Especial de Halloween=Klaroween dedicado a todos mis amantes Klaroliners que desean leer más de esta pareja.
Advertencias: Mi fic no esta situado en ningún tiempo en especial, me gusta mezclar las situaciones de todas las temporadas y aunque parezca confuso o fuera de lugar, funciona para mi. Lean con la mente abierta. También: En mis fics, los corazones de los vampiros laten a un ritmo en extremo lento y pesado, como si estuviesen muriendo. También lean con mente abierta.
Mordida
Caroline se tapó de pies a cabeza con su sabana al momento que escuchó a Bonnie caminar hacia su habitación.
― ¡Por Dios, Care! Estamos en pleno verano y tú estás tapada.
Bonnie entró en su recamara.
―Además, ¿qué haces tapada? ¿Qué no se supone que los vampiros no sienten frío ni calor ni esas cosas?
Caroline no contestó mientras escuchaba a Bonnie hablar y andar de ahí para allá abriendo su armario y sus cajones.
― ¿Caroline? ¿Qué te pasa? ―preguntó molesta de que no le respondiera nada―. ¡Anda! Vamos a llegar tarde a la fiesta ―quitó la sabana de su cuerpo y se la encontró acurrucada en posición fetal.
Estaba pálida, sudada y Bonnie pudo percibir algo más.
―Dios… ¿porque no presentí nada de esto cuando entré a la casa? ―habló con terror ―Caroline, ¿Tyler te mordió?
Caroline abrió sus ojos y alcanzó a verla débilmente antes de cerrar sus ojos y asentir con su cabeza.
― ¡Maldito híbrido estúpido! ¿Dónde está? ―Bonnie caminaba de un lado a otro sin saber qué hacer―. ¡Y lo peor es que solo Klaus puede curar esto! ¡Voy a matar a Tyler cuando lo vea!
Caroline gimió unas cosas que Bonnie no alcanzó a escuchar.
―Calla, calla. Tengo que llamar a Elena y a Stefan. Varias cabezas piensan mejor que una.
Empezó a marcar celulares mientras que levantaba el cuello de Caroline para verlo. Había una herida horrible que empezaba a hacerse blancuzca y morada.
Bonnie vociferó malas palabras y a los cinco minutos, Elena y Stefan ya se encontraban en casa de Caroline.
― ¿Care? ¿Estás bien? ―preguntó Elena corriendo hacia ella―. Dios… no puedo creerlo.
Stefan la examinó.
―Tenemos que localizar a Klaus.
Caroline gruñó algo que ninguno de los tres entendió.
― ¿Qué pasa, Care? ―preguntó Bonnie acercándose a ella.
―No… no llamen a Klaus ―pidió con una voz rasposa.
Hubo un silencio sepulcral en donde los tres la vieron como si fuera un fantasma y después se vieron entre ellos.
― ¿De qué hablas, Caroline? Si no bebes de la sangre de Klaus, morirás ―dijo Elena exasperada.
―Él… yo le traicioné ―confesó cerrando sus ojos. No quería que nadie la viera ni la escuchara. Quería estar sola y poder morir en paz.
― ¿De qué hablas? ―preguntó Bonnie con una cara de horror―. ¿Cómo que lo traicionaste?
Caroline quiso tragar en seco, pero la herida muy a penas y le permitía hablar.
―Él… me pidió viajar a Italia… con él ―explicó recordando―. Acepté y tres días después… Esther apareció frente a mí, pidiendo que le entregara el alma de Klaus ―nadie sabía que decir. ¿Cuándo había pasado todo eso? ―.Me dio una poción y yo…
― ¿Lo hiciste? ¿Le entregaste su alma a Esther? ―preguntó Elena.
Caroline negó.
―No pude… pero él se dio cuenta que tenía la poción conmigo y él…
―Se alejó de ti ―terminó de decir Stefan―. Te dijo cosas hirientes y huyó herido.
Caroline soltó varias lágrimas y trató de esconder su rostro.
―Vamos Care… sabemos que Klaus te importa desde hace mucho…pero estabas asustada y no supiste que hacer ―dijo Elena tratando de tranquilizarla.
―No. Hiciste bien, Caroline ―dijo Bonnie inmediatamente ―. Ese hombre no ha hecho nada más que causar dolor a la raza humana.
―Bonnie… ―Elena siseó.
― ¿Ya se te olvidó lo que le hizo a Jenna, Elena?
Elena bajó su mirada.
―No… pero trato de no recordarlo mucho.
Bonnie entrecerró el ceño.
―Pues recuérdalo, porque lo ha hecho y no creo que se merezca el perdón de nadie dentro de este cuarto o de esta ciudad. Y esto te incluye a ti, Caroline ―volteó a verla ferozmente―. Ahora, necesito canalizar a Klaus y obligarle a que venga aquí, quieras o no.
―No lo hagas, Bonnie, por favor.
― ¿Quieres morir? ¿Es eso? ―preguntó queriendo llorar.
―Hemos perdido suficientes personas, Caroline. No podemos perderte a ti ―dijo Elena al borde del llanto.
Caroline cerró sus ojos evitando no ver a nadie.
―Salgan, hablaré con ella ―dijo Stefan viendo que la herida todavía no estaba mal y que Caroline duraría aproximadamente cuatro días más.
