus pensamientos.

Fin del Flashback

Su madre tenía razón, era hora de que ella se sacrifique por su padre, como su hija era su deber ayudar y apoyar a su padre para que éste cumpla por fin su sueño. Por eso ya no opuso resistencia a la mudanza.

Decidida a encajar en su nuevo hogar, Mimi tomó clases aceleradas de japonés, debido a que se había mudado a Estados Unidos a una temprana edad, la castaña terminó por olvidar su lengua materna, con el curso aprendió el uso de los honoríficos (cosa que le costó mucho aprender) y la caligrafía, sin mencionar que gracias a dicho curso hablaba el japonés con relativa fluidez. Pero no alcanzó a aprender las costumbres del país, eso la preocupaba mucho puesto que temía quedar en ridículo frente a sus nuevos compañeros.

La castaña continuaba parada frente a la entrada principal del instituto de Odaiba, echó una rápida mirada al uniforme verde que llevaba, no le gustaba para nada, se veía antiestético y definitivamente no estaba a la moda. En América los uniformes no eran obligatorios, Mimi suspiró con nostalgia.

Cuando la joven se disponía a entrar al instituto, sintió un fuerte empujón en su espalda que la impulsó a caer de cara contra el piso.

–¡Lo siento! ¡Tengo que estudiar para un examen importante! Mimi alcanzó a escuchar una voz que se alejaba, levantó la vista del suelo para ver a su agresor: era un muchacho, un par de años mayor que ella, de cabellos azules y con anteojos, el peliazul había interrumpido su carrera un par de segundos para asegurarse de que su víctima accidental se encontraba bien, al ver de que la castaña no tenía ningún daño considerable (aparte del obvio bochorno) continuó su camino.

–¡Ten más cuidado! Gritó Mimi desde el suelo pero dudaba de que haya sido escuchada ya que el peliazul se perdió en la multitud estudiantil.

Mientras la castaña se levantaba del suelo, vio que una estudiante se acercaba a ella con un gesto de preocupación.

–¿Te encuentras bien? La desconocida le tendió la mano para ayudarla a levantarse.

–Creo que sí –. Mimi aceptó la ayuda y se puso de pie, luego dio unos leves golpecitos a la falda de su uniforme para sacudir el polvo que había adquirido en su caída.

–Me alegro de que no hayas sufrido ningún daño . La desconocida sonrió. Entonces, Mimi fijó su vista en ella, era una joven de cabellera pelirroja, de la piel tostada, sus ojos era de color rubí. Por su apariencia y su estatura, Mimi dedujo que la desconocida era mayor que ella.

–Gracias por tu preocupación eh… La castaña dudo por unos instantes.

–Takenouchi Sora, de segundo de secundaria. La pelirroja hizo una leve reverencia.

–Bueno, yo soy Mimi Tachikawa, de primero de secundaria –. Dijo la menor, mientras le daba un apretón de manos amistoso a su interlocutora.

Soro rió levemente. No eres de por aquí ¿verdad?

¿Tan obvia soy? Mimi dio una risita mientras sentía a sus mejillas arder por la vergüenza. En realidad, nací en Japón pero me fui a vivir a los Estados Unidos cuando era muy pequeña, no recuerdo nada de las costumbres de mi país natal, lo único que sé es el idioma, nada más –. Agregó con una mirada melancólica, Sora lo notó.

–¿No quieres hacer un recorrido rápido por la escuela? Después de todo era una nueva estudiante, no quieres perderte en tu primer día de clases ¿no? Sin darle oportunidad a responder,la mayor tomó de la mano a la castaña para jalarla hacia la escuela.

Debido a que faltaba todavía un considerable periodo de tiempo para que empiecen las clases, Sora le enseñó a Mimi, con mucha calma, el interior de escuela, señalando la función de cada salón de la escuela.

Mientras ambas muchachas caminaban por los pasillos, unos chillidos de mujer llamaron la atención de Mimi. Las jóvenes dirigieron sus vistas hacia el origen de aquellos sonidos, se trataba de una cantidad considerable de muchachas amontonadas frente al salón de música, que bloqueaban la entrada del lugar. Todas llevaban una mirada de devoción en sus ojos y tenían las mejillas muy sonrojadas.

La castaña también notó que las melodías de un bajo nacían del salón de música, entonces la curiosidad se apoderó de ella y, a pesar de los llamados de Sora, se abrió paso entre las jovencitas para entrar al salón, quería saber a como dé lugar que era lo que llamaba tanto la atención de aquel grupo de estudiantes.

Cuando logró atravesar la barrera humana, a base de empujones y pisadas, se encontró con un espectáculo surrealista: un muchacho obviamente mayor que ella, de cabellera rubia, con unos ojos tan azules como el mar y de una piel nívea, se encontraba tocando el bajo con una habilidad magistral, Mimi pudo notar que el desconocido se mantenía indiferente ante el público femenino, que prácticamente se lo comía con la mirada, como si no le importara la atención que recibía.

–Él es Ishida Yamato-kun, es mi compañero de salón, ambos somos del mismo grado –. Una suave voz interrumpió las observaciones de Mimi, se trataba de Sora, quien también se había abierto paso entre la masa humana.

–¿Eres su amiga, Sora-chan? – Preguntó con curiosidad la castaña.

–No, solo lo conozco de vista, él no es el tipo de persona que gusta relacionarse con cualquiera. A pesar de su popularidad tiene un grupo muy reducido de amigos –. La pelirroja se encogió de hombros, como si no le interesara el tema. –No me digas que te gusta –. Agregó la mayor en un susurro, acompañado de una sonrisa traviesa.

–Claro que no, Ishida-san, sin duda alguna, es muy atractivo pero no es mi tipo de hombre. Estoy segura de que si empezara a salir con él opacaría mi espectacular presencia –. Mimi respondió rápidamente pero con un tono bajo de voz, en un intento de susurro.

–¿Desde cuándo eres tan engreída? – La mayor miró sorprendida a su interlocutora.

Como respuesta, la castaña le guiñó el ojo con una sonrisa traviesa.

Sora suspiró mientras que, con una mano, se sostenía la cabeza. –Lo mejor será continuar, todavía no te he mostrado el exterior de la escuela –. Después de terminar dicha afirmación, Sora se volvió a introducir en la masa humana, buscando la salida.

Antes de partir, Mimi volvió su vista, por última vez, hacia Yamato. Entonces, vio algo que la sorprendió de sobremanera, el rubio se encontraba observando, sin dejar de tocar su bajo, a la joven pelirroja que peleaba en esos instantes con una chica para que le diera paso.

"Interesante". Pensó la castaña con un sonrisita traviesa mientras trataba de salir del lugar. Decidió guardar la curiosa observación como un secreto, ya sabría cómo utilizarla después.

Después de salir (con mucho esfuerzo) del salón de música, Sora y Mimi se dirigieron al exterior del instituto. Ambas jóvenes caminaban cerca de las canchas de fútbol de la escuela. El lugar estaba lleno de muchachos que se encontraban entrenando, Mimi dedujo que eran miembros del club de fútbol.

Repentinamente, un balón de fútbol se dirigía a toda velocidad en dirección al rostro de la castaña. Ella solo atinó a cubrir su rostro con sus brazos para evitar el impacto. Pero el doloroso golpe nunca llegó, cuando se destapó la cara vio que Sora se encontraba frente a ella, con el balón entre sus manos. La castaña comprendió que su amiga había evitado el impacto.

–Mimi-chan, ¿te encuentras bien? – La morena la miró con preocupación.

–Creo que sí, pero dejando eso de lado… ¡Estuviste genial Sora-chan! Tienes unos reflejos espectaculares –. En los ojos de Mimi se podían ver reflejadas unas estrellas doradas.

–En la primaria practicaba fútbol y en la actualidad me dedico a jugar tenis, al parecer tengo buenas habilidades deportivas –. Sora se rascó la nuca, intimidada por el entusiasmo que Mimi irradiaba.

–¿Se encuentran bien? – Un moreno, con el uniforme de fútbol de la escuela, se acercaba corriendo al par de chicas, tenía un gesto de honesta preocupación.

–¡Deberías tener cuidado! Por poco dañas a la pobre de Mimi-chan –. Para sorpresa de la mencionada, Sora le hablaba al joven con mucha confianza, sin duda ese par ya se conocía de antes.

–¿Mimi-chan? – El moreno repitió con la confusión reflejada en su rostro.