Ellas salieron de ahí no sin antes ver a Caroline y Stefan se quedó con la rubia herida en su habitación.
―Stefan… por favor no lo llames… no soportaría verlo. Por favor no lo llamen… ―dijo hablando casi en un susurro.
Stefan tomó su mano.
―No te quiero perder, Caroline. Eres la única amiga que tengo.
Caroline dejó algunas lágrimas más salir.
―Lo siento, Stef… mi vida no es muy buena… yo no estoy segura si quiero seguir aquí.
Él se levantó bruscamente de la cama y lanzó los brazos al aire.
― ¿Tu vida no es buena? ¿Qué hay de mí? ¿De esas dos que no se separan de tu lado? ¿Y Liz? ¿Qué dirá tu madre cuando hayas decidido morir por decisión propia? Se culpara al igual que todos nosotros.
―No es culpa de nadie… ―dijo sollozando―. Solo no quiero estar aquí.
― ¿Tanto te ha afectado el asunto de Klaus?
Ella volvió a cerrar sus ojos, pero terminó por asentir.
―Lo amo, Stefan. Lo he amado por tanto tiempo y ahora… que lo he traicionado, yo… no sé si podría verlo de nuevo. Prefiero irme y no tener que lidiar con esto nunca más.
―Lo sé, Care. Creo que todos lo hemos sabido ―le sonrió un poco.
― ¿Enserio?
Él asintió.
―Era obvio, pero nadie quiso hablar de ello. Todos le tenemos cierto rencor a Klaus y no es agradable saber que uno de nosotros está enamorado de él.
Ella asintió débilmente, tratando de no mover mucho su cabeza.
―Ustedes eran… mejores amigos ―se esforzó por hablar, Stefan no contestó nada y ella cerró sus ojos―. Lo siento, Stefan… estoy muy cansada. Por favor… no lo llamen, por favor no lo hagan… ―habló por última vez dejándose caer en la oscuridad.
Stefan la vio cerrar los ojos y quedar inconsciente.
― ¿Caroline? ―se acercó a ella―. Caroline, despierta ―ordenó viéndola como si ella estuviese jugando. Se frotó las manos desesperado, estaba perdiendo el control, Stefan Salvatore no se permitía perder el control, era sensato, calmado y la voz de la tranquilidad, pero no podía quedarse así como así con su mejor amiga tirada e inconsciente―. ¡Elena, Bonnie! ―gritó pasando una mano por su cabello.
Las chicas entraron despavoridas a la habitación.
― ¡No, Caroline! ―gritó Elena yendo a su lado―. Stefan, ¿qué pasó? ―preguntó llorando.
Bonnie trató de mantenerse cuerda y tranquila pero no podía ante todo lo que estaba pasando.
―Juro que mataré a Tyler ―masculló empezando a perder el control, líneas negras se empezaron a formar en su cara y Stefan fue testigo de cómo Bonnie se desapareció de la habitación sin más ni menos.
―Ha empezado a ganar demasiado poder con la expresión… le he dicho que se detenga pero parece no querer entender ―sollozó Elena junto a Caroline―. Stefan, no escucho su corazón Stefan ―dijo de repente alertando a Stefan―. Stefan, haz algo ―ordenó viéndolo a él y a Caroline. Stefan se quedó de piedra sin saber que hacer―. ¡Stefan!
―Escucha ―dijo él callando a Elena.
Los dos guardaron silencio y el corazón de Caroline volvió a latir.
― ¿Qué demonios fue eso? ―preguntó ella observando a Caroline.
Stefan arrugó el ceño.
―No lo sé, pero no me gusta.
―Es mejor a que este muerta ―dijo acariciando a Caroline.
―Tengo que llamar a Klaus.
―Pero ella dijo que…
―Se lo que dijo, Elena, pero no la puedo dejar morir, tienes que entenderlo.
Elena asintió.
―Lo siento, es cierto, si, por favor llámalo. No soportaría perderla, no a ella ―dijo―. Iré por agua y alcohol para limpiar su herida ―Stefan la vio como si estuviera loca, nada de eso se curaría más que con la sangre del primer híbrido―. No me veas así, necesito pensar que estoy haciendo algo por ella, no me pienso quedar sin hacer nada ―dijo pasándole por un lado y bajando a la cocina Forbes.
Stefan se talló la cara, desesperado, frustrado y sin saber qué hacer. ¿Por qué el corazón de Caroline había dejado de latir? ¿Por qué había vuelto a latir? Ahora su latido era pesado, lento y cansado, más aun que el latir normal, pesado y lento de un vampiro. No podía dejarla ir, Caroline era la única razón por la que seguía vivo, cuerdo, por la que reía y sonreía de vez en cuando, la necesitaba viva, y si eso implicaba llamar al híbrido, entonces lo haría mil veces.
…
―Vamos, Klaus… contesta.
― ¿A que debo el honor? ―preguntó la voz cantarina de Klaus al otro lado del auricular.
―Hay un problema, necesito que vengas a Mystic Falls de donde quiera que estés.
Klaus guardó silencio escuchando la preocupación en la voz de su viejo amigo.
― ¿Y de que se trata? Si se puede saber…
―Caroline está muriendo.