–Soy Mimi Tachikawa de primer año, es un placer conocerte –. La menor tomó la mano del moreno y la sacudió con vehemencia, en un gesto amistoso.

–No es de por aquí ¿verdad? – Dijo el muchacho con una sonrisa en su rostro, mientras observaba a Sora.

–Ella viene de los Estados Unidos –. Señaló la pelirroja mientras juntaba las manos.

–¿Una americana? Pues yo soy Yagami Taichi de segundo año –. Saludó el moreno con una sonrisa que mostraba todos los dientes.

Mimi observó con detenimiento al muchacho frente a él, era más alto que ella, tenía una frondosa cabellera de color castaño oscuro y tenía los ojos del mismo color, su piel era morena. Sin duda este muchacho debía de ser muy enérgico. Sintió una pulsada de decepción, al parecer toda la gente interesante se encontraba en años superiores.

–No seas grosero Taichi – Amonestó la pelirroja mientras clavaba el codo en las costillas del moreno.

–¡Auch! Solo me estaba presentando, no seas tan agresiva, Sora –. Se defendió el aludido mientras se frotaba con las manos su tórax.

Mimi notó que ambos jóvenes, enfrascados en una discusión, se llamaban por sus nombres, sin ningún honorífico. Sus sospechas estaban confirmadas, no son solo conocidos sino eran amigos y muy cercanos, al parecer. Una triste sonrisa se apoderó del rostro de la castaña, tenía la leve esperanza de que en este instituto ella fuera capaz de forjar amistades tan fuertes como las que tenían Taichi y Sora.

La burbuja de pensamientos en la que estaba sumergida Mimi se rompió abruptamente al notar la cercanía del moreno, que la miraba fijamente con una mirada seria ¿Cuándo había acabado la pelea? La menor sintió sus mejillas enrojecer, aquella mirada la ponía muy nerviosa y no entendía las razones.

–Vaya, para ser de primer año es muy bonita –. Dijo Taichi sin apartar la mirada de la joven.

El sonrojo en las mejillas de Mimi se incrementó debido al atrevido y algo grosero comentario del mayor.

–No intentes nada raro con ella, a diferencia de todas las chicas con las que has salido, Mimi-chan es una muchacha dulce y decente –. Sora le lanzó una mirada de advertencia.

–Cálmate, Sora, es solo una pequeña broma –. Dijo el moreno algo asustado.

–Pues mantén tus bromas a raya –. Amenazó la pelirroja.

Mimi supo enseguida que el par de amigos volverían a pelear, tenía que detenerlos, nunca le gustaron las peleas.

–Yagami-san, ¿no deberías volver a las prácticas? –. Comentó la más joven, incapaz de mirar a los ojos al moreno, su presencia le alteraba los nervios.

–¡Es cierto! ¡Lo había olvidado! – El mayor sonaba asustado, de seguro el entrenador lo regañaría. Entonces, tomó el balón de fútbol y se dispuso a regresar a la cancha. Pero antes miró a los ojos a la castaña, con una enorme sonrisa. –Llámame Taichi, si me llamas por mi apellido me haces sentir viejo ¿Vale?

Mimi asintió rápidamente, definitivamente ese tal Taichi era una persona interesante. Mientras veía alejarse al mayor, reunió mucho valor y gritó: –¡Fue un placer conocerte Taichi-san!

El aludido solo levantó el brazo, sin dejar de correr, indicando que la había escuchado claramente. La castaña sonrió.

–¿Te gusta Taichi? – Inquirió la pelirroja juguetonamente mirándola fijamente.

–¡Por-por supuesto que no! Taichi-san solo me parece un buen tipo ¡Nada más! – Se defendió Mimi, mientras temblaba ligeramente y sentía que su corazón latía a mil.

–Tranquila era solo una broma, no es necesario alterarse –. Sonrió Sora, divertida, mientras le palmeaba la espalda suavemente.

–Entiendo –. La menor suspiró aliviada aunque todavía algo confundida por su propia reacción.

De repente el timbre sonó, las clases estaban comenzando. Ante ese aviso, ambas jóvenes se dirigieron a sus respectivos salones.

Ya frente a su aula, Mimi suspiró profundamente y abrió la puerta, con paso firme y seguro atravesó el curso para sentarse en un pupitre vacío junto a la ventana. Podía oír claramente a sus compañeros masculinos susurrar sobre su belleza, la castaña infló el pecho orgullosa, no importaba si era Japón o Estados Unidos, los hombres siempre alabarían su hermosura.

Echó un vistazo rápido a sus compañeros, reconoció a algunas chicas pues las vio babear por Yamato en el salón de música hace unos minutos. Pero aparte de eso, no había nadie que le pareciera interesante, hasta que se fijó en su vecino de pupitre, era un pelirrojo, de ojos negros, que se encontraba absorto frente a la pantalla de su computadora portátil. Aunque era un poco raro, a Mimi le pareció lo suficientemente interesante como para animarse a hablarle.

Con mucha sutileza, la castaña pinchó con su dedo el brazo del pelirrojo, esto sacó al muchacho del mundo digital en la que estaba inmerso. Algo molesto se giró para enfrentar a la persona que lo había perturbado, pero se tragó el insulto que estaba por nacer de su boca al ver que dicha persona era solo una jovencita, muy atractiva por cierto, que le sonreía amistosamente.

–Mi nombre es Mimi Tachikawa, soy nueva en este lugar y espero que seamos buenos amigos –. La jovencita tomó de la mano al sorprendido pelirrojo y le dio un suave apretón.

–Pues mi nombre es Izumi Koushiro, es un placer conocerte –. Se presentó el pelirrojo, algo avergonzado por la energía de Mimi.

Luego de aquella extraña presentación, los jóvenes se sumergieron en una amena charla, la castaña descubrió que Koushiro era el más inteligente de su clase, cosa que la alegró mucho ya que eso significaba que tenía un valioso amigo que la ayudaría en las tareas escolares.

Con eso en mente, Mimi pasó las clases con tranquilidad hasta que al fin sonó el timbre que indicaba la salida.

Con una sonrisa adornando su rostro, se despidió de Koushiro, para luego dirigirse a la salida, mientras tarareaba una conocida canción americana. Se encontraba caminando por el patio principal cuando vio a Sora, iba a despedirse de ella (después de todo la pelirroja la ayudó bastante) pero notó que estaba acompañada de Taichi. El par de jóvenes charlaba amenamente, con una enorme sonrisa en el rostro.

Sintiéndose repentinamente intimidada, olvidó el plan original y se dirigió a la salida de la escuela, cubriéndose el rostro con su mochila mientras rogaba para que no la reconocieran.

Cuando al fin logró salir de la escuela, corrió en dirección a su departamento, ya estaba anocheciendo.

Sin decir ninguna palabra, Mimi abrió la puerta de su hogar, el olor a la cena que su madre preparaba inundó sus fosas nasales. La castaña no pudo evitar sonreír, la intimidación que sentía en su pecho había desaparecido, siendo sustituida por una imperturbable paz.

–Mimi, ¡ya llegaste! – La madre de la castaña salió de la cocina para dar un enorme abrazo a su hija. La mayor se encontraba muy preocupada por su hija, después de todo, siempre los primeros días de escuela son difíciles para los adolescentes, en especial si es en un país nuevo.

–¿Cómo te fue en la escuela? – Preguntó la Tachikawa mayor, con un tono maternal.

Mimi cerró los ojos, relajada por el abrazo que su madre le regalaba.

–Me fue bien, mamá –. La castaña sonrió dulcemente mientras rompía el abrazo con mucha delicadeza. –Hice muchos amigos –. Agregó con una sonrisa traviesa que logró hacer reír a su progenitora.


Notas finales: Un capítulo bastante largo ¿no? Espero que no les moleste, lo hice así de largo para presentar debidamente a los personajes principales y para introducir al personaje de Mimi :P

Debo decirles (o más bien escribirles) que la continuación del fic depende de ustedes, díganme si les parece bueno continuarlo, o quitarlo de una vez XD

Si el fic tiene éxito, tengo que informales que el romance en la historia será algo lento, me gustaría primero desarrollar las relaciones de los personajes para que nazca el amor. Después de todo, cada relación afectiva depende de una buena base emocional.

Por cierto, si mi fic es aceptado debo decirles que la actualización dependerá de los comentarios (reviews) que me dejen, me encantaría saber su opinión :)

Con todo dicho me despido

¡Saludos!